Wanderer, acabo de terminar de leer las 600 páginas del libro de Roberto de Mattei sobre la Historia del Concilio Vaticano Segundo (en su versión yanqui del año 2012, Loreto Publications, Fitzwilliam, N.H.—no está traducido al castellano que yo sepa).
El libro se publicó originalmente en italiano en el año 2010.
A mí me gusta el género “Recensión de libros”, pero confieso que aquí estoy un tanto amedrentado, quizás más que nada por la brevedad que exige el formato de blog, pero también por la importancia del asunto, la variedad de cuestiones a tratar y otras cositas más, difíciles por otra parte de decir: por ejemplo, de cuánto lugar, cuánto tiempo, cuánto tiempo espiritual (o psicológico) ocupó en nuestras vidas el maldito concilio, cuántas veces no hablamos de él (generalmente pestes, claro está), cómo nuestros enemigos se valieron de él para imponer su maldita agenda, y últimamente como Buela y sus secuaces lo defendían a morir, no sé si acuerdan ustedes, etc. etc.
Pero, bueno, dejemos eso y vamos al libro.
Está muy bien. Está mejor de lo que me esperaba. Está excelente. Se trata de un trabajo de inmejorable factura, notable scholarship (aparentemente de Mattei leyó absolutamente todo, fíjense que lo cita varias veces a Meinvielle, créase o no, entre cientos de otros autores que también cita: italianos, alemanes, ingleses, brasileros, yanquis, holandeses y no sé yo cuántos más—yo pensé que se había olvidado de von Hildebrand y su Caballo de Troya, pero también está citado en la pág. 551.
Es un libro bien escrito, con sabia síntesis (¡sí, créase o no!) y le deja al lector sacar sus propias conclusiones—son contadas las veces en que el autor interpola algún parecer propio (dos o tres veces, me parece, en 600 páginas), no necesariamente le da más espacio a los críticos del Concilio sino más bien al contrario, deja hablar lungo a los cardenales, obispos, teólogos, periti y periodistas progres, aprovechándose de la innumerable cantidad de diarios, memorias y cartas que se han escrito y publicado en las últimas décadas, como por ejemplo, las de Congar, Rahner, Suenens, Helder Cámara, de Lubac, Daniélou, Schillebeeckx, Laurentin, Rynne (Wiltgen), Tisserant, Bugnini, Bea, Ratzinger, Chenu, Murray (John Courtney), Alfrink, Frings, Hans Küng, Casaroli, Dossetti, entre otros muchos. Como fuente para una historia objetiva de lo que pasó, esta incontable cantidad de memorias constituyen el sueño del historiador, no sólo porque rara vez alguno miente o falsifica las cosas cuando las asienta en su diario, o cuando escribe una carta personal, sino porque los diarios de los otros, de los del lado más tradicionalista, confirman lo que dicen los del bando progre. ¿La contra? Bueno, son menos, pero allí también constan los recuerdos de Ottaviani, Bacci, Siri, Gherardini, Lefebvre, Guerra Campos, Ruffini, Luigi María Carli, Antonio de Castro Mayer, Frane Franic, Garrigou-Lagrange, Biffi y algunos más que se me olvidan.
Insisto, me parece de máxima importancia, porque no son muchos los hechos históricos que se pueden reconstruir con tanta solvencia: en sus recuerdos de cómo sucedieron los hechos, todos, sustancialmente, coinciden.
La primera conclusión que se desprende de la lectura de este mamotreto es que el Concilio no fue sino el escenario de una guerra furiosa, peleada de cien maneras distintas, recurriendo a toda clase de armas, con ambos Papas indiscutiblemente tomando partido, invariablemente, por el bando progre, que, también indiscutiblemente, ganó y exterminó toda pretensión de oposición, con la inestimable ayuda de los comunistas, los masones, los judíos y los medios masivos de comunicación. Ni hablar sobre lo ocurrido durante las décadas del post-concilio (a la cual el autor le dedica un interesantísimo capítulo final) en el que la reforma litúrgica, los estudios bíblicos, las misiones, los seminarios, las universidades católicas se fueron todas al mismísimo demonio, mientras se imponía la Teología de la Liberación, la lectura de Teilhard de Chardin, la comunión en la mano, el vaciamiento de seminarios, conventos y monasterios (Ecclesia depopulata), el Catecismo Holandés y no sé yo cuántas cosas más—y como perla de muestra resulta muy, muy interesante, ver lo que pasó en Italia, al final del Pontificado de Paulo VI, cuando el gobierno demócrata cristiano presidido por Giovanni Leone y con el primero ministro (amigo personal del Papa) Giulio Andreotti, sacan, el 22 de mayo de 1978, la ley de aborto, firmada por todos los parlamentarios demócrata-cristianos (según cuenta uno de ellos, Tina Anselmi, Paulo VI exhortó a los ministros demócrata-cristianos a que permanezcan en sus puestos aun cuando hubieran firmado esa ley—créase o no).
En fin, en el 2010, de Mattei no podía ver lo que ahora sí (y eso mismo dice): que Bergoglio es la perfecta culminación del Concilio, del “espíritu” del Concilio y de la mar en coche. Esa dileccion por la ambigüedad, ese gusto por lo plebeyo, ese enfermizo odio contra la liturgia decorosa, contra el latín, contra Santo Tomás y todos los Padres… y tantas cosas más, proceden de aquí—600 páginas después, no me queda la menor duda (full disclosure, confieso que nunca tuve muchas).
Bergoglio es la perfecta encarnación de Vaticano II y es, claro está, la perfecta porquería, no jodamos más.
