Conservo el recuerdo, no se bien por qué, de una conferencia que el Dr. Carmelo Palumbo dictó en el invierno de 1990, en una de las últimas expresiones de la segunda etapa de los Cursos de Cultura Católica. Yo había ido con un grupo de amigos, todos jóvenes de poco más de veinte años, como correspondía a buenos católicos. El tema en discusión era la caída del comunismo, que se estaba resquebrajando en esos días, y el triunfo del mundo capitalista. Palumbo estaba desconcertado ante el inesperado momento que se vivía y recuerdo una de sus frases: “No sabemos qué nacerá como fruto de este extraño connubio entre liberalismo y marxismo”. Yo pensé en mi impenitente optimismo que el asunto estaba mal plateado pues no había tal matrimonio mostrenco. Simplemente, el comunismo estaba acabado, y a los viejos católicos les costaba aceptarlo puesto que se quedaban sin un enemigo para combatir. Treinta años después, debo decir que el Prof. Palumbo tenía razón: hubo una boda, aunque secreta, y el fruto abortivo de tal contubernio lo vemos hoy crecido y en pleno vigor.
Mi planteo es el siguiente: el desarrollo tecnológico contemporáneo, en manos del mundo liberal, ha permitido que muchos de los objetivos primarios del stalinismo soviético se cumplan de un modo que ni el mismísimo Koba o Yagoda hubiesen siquiera imaginado. No me refiero al aspecto económico que aún siendo el más visible no es necesariamente el más importante. Me refiero al control minucioso de la población a fin de lograr la uniformidad de opinión, evitar las críticas y detracciones e identificar y castigar convenientemente a los disidentes.
En estos días estoy leyendo un grueso libro que rescaté hace mucho de la biblioteca de mi abuelo. Se llama Yo elegí la libertad y el autor es Viktor Kravchenko. Es una edición de 1947 que traducía la versión americana de poco tiempo antes y que fue un best-seller mundial. Son las memorias del autor, un convencido comunista ucraniano que llegó a ocupar puestos de importancia en la URSS durante el gobierno de Stalin y que finalmente desertó durante una misión en Estados Unidos. Más allá de la clara propaganda política que se esconde tras el libro, muestra de un modo descarnado la vida en el “mundo feliz” del marxismo. De entre muchísimos, selecciono algunos párrafos que me han hecho reflexionar:
“Lo archivos de los “Casos personales” contenían información sobre la vida privada de los estudiantes o los profesores, sus parientes, su pasado político. Guardaban asimismo y privando sobre lo demás, los informes y denuncias de los agentes secretos desplegados a través de todas las aulas y dormitorios, y de los informantes voluntarios que procedían en procura del favor de los círculos oficiales, o movidos por la envidia o el rencor.
[…] El Departamento Especial contaba con sus agentes secretos en todas las dependencias del Instituto y aún dentro de los núcleos del Partido, pero el Comité del Partido tenía sus propios informantes en esos núcleos y su identidad era desconocida para el Departamento Especial.
[…] Esta entrelazada pirámide de vigilancia alcanzaba la cima misma: el Comité Central del Partido, en Moscú, y finalmente al Politburó, encabezado por Stalin” (p. 115).
"En adelante, cualquiera que deseara abandonar una ciudad o región para establecerse en otra, tenía que aguardar primero la decisión del Comité de la Ciudad, sin cuya autorización no podría moverse. De modo que el Partido gobernante se convirtió en otra prisión, verdad que dotada de comodidades [...] pero lugar de confinamiento al fin" (p. 439).
“La libreta de trabajo resultó para todo obrero lo que el carnet del Partido fue para el comunista. Ya no podría dejar su puesto sin una anotación en el documento que le autorizara a hacerlo, y no podría conseguir otro empleo a menos que la libreta mostrase que había sido autorizado a abandonar el anterior. Además, registraba todas las reconvenciones o castigos que pudiera haber recibido el poseedor de la libreta… De este modo el trabajador quedaba condenado a arrastrar la carga de todo su pasado adondequiera que fuera; no podía ya alentar esperanzas de un comienzo nuevo en alguna otra ciudad o industria” (p. 447).
Huelga decir que toda esta información se volcaba en hojas y fichas, se almacenaba en grandes cartapacios y archivos, y debía ser leída y analizada por los funcionarios encargados, trasladándola de una ciudad a otra, separadas entre sí por miles de kilómetros.
