El documento pontificio aparecido en los últimos días, Gaudete et exsultate, pasará a la historia con más pena que gloria. Apenas si algún matutino proclive le regaló un pequeño y volátil título y en cambio, son muchos los sitios que están mostrando sus inconsistencias.
Sin embargo, hay un hecho indiscutible: se trata de una exhortación apostólica, nos guste o no y, por tanto, de un documento con carácter magisterial, más allá de lo devaluado que se encuentre en la actualidad este instituto. Y lo que quiero señalar en esta ocasión es la liviandad con la que el Santo Padre acusa en un escrito de esa jerarquía a quienes denomina “gnósticos” y “pelagianos”. Lanza un acusación sin nombrar a los acusados, por lo que poner el nombre a estos herejes corre por cuenta y riesgo de los inquisidores, y en esta lista se han anotado los medios de comunicación que han determinados que los tales herejes son los “ultraconservadores” enemigos del pontificado de Francisco.
La estrategia de crear un rótulo multifunción a fin de pegarlo en la frente de quienes son enemigos, es un viejo ardid jesuita. Lo hicieron en el siglo XVII cuando crearon la etiqueta jansenismo y amontonaron allí a todos los críticos de la Compañía. Aún hoy se sigue hablando de jansenistas para referirse a mujeres que usan mantilla en misa, a quienes prefieren no comulgar con mucha frecuencia, a quienes no comen carne los viernes, a quienes no abusan del alcohol e, incluso, a quienes reservan su actividad sexual para el matrimonio. Nadie sabe bien qué es y qué fue el jansenismo, pero no importa, puesto que sirve para identificar a un enemigo y darle palos. Lo mismo hace el Sumo Pontífice: ha creado dos rótulos, gnósticos y pelagianos, y va esparciendo las pegatinas por el aire a fin de que cualquier interesado pueda aplicarla a quien mejor le venga en gana.
La gravedad particular es que, en esta ocasión y a diferencia de otras veces, la acusación aparece en un documento con pretensiones magisteriales y que, como tal, permanecerá en el Depósito. Yo me pregunto hasta qué punto es responsable, lícito y prudente acusar nada menos que de dos herejías gravísimas- que merecen el infierno a quienes adhieren a ellas-, sin mencionar a los culpables. Como los apóstoles en la Última Cena, nosotros también preguntamos con temor: “¿Seré yo, Señor?”, pero no estamos seguros de recibir respuesta como sí la recibió el apóstol Juan.
La gravedad particular es que, en esta ocasión y a diferencia de otras veces, la acusación aparece en un documento con pretensiones magisteriales y que, como tal, permanecerá en el Depósito. Yo me pregunto hasta qué punto es responsable, lícito y prudente acusar nada menos que de dos herejías gravísimas- que merecen el infierno a quienes adhieren a ellas-, sin mencionar a los culpables. Como los apóstoles en la Última Cena, nosotros también preguntamos con temor: “¿Seré yo, Señor?”, pero no estamos seguros de recibir respuesta como sí la recibió el apóstol Juan.
Infovaticana ha publicado un interesante artículo en el que se señala la manipulación que el Papa Francisco hace de las citas de santos que utiliza en GE a fin de dar autoridad a lo que dice. Yo quisiera señalar algunas incongruencias más. El documento advierte en el n. 115 acerca de las diversas formas de “violencia verbal”, en que se “naturaliza la difamación y la calumnia”. Para un católico, una de las formas más graves de “violencia verbal” que se puede ejercer es llamar a un hermano “hereje” puesto que se lo está acusando de romper la unidad de la Iglesia y negar la integridad de la Verdad que nos reveló Nuestro Señor. No es una acusación liviana y, si se la hace, se deben dar pruebas muy concretas y fundamentadas. El papa Francisco, en cambio, lanza alegremente estas acusaciones ensuciando a nadie sabe quién, pues aunque describe lo que él entiende por neo-gnosticismo y neo-pelagianismo no sabemos quiénes son los que encarnan esas nuevas y peligrosas doctrinas, lo que da pie para que sea aplicado a cualquiera, y nadie tenga la posibilidad de defenderse, porque no está seguro de ser el acusado. ¿No se trata, acaso, de un tipo particular de “violencia verbal”? ¿Y no se trata también de un modo de calumnia especialmente grave y peligroso?
