Conversando ayer con un amigo nos preguntábamos si la que estamos atravesando es la crisis más grave que ha sufrido la Iglesia. Y la pregunta no es fácil de responder por muchos motivos: no solamente hay que tener un profundo conocimiento de la historia de la Iglesia sino que también hay que definir los parámetros bajo los cuales se medirá la menor o mayor gravedad.
Si nos guiamos por lo que dijo hace dos días Mons. Gänswein, siguiendo al Papa Benedicto XVI y al cardenal Eijk, arzobispo de Utrech, esta no sería solamente la crisis más grave sino la que precede la Segunda Venida de Nuestro Señor (texto completo en italiano aquí).
Si nos guiamos por lo que dijo hace dos días Mons. Gänswein, siguiendo al Papa Benedicto XVI y al cardenal Eijk, arzobispo de Utrech, esta no sería solamente la crisis más grave sino la que precede la Segunda Venida de Nuestro Señor (texto completo en italiano aquí).
Pero dejemos de lado por el momento esas consideraciones y preguntémonos: ¿Cuáles son las características de la crisis actual? En primer término, una crisis doctrinal que comenzó soterradamente a fines del siglo XIX e hizo eclosión a partir del Concilio Vaticano II y que puede ser denominada, en términos generales, como modernismo. Hoy la Iglesia no tiene una doctrina uniforme a la cual todos deban adherir. Aunque tengamos un reciente Catecismo de la Iglesia Católica, se trata de letra a la que nadie está obligado a hacer caso y que, incluso, puede ser modificado al gusto del pontífice reinante, como hizo recientemente el Papa Francisco. En las universidades pontificias se puede enseñar con bastante libertad y ligereza herejías formales y, si se hiciera una encuesta entre el clero y los laicos, habría que ver qué porcentaje cree efectivamente en los artículos de la fe. Sobre este tema se ha escrito mucho y todos los lectores de este blog lo conocen suficientemente.
Lo que resulta una novedad para la mayoría de nosotros es la crisis moral de la Iglesia. Y utilizo el término en el sentido coloquial y no en el sentido más genuino que señaló un comentarista del post anterior. Concretamente, la insospechada extensión de la corrupción sexual entre sacerdotes y obispos y, paralelamente, una todavía desconocida corrupción financiera. Sexo y dinero, los dos pecados más conocidos y más burdos con los que Satanás ha tentado siempre a los hombres, han venido a ser también la ocasión de caída del clero católico.
Y a todo esto debemos sumar un Papa que atiza el fuego de la crisis doctrinal confundiendo diariamente a los fieles con sus dichos y sus gestos, y que ha sido acusado de ser parte de la red de encubrimiento de los clérigos sodomitas, sobre lo cual guarda aún un elocuente silencio. Que en una institución monárquica absolutista como es la Iglesia romana ocupe su vértice un personaje de estas características provoca que la crisis sea aún mucho más grave.
Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿es esta la crisis más grave que ha sufrido la Iglesia? ¿Nunca sufrió nada igual? En un rápido y superficial análisis creo que podríamos acordar que la crisis del arrianismo en los siglos IV y V, que fue un modernismo avant la lettre, fue más grave, sobre todo por su extensión temporal y espacial, por el apoyo político del que gozó y por la violencia con la que se impuso. En cuanto a la codicia y afán de dinero por parte del clero y los obispos, ha sido un mal que se ha extendido a lo largo de toda la historia de la Iglesia, con epicentros notables como los siglos XI y XII con la cuestión de las investiduras que, más allá de discutir la autonomía del poder espiritual con respecto al temporal, involucraba también un problema de afán de dinero por parte del clero. Los decretos de Gregorio VII de 1074 contra la simonía y las investiduras dan cuenta de una crisis profunda.
Y, en cuanto a la perversión sexual dentro del clero y la consiguiente violación del voto de castidad y comisión de sacrilegio, no es una novedad en la historia de la Iglesia. San Pedro Damián alertaba al respecto con palabras terribles en su Liber Gomorrhianus, ya comenté en estas páginas el escandaloso caso del Papa Julio III y también lo ocurrido con el P. Stefano Cherubini, sucesor de San José de Calasanz como general de los escolapios en el siglo XVII.
Y, en cuanto a la perversión sexual dentro del clero y la consiguiente violación del voto de castidad y comisión de sacrilegio, no es una novedad en la historia de la Iglesia. San Pedro Damián alertaba al respecto con palabras terribles en su Liber Gomorrhianus, ya comenté en estas páginas el escandaloso caso del Papa Julio III y también lo ocurrido con el P. Stefano Cherubini, sucesor de San José de Calasanz como general de los escolapios en el siglo XVII.