Toda esta logística, que hacía imposible tener un control preciso y total de la enorme población de la URSS, ha sido hoy exitosamente superada. El Politburó de nuestro mundo, que no sabemos quiénes lo integran y dónde se reúne, tiene en tiempo real y a un click de distancia la información más completa sobre prácticamente cada uno de los seres humanos que pueblan el planeta. Y no necesita emplear cientos de miles de agentes secretos: nosotros mismo damos la información voluntaria y alegremente. Es cuestión de ver el documental El dilema de las redes sociales para caer en la cuenta. O si no queremos verlo, simplemente pongámonos a pensar en lo que sucede con Facebook, Instagram, Twiter, Linkedin o similares. Desde que las redes hicieron su aparición en el mundo, la gente ha experimentado una nueva concupiscencia: dar a conocer a la mayor cantidad de público posible sus actividades, emociones y sentimientos diarios. Van generando un registro de fotografías, opiniones, reacciones y gustos que los definen, que son almacenados en los grandes archivos globales, analizados por sofisticados algoritmos y puestos a disposición de quien quiera pagar por ellos. Si el Stalin del momento fuera Soros o Bill Gate, le bastaría con quererlo para conocer el perfil completo de cualquiera de nosotros, con una precisión y exactitud que no podemos siquiera imaginar.
Ya no es necesaria una “libreta de trabajo” física que se encargue de solidificar nuestro pasado. Ya nadie tiene derecho a la redención, al olvido de sus pecados o a un nuevo comienzo. El pasado de cada uno está perfectamente documentado en las redes sociales. Cualquier empleador, antes de consultar el curriculum vitae de un postulante a algún puesto de su empresa, lo primero que hará es consultar sus redes, y podrá enterarse de quiénes integran su familia y quiénes su grupo de amigo; si es deportista o no lo es; vegetariano u omnívoro; religioso o ateo; verde o celeste; heterosexual, homosexual o “no binario” y hasta qué lugares visita los fines de semana largos. Sabrá también si se enoja con facilidad, si tiene sentido del humor o tendencia al desánimo. En fin, el pasado está perfectamente documentado, con una precisión inimaginable hasta hace pocos años.
Con la excusa de una pandemia y del terror permanente de las cifras de nuevos casos de coronavirus, el mundo lleva ya casi un año de confinamiento en sus casas o en su propias ciudades. Es verdad que no se trata de cárceles húmedas y malolientes, pero son cárceles al fin. Podríamos pensar que optimismo que esto es algo pasajero. Puede que lo sea, pero no sabemos qué vendrá en su reemplazo. Klaus Schwab, fundador y actual director del Foro Económico Mundial, o Foro de Davos, en su libro Shaping the Future of the Fourth Industrial Revolution, después de analizar los avances tecnológicos presentes y futuros, hace la siguiente predicción: "... para cruzar las fronteras nacionales, [las autoridades] podrán pedir un detallado escáner cerebral a fin de valuar el riesgo que ese individuo presenta para la seguridad del país". Un católico tradicionalista, por ejemplo, bien podría ser considerado inseguro debido a que puede influir en otros y transmitirle sus ideas antidemocráticas.
Esta realidad de la que apenas he pintado algunos trazos, indica una de las condiciones centrales para el establecimiento del famoso Nuevo Orden Mundial. Yo me pregunto, sin embargo, qué de nuevo tiene ese orden. Creo que se trata más bien de un viejo orden, renovado y rejuvenecido con satánica sutileza. Mucho me temo que estamos comenzando a vivir en una URSS global, en nuevos campos de concentración que albergan a millones de prisioneros y que cuentan, es verdad, con aire acondicionado y otras comodidades, pero que no dejan de estar alambrados con imperceptibles hilos de los que nadie puede escapar.
Agradezco su muy buen artículo. Qué piensa sobre el fin de la propiedad privada expuesto en web oficial del WEF?
ResponderEliminarExcelente Wanderer. Excelente.
ResponderEliminarSolzhenitsyn, en Harvard, también había hecho un análisis equivalente (https://www.ersilias.com/discurso-de-alexander-solzhenitsyn-en-harvard/)
En su último libro, “The Great Reset”, Klaus Schwab nombra abiertamente el nuevo orden mundial como la clave para que el mundo pueda abordar de manera "universal" (aunque no católica) los problemas globales.
Allí explica, entre una sarta de lugares comunes y aburridos, dos temas, que comparto para quienes no leyeron el libro :
1- Después del 11 de septiembre todo el mundo se quejaba por las medidas de seguridad reforzadas en aeropuertos, lugares públicos, etc. Diciendo que vulneraban la libertad individual. Hoy, todas esas medidas son aceptadas socialmente y forman parte de la “nueva normalidad”. Pasara lo mismo con el mundo post-reset, todo lo que parece hoy violar nuestras libertades, será aceptado en nombre de la seguridad.