La segunda incongruencia que encuentro es que el Santo Padre utiliza para insultar y anatematizar a quienes serían -según sus amigos periodistas como Elizabetta Piqué- sus enemigos, un rótulo con herejías del pasado. Lo curioso es que lo hace en el ámbito de una Iglesia en salida y de puertas abiertas. ¿Cómo se conjuga la “revolución de la misericordia” con el desprecio hacia los que piensan diferentes? Nunca al Papa u obispo alguno se le ocurría utilizar al epíteto “luterano”, o “mormón”, o “musulmán”, o “judío” o “ateo”, para insultar o anatematizar. Sería de una incorrección política imperdonable y caería sobre él no solamente la inquisición del mundo sino también la del mismísimo Vaticano. Ahora hemos encontrado las bondades que poseen el luteranismo y el calvinismo; caímos en la cuenta que los judíos son nuestros hermanos mayores; los musulmanes son parientes nuestros ya que son parte de la “religión del Libro”, como le gustaba decir al jesuita cardenal Bea, y los ateos son bellísimas personas que buscan la verdad. Pero los gnósticos y pelagianos, en cambios, son herejes de la más extrema peligrosidad, comparables solamente a los terroristas y merecedores del fuego eterno. Como ya no hay una hermana separada "iglesia gnóstica" o "iglesia pelagiana" que puede sentirse ofendida, ofendamos nomás a los nuestros que escasamente pueden defenderse. Porque un detalle importante es que esos brumosos gnósticos y pelagianos a los que señala el Santo Padre, son todos católicos. De las largas páginas que dedica a describirlos y descarnarlos -de la 8 a la 14 según la edición PDF del Vaticano- surge con claridad que se trata de miembros de la iglesia católica. Más aún, de fieles que conocen la fe y que tienen un fuerte compromiso con la Iglesia. Es decir, son los prójimos, o los próximos del Papa Francisco, y es a ellos a quienes zurra llamándolos “herejes”. En cambio, a los que están fuera, a los que son propia y confesadamente herejes e infieles, los acoge en sus brazos paternales. Se trata, una vez más, de lo que ya Ludovicus señalaba en este blog en 2014 como una característica del discurso bergogliano: alabar a los lejónimos y castigar a los prójimos.
Pero en este tema hay todavía una cuestión más sutil y no menos grave que tiene que ver con la chastrinada que comete el Papa Francisco cuando habla del gnosticismo. Tiene toda la razón del mundo en señalar la peligrosidad de esa herejía. Es lo que hicieron grandes Padres de la Iglesia, como San Ireneo de Lyón que dedicó su libro más importante, el Adversus haereses, a desenmascarar al gnosticismo y a señalar sus errores, y lo mismo que él hicieron muchos otros autores de la época. A tal punto llegó la peligrosidad de esta secta que las comunidades cristianas primitivas se encargaron de destruir todos sus escritos a fin de evitar daños mayores. Lo que conocemos hoy de las doctrinas gnósticas es una reconstrucción a partir de la obra de San Ireneo y, últimamente, de los manuscritos de Nag Hammadi descubiertos en 1945. Y es verdad que, a la par de una serie de doctrinas fabulosas y rebuscadas, los gnósticos postulaban la necesidad de un cierto conocimiento o gnosis para alcanzar la salvación, conocimiento que consistía, justamente, en esas doctrinas irreales y fantásticas.
El problema es que, como en toda herejía, hay una parte de verdad que no debe descuidarse y que en el afán de destruir el error, se destruya también la verdad. En otro términos, tirar el agua sucia con el bebé adentro. Y es lo que hace el Papa Francisco.
La verdad es que el término gnóstico es un término neutro. Significa “conocedor” o “el que conoce”, y puede aplicarse, como de hecho se aplicaba en los primeros siglos, a los cristianos. En principio todo cristiano debe ser, necesariamente, gnóstico, debe “conocer”. Es así que el bautismo ha sido considerado por toda la Tradición como una iluminación y aún hoy se entrega al bautizado o a sus padrinos una vela encendida como signo de esa luz que ha recibido. Y ¿qué significa haber sido iluminado? Ni más ni menos que “haber conocido” una verdad que antes desconocía, es decir, ni más ni menos que convertirse en gnóstico o conocedor. Incluso el catecismo de las cien preguntas que siembre reivindicamos, se inicia asegurando que el deber de todo cristiano es conocer, amar y servir a Dios en este vida para después gozarlo en la futura; el deber de todo cristiano es, entonces, ser gnóstico.
Pero enseguida hay que aclarar algo: este tipo de gnosis o conocimiento no es sobre determinadas doctrinas como pretendía el gnosticismo herético, ni siquiera sobre el saber teológico. Para ser cristiano no se necesita conocer muchas cosas, sino la única necesaria: Dios. Y se trata de un conocimiento progresivo y transformador. El camino de santidad es también un camino de conocimiento y de iluminación, es decir, un camino gnóstico, mal que le pese al Sumo Pontífice. Pero, insisto, hay que distinguir con mucho cuidado y decir con firmeza que no se trata de una gnosis de carácter racionalista sino espiritual, casi a-lógica, que transforma el corazón del hombre.
Veamos un ejemplo. Los primeros Padres de la espiritualidad cristiana enseñaron que este camino de perfección tenía tres etapas: práctica, gnóstica y teológica, según Evagrio Póntico; purgativa, iluminativa y unitiva, según Santa Teresa. Son las “Tres edades de la vida interior” de la que nos hablaba el P. Garrigou-Lagrange. El fin o acabamiento de la primera etapa consiste en alcanzar la virtud, o el dominio de las pasiones, o mejor todavía, la libertad con respecto a las pasiones, y esto otorga al cristiano un nuevo conocimiento que los maestros llaman contemplación de las segundas naturalezas, y que consiste en descubrir los logoi o razones o semillas divinas en las cosas creadas. Cuando San Francisco de Asís habla del “hermano árbol” o de la “hermana hormiga”, no lo hace por una convicción ecológica o porque se convirtió en vegano, sino porque ha descubierto o ha conocido que en el árbol y en la hormiga hay un logos divino, o si se quiere, un reflejo del mismo Dios o de sus ideas divinas. Y es por eso también que San Juan de la Cruz escribe:
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
Juan de Yepes le pegunta a las criaturas si vieron a su Amado porque él descubre o conoce en ellas el reflejo divino. Ellas, efectivamente, le confirman que por allí pasó y las dejó transformadas. San Juan de la Cruz alcanzó un conocimiento nuevo en su progreso o ascenso al Monte Carmelo.