¿Es esta, entonces, una tormenta más como tantas otras? Podría ser. La Iglesia ha atravesado situaciones de similar complejidad, como la que se vivió durante el siglo XVI, en los momentos mismos del Concilio de Trento. De hecho, esta reunión fue convocada para tratar fundamentalmente tres temas: la crisis y desconcierto doctrinal provocado por el surgimiento del luteranismo, que no pudo ser resuelto como todos deseaban (el fin de la Reforma protestante con la vuelta de los alemanes a la verdadera fe), pero que ocasionó el armado de un corpus doctrinal que permitió resistir los embates de la herejía hasta el siglo XX; la reforma de la Iglesia y sus costumbres, que se hizo a regañadientes y sobre todo por obra de obispos y sacerdotes sueltos como San Carlos Borromeo o San Juan de Ávila, y la reforma de la Curia romana, a lo cual los papas se resistieron, y los padres conciliares aceptaron esa resistencia a pesar de las furias del emperador Carlos V. Esa reforma recién vendrá varias décadas más tarde y será obra no de un concilio sino de un santo: San Pío V. La recomendable lectura de El Concilio de Trento de Hubert Jedin muestra que la Iglesia enfrentaba en esos momentos una crisis bifronte -doctrinal y moral- como la que estamos viviendo en la actualidad.
Pero hay dos elemento que agravan la crisis actual. En primer lugar, la constatación de la existencia de una extensísima red de sacerdotes y obispos homosexuales y pedófilos que constituye una verdadera mafia extendida en la Curia romana, en las diócesis y en las congregaciones religiosas. Los pactos de silencio y los chantajes posibilitaron que ese reguero de corrupción se extendiera durante décadas e impregnara las capas más profundas de la estructura de la Iglesia, con un nivel de sordidez y depravación que aún hoy nos cuesta creer. Si bien, como decíamos, la homosexualidad como todo el resto de las debilidades y enfermedades humanas frutos del pecado original, siempre estuvo presente entre los hombres de Iglesia y en muchos casos aparecieron escándalos, nunca tuvo carácter de lobby u organización. Eran casos más o menos aislados de aquellos que sucumbían a sus debilidades, y habrán existido muchísimos otros que sobrellevaron con aceptación e incluso santidad de vida esa dolorosa condición. Hoy estamos en presencia de una suerte de orgullo gay de naturaleza clerical; hombres que han perdido la fe, o que nunca la tuvieron, y utilizan la estructura de la Iglesia para satisfacer sus corrupciones sin importarles el daño enorme que hacen y el reguero de víctimas que dejan.
Hay un segundo elemento que me parece todavía más grave: a diferencia de las anteriores, esta crisis es conocida por todo el mundo, que la vive con una cercanía desconocida hasta hace unos pocos años merced a los medios de comunicación y a las redes sociales. Tratemos de imaginar de qué manera se viviría un escándalo de este tipo en la sociedad del siglo XVIII, por ejemplo. Un católico español, o francés o italiano de ese entonces, vivía en su pequeño pueblo de cien o doscientos habitantes y el conocimiento de la Iglesia que tenía pasaba por el conocimiento del párroco de su pueblo, al que conocía de toda vida, y que sería mejor o peor según los casos. Quizás tenía una cierta inclinación por la bebida, quizás era particularmente afecto al dinero o quizás se le conociera alguna compañía femenina ocasional: todo muy humano y que no provocaría demasiado desazón en los habitantes de ese pueblo. Al obispo, con mucha suerte lo vería una vez en la vida y sabría de la existencia del Papa y de los cardenales por los relatos del cura. Y se acabó. No más que esto conocía y no más que esto quería saber. Vuelvo a recomendar, para entender cómo era la vida en las comunidades cristianas “naturales” y que forjaron la cristiandad, la película de Ermanno Olmi El árbol de los zuecos, y las novelas de José María de Pereda, sobre todo Peñas arriba.
Frente a la aparición de un escándalo que involucrara al sacerdote, la comunidad reaccionaba de un modo u otro, el problema se resolvía de un modo u otro [Recuerdo al respecto un caso que narra el P. René Laurentin en su historia de los sucesos de Lourdes. Poco antes de las apariciones, había estado en ese pequeño pueblo pirenaico un sacerdote, el P. Clouchet, que provocó un escándalo mayúsculo y debió irse debido a la presión popular: salió a cazar palomas y comió un trozo de salchicha un viernes, día penitencial y de abstinencia...], y de lo acontecido se enteraban los habitantes del pueblo vecino que estaba a tres kilómetros de distancia y al pueblo de la otra montaña le llegaban algunos rumores. Y allí se acababa el asunto. El escándalo explotaba y se resolvía en la aldea.