Pero es lindo el libro este, entre otras cosas porque termina de una vez y para siempre con el cuento chino ese, de que la decisión de convocar al Concilio fue una inspiración del Espíritu Santo. El Gordo quería que siempre se creyera eso. Sino que es, entre mil otras cosas, sencillamente, mentira. En su propio diario (Juan XXIII, Pater Amabilis: Agende del Pontefice, 25), el Papa cuenta que
En una audiencia con el Secretario de Estado Tardini, por primera vez, se me ocurrió pronunciar, como por casualidad, la palabra “concilio”, como conjeturando qué cosas un nuevo papa podría proponer como una invitación a un enorme movimiento de espiritualidad para la Santa Iglesia y el mundo entero (pág. 92, el lenguaje deficiente no es culpa del traductor).
Contra lo que esperaba el Papa, a Tardini la idea le pareció brillante y cinco días después la anunció, el 25 de enero de 1959, en la Sala Capitular de la Abadía de San Pablo Extramuros, a un grupo de cardenales que quedaron estupefactos. Como lo quiere de Mattei:
Llegados a este punto, resulta necesaria una consideración. En los últimos cinco siglos del segundo milenio, sólo habían tenido lugar dos concilios; Trento y Vaticano Primero. La convocatoria de una asamblea de esa evergadura constituye una decisión que no se puede hacer a las apuradas y e irresponsablemente, sino que más bien supone, profunda reflexión y muchas consultas.
Sí, bueno, tu abuela, nada de eso. Pero eso sí, quedaría en el mayín popular que la decisión había sido una inspiración del Espíritu Santo y de eso se encargó el propio Papa, como queriendo, de entrada, despachar a quienes tuvieran alguna duda de que comenzaba lo que darían en llamar “la Primavera de la Iglesia” y otras estupideces por el estilo.
Pero, claro, en estos años se acuñaron varias cosas como estas de la primavera de la Iglesia que resultaron ser armas formidables, imbéciles locuciones de eficacia probada, de influencia demoníaca, como la del “espíritu del Concilio” con las que se hizo, terminada la malhada reunión, toda clase de canalladas, empezando por la reforma litúrgica y la nueva misa de 1969 (prohibiendo, de hecho, durante cuatro décadas, la celebración de la misa tridentina).
Y claro, es lindo el libro este, porque uno recuerda que se le había asignado un carácter “pastoral”, que Juan XXIII había insistido una y otra vez en que no se definiría ninguna cuestión dogmática y que sólo era para “pastorear” a lo grey. ¿Y bien? Resulta que estuvo prohibido hablar del comunismo. Cuando una tercera parte del mundo padecía el comunismo (especialmente los cristianos), el Cardenal Tisserant acordó en la ciudad de Metz con funcionarios de Moscú que acudirían veedores soviéticos al Concilio con tal de que no se mencionara siquiera al comunismo. Eso lo cumplieron al pie de la letra, Juan XXIII, Paulo VI y la mayor parte de los padres conciliares (no tiene desperdicio la relación que hace de Mattei de la suerte corrida por un petitorio de parte de 435 padres conciliares para agregar una condena al comunismo a la Gaudium et spes: el secretario de la comisión mixta responsable de la preparación del esquema correspondiente, Monseñor Achille Glorieux, hizo desaparecer el petitorio, al cual nadie vio, nunca más (pág. 477). Carli protestó vehemente ante el Cardenal Felici quien a su vez le mandó un memo al Papa Paulo VI. Y este le contestó a Felici, el 15 de noviembre de 1965, con un memo, en el que le dice, entre otras cosas, que semejante declaración no sería consistente con las promesas del Concilio de no meterse en tópicos políticos, de no pronunciar anatemas y de no hablar sobre el comunismo (pág. 479).
Yo no sé como hace de Mattei para escribir sobre todo esto sin que se le note el enojo. Juro que yo no podría: ¡las “promesas” del Concilio! Pero, ¿qué carajo?
Y así ¿no? También estaba prohibido hablar del diablo ni del infierno, claro está, que eso no sería muy “pastoral”, ¿no?, por supuesto que no. Con todo, de Mattei documenta cosas lindas, como la intervención del Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Alberto Gori, de la Orden de Frailes Menores, cuando se discutía el esquema De Ecclesia:
La omisión de mencionar con una referencia clara la posibilidad de una infelicidad eterna me parece inaceptable, tratándose de un concilio ecuménico, cuya incumblencia es la de recordar íntegramente la doctrina en asunto de tanta importancia para todos los seres humanos, y especialmente para los católicos.
Así como se define la existencia del Juicio y del Cielo, así también debe afirmarse sencillamente la certeza de una eterna infelicidad para quienes hayan menospreciado la amistad con Dios.
Y a mí me parece que se requiere esto por tres razones:
La primera es que indiscutiblemente para el cristianismo la existencia del infierno constituye una verdad revelada. El mismo Salvador, que por cierto sabía más que ningún otro acerca de cuál sería el mejor método para postular su doctrina, y que a la vez era la bondad misma encarnada, sin embargo muchas veces, de manera clara y apasionadamente, proclamó la existencia y la eternidad del infierno. En la sección preliminar de este capítulo escatológico, junto con lo que se afirma sobre la existencia de un Juicio y de una eterna felicidad, debe incluirse una referencia explícita a esa verdad revelada que las complementa, esto es la certeza de que existe la posibilidad de una infelicidad eterna.
La segunda razón por la que es necesario recordar esta verdad explícitamente, es la enorme importancia que tiene esta horrorosa posibilidad para todos los seres humanos. En verdad, los hombres que sienten tan poderosa la atracción de la concupicencia al punto tal que podrían verse inducidos a menospreciar la amistad divina, por cierto que necesitan verse disuadidos del pecado con el temor de la eterna infelicidad que amenaza a todo pecador no arrepentido.