Y es por eso también que Santo Tomás de Aquino junto a toda la tradición teológica cristiana, afirma que el conocimiento de las criaturas es un modo de remontarse al conocimiento de Dios, y no lo dice porque se trata simplemente de construir un silogismo a partir del principio de causalidad, sino porque este conocimiento, o gnosis, de los logoi divinos que se encuentran en lo creado, sirve para conocer al Creador a quien reflejan como en un espejo.
Pero a este conocimiento, o a esta gnosis de la que nos hablan los Padres, San Francisco, San Juan de la Cruz, Santo Tomás y todos los demás maestros, no se accede fácilmente. No se trata de abrir un libro y ponerse a estudiar, ni se trata tampoco de pura voluntad. Se trata de adquirir las virtudes naturales y sobrenaturales y de abrirse a la acción del Espíritu Santo en el alma. Se trata de dejarse transformar por Dios, y la verdad es que, ¡ay!, cuánto nos cuesta esa transformación y cuánto nos resistimos a ella. En otras palabras, cuánto cuesta ser gnósticos, en este sentido propiamente cristiano y tradicional del término.
Si el Santo Padre, como bien han señalado otros comentadores, omite en GE una verdad básica de la espiritualidad cristiana y que es la necesidad de la oración para hacer buenas obras, es decir, para ser virtuosos y para ser santos, no podemos pretender que se detenga en analizar las distinciones entre la gnosis herética y la gnósis cristiana. Pero sí que podemos, en cambio, pedirle que no acuse al voleo e indiscriminadamente de gnósticos a aquellos que somos críticos de su pontificado y, peor todavía, que manche de herejía a los santos que hoy pueblan la Iglesia militante y que son, en el sentido más propio, cristiano y tradicional del término, gnósticos.
Gaudete sólo es Magisterio si y sólo si continúa en las Sagradas Escrituras y Tradición, más todo el Magisterio de los anteriores siglos, pues de lo contrario, es una simple Opinio Papae.
ResponderEliminarFrancisco da una definición lógica, histórica, teológica y filosófica errónea de pelagiano y gnóstico, la suya propia para finalidades espúreas: se equivoca del todo calificando de gnóstico-pelagianos a los católicos que siguen el sensus fidei y el depositum fidei, más todos los loci theologici, que incluyen la lógica, la razón, la filosofía y la historia, guardando así la doctrina, moral y costumbres, culto y liturgia y definición de Iglesia.
Pelagianos y gnósticos son carne y uña, como la fe con obras: me salvo con una secreta fe sin Dios haciendo obras buenas sin la gracia de Dios. Eso es propio de ideologías ateas, nunca de los buenos católicos.
Y se le olvida la herejía del ecumenismo irenista e indiferentista: todas las religiones son iguales y verdaderas, no hay diferencias, hay que conciliar el mal con el bien, como Lutero testigo del Evangelio y Amoris laetitia con su comunión de los adúlteros.
Una exhortación contiene muchas proposiciones teológicas, filosóficas, históricas y de otros saberes: de cortesía, de ciencia...
ResponderEliminarSólo son magisteriales las proposiciones sobre fe, moral y costumbre que se apoyen en las Escrituras, Tradición y Magisterio de los siglos anteriores, o hagan progresar una verdad a una nueva situación moderna: la eutanasia no está en la Biblia y Tradición, pero se deduce del No matarás porque implica una autodisposición ilícita de la propia vida.
Esto es rigido y estricto: sólo son magisteriales todas aquellas proposiciones de un documento pontificio que sólo estén firme y sólidamente apoyadas en la Roca de la Palabra, no en las arenas del error o de la opinión. Como igual de estricta es la norma que dice que sólo son válidos los documentos latinos sin ningún error lingüístico.
En Gaudete, las falacias lógicas, los errores históricos y las omisiones o tergiversaciones de verdades fundamentales de fe, invalidan toda magisterialidad de las proposiciones expuestas con estas afectaciones, hecho que perjudica y anula magisterialmente a muchas proposiciones de Gaudete, pues se supone que quien la redactó tiene capacidad y competencia jurídica y teológica para evitar tales errores, pues tiene el carisma petrino pe juzgar, es decir, dictar la verdad, y no sus veleidades, caprichos, ligerezas y manías, y además, cuenta con la ayuda de la CDF de Ladaria.
Los católicos tenemos el derecho fundamental del canon 212 CIC para denunciar el mal y exponer las mejoras del bien. Si Gaudete tiene muchas deficiencias, es por respondabilidad de quien la promulgó.