Frente a la aparición de un escándalo que involucrara al sacerdote, la comunidad reaccionaba de un modo u otro, el problema se resolvía de un modo u otro [Recuerdo al respecto un caso que narra el P. René Laurentin en su historia de los sucesos de Lourdes. Poco antes de las apariciones, había estado en ese pequeño pueblo pirenaico un sacerdote, el P. Clouchet, que provocó un escándalo mayúsculo y debió irse debido a la presión popular: salió a cazar palomas y comió un trozo de salchicha un viernes, día penitencial y de abstinencia...], y de lo acontecido se enteraban los habitantes del pueblo vecino que estaba a tres kilómetros de distancia y al pueblo de la otra montaña le llegaban algunos rumores. Y allí se acababa el asunto. El escándalo explotaba y se resolvía en la aldea.
Hoy vivimos en una aldea global. Estamos al tanto en tiempo real de lo que ocurrió con el sacerdote de una diócesis del estado de Pensilvania, o con un monsignorino degenerado que ocupaba un departamento en el mismísimo Vaticano. Hemos sido literalmente aplastados por los escándalos que ya no pueden ser resueltos en la discreción de una curia episcopal y cuyo conocimiento no involucraba a más de un par de decenas de personas que, en general, tenían cosas mucho más importantes de qué ocuparse. En la actualidad, los escándalos se filtran en todos los hogares y en todos los corazones, y exigen una resolución pública, y por eso mismo son fácilmente manipulables por el Enemigo. Si recurrimos a una analogía médica, diríamos que una cosa es un flemón, que puede provocar fiebre y malestar, y otra una septicemia que puede provocar la muerte.
Wanderer, suscribo 100%, y en particular, me siento muy identificado cuando dice que "Hemos sido literalmente aplastados por los escándalos".
ResponderEliminar(Lo que no pudieron los progres por progres, lo pudieron por maricones).
SÍIII "Peñas arriba" de Pereda!!! unos de los mejores libros que leí en mi vida.Que vuelva Cristo y nos salve (de nuevo) como Aslan.
ResponderEliminarEstimado Wanderer, me pregunto ¿el problema mayor es la parte homosexual del clero? ¿es el lobby? (tesis Francisquista) ¿son los medios? Porque si no fuera por los medios, los escandaletes de tal o cual cura maricón serían meras cuestiones locales, sin los lobbys serían cuestiones morales puntuales fácilmente resolubles por el obispo diocesano. Serían infecciones locales, no septicemia. Si es así, ¿pedir la renuncia del Papa por la presión que ejercen los medios sobre un tema interno de la Iglesia no es una reacción exagerada? En tiempos mejores ¿se le hubiera ocurrido a alguien pedir la renuncia del Papa por no haber sancionado a un cura, obispo o cardenal maricón?
ResponderEliminarY por otro lado, me pregunto, nos estamos haciendo eco de una campaña mediática (con bases ciertas por supuesto), apoyando o sosteniendo las acusaciones de Mons. Viganó respecto de estas cuestiones, pero ¿no tenemos acaso mil otras razones mucho mayores, más importantes, para considerar este papado (y varios anteriores) como desastrosos para la Iglesia? ¿Por poner un caso, el liber acusationis del Abbé de Nantes acaso tuvo la repercusión mediática de la denuncia de Viganó? ¿y no era más grave lo que él denunciaba? Romano Amerio destrozó las desviaciones doctrinales de la Iglesia en el S. XX, ¿acaso a él mismo a alguien más se le ocurrió pedir la renuncia de ninguno de los Papas implicados en esas variaciones? Muchos lo atacaron y lo resistieron, y con razón, pero ¿alguien pidió la renuncia de Pablo VI por destrozar la misa de siempre? Creo que la lista podría multiplicarse hasta el infinito, y sin embargo, que yo recuerde, nadie pidió ni exigió la renuncia de ningún Papa por esos motivos, mucho más graves que las faltas morales de uno, cien, o mil sacerdotes, obispos o cardenales.
Me pregunto si aprovechar la coyuntura de debilidad de la Iglesia frente al mundo para pegar allí donde el mundo quiere que se le pegue, no es en alguna medida prestarse a su juego. Si Francisco renunciara (cosa que todos creemos que no hará) el mundo va a dolerse porque habrá caído un aliado circunstancial, pero secretamente festejará haberle impuesto una renuncia a la Iglesia.
Esto sólo lo arregla Dios, no tengo dudas. Mientras tanto, tal vez lo mejor sea intentar en nuestras vidas vivir como esos católicos de antaño, la vida de los sacramentos, la gracia, la oración en familia, seguir a los buenos curas que encontremos y, por lo demás, no estar tan pendientes de lo que vomiten los medios o la última novedad que se cocine en el Vaticano.