La tercera razón por la que debe hacerse una mención expresa de esto es porque nuestro tiempo lo requiere especialmente. Y esto porque el deseo prevaleciente en todas partes de una vida mejor en términos materialistas y el hedonismo desenfrenado que caracteriza a nuestros contemporáneos, disminuye gravemente, a los ojos de muchos, el valor de la amistad divina y el sentido de pecado. Y como consecuencia de esto la existencia del infierno, la posibilidad de una eterna infelicidad, son nociones que les resultan ajenas, que ni siquiera consideran, o que piensan como materia inapropiada para considerar, contra la que batallan con más y más ímpetu por creerlas nociones contrarias a la cosmovisión moderna. Como muchos han destacado, son muy pocos los predicadores que hoy en día se atreven siquiera a mencionar estas cosas y prefieren callarlas. Pero como resultado de este temor de los predicadores, mucho me temo que la mayoría de los fieles van a concluir que constituye una doctrina obsoleta sobre algo que, al final, no es real. Y de esta manera se promueve la corrupción de las inteligencias y de la moral.
Por tanto urjo fehacientemente, venerables hermanos, que el texto propuesto para el artículo 48 sea brevemente afirmado, conforme a las palabras de la Biblia, pero esto muy claramente, junto con la referencia al Juicio, presentando la alternativa ante la cual se halla todo ser humano, esto es, una eterna felicidad o una eterna infelicidad (págs. 360-361).
Ya sé, Wanderer, la cita es larga por demás y esta recensión, casi, casi, que no entra en ningún blog. Me extralimité. Pero necesitaba destacar qué clase de tipos, qué clase de cosas, fueron las derrotadas en Vaticano II (y como todos los que deliberadamente niegan el infierno… allí van).
El Vaticano II, claramente se desprende de este libro, fue una guerra, y nosotros la perdimos (por lo menos durante este medio siglo que le siguió).
Y una última apostilla: se desprende de este libro que uno de los agentes más furiosamente progresista, eficaz como pocos y sumamente joven era el Padre… Ratzinger. Yo no sé cómo nunca hizo un mea culpa formal por su actuación durante el Concilio, pero que se lo hayan devorado sus hijos, no me sorprende para nada.
Y diría algo peor todavía: que se embrome.
Perdimos la guerra, Wanderer, pero que no se diga que no hubo guerra, eso nunca, que no hay guerra, sino más bien lo de Teresa la Grande:
Todos los que militáis
debajo de esta bandera,
ya no durmáis, no durmáis,
pues que no hay paz en la tierra.
Atentamente,
Jack Tollers
Desde aquí pueden bajar el texto Texto de la conferencia brindada el 5 de diciembre de 2016 en Roma, en la Sede de la Fundación Lepanto, por Mons. Atanasius Schneider.
Gracias Jack!
ResponderEliminarPerdón, Tollers, no entendí:
ResponderEliminar¿La "contra" es que el autor cita los recuerdos de algunos tradicionalistas como "Ottaviani, Bacci, Siri, Gherardini, Lefebvre, Guerra Campos, Ruffini, Luigi María Carli, Antonio de Castro Mayer, Frane Franic, Garrigou-Lagrange, Biffi y algunos más"? La contra es que cita a pocos tradicionalistas o que los cita a ellos?
Como quiera que sea el "sed contra" proviene de alguien que está en contra.Perdón por la obviedad. Al margen, acá hubo, a brocha gorda pintado, tres grupos: los cristianos, los modernistaa y los lelos.
EliminarSe refiere a la contra de los progresistas, obviamente.
EliminarMarche un curso de lecto comprensión.
Es de lectura casi o bligatoria el libro de Amerio, IOTA UNUM, que puede descargarse de statveritas
ResponderEliminarSir Jack:
ResponderEliminarOjalá tuviésemos más de sus reseñas (y mientras más extensas, mejor).
y ojalá exista algo de Mattei en castellano....¿alguien sabe si existe traducción de éste u otros de sus libros?.
Saludos.
Off the Topic. Hace un tiempo sugería que se hiciera un mapeo de intelectuales católicos representativos en la Argentina. No tuve ningún eco. ¿Nadie está en condiciones de ofrecer esa información ?
ResponderEliminarHay un libro editado por Vortice. Esta hecho.
EliminarEn el post presente sobre el libro, se ha hablado de un ejemplo de omisión en el texto conciliar. Mi pregunta es, ¿qué hay que sea malo?
ResponderEliminarEs decir, no aparece el infierno, pero no se dice que no haya infierno. Esto último sería malo, hereje, y demases.
¿La crítica al concilio va más allà de temas no tratados, de ambiguidades e interpretaciones? ¿Hay algo que sea insalvable?
Porque, el texto en si, la letra, no veo nada insalvable, puede haber tonterías supinas -como cuando se habla de un gobierno mundial-, pero no entra dentro de lo magisterial -exposición de la fe-, sinó es algo temporal i concreto a lo que no se pide más allà de respeto -ni siquiera asentimiento, parecièndome, como he dicho, una gran tontería en el mundo presente y en un mundo Ciudad de Dios algo debatible-. Más aún, no no encuentro nada insalvable, sinó muchas cosas buenas, y mejores que las que traí el "bando conservador", por ejemplo en Dei Verbum, siendo la idea original hablar "de las dos fuentes de la revelación" y la presión "progre" hizo que se rechazase el primer proyecto y se apostase -como se ha sostenido en alguna osación en este blog, si mal no recuerdo- por mostrar el Verbo como única fuente de la revelación -y, si acaso, Tradición y Escritura como dos canales, habiendo un único depòsito de fe-.
Aquí entran otros temas que los "progres" "salvaron" de una concepción devotiomodernista, el discutido tema de la colegialidad me parece bastante bien tratado, sin caer en conciliarismo (la nota explicativa es significativa en la interpretación que debe darse) y sin caer en el "papismo" que podían proponer cardenales "conservadores". Al final, la nota explicativa dice que el papa actua seorsum -de forma personal- y no solum -en soledad- y muestra como el papa --como Pedro en el colegio de los doce-: "Tiene una posición particular que le permite hablar personalmente, libremente e independientemente. Pero está vinculado a los demás: vinculado a la Iglesia por medio de la fe y dependiente de la fe de la Iglesia."; las comillas son de una entrevista a Congar en 1993, en que dice cosas que muchos de este blog firmarían (y otras que no, es lo que hay), contra papalotrías, deformación de la obediencia por encima de la verdad, una "Pontificialidad" que aleja de ortodoxos. Hasta afirma que él cree que debería dejarse celebrar la antigua forma del rito y no prohibirlo (aunque en un punto miente -igual es la traducción- diciendo que Lefebvre niega la validez del Novus Ordo).