Además, tenemos el derecho a la denuncia profética.
"Como igual de estricta es la norma que dice que sólo son válidos los documentos latinos sin ningún error lingüístico." (Jordi)
ResponderEliminarPues si no recuerdo mal, en el texto de renuncia al Papado que leyó Benedicto XVI había más de un error.
"Pues si no recuerdo mal, en el texto de renuncia al Papado que leyó Benedicto XVI había más de un error."
EliminarRecuerdo que fue corrigiendo sobre la marcha unos dos errores.
Si, en principio, su renuncia en latín fue inválida en estricta ley. Creo que luego la leyó en italiano correcto ante los cardenales.
Algunos opinan que sigue siendo Papa, pero en grado minimo, residual, capitidisminuido en grado máximo, conservando el munus docendi petrino sobre la Iglesia Universal, al igual qie un obispo emérito conserva el munus docendi episcopal sobre la Iglesia particular, en especial, para situacion de excepcionalidad.
Y también tiene munus santificadi y gobernandi de residuo, como un obispo emérito en caso de excepción, del orden de autoridad moral.
Parece ser que ello será de utilidad para la gran crisis que se va a avecinar en la Iglesia, y la rasgará de arriba a abajo y por el peor sitio, desde las más altas jerarquías, desde la más alta torre, desde el Rey, para que la Ciudad caiga rápido.
Ha querido estar entre nosotros como Papa emérito. Pues dice que de cura, obispo y Papa, uno no dimite nunca, y menos si fue electo bajo el Espiritu Santo.
Gaudete no aclara la santidad. Demasiado larga, no condensa, confunde. La santidad se fundamenta sólo en los frutos de santidad:
ResponderEliminarPrimero:
- amor
- caridad
- misericordia
que nos llevan a la:
- alegría
- paz
- paciencia
y éstas dan como hijas a la:
- afabilidad
- bondad
- mansedumbre
que nos conducen a las virtudes de la:
- fidelidad a la ¡Verdad!
- templanza
- modestia
y finalizan con la corona real de los santos en los fieles según su estado:
- continencia
- castidad
- celibato, en especial, de presbíteros y religiosos
Wanderer, disiento con su afirmación en los últimos párrafos de que el conocimiento de Dios en la espiritualidad cristiana "consiste en descubrir los logoi o razones o semillas divinas en las cosas creadas" "porque este conocimiento, o gnosis, de los logoi divinos que se encuentran en lo creado, sirve para conocer al Creador a quien reflejan como en un espejo."
ResponderEliminarEl conocimiento de Dios que es accesible en principio a través de las creaturas es previo a la Revelación, como afirma S. Pablo en Romanos cap. 1:
"En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque desde la creación del mundo los atributos invisibles de Dios, su poder eterno y su divinidad, son claramente visibles, siendo entendidos a través de sus obras, de modo que son inexcusables;" (Rom 1,18-20).
Que la revelación cristiana limpie y libere la razón humana para que ésta pueda arribar en la práctica a ese conocimiento pre-revelatorio (así como a la ley natural) no se opone a que el objeto de ese conocimiento sea pre-revelatorio.
En contraste, el conocimiento de Dios propio de la espiritualidad cristiana es el revelado por el Hijo. Esto es expuesto de manera particularmente clara por S. Juan en su Evangelio y su primera Carta del Apóstol Juan. Del Evangelio, cito el principio y fin de la Oración Sacerdotal de Nuestro Señor:
«Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo.» (Jn 17,3)
«Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el Amor con que Tú me has amado esté en ellos y Yo en ellos.» (Jn 17,26).
Notemos la relación de causalidad en 17,26 entre el conocimiento del Nombre de Dios Padre, revelado por Jesucristo, y la inhabitación del fiel por el Hijo y el Espíritu Santo.
De la Primera Carta cito dos pasajes, del principio y el final. El primero deja claro que el conocimiento salvífico no es meramente intelectual, y el segundo por Quién nos llega ese conocimiento:
"Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él." (1 Jn 2,4).
"Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la Vida eterna." (1 Jn 5,20).