Estimado Anónimo, como ya dije hace algunas semanas, yo no creo que el Papa deba renunciar. Como usted dice, eso sería una concesión al mundo. Debe quedarse donde está hasta que Dios disponga otra cosa, y hacerse cargo.
ResponderEliminarCaro Wanderer, no me refería a Ud. cuando hablé de los pedidos de renuncia, sino más bien a la mismísima acusación de Viganó y en general, a todos los que de una manera u otra creemos en esa denuncia. Después de pensarlo bastante, parece que con todo lo cierto que pueda tener, los medios que hablan de la lucha entre "ultraconservadores" y "oficialistas", así en términos políticos, no están tan descaminados. Claro que ellos persiguen otros perversos objetivos, pero eso no justifica lo del pedido de renuncia. Por otro lado, ¿por qué no se le pidió, con las mismas bases, la renuncia a B.XVI o a Juan Pablo II? Como dijo Maccarone (el nefando), cuando a él lo hicieron obispo todo el mundo sabía de sus andanzas homosexuales. Y fue hecho obispo por Juan Pablo II y sucesivamente promovido por él mismo a sedes cada vez más importantes. Incluso, cuando renunció, BXVI le aceptó la renuncia pero no le impuso ninguna pena gravosa en exceso. Simplemente se retiró a vivir en el Cottolengo de Claypole, lo que no le impidió seguir figurando durante años en la UCA y nadie pidió la renuncia de BXVI por haber sido tan benigno. Si es por pedir renuncias en el clero, estoy por el que se vayan todos...el tema es quién viene.
ResponderEliminarGracias por el post y por la respuesta.
Anónimo las denuncias del Abbe de Nantes y Romano Amerio eran de personas de Fe dirigidas a la gerarquía divida entre personas de Fe equivocadas y no equivocadas.
ResponderEliminarHoy nos preguntamos si hay en alguna parte gerarquía con Fe.
Está crisis es peor que la de Avignon? O la de los siglos XIV-XV con la cuestión de los antipapas?
ResponderEliminarAca somos muy anti Bergoglio, pero la verdad que echarle toda la culpa de esto que está pasando no sería justo. El problema es más profundo. Que este Papa termine su mandato y con el siguiente veremos como se sigue.
ResponderEliminarArslanian
Excelente artículo Wanderer. Creo sin dudas que una de las crisis mas grande la Iglesia.
ResponderEliminarSiguiendo con la renuncia del Papa, yo me pregunto si quizás Viganó no se excedió al pedir su renuncia. Es realmente memorable lo que hizo, alguien tenía que decir la verdad y alzar la voz para denunciar a estos tipos. Hasta ahí está perfecto y me parece aún mejor que exija al Papa a que de las explicaciones correspondientes a cerca del encubrimiento.
Pero por otro lado, no veo realmente ningún bien posible en la renuncia de Francisco, ni tampoco si decide quedarse con un papado totalmente turbulento, imponiendo una sanción a Viganó.
En fin, creo que el eje de la cuestión es lo que Viganó ha denunciado, pero humildemente me parece que ha mordido el anzuelo en pedir también la renuncia del Papa.
Por otro lado, no se que tanta seriedad e importancia le da la Iglesia a las profecías de San Malaquías, pero me parece que el Santo no anda muy errado!
"En la persecución final de la Santa Iglesia Romana reinará Petrus Romanus (Pedro el Romano), quien alimentará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto la ciudad de las siete colinas será destruida y el temido juez juzgará a su pueblo. El Fin."
Junto a la crisis doctrinal y moral, que señala muy acertadamente, yo añadiría la crisis litúrgica: la desacralización de lo más sagrado, las liturgias creativas, la intercomunión de luteranos, el cuestionamiento del dogma de la transubstanciación. La postergación del sacramento de la confesión propicia comuniones sacrílegas. El hecho de que el sacerdote celebre de cara al pueblo propicia que los sagrarios hayan desaparecido de los altares mayores para relegarse a capillas laterales. Así, el hombre queda en el centro y al Señor, que debería ser el centro de todo, se le aparta a una esquina.
ResponderEliminarPor favor, jerarquía con j.
ResponderEliminarCon g, Gerardo, etc.
Pensé que, m K d a b, no se había percatado...
EliminarAunque no pocos ya lo habían advertido y denunciado, aun a costa de ser tratados como enemigos de la paz eclesial, era necesario que Francisco fuera Papa para que nos diéramos cuenta hasta qué punto han corrompido la Iglesia. Y aun así, muchos siguen sin ver. Mayormente por voluntad propia. No es que estén ciegos. Es que se ponen una venda en los ojos.