Etc. Hablo de la letra del Concilio, que creo que debe interpretarse en la lógica de Benedicto XVI, en comunión sincrónica, sí, y diacrónica, una lectura de esta "por medio de la fe y dependiente de la fe", que precede los documentos, una "hermeneutica de la continuidad".
En fin, no digo que no haya puntos de la letra que sean incompatibles con lo precedente, que no puedan ser leídos "tradicionalmente" (que es como corresponde a un cristiano), tampoco digo que sí los haya, pido que, si si alguien cree que sí, me lo muestre (e insisto en diferenciar lo referido a verdades de fe que deben ser aceptadas por fe teologal, a lo que debería prestarse asentimiento religioso -sin caracter definitivo-, y aquello referido a consideraciones contretas/temporales que sólo se pide respeto -como la tontería de un gobierno universal-). Es decir, donde hay herejía, modernismo, o lo que sea, en la letra (que al final, por más espíritu que se quiera vender, es lo que queda) que no se pueda interpretar bien.
Muchas gracias.
Si usted revisa los textos de todos los concilios, verá siempre la exposición de la doctrina católica. La falta de varios artículos del Credo en el Vaticano II es una laguna que dice muchísimo sobre las intenciones de ese concilio.
EliminarEstimado seminarista.
EliminarSu postura es muy comprensible y su pedido mas que lógico. Un colega me ha dicho: acusar a un "espíritu" del concilio cuando no hay herejía en la letra es visión que se presta a cualquier subjetivismo. Acudir al pso concilio para acusar al conclilio es como criticar la humanae vitae porque luego todos los progres aconsejaron el uso del preservativo. O sea cualquier cosa les servia para hacer el mal qu si jefe liberado por un tiempo tenía poder para hacer...
Pero encuentro un error en este juicio.
Si el concilio fue convocado para comunicar mejor la fe en un mundo nuevo pos cristiano...no pueden negarme que el FIN BUSCADO FRACASO ROTUNDAMENTE y eso solo amerita como en cualquier ámbito hacer un mea culpa y decir: grave error este concilio que no iluminó y encima se usó en su mayoría para oscurecer.
Las razonea de ello??? Ahi si podemos discutir (si fue por los textos ambiguos, por las escandalosas omisiones a verdades trascendentales, por la apostacia a anterior y posterior de muchos padres, por la liviandad en la condenación de interpretaciones heterodoxas luego, etc.)...pero si por sus frutos los conocereis porque viendo un arbol que da frutos podridos podemos decir que fue bueno sin ser hipócritas??
Uno de los papas que siguió a Pío X también tuvo la idea de convocar un concilio, pidió asesoramiento y le respondieron con un contundente NO, pues tenían claro como estaban agazapados los modernistas.
ResponderEliminarMuy buen artículo, lo más importante es que durante mucho tiempo existió una campaña para hacerle creer a los católicos que el Concilio Vaticano II había sido un excelente concilio y que nada raro había pasado en el mismo ni después. Muchos católicos, entre los que lamentablemente debo incluirme, creyeron que la Iglesia seguía fiel a la Tradición y firme en sus dos grandes doctores: San Agustín y Santo Tomás. Hace poco envié un e - mail con preguntas a un tomista de nivel internacional, el cual afirmó (con bastante enojo) que nada fuera de la ortodoxia de la Iglesia había pasado en el CVII y que él había participado como director en una publicación de estudios sobre los documentos del CVII sin encontrar nada criticable en ellos. Bueno, el hombre seguía en la vieja política de decir que no había pasado nada y hasta Ratzinger esa política creo que les dio cierto resultado pero desde la renuncia de Benedicto y ahora con Bergoglio algunos empezamos a preguntarnos: ¿de dónde salió todo esto? y ¿qué le pasa a éste? y las respuestas que encontramos no fueron muy agradables. Pero todavía se siguen haciendo congresos tomistas internacionales en los cuales los participantes escriben como si nada pasara en la Iglesia. Santo Tomás no hubiera permitido que se destruya la familia católica sin presentar cierto combate, combate que estos tomistas se niegan, no sé por qué motivos, a dar.
ResponderEliminarUd. Mr. Tollers se enoja, pero yo me entristezco.
ResponderEliminarQue bueno sería que Ud. o el Sr. Wanderer hicieran un Syllabus de las mentiras que se impusieron como grandes verdades, como fruto de ese "espíritu" del concilio. Me parece que sería interesante y "advirtiente" (lo inventé recién) para muchos viejos incautos y jóvenes ignorantes.
Saludos.
TW
P.D.: Como siempre este blog es para mí un bálsamo en medio de esta progresía con la que vivo, GRACIAS...
Para el "seminarista" una muestra, algo huele mal en Nostra Aetate. p. ej. donde dice:
ResponderEliminar"La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas."
Compare con la encíclica Mortalium Animos,de Pio XI, en los puntos 3 y 7 donde p. ej dice:
"Por donde claramente se ve que ninguna religión puede ser verdadera fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por Dios, revelación que comenzada desde el principio, y continuada durante la Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo Jesucristo con la Ley Nueva. "
Ligero off-topic:
ResponderEliminaruna de las tantas rarezas del Padre Castellani es que -siendo absolutamente ortodoxo- a él lo castigó Ottaviani. Y fue Juan XXIII quien le devolvió la Misa (tenía prohibido decirla fuera de Salta), razón por la cual le estaba muy agradecido. Ambas cosas las dice, si la memoria no me falla, en su "Catecismo para Adultos".