El fracaso del magisterio bergogliano es que "habla y habla" sin parar de todo y sobre todo, con citas mal hechas y con magisterio ocultado:
ResponderEliminar"La eliminación de este método teológico [las calificaciones teológicas, la censura propositionum, el valor dogmaticus] en la mayoría de los manuales modernos es una gran pérdida. El autor habla, habla y habla de un tema, considerando sus diversos aspectos y derivaciones, pero nunca dice si lo que está enseñando es de fe, es común entre teólogos o se trata de una mera hipótesis suya personal… Esto trae consigo el grave peligro de que verdades de fe puedan ser estimadas como discutibles, y de que afirmaciones con escaso fundamento en Escritura y Magisterio, sean propuestas por su autor, con especial énfasis, como verdades de fe indiscutibles." [Iraburu]
Hasta el Concilio Vaticano II, era norma habitual dar la escala de verdades a las afirmaciones realizadas; rigideces de una época que se eliminaron debidamente:
"Ludwig Ott, en su citado Manual [de Teología Dogmática; o los autores jesuitas de la Sacræ Theologiæ Summa], distinguía en su escala las verdades de fe divina, de fe católica, de fe divina definida, de fe eclesiástica, próxima a la fe, teológicamente cierta, sentencia común, opinión teológica, explicando el valor dogmático de cada una. Sus mismos nombres ya expresan que unas tesis-verdades exigían una adhesión de fe absoluta, y en gradación descendente, otras eran verdades que la Iglesia dejaba a la libre discusión de los teólogos." [Iraburu]
La consecuencia de este enorme volumen de bla bla bla, escrito y hablado, por codos, pies y puñetas, que genera esta ruidosa y ruinosa Máquina de Parloteo Masivo Teológico Postconciliar (Rahner, Schillebeeckx, Küng, Boff, liberacionistas...), es que tritura cualquier valor de lo hablado:
"Las posibles enseñanzas pontificias deliberadamente ambiguas [Amoris, Laudato, Gaudete...], es decir, aquellas formuladas de tal manera que admitan distintas y aún contrarias interpretaciones, por su propia naturaleza, tienen un valor magisterial muy reducido o incluso nulo. En efecto, cuando intencionadamente se publica un documento pontificio que admite interpretaciones muy diferentes, es evidente que el Papa no está ejercitando la autoridad docente petrina. Ésta se ejercita cuando el texto, siendo claro y preciso, define una verdad o una norma" [Iraburu]
En efecto, los jesuitas hicieron del jansenismo un colectivo donde cabe de todo... pero aquí recordaría los dos geniales capítulos de Ronnie Knox en su libro "Enthusiasm" sobre jansenistas y quietistas para comprobar lo dificil que resulta tratar de ceñirlos con precisión (Para los interesados en leer "Entusiasmo" de Knox, hay una versión traducida en mi página https://etvoila.com.ar/traduccion.php?id=24 aunque advierto al lector incauto que es un libro largúisimo. De todos modos se puede "cortar" y leer los dos capítulos que digo).
ResponderEliminarQue las idioteces del Papa sirvan para algo, por lo menos.
Johannes, puede disentir tranquilo que aquí no vamos a andar anatematizaciones...
ResponderEliminarNo creo que que se oponga lo que yo digo con lo que usted acertadamente señala. No es mi intención decir que "el único" conocimiento de Dios se da a través del conocimiento de los logoi. Es un conocimiento más y que no se opone a la afirmación de que el conocimiento de Dios es a través de Jesucristo: de hecho, según los autores de la tradición, los logoi divinos habitan o están en el Verbo. De hecho fueron creados, con toda la Creación, "por Él y para Él".
En cuanto a que la gnosis o conocimiento del que hablo no se trata de un conocimiento intelectual, o meramente intelectual, creo que lo dejé suficientemente claro: es un conocimiento particular -de los logoi divinos- y que se adquiere luego de haber alcanzado la práctica de las virtudes, es decir las obras buenos.
Es por eso que conocer las razones divinas que habitan en lo creado se asimila a conocer a Cristo y se asimila a hacer buenas obras.
ResponderEliminar"39. Pero estemos atentos. No me refiero a los racionalistas enemigos de la fe cristiana..."
Así es: a los enemigos de la fe cristina nos lo critica. El ataque es únicamente a los cristianos.
Pone los pelos de punta.
Pep.
Cierto. Mientras por un lado derriba muros y levanta puentes para unir lo que está desunido del todo, bien sea por cisma, herejía apostasía o pertenecer a otra religiones, de otro lado divide lo que está unido a los que son de Cristo, y hace la guerra a los que guardan los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en el testimonio de Jesús (Apocalipsis 12, 17).
EliminarSe quiere implantar un cambio modernista, liberal y progresista, que poco a poco va avanzando, sin prisas pero sin retroceso ni pausa, porque no hay vuelta atrás, porque el que se acomode a estos cambios será enaltecido por los modernistas liberales.
Pero la ruina les espera, aquí está el ejemplo de Salomón, que siendo el hombre más sabio de cuántos han existido en la tierra, no tuvo en cuenta el mandato del Señor, y se durmió con los infieles.
Él no convirtió a sus mujeres idolatras, sino que en su ancianidad, fueron ellas las que lo convirtieron a él en un idólatra, el adorador de dioses falsos, dividiendo su corazón, no conservando su corazón unido a Dios como lo hizo David, con lo cual el Señor se enojó contra Salomón por haber desviado su corazón, nada menos que el Dios Señor de Israel que se le había aparecido por dos veces.
Por su idolatría y adulterio con otros dioses y otros ídolos falsos, Israel sufrió el doble castigo de la Doble División a su muerte, profetizada por Fios a través de un profeta ante Salomón: la secesión política y la división de Israel en los dos reinos del norte y del sur, y en la división religiosa, con el cisma y herejia.
Wanderer, siempre estuvo claro que Ud no se refería a un conocimiento meramente intelectual. Cité 1 Jn 2,4 para redondear el tratamiento del tema aún en la brevedad de un comentario, no para corregir algo que Ud hubiese dicho.