ResponderEliminarAnónimo de las 12:39, Maccarone pagó por servicios sexuales a un adulto laico, no abusó de un menor de edad ni se aprovechó de su posición de autoridad eclesial para incitar a pecar a un seminarista o cura.
ResponderEliminarPues entonces es beato! Si solo hizo eso, entonces hay que subirlo a los altares! Vamos... El Señor nos llama a un poquito más. Por pensamientos de ese talante, así está la Iglesia.
EliminarMucha atención porque un diario italiano (la fuente de información no cita el nombre del diario), anuncia que en breves días comenzará a citar una larga lista de homosexuales del Vaticano que incluye laicos y prelados. Esta lista, está basada en la comisión de investigación que realizaron los cardenales Julian Herranz, Jozsef Tomko y Salvatore De Giorgi, que fueron quienes investigaron el caso de Vatileaks.
ResponderEliminarComo sabemos, dicho dossier fue presentado en fechas anteriores a la renuncia de Benedicto XVI. Según cita la fuente de información, "la lista "Homo Gay" incluye no solo los nombres de los culpables, sino también la evidencia de las acusaciones."
El pedido de renuncia por parte de Viganó resulta de un silogismo modus ponens. Quien no esté de acuerdo con la conclusión debe negar la premisa mayor.
ResponderEliminarMayor: Toda autoridad eclesial que encubre a un clérigo abusador debe renunciar.
Menor: Francisco encubrió a un clérigo abusador.
Conclusión: Francisco debe renunciar.
Y ahora resulta que el cardenal Maradiaga (¿o será “Maracadiaga?) dice que Viganó estuvo mal en hacer público lo de McCarrick porque sus actos homosexuales son de orden privado y un asunto de naturaleza administrativa.
ResponderEliminarEs decir, que un obispo llevase seminaristas a la cama, que todo el entorno lo supiera, que varios superiores lo encubrieran, ¿esas son cuestiones privadas? ¿Y estos pecadillos de juventud (como dijo livianamente Francisco sobre las andanzas del floripondio Ricca por las tierras uruguayas) los arreglamos con que se retire a una vida de oración y penitencia? (que habrá que ver quién verdaderamente la cumple). ¿Pero qué clase de gente dirige hoy la Iglesia? Y después de defender a su amiguito McCarrick tiene el tupé de decir que no hay un lobby gay dentro de la Iglesia y que son más inventos de la prensa que otra cosa. Por favor, que alguien me alcance un lanzallamas. Hay que barrer con el puterío que hay en el Vaticano.
Cuando Maccarone, el que sostuvo que se trataba de un acto privado, que no ingresaba en la esfera del derecho penal, fue el p. Marcó, vocero a la sazón de Bergoglio. Parece que hay una doctrina estable al respecto.
ResponderEliminarEn estos momentos tan complicados se me hace difícil discernir y no caer en la tentación de usar las armas del enemigo y sus argumentaciones.
ResponderEliminarEl "anillo único" por más poderoso y efectivo que sea... no deja de ser el arma del enemigo.
Estimados,
ResponderEliminarcomparto la nota y quisiera recordarles presten atención a San Juan de Ávila y Santa Hildegarda nombrados Doctores de la Iglesia por Benedicto XVI el 7 de octubre de 2012 (día del santo Rosario).
Con respecto a la nota de Wander, quisiera agregar un aporte más. Todos conocemos que el camino de la Pasión que vivió NSJ, asimismo lo tendrá que vivir la Iglesia. Con esto quiero hacerles reflexionar en que va haber traición, violencia, despojo de vestimentas, cobardías y llantos. En mi humilde opinión, ya estamos comenzándola a vivir.
El que la traicione no va a pensar que lo está haciendo, y luego se arrepentirá y arrojará las 30 monedas.
Saludos para todos, y alégrense de estar viviendo estos tiempos, la pasión de la Iglesia, oración, conversión y penitencia que esto se está poniendo muy bueno!
EC
El anónimo de las 11:36 pregunta:
ResponderEliminar"¿pedir la renuncia del Papa por la presión que ejercen los medios sobre un tema interno de la Iglesia no es una reacción exagerada? ... ¿no tenemos acaso mil otras razones mucho mayores, más importantes, para considerar este papado (y varios anteriores) como desastrosos para la Iglesia?"
Es posible que Viganó responda "No" y "Sí" a esas preguntas respectivamente: "sí, hay otras razones mucho más importantes" y "no, hay que aprovechar la razón que se tiene en mano." Exactamente como en el caso de Al Capone: había razones mucho más importantes que evadir impuestos para meterlo preso, pero hubo que hacerlo por evadir impuestos porque era la única razón que se tenía en mano.