Ottaviani no, Janssens.
EliminarY sí, él decía que Juan xxiii le devolvió la misa, aunque más parece cosa del nuncio Zanin.
Vivo en México, ¿Cómo consigo ese libro? Es una joya, sin duda de urgente lectura.
ResponderEliminarMuy buena reseña. El siglo XX fue una verdadera Derrota Mundial, y no solo por el desastre de las guerras mundiales como apuntó Salvador Borrego sino también por el CVII, la revolución cultural y sexual y tantas otras cosas. El diablo metió la cola. Si Cristo no mete mano el XXI puede ser peor.
ResponderEliminarA Jorge Rodríguez.
ResponderEliminarSí es cierto de que puede ser malinterpretable, pero también puede buscarse de entender bien, y la Iglesia ha insistido en la segunda interpretación publicando posteriormente la declaración Christus Dominus. No se dice que las otras religiones sean verdaderas ni Mortalium Animos dice que todo lo de las otras religiones sea falso, sinó que pueden tener verdades que sirvan como preámbulo a la fe, Newman habla ya sobre "religión natural" (con concepción de pecado, necesidad de salvación, intercesión sacerdotal, etc.), que puede servir "camino" a la fe verdadera (así aprovecha Pablo en Atenas respecto al culto al dios desconocido).
No digo que sea algo perfecto, que hubiese buena o mala intención al escribir el texto, que se quisiese provocar una interpretación rupturista (ahí tenemos el pésimo postconcilio),pero puede leído en clave "de continuidad" no és incompatible, y así mismo lee la Iglesia en Dominus Iesus.
Otra vez agradezco el buen servicio que se nos hace en este blog, esta vez por parte del caballero Tollers. ¡Ha hecho hecho ud. una notable recomendación de libro! No es nada fácil me imagino. Tantos asuntos para hablar... Pero ha encendido (al menos en mí) el deseo de conocer el libro reseñado. Soy un joven que ha estudiado mucho y que ha perdido su biblioteca y que busca permanecer fiel al Evangelio, que una vez ha despertado y ya no puede dormir... Y uds. por este medio ayudan a continuar su marcha. A mí también se me apareció "El caballo con alas" del cuento de Castellani. Uds. entienden... Muy agradecido y gratificado por saber que existen tantos hermanos en la Fe. Yo tengo tantos hermanos que nos los puedo contar..., en el valle, en la montaña, en la Pampa y en el mar... En verdad, les quedo muy agradecido. Saludos
ResponderEliminarAnónimo 7:13,
ResponderEliminarJanssens era el general jesuita que lo castigó, y Travi el Provincial en Argentina. Pero sus desgracias se prolongaron mucho en el tiempo. Y en el Catecismo para Adultos cuenta que uno de los últimos castigos que le llegaron del Vaticano (creo que en los años sesenta. Travi ya había fallecido), llegó firmado por el Cardenal Ottaviani (para quien Castellani no tiene palabras dulces).
Y creo recordar que sí habla bien del Nuncio, pero agradece en el libro específicamente a Juan XXIII.
El siglo xix es deprimentemente oscuro, el siglo xx el más sangriento y cruel de la historia, el xxi es la muerte del alma. Pero Cristo es el Señor de la Historia. ¡Muy buena reseña! Gracias
ResponderEliminarEl libro ya está traducido al castellano. Se le está buscando editor.
ResponderEliminarAl seminarista, el problema de los textos ambiguos como el que le señala Jorge Rodriguez no es el que no puedan ser interpretados conforme a la tradición sino que es el que pueden ser interpretados en contra de la tradición, de ese texto en especial de Nostra Aetate: "La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas." Bergoglio pudo extraer por su particular interpretación la afirmación no católica de que "todas las religiones manifiestan a Dios bajo la forma de un poliedro de muchas caras" esa forma de ver las religiones se fundamenta en un ecumenismo de décadas que iguala a la Iglesia Católica Apostólica y Romana con las otras religiones por encuentros como los de Asís, llegándose a hablar de incluso en 2016 de intercomunión y a que dentro del Vaticano se afirmara que Lutero no estaba equivocado y que Bergoglio festejara que es lo mismo que conmemorar los 500 años de la reforma que dividió a la cristiandad. Ese ecumenismo como centro de la Iglesia lleva necesariamente a negar y desplazar la evangelización llamándola con Bergoglio "proselitismo" negándose a evangelizar a los que tienen otra religión y a los ateos, así, quitándole la razón de ser la destruye en sus vocaciones y en su razón de ser. Debo recordarle que la evangelización es la misión y el sentido último terrenal de la Iglesia Católica (mire la razón de ser del sacerdocio católico y de la Iglesia no es otro que la conversión de los hombres para la salvación sin falsos y demoníacos complejos de culpa por señalar el error a los hombres). Como no creo que esté verdaderamente interesado en conocer sino en presentar su particular punto de vista no profundizaré más en el tema, ha venido aquí a defender el progresismo y el progresismo no es católico.
ResponderEliminarWanderer:
ResponderEliminarConfieso mi ignorancia en relación al Concilio Vaticano II.No lo viví directamente,en esa época contaba con dos años de vida.
Desde hace tres años y medio,es decir desde que Bergoglio es elegido,no gano para sobresaltos.Ante mi se ha abierto una situación de la Iglesia que desconocía.
Vivir en una parroquia donde la doctrina es sana y la liturgia más que decorosa no me ha hecho visualizar todo lo que leo y observó en estos años.He debido de estar en Marte.
El pontificado es un desastre,por no ponerle otros calificativos.Rezo para que de esta situación calamitosa Dios purifique su Iglesia.
Sin embargo,he de decir que del Concilio Vaticano II no me aclaro.¿Era pastoral no doctrinal? ¿Acaso esa pastoral iba en contra de la doctrina? ¿Todo él debe ser denostado?¿es posible reconducir lo, con una mano vigorosa y recta?.