ResponderEliminarLo que sí puede ser conveniente corregir es lo que yo dije sobre "la relación de causalidad en 17,26 entre el conocimiento del Nombre de Dios Padre, revelado por Jesucristo, y la inhabitación del fiel por el Hijo y el Espíritu Santo." Hablando con exactitud, el conocimiento del Nombre de Dios Padre (lo cual implica el conocimiento del Hijo y del Espíritu Santo) es prerequisito o precondición para que Dios (las tres Personas divinas obrando como una única causa eficiente) infunda la gracia santificante y la caridad en el alma, y es por estos dones sobrenaturales que el Hijo y el Espíritu Santo inhabitan el alma del fiel. O sea, la relación de causalidad es entre infusión de la gracia y de la caridad e inhabitación, y el conocimiento del Nombre de Dios Padre es precondición para esa infusión.
Hay tres sacramentos que dan el sello del carácter: bautismo, confirmacion y orden.
EliminarCreo que en el bautismo y en la confirmación se da esta "relación de causalidad es entre infusión de la gracia y de la caridad e inhabitación, y el conocimiento del Nombre de Dios Padre es precondición para esa infusión."
Este artículo es bueno, pero le falta aclarar un poco más sobre los gnósticos y los pelagianos.
ResponderEliminarEl pelagiano y gnóstico reales pensarían así:
Eliminar1. Pelagiano: me salvo con buenas obras sin necesidad de la gracia
2. Gnóstico: me salvo a través del conocimiento de uns doctrina secreta
...
Como ve, gnósticos y pelagianos se dan la mano, son cara y ojos, son complementarios.
Gnóstico es fe, pelagiano es obra: fe fe secreta, obras sin Dios.
Como observa, el gnóstico y pelagiano según Bergoglio, para nada tiene que ver con los pelagianos y gnósticos históricos. Y tampoco tienen nada que ver con un católico fiel, que anuncia por las calles la verdad y pide la gracia para obrar bien.
Pero para atacar, todo le vale... hasta retorcer la verdad histórica y la correspondencia con la verdad teológica...
... A Francisco de le olvidó añadir neopelagiano prometeico...
En realidad, todo es un burdo montaje bergogliano, un artefacto explosivo ideológico diseñado para vejar y ofender a los que nos aferramos a Cristo, Verdad Absoluta.
Tiene un programa modernista, y hay que liquidar moralmente a todos los fieles que le molestan, los que no callan por miedo a perder privilegios o a sufrir represalias.
Otras que revelan humillación y desprecio:
legalista decadente
rigido
ideologizado
hipócrita
obsesionado doctor de la ley
contador de rosario
funcionario...
El listado de injurias es infinito, y demuestran a un verdadero obsesionado por ir contra la Verdad atacando a las personas, directo a su ser:
popefrancisbookofinsults.blogspot.com.es/
Por sus obsesiones, parece el Precursor del Falso Profeta.
Esto es análisis del discurso. Muy bueno, W!
ResponderEliminar¿Cuál es el sentido de indignarse cada vez que Bergoglio saca un documento magisterial -y de señalar sus numerosos disparates e incoherencias- si al Papa en última instancia nadie lo puede juzgar?.
ResponderEliminarSí se puede y se debe de juzgar de forma teológica al Papa:
EliminarCanon 212 CIC:
§ 2. Los fieles tienen derecho a manifestar a los Pastores de la Iglesia sus necesidades, principalmente las espirituales, y sus deseos.
§ 3. Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.
213. Los fieles tienen derecho a recibir de los Pastores sagrados la ayuda de los bienes espirituales de la Iglesia principalmente la palabra de Dios y los sacramentos.
Anónimo 12 de abril de 2018, 20:49
ResponderEliminarSeñalar que "Le Roy est nu".
A Anónimo de 20:49; Hay que conocer al enemigo para librar un buen combate
ResponderEliminarA mí me gustaría plantear un hilo acerca de los pelagianos y gnósticos, dado que no acabo de captar con claridad qué entiende el Papa por "pelagiano", que es algo que, a lo que parece, le obsesiona, pues ya lo planteó en la primera entrevista apócrifa que tuvo, no la de Scalfari, sino otra con religiosos latinoamericanos
ResponderEliminar(aquí: https://www.religionenlibertad.com/francisco-ratzinger-y-el-peligro-del-pelagianismo--29682.htm )
donde dijo:
«cuando me eligieron, recibí una carta de uno de estos grupos, y me decían; “Santidad, le ofrecemos este tesoro espiritual; 3.525 rosarios”. Por qué no dicen rezamos por usted, pedimos… pero esto de llevar las cuentas…».
Las dos «preocupaciones» que el Papa habría expresado durante el diálogo con los religiosos latinoamericanos tienen que ver con el peligro del «pelagianismo» y del gnosticismo «panteísta». Curiosamente, sobre estas dos viejas herejías ordenó el Papa al nuevo Prefecto de la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria SJ, la elaboración del documento "Placuit Deo"
(aquí: https://www.religionconfidencial.com/cronica_de_roma/Congregacion-Doctrina-Fe-herejias-modernas_0_3103489644.html )
Ahora bien: ¿por qué rezar rosarios se entiende como pelagianismo? Rezar ¿no significa suplicar y pedir ayuda a Dios, porque las solas fuerzas humanas no pueden alcanzar la salvacion? Del mismo modo, la noción extendida por el propio Francisco de que los cristianos tienen que seguir el Evangelio y los musulmanes el Coran, y cada uno sus tradiciones religiosas (luteranos, calvinistas...) ¿no promueve el indiferentismo? Y esto ¿no guarda ninguna relación con la gnosis?