Al anónimo de las 23:34, uno dirigía nada más que una organización criminal. El otro, además, es el Vicario de Cristo. En un caso todos los motivos eran condenados por todo el mundo, en otro, la inmensa mayoría de nuestros motivos, los más graves precisamente, no son importantes para el mundo y más bien son la causa de que JB sea aliado del mundo, en cambio, este sólo motivo, grave, pero menor, es esgrimido por el mundo para perseguir a la Iglesia. Es algo que como mínimo debería llamarnos la atención.
ResponderEliminarSr, Wanderer: me ha gustado mucho su artículo. No así algunos de los comentarios, algunos de los cuales usted suscribe. Me ha extrañado que con su agudeza y preparación no perciba o entienda las razones por las que Mons. Viganó pide la renuncia del Papa.
ResponderEliminarNo sé exactamente en qué país escribe usted, yo voy y vengo mucho a Perú, y puedo asegurar que, al menos en ese país, la información que se consulta es bien distinta. Es cierto que mayoritariamente se tiene internet, pero según el país o continente las fuentes de información cambian, por mucho que vivamos en una aldea global.
En Perú, mucha gente creyente y practicante tiene una visión acrítica del pontificado de Francisco, no tiene en cuenta las veces que no ha actuado con ortodoxia doctrinal, ha puesto en tela de juicio verdades fundamentales de la doctrina católica, ha sido ambigüo en cantidad de cuestiones morales, ha propiciado el crecimiento del lobby gay en la Iglesia, predica una doctrina herética sobre la misericordia, etc.
Aparte de que su elección resulta cuando menos problemática puesto que fue promocionado por el grupo autodenominado "mafia de Saint Gallen" (es algo que han confesado 2 de sus miembros)cuyo actuar según la CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
UNIVERSI DOMINICI GREGIS DEL SUMO PONTÍFICE SAN JUAN PABLO II en su punto 81, sería motivo de excomunión. Estos motivos que expongo serían sólo algunos. La lista rería interminable. Les propongo la lectura de uno de los últimos artículos de Aldo María Valli, cuya traduccion la pueden econtrar en este enlacehttps://infovaticana.com/blogs/adoracion-y-liberacion/ejemplar-e-impactante-testimonio-de-aldo-maria-valli-que-explica-por-que-cree-en-vigano-y-le-apoya-y-en-cierta-forma-explica-nuestro-trabajo/
Es un maravilloso resumen de un experto vaticanista sobre el Pontificado de Francisco.
Al líder de la Unidad Básica de Roma, bien le valdría leer Cartas del diablo a su sobrino.
ResponderEliminarPorque el tío no tiene palabra y traiciona a cada paso.
No estoy muy segura , pero creo que las otras crisis no incluyeron lo que denuncia don Pedro.
ResponderEliminarY un resfrío mal cuidado y con defensas bajas , se complica, y puede pasar a bronconeumonía y sin atención médica (decente) y antibióticos , adiós pampa mía.
Estimado Aintzane:
ResponderEliminarConozco muchísimos peruanos. Y le puedo decir que por lo general son acríticos con todo lo que no tenga que ver con el arroz chaufa y el kilo de broccoli.
Sirius Black.
Es estimadae Aintzane es un nombre vasco de mujer que significa Gloria. Si es vizcaína y sus 2 apellidos vascos empiezan por E creo saber quien es y le mando un cordial saludo levantino.
EliminarLa crisis arriana, desde el punto de vista doctrinal, no tenía ni de lejos la gravedad de la crisis actual, porque negaba solamente uno de los dogmas de fe (sin duda, central, la Divinidad del Hijo) mientras que hoy día es, no solamente el conjunto de la doctrina católica lo que es puesto en duda tomando en cuenta los "aportes" de los diversos "teólogos", sino el mismo sentido común humano elemental, la filosofía realista, que es un subsuelo indispensable de la fe católica.