No se mi ignorancia es mucha. Lo poco que he leído no me aclara nada,o muy poco.
Debo decir,que no me gusta esta falta de unidad en la Iglesia,con tendencias,cual partidos políticos. No me agrada ver ,en los comentarios de páginas católicas, la falta de caridad que existe. No me gusta, que se califique , a veces de manera inmisericorde a este o al otro.
Antes que nadie se sienta aludido o me tome por una tontina, debo decir que soy plenamente consciente del desastre en que estamos inmersos.Añadir que el hoy es la manifestación de lo gestado durante años.La En cíclica Pascendi es reveladora.
Los síntomas, la podedumbre y los escándalos, para mi están claros.
La solución a los mismos también :ortodoxia y santidad.No es para mi tan claro las causas. Como tengo formación médica se me antoja que la etiología de lo que padecemos
es múltiple o no, para algunos todo surge en el Concilio.Las semillas estaban puestas antes,tal vez se pecó de "buenismo",de "relajación ",de un "exceso de "maternidad" de la Iglesia.
Pienso que tan solo tenemos un camino,como recogía Wanderer en una entrada anterior:ortodoxia y santidad.Con esto todo es reversible,o tal vez no,pues los signos de los tiempos nos muestran un descalabro generalizado del ser humano.
Gracias por escucharme,se agradece no censuren los comentarios
Perdón que insista pero la lectura de IOTA UNUM de Amerio es fundamental
ResponderEliminarSínodo de la Familia: Dudas y certezas - Conferencia Dra Anca Cernea (Buenos Aires, 2016)
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=Ie0PREYL5ew
Conferencia titulada "Revolución cultural anticatólica - Marxismo cultural en los ataques contra la familia" Dra Anca Cernea
https://www.youtube.com/watch?v=j-uI6RBcrjo
Seminarista, lea lo que Benedicto XVI escribió en L'Osservatore Romano el 11 de octubre de 2012 sobre la declaración Nostra Aetate:
ResponderEliminarhttp://www.vatican.va/special/annus_fidei/documents/annus-fidei_bxvi_inedito-50-concilio_sp.html
Por último, creció la intuición de que era justo hablar también de otras dos grandes religiones — el hinduismo y el budismo —, así como del tema de la religión en general. A eso se añadió luego espontáneamente una breve instrucción sobre el diálogo y la colaboración con las religiones, cuyos valores espirituales, morales y socioculturales debían ser reconocidos, conservados y desarrollados (n. 2). Así, en un documento preciso y extraordinariamente denso, se inauguró un tema cuya importancia todavía no era previsible en aquel momento. La tarea que ello implica, el esfuerzo que es necesario hacer aún para distinguir, clarificar y comprender, resulta cada vez más patente. En el proceso de recepción activa poco a poco se fue viendo también una debilidad de este texto de por sí extraordinario: habla de las religiones sólo de un modo positivo, ignorando las formas enfermizas y distorsionadas de religión, que desde el punto de vista histórico y teológico tienen un gran alcance; por eso la fe cristiana ha sido muy crítica desde el principio respecto a la religión, tanto hacia el interior como hacia el exterior.
Me parece que el progresismo tiene todas las de perder. Empezando porque huele a naftalina y se ha quedado sin ideas, superado por un mundo que lo ha dejado bastante atrás, a pesar de sus intentos por seguir sobándole el lomo. Además, los progres están en pleno invierno demográfico, en dos sentidos. Primero porque como bendicen la anticoncepción, las familias progres no tienen hijos, o mejor dicho, no los tienen en cantidad suficiente para cubrir la tasa de reemplazo, así que su pirámide poblacional es de urna funeraria. En segundo lugar porque, nadie o casi nadie, quiere hacerse cura la fe progresista ¿qué sentido tiene? En cambio el tradicionalismo está vivito y coleando. Hoy da cuenta de esa vitalidad un artículo de "corrispondenza romana", el blog de noticias de De Mattei, que aunque se limita en parte a la cuestión en suelo francés, puede mas o menos, extrapolarse al resto de Europa y, sobre todo, de Estados Unidos. Acá va el link de la noticia publicada por De Mattei: http://www.corrispondenzaromana.it/notizie-dalla-rete/francia-cattolici-ringiovaniti-in-rito-antico/. Está también, aunque muy desactualizado, el último informe de Oremus, el "Estudio Estadístico sobre el número de fieles tradicionalistas en las diócesis francesas", del año 2006 (puede descargarse de aquí: https://es.scribd.com/document/334325407/Etude-Statistique-Oremus-Avril2006-1 ). Entiendo que si en algo han cambiado las cosas desde entonces es en que las tendencias allí señaladas se han agudizado, enhorabuena. No desconozco que el caso francés es excepcional, pero el motu propio Summorum Pontificum de Benedicto XVI, con sus más y sus menos, tuvo eco en tierras en las que el tradicionalismo no estaba arraigado y hoy hay focos tradis en casi todo el globo. El caso de Estados Unidos es, también, sorprendente. Allí, donde no paran de cerrarse parroquias y fusionarse seminarios, la FSSPX acaba de inaugurar su nuevo mega archi super recontra hiper seminario. El antiguo queda como seminario menor. En definitiva, que me parece que como dijera Galtieri...vamos ganando, pero esta vez, es en serio.
ResponderEliminarPax Christi
ResponderEliminarVeo en los comentarios del Seminarista la misma actitud que en algunos igos buenos católicos que no reconocen el error en el texto; que no se percatan que es precisamente la ambigüedad de sus enunciados un mal por sí mismo y que si quieren hacer hermenéutica y van a los autores (como en el libro que se reseña) se sabe que la idea era dinamitar la doctrina católica. Del Concilio puede escribirse o hacerse una película con una argumento genial tipo El Padrino. Durante el pontificado de Benedicto XVI los Franciscanos de la Inmaculada hicieron en Italia un congreso sobre el CVII. Fruto de ese evento fue la petición de Monseñor Athanasius Schnider al Papa de un Syllabus de errores de interpretación; Monseñor Brunero Gherardini y Roberto De Mattei firmaron otra petición (que la FSSPX habría suscrito) al Papa para que usando su infabilidad condenara los errores en el TEXTO del Concilio.
