En varias ocasiones nos hemos referido en este blog a la higuera, esa planta evangélica a la que el Señor nos manda estar atentos: “Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas (Mt. 24, 32-33). Pero la verdad es que no resulta fácil darse cuenta si las ramas están tiernas o si las hojas están brotando. Siempre asoma la duda o el temor a caer en espejismos ocasionados, muchas veces, por nuestros anhelos, el wishful thinking que dicen los ingleses. Pero el hecho que sea difícil discernir los signos y que podamos equivocarnos con facilidad, no nos exime de la tarea encomendada por el Salvador de estar atentos a la higuera.
Las últimas semanas que vivimos en Argentina y en el mundo son cuanto menos, curiosas. Sabemos que se predice para los últimos tiempos la existencia de una iglesia de la publicidad y de una iglesia verdadera, casi escondida y perseguida, que caminarán solapadas. Y hemos visto hasta la nausea que en ocasión de la discusión sobre la ley del aborto en la cámara de diputados, nuestros obispos insistían en que el debate era importante y necesario, siempre que fuera con respeto y sin violencia, y casi ninguno de ellos se pronunció con la claridad y contundencia que la gravedad del tema ameritaba (hay que decir que en esta segunda parte de la discusión están cambiando el tono). Y sabemos que muchos prelados, aún convencidos de la maldad de este crimen, prefirieron el silencio y la huída de la disputa a fin de no armar olas en los medios de comunicación, ser tachado de ultracatólicos y conservadores, y perder de esa manera la posibilidad de alguna promoción episcopal.
Y, sorprendentemente, hemos visto como una actriz y vedette - Amalia Granata-, cuyo lanzamiento a la fama se debió a la ardiente noche que pasó como acompañante ocasional del cantante Robbie Williams en 2004, llevó adelante un discurso claro y duro contra el aborto y los abortistas, lo que le costó no solamente los más crueles ataques de los medios, sino también y finalmente, su trabajo, pues fue despedida del canal de televisión en el que trabajaba. Cómo no recordar aquí las palabras de Nuestro Señor a los fariseos: “Las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos”.
Y, sorprendentemente, hemos visto como una actriz y vedette - Amalia Granata-, cuyo lanzamiento a la fama se debió a la ardiente noche que pasó como acompañante ocasional del cantante Robbie Williams en 2004, llevó adelante un discurso claro y duro contra el aborto y los abortistas, lo que le costó no solamente los más crueles ataques de los medios, sino también y finalmente, su trabajo, pues fue despedida del canal de televisión en el que trabajaba. Cómo no recordar aquí las palabras de Nuestro Señor a los fariseos: “Las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos”.
Otros de los signos de la higuera que me parece descubrir es que de un modo cada vez más desembozado se niega lo evidente o, dicho de otro modo, se peca contra la inteligencia. Recurriendo a Chesterton, diríamos que ya la mayoría del mundo afirma que el pasto es azul y que dentro de poco deberemos desenvainar nuestras espadas para defender su verdura. La fotografía de la izquierda pertenece a la última marcha del orgullo gay en París. No solamente se presenta ya el satanismo de modo explícito, sino que vemos a niños con banderitas multicolores caminando detrás de pervertidos a los que ni siquiera puede nombrarse. A fuerza de acostumbramiento, no nos asombramos ya del espanto diabólico del hecho: la exaltación pública de las perversiones más abyectas y la corrupción innombrable de los niños.
Pero hay otros modos mucho más sutiles pero igualmente perversos de afirmar que el pasto es azul. Y pongo por caso un ejemplo reciente: Claudia Najul es una médica y diputada mendocina en el Congreso de la Nación que votó a favor de la ley del aborto. Y también votó a favor -como la totalidad de sus colegas- de la ley de transplante de órganos según la cual, entre otras cosas, todos los argentinos somos donantes presuntos de órganos. Sabemos que el transplante de órganos sólo fue posible jurídicamente cuando se cambió hace casi cincuenta años la definición de muerte, que dejó de ser considerada como siempre había sido el cese de la actividad cardíaca, ausencia de reflejos y de la respiración visible, para pasar a ser ausencia de actividad bioeléctrica en el cerebro. Hoy, aunque el corazón siga latiendo, la persona puede estar “muerta” y, por lo tanto, sus órganos pueden ser ablacionados. Hace algunas décadas, este comportamiento habría sido considerado un asesinato, y de los más crueles que puedan pensarse: quitar los órganos internos a una persona viva, cuyo corazón aún está bombeando sangre.