ResponderEliminarEstimados,
ResponderEliminarcontinúo con mi reseña sobre los Doctores de la Iglesia declarados por Benedicto XVI el 7 de octubre de 2012. En este caso San Juan de Avila, redactó Advertencias al concilio de Toledo y Memoriales a Trento. En los mismos destacó la importancia de la educación cristiana desde la infancia, donde además de escribir sobre la pedagogía a aplicar, señalaba la importancia de los maestros. Además, Santo Toribio de Mogrovejo Arzobispo en Perú y luego el Arzobispo de México Pedro Moya de Contreras, ambos aplicaron sus métodos pedagógicos. Les recuerdo que además de sacerdote fue asceta y su labor fue esencial en el momento de crisis por la reforma luterana. Lean el siguiente párrafo:
En este contexto se comprende que san Juan de Ávila llegue a ser proclamado doctor de la Iglesia, como lo son ya santa Teresa y san Juan de la Cruz. La Conferen- cia Episcopal Española (cee) tras la canonización de san Juan de Ávila (31.V.1970)
comenzó una historia de peticiones en tal sentido a la Santa Sede, apoyada por nu- merosas cartas postulatorias de personalidades eclesiásticas y civiles (104 cartas: 29 de cardenales; 9 conferencias episcopales; 3 nunciaturas apostólicas; 9 arzobispos; 10 obispos; 23 superiores generales; 15 entre universidades, facultades de teología y seminarios, y por 5 catedráticos universitarios y un ente civil) . En la última pe-
tición se partía de la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis sobre la formación sacerdotal y de la necesidad de re-proponer figuras sacerdotales y la doctrina sobre el sacerdocio y su formación que respondiesen a la profunda crisis actual que salpica la vocación y la formación sacerdotal. Se citaban varios pasajes de los Memoriales del Maestro Ávila al Concilio de Trento y se subrayaba cómo el Maestro Ávila era ya entonces un reconocido «maestro» de la formación y de la espiritualidad sacerdotal y lo sigue siendo hasta nuestros días
No sé si es la crisis más grave en la historia de la Iglesia, y menos cuándo y cómo se resolverá. Sí me parece la más atroz porque las víctimas principales son niños, y también niñas, abusados, violentados de la manera más vil. Ese pecado clama a Dios más que ningún otro en contra de quienes lo cometieron, y también de quienes lo ocultaron y lo ocultan.
ResponderEliminarHe aquí una noticia a la que no estoy acostumbrado (hasta me hace dudar que sea obispo):
ResponderEliminarhttps://viapais.com.ar/cordoba/594179-obispo-de-villa-maria-trans-son-hombres-vestidos-de-mujer/?utm_campaign=SocialShare&utm_medium=whatsapp_share&utm_medium=whatsapp_share%3Futm_campaign%3DSocialShare?utm_campaign=SocialShare&utm_medium=whatsapp_share
Juana: termínenla con eso de niños y niñas, es efebofilia, son púberes, adolescentes y adultos abusados. Es una crisis de homosexuales dentro de la Iglesia. Por supuesto hubo también pederastia, pero es un porcentaje muchísimo menor. Y la mayoría de los abusados son varones. Dejen de esconderse detrás de la pederastia. Es increíble la hipocresía de los medios mundiales sobre la cuestión de la relación de los homosexuales con los abusos.
ResponderEliminarTal cual.
EliminarEl Obispo Morlino, de Madison (Wisconsin) lo dijo muy claro: es una crisis de homosexuales infiltrados en la Iglesia. Los cuales durante muchos años se han hecho un festín perverso con numerosas víctimas, y mientras tanto se cubrieron mutuamente.
Estimado Wanderer:
ResponderEliminarMe gustaría saber algo acerca de la posible infiltración de la masonería en la Iglesia. ¿Podría ser algo así como una "raíz común" de los escándalos doctrinales y morales que hoy asolan la Iglesia?
Ah, y gracias por su regreso.
Dice más arriba Anónimo13 de septiembre de 2018, 11:36 que esto es un asunto interno de la Iglesia. ¿Cómo va a ser un asunto interno el encubrimiento de delitos tan especialmente repugnantes?
ResponderEliminarAnónimo de las 0:13 - ahora a cerrar filas alrededor del obispo de Villa María. Nosotros siempre reclamamos que la jerarquía no defiende las verdades de nuestra fe, ahora mostrémosle que cuando lo hagan no los vamos a abandonar, porque como mínimo le va a caer una demanda del INADI.
ResponderEliminarSeguro que lo voy a ayudar. A cualquiera qur diga la verdad de ese modo. (Igualmente, tengo mis dudas de que le vayan a hacer algo. Para hablar como lo hace, debe estar muy limpio, y por lo tanto libre de presiones ocultas).
EliminarTodo es culpa de Vaticano II??.. . https://www.cath.ch/newsf/condamnation-de-labbe-roisnel-fraternite-saint-pie-x-reagit/
ResponderEliminarAnónimo 12.07, llamelo como quiera, también hay casos de niñas abusadas, y por supuesto los demás que ud. cita. Estoy enfatizando que en su mayoría se trata de personas que no tienen recursos físicos, simbólicos ni psicológicos para defenderse de tamaña violencia y eso me parece repugnante, sin ingresar en las consecuencias y secuelas de lo sufrido. Lo de la homosexualidad, los lobbies y otras yerbas conspirativas se los dejo a quienes quieran dar cuenta del problema por esa vía. No digo que no sean situaciones plausibles, sólo que no es el ángulo que me interesa puntualizar. Parece que los patéticos laberintos de una curia descompuesta en todos los aspectos merecen más atención que las víctimas en ciertos planteos. Usted sabrá. Por el momento los que se llaman pastores son todos perros mudos, sin ninguna preocupación por el rebaño.