No son cosas simples, pero sucede que no hay tiempo a plantear nada. Al menos en internet. Lo mismo había pensado hacer con el infierno y el aniquilacionismo... pero no hay forma porque hasta ese asunto se ha quedado viejo ¡en una semana! Si escribiera algo sobre ello en el post correspondiente nadie lo leería, por viejo.
¿No hay manera de mantener algún tema abierto un poco de tiempo en una sección lateral, por ejemplo?
ResponderEliminarNatanaeldijo:.....
Rey de la murmuración,
doctor en Chismografía,
tú denigras a porfía
a la gente de oración.
Sólo ves mala intención
en las tocas y sotanas,
detestas a las hermanas,
los hábitos te sulfuran.
Tus inquinas no se curan:
son de tenidas tempranas…
https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/2018/04/06/salida-del-tunel/
gaudete says...
ResponderEliminarPelagianos y gnósticos son carne y uña, como la fe con obras: me salvo con una secreta fe sin Dios haciendo obras buenas sin la gracia de Dios. Eso es propio de ideologías ateas, nunca de los buenos católicos.
Y se le olvida la herejía del ecumenismo irenista e indiferentista: todas las religiones son iguales y verdaderas, no hay diferencias, hay que conciliar el mal con el bien, como Lutero testigo del Evangelio y Amoris laetitia con su comunión de los adúlteros.
.
solve et coagula luciferno
A Francisco le gusta su ignorancia.
ResponderEliminarTal vez no puede mirar a la Verdad de frente porque le es incómoda.
Por eso prefiere atacar, se está "defendiendo de la Verdad".
Por experiencia propia, eso es falta de humildad. Es ponerle barreras a Dios. No querer sanarse.
Eso en un papa está más feo.
A Francisco le complace ser malo.
Amoris laetitia, al permitir la comunión y absolución de los adúlteros, destruye toda la moral católica. Falta, pues, disolver la conceptuación de Iglesia, fe (el poliedro) y liturgia, en especial, la fórmula de consagración.
ResponderEliminarSobre la moral luterana aplicada al adulterio en Amoris, numeral 305, notas 351 y 336:
1. Sola fide:
si crees sólo en Jesucristo, ya estás salvado.
2. Bonum imperfectum et incompletum:
- desaparecen los actos morales intrinsece malum per se semper et pro semper, establecidos como verdad católica en Veritatis splendor, documento maldito ausente en Amoris y Gaudete, junto con Humanae vitae, Donum vitae y Evangelium vitae.
- Todo acto moral y toda persona, como mínimo, siempre tiene un elemento o bien moral que es bueno: es un buen padre de familia, es fiel, es paciente, cuida a su compañero, es cariñoso, es respetuoso...
3. Como consecuencia, no hay pecado mortal porque todo es pecado leve, el infierno no existe pues siempre hay una circunstancia o situacion atenuante, ya no hay necesidad de confesarse, existe la libertad de comulgación si se sigue el camino de integración, la perfección nunca se consigue en la tierra porque todo es proceso de acompañamiento en la perfección, mientras que la reina de la moral es el discernimiento en conciencia integrando y discerniendo las atenuantes y el bonum imperfectum.
Amoris Luterus, Gaudete in Luterus...
El Poliedro parece ser una compleja operación de destrucción de la Iglesia:
ResponderEliminar1. Primero la Iglesia se destruye en su unidad adaptando dos morales diversas. Es la sinodalidad, la colegialidad, la independencia de las conferencias episcopales, la praxis separada de la doctrina, la moral de situación...
Amoris Amoris lo logra, pues hay obispados y sacerdotes que dan la comunión y la absolución a los adúlteros, y otros no. Existen dos Iglesias.
2. El ecumenismo irenista e indiferentista de unión sin la verdad con ortodoxos, protestantes y anglicanos. La Iglesia Ecuménica Sincrética.
3. La Unión de las Religiones, primero con los de Abraham, judios y musulmanes, y luego con los que creen en algún Dios.
El Poliedro de Poliedros, el Hipercubo, el Supremo Teseractor, la Religión de religiones...
El que da en el clavo es Antonio Caponnetto con su Apostilla sobre el palimpsesto.