Pues bien, ante un hecho tan complejo como este, la diputada Najul justificó su voto diciendo que “Donar es un acto de amor y salva vidas”. El problema es que esta señora elige y decide qué vidas salvar: la vida del bebé que se está gestando en el seno de una madre que prefiere no tener complicaciones, puede terminarse de un modo cruento y con el amparo de la ley. En cambio, la vida de otros bebés que ya han crecido y han salido del seno materno hace cinco, o diez o cuarenta años, debe conservarse, aunque para eso haya que acabar anticipadamente con la vida de otra persona que, aunque moribunda, aún respira.
Estos hechos nos muestran una suerte de Moloch travestido de Jano, que en su afán de devorar vidas humanas, adopta diversos rostros y hace uso de sofismas bastante crasos que el mundo compra sin preocuparse por analizarlos, y evitando siempre contrariar el pensamiento hegemónico de la corrección política.
Desconozco si todo esto es signo de que las hojas de la higuera están brotando. Pero pareciera que las yemas y los bornizos están a punto de estallar.
Uno puede llegar a entender que un soberbio con muy poco talento sea ateo y no tenga en cuenta que resulta muy poco probable que no exista un Ser Superior creador de todo lo visible e invisible cuando el poco talentoso no pueda dar razón acabada del porqué de su existencia (ni del porqué del lugar, tiempo y modo de la misma) y ni mucho menos de cuándo y cómo llegará su final.
ResponderEliminarPero resulta patético y grotesco que haya sujetos que no se limitan a ser no creyentes, sino que creen y reverencian al máximo exponente del mal y del causante de la muerte eterna y del pecado.
En tal caso, más que la parábola de la higuera, se asemeja a la piara de cerdos del endemoniado de Gerasa y su suicidio en masa.
Sin quitar valor a la mas que acertada y aprobada cita del verdor y la ternura de la higuera y la realidad contemporánea. Por supuesto.
Por las dudas, no hay que desfallecer sino mirar hacia arriba, pues parece que la liberación se acerca.
Dios dirá cómo es la cosa. Como siempre.
Estimado Wanderer: en línea con lo que usted comenta en su post sobre los que se empeñan en decir que el pasto es azul, en la semana he descubierto qué tan lejos puede llegar la locura trans. Un señor de más de 40 años, casado y con 7 hijos, ha decidido que es, en realidad, una niña de 6 años: https://cronicaglobal.elespanol.com/vida/un-hombre-de-52-anos-se-transforma-en-una-nina-de-seis_29521_102.html
ResponderEliminarEl sujeto se disfraza de niña pequeña (las fotos son risibles, aunque en el fondo dan bastante pena) y vive con una familia que tiene nietos de los misma edad de la que se autopercibe este señor.
Hace unos años (no muchos, 30 a lo sumo) este tipo estaría internado en un loquero, hoy es protagonista de un film documental (the transgender project), donde relata su historia con total naturalidad.
Don Diego, "qué tan" no existe. Lo que existe es una preposición insustituible: "cuán".
ResponderEliminarHasta tenemos una ley que nos obliga a reconocer el cambio de género (a voluntad) de algún sujeto, y así nos impone llamar señora a un señor y señor a una señora. O lo que es lo mismo: sostener por obligación que los círculos son cuadrados y los cuadrados redondos. Satan debe estar desternillándose de risa, ni en serio nos toma ya.
ResponderEliminarEn el programa de TV de Leuco recién dijo que los periodistas se sienten presionados por la Iglesia, que no ha visto tanta presión desde le dictadura, debe ser mentira, pero ojala sea cierto y estén presionando-- y no sean tibios nuestros clérigos..
ResponderEliminarMacri ha obrado el milagro de que los obispos argentinos hablen alto y claro de un tema de moral relacionado a lo sexual. No es poco.
ResponderEliminarAnónimo de las 17:13: muchas gracias por la corrección, la tendré en cuenta.
ResponderEliminarLo más probable es que los obispos tengan noticias de lo que piensan los fieles a través de blogs como este, asi que no le endilgue milagros al nefasto macri, anónimo 8:35.
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