ResponderEliminarEstimada Juana: no se trata de llamarlo como quiera. Se trata de hacer el diagnóstico correcto. Porque Ud. bien sabe que si se equivoca el diagnóstico, entonces no hay cura posible, y por lo tanto, seguirán habiendo estos casos dentro de la Iglesia. Haga el diagnóstico adecuado y entonces tendrá la posibilidad de corregir la situación. Si no, es imposible. Y si llamamos un problema de pederastia a lo que es un problema de homosexuales dentro de la Iglesia, nos equivocaremos y seguiremos creyendo que aceptar homosexuales dentro de la Iglesia no tendrá consecuencias nefastas. No son teorías conspirativas, son hechos y realidades. Y nadie quiere ponerle el cascabel al gato. Empezando por los mismos obispos cómplices. Y mucho menos los medios masivos de comunicación que esconden la relación entre homosexualidad y efebofilia. Por supuesto que hay que ocuparse de las víctimas como Ud. señala, pero Ud. seguirá contabilizando víctimas si equivoca el diagnóstico de la enfermedad que aqueja a la Iglesia católica. Piense en los seminarios en la Argentina. Juan Pablo II advirtió sobre no aceptar homosexuales como candidatos al sacerdocio (hay documentos oficiales sobre esto y el último durante el pontificado de Francisco también lo advierte). Esto Juan Pablo II lo hizo a principios del siglo XXI después de que le explotara en la cara lo de Boston. De muy buena fuente sé que el seminario de Devoto tenía en su primer año un 50% de seminaristas entre homosexuales y afeminados. ¿Sabe en qué año? En 2010. Es decir, casi 10 años después de la advertencia del Papa, se seguían (y se siguen) aceptando candidatos dudosos en Devoto. Por lo tanto, si no denunciamos esto claramente, los casos de abusos van a seguir y seguir. Y que hay un lobby gay basta ver lo que está ocurriendo para saber que esto es absolutamente cierto. Por otra parte, coincido totalmente con Ud. sobre el papel absolutamente cobarde y despreocupado de los pastores. Efectivamente son perros mudos que, como dice el AT son pastores que se apacientan a sí mismos. También sabemos que los motivos de toda esta crisis son aún más profundos, empezando por la pérdida del sentido de identidad sacerdotal que provocó la reforma litúrgica, pero hay que agarrar el problema por dónde se pueda.
ResponderEliminarA mi juicio la Iglesia JAMÁS ha enfrentado una crisis como la actual. Porque al cancer interno moral y doctrinal que va extendiéndose por todos los aparatos del Cuerpo Místico, célula por célula, hay que añadir la APOSTASÍA GENERAL. El laicismo ha sacado a la Iglesia de la posición que tenía en otros momentos de crisis. Después de la era de la Cristiandad occidental, tanto en Europa como en América y medio mundo, el enemigo ha ido haciendo que la Iglesia venga a menos hasta casi arrinconarla. Y además ha conseguido infectarla desde dentro. No. La Iglesia no se ha visto nunca en tal situación.
ResponderEliminarCoincido que la Iglesia jamás ha pasado por una crisis peor.
ResponderEliminarY lo veo en mi pequeño entorno social y laboral, la apostasía llegó a todos, todos lados, a la alta jerarquía de la Iglesia y a los fieles que solían ir a Misa aunque sea por costumbre.
Esta crisis, sea por sexo y dinero, y sea por la apostasía generalizada, donde ya la gente públicamente quiere hasta borrar su Bautismo es gravísima.
No se cura ni acertando al diagnostico, ni con los mejores remedios humanos... la cura solo será de orden Divino.
No imagino tanta y tanta gente que vive totalmente al margen de Dios que de golpe quiera volver al Camino sino es por una intervención Divina.
Que Dios se apiade de nosotros
Tadeus sin ir más lejos ya no se habla de Señor Dios de los Ejércitos sino del universo y tampoco de iglesia militante sino que el amor salva...!¿??¡¡
ResponderEliminarLa venida de nuestro Señor esta pronto, pero no es ni por una cosa ni por otra, sino que todo lo que sucede son signos que Dios nos permite ver para confirmarnos en Su Venida próxima, osea es al revés, todo lo que sucede es justamente porque el Señor esta pronto. Y eso es bueno. Dios nos de la Gracia de estar a la altura de tan maravillosa y sublime venida.
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