ResponderEliminarAl margen de todo lo dicho hasta aca, creo que se ha descartado con demasiada premura y seguridad la profecia del P.Meinvielle que, para mi, no puede ser mas acertada:
ResponderEliminar"Cómo se hayan de cumplir, en esta edad cabalística, las promesas de asistencia del Divino Espíritu a la Iglesia, y cómo se haya de verificar el portae inferí non praevalebunt... no cabe en la mente humana [...] Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando; pero no sabemos los límites de su poder. Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la Publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. Puede haber dos Iglesias, la una de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes, y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, la Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como “pusillus grex” por toda la tierra. Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera que pudiera defeccionar. UN MISMO PAPA PRESIDIRIA AMBAS IGLESIAS, que aparente y exteriormente no sería sino una. El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie a mantener el equívoco. Porque por una parte, profesando una doctrina intachable (mmmm...esto no esta) sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad".
En fin, que si esto fuera asi, o algo asi, lo que diga o haga este "pseudopapa", no debería tener sin cuidado, respecto a su contenido.
Copio de un sitio esto del P. Meinville, con valoraciones del sitio, que parece ir de maravillas al no emérito:
Eliminar"Esta denuncia profética del padre Meinvielle fue escrita en el libro “De la Cábala al Progresismo”, impreso en enero 1970. Luego del Vaticano II reina soberana la Nueva Iglesia de la publicidad, neo-modernista, desacralizada y mundanizada, democratizada, colegiada, ecuménicamente demagógica, mimada por el periodismo y complaciente con las adulaciones de los incrédulos obstinados, enemigos de Cristo."
Mi amigo J. E. dice que la Jodete e Insultate fue escrita especialmente para Benedicto XVI, que luego de su renuncia, ha elegido vivir en un monasterio en silencio y oración ( y escribir cartas desagradables...) en lugar de volverse a Alemania a servir sopas a los terrorist...digo refugiados islámicos.
ResponderEliminarDon Camilo
Que el buen Señor se lo lleve a su lado, y a nosotros un buen Pastor que nos aliente y hable claro de la fe.
ResponderEliminarDejense de joder. La exhortacion es buena, no pretende ser un tratado de teologia, cosa que aclara al principio. Y leanla entera. Es evangçelica. Hay un sub-capitulo titulado "En constante oracion", donde se dice entre otras cosas "No creo en la santidad sin oracion".... no critica el silencio, sino el silencio "y rehuir de los demas". Hay que leer en contexto, y todo. Se afirma con claridad la existencia del diablo, que algunos decian que Francisco lo relegaba a una mera representacion del mal.
ResponderEliminar"La lectura orante de la Escritura mas dulce que la miel" (cito como recuerdo porque estoy c poco tiempo y no tengo el texto al lado)... Lo de pelagianos y gnosticos, coincido con Francisco. Entre tradis y neocones abunda el voluntarismo practico, confundiendo la santidad con un esfuerzo personal natural y con mera practicas de piedad y cantidad de oraciones y formulas recitadas. Tambien una idea de que el conocimiento de la fe santifica por si solo, menospreciando estar disponible a las necesidades del projimo, el encuentro personal con el Señor, la lectura orante de la Escritura, la oración con los Salmos, etc. Me parece excelente que en una exhortacion acerca de la santidad prevenga a la grey contra estas interpretaciones erroneas de la santidad que se dan en la practica, en el ambiente vivido, aunque no teoricamente. Suelo coincidir con las opiniones y posteos de este blog, y lo leo seguido, me alegro de que haya vuelto, pero ya es la critica por el mero hecho de pegarle a Bergoglio. Saludos!!!
Tiene razón el Anónimo de las 22:33 de ayer. La exhortación es "evangélica"... según el evangelio de Rahner.
ResponderEliminarNo, mi amigo, no basta con citas buenas y frases ortodoxas. Hablas del "contexto", pero te saltas olímpicamente el contexto para quedarte con las frases irreprochables. El contexto es el contexto de todo el papado de Francisco, y ese contexto es humo, mucho humo, del mismo tipo de humo del que habló (San?) Pablo VI hace como 40 años.
Sobre los tradis y neocones, de acuerdo.
Hablando de humo. ¿Pablo VI aclaró alguna vez a qué se refería con humo de Satanás? ¿O lo dejó a libre interpretación de cada uno?
ResponderEliminarcualquiera, hasta el Papa dice cualquier cosa. Se acabò la Autoridad sobre la tierra. Fin del Comunicado.
ResponderEliminarEsta muy bien la aclaración, aunque de los pelagianos y sus correligionarios contemporáneos no ha comentado nada.
ResponderEliminarSin embargo me parece que el eje de la cuestión ronda justamente en aquellos grupos --siempre terminamos hablando de los mismos-- que hacen de la religión católica una reducción a manual devocional privado, moral de congregación, espiritualidad exclusiva de "EE.EE.", y estudio de Magisterio y documentos "apropiados".
Hay religiosos que desconocen los Evangelios, las Epístolas (verdaderas exhortaciones) --porque para eso esta el Breviario y el Leccionario diario, no?--, y lo que es una Lectio Divina.
En cambio pueden recitar de memoria párrafos enteros de encíclicas, de Dcho Canónico y datos útiles en su lucha ideológico-religiosa.
Hay gente muy tradi y gente muy neocon --como también bien progre-- que atribuye mas importancia e invierte mas tiempo en "formarse" (o deformase, según el cuadrante) que a la vida espiritual. Ya sea con la Pascendi o el documento de Aparecida.
Y así estamos.