Frater Lvpvs
rapunzel el tema es no es sencillo Ud. no es especialista y la información es contradictoria. Sin embargo, Ud. cuenta con un elemento de juicio: su religión católica que debe conocer para saber qué creer. Dice Ud. que desconocer de dónde proviene el desastre. Viene de muy lejos desde las primeras herejías pero todas esas herejías se fueron transformando en lo que Pío X llamó la suma de todas las herejías que fue el modernismo en los años 1860 hasta 1920 aproximadamente. El modernismo buscaba una reforma en la religión por medio de un papa y por medio de la infiltración en la Iglesia, la Iglesia lo combatió. Pero con Juan XXIII y su CVII volvió a surgir la idea de reforma de la Iglesia para adaptarla al Mundo, no era el Mundo el que debía entonces convertirse a Cristo sino al revés, Pablo VI continúa en parte el espíritu del CVII por medio de la reforma de la liturgia para acercar la misa al protestantismo en la que intervino la masonería. Luego, Juan Pablo II siguió con el espíritu del CVII de los encuentros de Asís, encuentros ecuménicos donde todas las religiones parecían iguales y Benedicto XVI trató de rectificar en algo los errores cometidos especialmente la Misa del Nuevo Orden de Pablo VI restableciendo la misa tradicional y llamándola rito extraordinario. El progresismo siguió por dentro de la Iglesia por la falta de ortodoxia y de santidad, las mentiras históricas con pedidos de perdón, la elección de malos obispos y cardenales y la mala formación y selección de los seminaristas pero sobre todas las cosas por la mentira de hacer aparecer como católico documentos del CVII que evidentemente no lo eran y el ecumenismo que contradecía la misión evangelizadora de la Iglesia, nada destruye más la fe en los religiosos que la mentira. Todo ello sale a la luz con un papa que es progresista, que quiere cambiar la religión para adaptarla al Mundo de acuerdo a lo que el mismo reconoce que es el espíritu del CVII. En el CVII el objetivo de Juan XXIII y de los obispos era adaptar la religión al Mundo, no había que decir anatemas o sea señalar lo que no era católico, lo que llevó a licuar las enseñanzas de Cristo y a cambiarlas. No crea que progresistas y tradicionalistas son dos partidos, no, son dos religiones distintas conviviendo en una misma Iglesia y ello lleva al cisma o a la modificación de la religión para formar otra distinta y no se preocupe por los modales aquí se trata de un combate por Cristo y por la Iglesia Católica Apostólica y Romana, la pérdida de ese combate puede abrir los tiempos finales porque termina el proceso de evangelización, la Iglesia puede ser quitada del medio como dijo San Justino y una vez que se saca el obstáculo o katejón vienen los tiempos finales.
ResponderEliminarAlberto Athaus, "como no creo que esté verdaderamente interesado en conocer sino en presentar su particular punto de vista no profundizaré más en el tema, ha venido aquí a defender el progresismo y el progresismo no es católico", cree mal.
ResponderEliminarNo he dicho que el texto no sea ambiguo, ni que no se haya expuesto de forma nociva, ni siquiera he dicho que haya sido redactado ambiguamente con intención de ser expuesto correctamente (tampoco he dicho lo contrario). Tampoco he dicho que no haya que evangelizar, si lo ha dicho el papa o no, es cosa suya.
¿Que tiene carencias el texto?, sí. ¿Que tiene sus virtudes?, yo diría que también (aunque luego haya sido algo infructuoso). ¿Es incompatible con la fe católica?, no lo veo.
El problema no lo veo tanto en el texto, más en la exposicón "anticristianiana" posterior. En el mismo tema referido de Nostra Aetate, la interpretación "igualitarista" no responde a lo católico. ¿El Concilio hace esa interpretación? No; ¿la niega?, probablemente no de forma suficientemente explícita (hablando del cristianismo como "plenitud de la vida religiosa" y cosas similares). Pero, en si mismo, el texto no va contra la fe.
Dice ud. "el problema de los textos ambiguos [...] es el que pueden ser interpretados en contra de la tradición"; concuerdo totalmente, pero insisto, el texto es ambiguo, ¿qual debe ser el criterio de interpretación? La comunión con la Iglesia -en un sentido diacrónico-. Es evidente que no se ha hecho así.
Anónimo de las 16:35. Gracias por el texto; en la misma línea de debilidades del Concilio, me suena que BXVI criticó también una visión del hombre demasiada positiva, en GS13se habla sobre el pecado. Criticaba que no se insistía suficiente en el tema del mal, quizá por una visión personal un poco más agustiniana.
Y concuerdo con él, que hay lagunas preocupantes, ambiguidades que han resultado nocivas, etc.
El texto no lo evita, y los textos posteriores aparecieron con el mal ya hecho, pero el problema -perdón si resulto pesado repitiéndome una y otra vez- radica en la explicación postconciliar, el mismo texto en predicadores distintos hubiese sido algo sano (por ejemplo, podría haber sido remedio contra papalotrías).
Seminarista si Ud. no encuentra contradictorios estos textos no sé que entiende por contradicción: "(...)los que ahora nacen y se nutren de la fe de Jesucristo dentro de esas comunidades no pueden ser tenidos como responsables del pecado de la separación, y la Iglesia católica los abraza con fraterno respeto y amor; puesto que quienes creen en Cristo y recibieron el bautismo debidamente, quedan constituidos en alguna comunión, aunque no sea perfecta, con la Iglesia católica." (...) justificados por la fe en el bautismo, quedan incorporados a Cristo y, por tanto, reciben el nombre de cristianos con todo derecho y justamente son reconocidos como hermanos en el Señor por los hijos de la Iglesia católica. (...) Los hermanos separados practican no pocos actos de culto de la religión cristiana, los cuales, de varias formas, según la diversa condición de cada Iglesia o comunidad, pueden, sin duda alguna, producir la vida de la gracia, y hay que confesar que son aptos para dejar abierto el acceso a la comunión de la salvación. Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación (...)" Decreto Unitatis Redintegratio (CV II)
ResponderEliminar"Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse participe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles [Mt. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica." Bula Cantate Domino (ex cathedra) (Concilio Ecuménico de Florencia)
Alberto Althaus: Ud. dice: "no profundizaré más en el tema". Por favor, no profundice. Si sus reflexiones superficiales puestas por escrito son tan ambiguas -supongo que por mal escritas- prefiero no saber cómo serían las profundas. Me pregunto si el CVII no colaboró también con esto: hombres que no han aprendido los primeros palotes de la gramática y que sin reparo alguno nos atosigan con sus teologías, metafísicas y demás ciencias dificilísimas. En definitiva, me pregunto si el CVII no fue cómplice de este igualitarismo deforme en el que cualquiera es libre de opinar sobre cualquier tema.
ResponderEliminarEL ENOJADO
Althuser: una más. No sólo en gramática ud. desaprueba; también lo hace en comprensión de textos. De ningún modo, si uno lee con objetividad lo dicho por el Seminarista, aparece éste defendiendo el progresismo.
ResponderEliminarEL ENOJADO
ResponderEliminarAsí que para Mario Caponnetto , Francisco es el " Falso profeta " tan esperado ......
http://adelantelafe.com/quien-pagara-buey-del-vecino/
Estimados,
ResponderEliminarLes recuerdo que ustedes están comentado en un blog y no participando de un foro de discusión.
Invito, entonces, a los ilustres polemistas que están participando en las últimas entradas, que abran un foro de discusión en cualquiera de las múltiples plataformas disponibles en Internet y canalicen allí sus discusiones.
Tiene razón Wanguelén... Que loca está la gente...
ResponderEliminarRetomando el tema del libro que nos presenta este blog, se complementa con “Las puertas del infierno: la historia de la Iglesia jamás contada”, de Ricardo de la Cierva, y, el ya clásico “El Rin desemboca en el Tíber” de Ralph Wiltgen.
ResponderEliminarHa aterrizado en este blog una persona conocida en otros por arruinar el ámbito de los comentarios con su omnipresencia y su afán de polemizar con todos. Es muy oportuna la llamada de atención de W., espero que aquí le haga caso.
ResponderEliminarY si no quieren leer a Romano Amerio, lo pueden escuchar en ivoox.
ResponderEliminarDEMOLITIO CONSUMMATA EST . the end.
ResponderEliminarDIOS NO LOS PERDONE
Un libro teológico - filosófico sobre el Concilio: Prometeo. Del Padre Álvaro Calderón (FSSPX) "intenta" hacer la hermenéutica de la continuidad pedida por el "conservador" Beneficto.
ResponderEliminarEsteban
animus belliandis...
ResponderEliminarEsperemos que estén Frodo y Sam haciendo su penoso camino para destruir el anillo, mientras la peleamos acá afuera como podemos... Tengo la ilusión de que en algún lado hay un par de almas solitarias que llevan la carga sin que nadie sepa, que Nuestro Señor sólo duerme en la barca...
ResponderEliminarEl ultimo anonimo tiene razón y pregunto para sacarme la duda en mi ignorancia: hay monjes del desierto? hay alguien alejado del mundo como san Benito o Estilita, o san Antonio, o san Juan Bautista?
ResponderEliminarHay alguien que llevando una vida religiosa su preparacion espiritual haya sido realmente en la soledad del sacrificio y Dios?
Es de temblar cuando comprobamos que el mundo moderno y la iglesia moderna rechazan categóricamente la penitencia en el desierto, la oracion en secreto en la habitación, el huir a los montes....
¿Qué alma puede estar preparada espiritualmente para soportar el oleaje del mundo de hoy si nunca se apoyó en una roca?
Dejo este post en italiano que habla sobre el tema
http://traditioliturgica.blogspot.com.ar/2016/11/nelloccidente-cattolico-dove-sono-i.html
Ratzinger manifestó inquietud de conciencia por lo operado en el concilio, según declara en el último libro entrevista de Peter Seewald. El periodista le preguntó:
ResponderEliminar“Como participante [en el concilio], como persona corresponsable, no tiene también algún remordimiento de conciencia?”.
Ratzinger responde:
Uno se pregunta verdaderamente si ha actuado en el modo justo. Especialmente cuando todo está descarriado. Ciertamente es una cuestión que me he planteado..."
Josefino
Por favor, lean "Cónclave", de Malachi Martin. Imagino que le citará en De Mattei.
ResponderEliminarDeseando encuentre ya editor en castellano, como avanza un comentario anterior.
Terminé de leer el libro hace una semana. Recordaba al leerlo (desde el principio hasta el final) esta expresión de Jack: "se desprende de este libro que uno de los agentes más furiosamente progresista, eficaz como pocos y sumamente joven era el Padre… Ratzinger". Y francamente, no encontré nada sobre eso.
ResponderEliminarSí que estaba con los progresistas, pero de sus intervenciones en dicho grupo, casi no hay mención (salvo una, quizás dos). O sea, no surgió de la lectura de libro que Ratzinger fuera "furiosamente progresista" ni "eficaz como pocos". Salvo que me haya saltado alguna cita al pie (aunque leí la mayoría), o que la versión en español haya sido censurada.
(No estoy defendiendo a BXVI. Trato de ser objetivo, y aunque en algunas cosas me guste, en otras no lo aguanto. Aún cuando sigo pensado que es el Papa).
Alfonso Jesús Vivar