2- El problema del mundo venidero luego del Great Reset no será el terrorismo, que podrá combatirse eficazmente de manera global, si no el resurgimiento de algunos sentimientos nacionalistas en algunos lugares. A ellos tendrá que combatir el Nuevo Orden para que reine su paz. Y ya sabemos que “ellos” somos “nosotros”.
Mahoma, Robespierre, Marx, Stalin y Francisco bailan la ronda al tiempo que se dan un abrazo fraternal.
Creo que tiene razón Viganò cuando dice que estamos ante el último combate. Satán está desencadenado y su orden mundial traerá la falsa paz universal. Como lo vieron Solofiev, Belloc, Castellani y tantos otros, todo será aceptable en tal mundo, salvo la Verdad. Y la Verdad es Xto.
Vienen buenos tiempos para ser testigo de la Verdad.
Abrazo a todos.
"sentimientos nacionalistas en algunos lugares. A ellos tendrá que combatir el Nuevo Orden para que reine su paz"
Eliminar¿En Israel también? Hacer la pregunta es responderla... ¿O me equivoco?
DH
Excelente, Wanderer, completamente de acuerdo con usted. Solo una aclaración: el término utilizado por las mismas élites ya no es más Nuevo Orden Mundial, sino Gran Reinicio (Great Reset):
ResponderEliminarhttps://www.weforum.org/great-reset/
Como siempre los grandes medios tratan de convencernos que se trata puramente de "teoría de conspiración" y que no hay nada para ver ahí:
https://www.bbc.com/news/55017002
¿Alguien escuchó hablar a este sujeto Schwab en inglés? Parece el malo del Superagente 86. Es demasiado ridículo para ser el Anticristo. Pero, bueno, quizá ésa es la idea.
ResponderEliminarNo hay duda que el Nuevo Orden Mundial ya está entre nosotros y llegó para quedarse, sólo falta suprimir del todo las fronteras y las soberanías nacionales, algo resistido sólo por Donald Trump, razón por la cual se ha convertido en el enemigo N° 1 del establishment y la prensa mundial.
ResponderEliminarCuando el Dr. Palumbo decía que todavía no sabemos qué resultará del connubio de liberalismo y marxismo no hay duda que tenía toda la razón, porque de alguna manera, la Revolución Francesa es la madre, la tía o la prima de la Revolución Rusa, y si bien es cierto que se pelean por saber quién de los dos es el dueño de los medios de producción, están firmemente unidos a la hora de combatir a Dios y a su Iglesia puesto que por un camino o por otro el objetivo final de ambos es construir el paraíso en la tierra.
En cuanto a que las redes sociales atesoran el prontuario o el curriculum perfecto de cada uno de nosotros tampoco hay duda alguna.
Esos protohombres del Nuevo Orden Mundial, llámense Soros, Bill Gates, o los desconocidos que se esconden detrás de ellos, están a un paso de lograr su objetivo, sin saber que están trabajando para otro más poderoso que aprovechará sus esfuerzos y será el verdadero amo del mundo, el Anticristo que el Apocalipsis anunció con asombrosa precisión hace dos mis años.
Es sorprendente que todavía nadie o casi nadie advierta la batalla decisiva en la que Trump está empeñado por retener el poder, porque su caída será el triunfo de ese establishment y esa prensa mundial que ya paladean el triunfo del NOM que según ellos acabará con las guerras en todo el mundo.
Esa proximidad concreta de un Gobierno Mundial Unico anticipa también la inminente entrada en escena del Anticristo, que vaya a saber uno por qué razón nadie advierte pero que está a la vuelta de la esquina, porque quien no se dio cuenta todavía de que estos son los últimos días es porque está viendo otro canal.
ya lo dijo hace unos años el actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires, "si Stalin hubiera tenido internet y planillas excel, el comunismo no habría fracasado".
ResponderEliminarLa transfiguración del marxismo. Ciertamente, la caída del muro de Berlín, no significó la caída real del comunismo ni muchos menos, sino tan sólo la de uno de sus modos de manifestación más violentos, esto es, la que apelaba abiertamente, a la lucha armada. Pero, después de Gramsci, el comunismo, por un proceso de estratégica metamorfosis, a los efectos de tomar parte del NOM o del Great Reset o como quiera que se lo llame, eligió como campo de batalla el precioso ámbito de la transformación cultural, y a fe que, lamentablemente, parece haberlo logrado con sorprendente éxito. Si no, ¿qué otro calificativo que el éxito en el campo cultural puede atribuirse a sucesos tan nefandos como la legalización del matrimonio "igualitario", la anual celebración del "día del orgullo gay", la imposición de la ideología de "género", con la consecuente imposición de la "educación sexual integral", la pretensión de la legalización del aborto, y también la criminalización de la colonización y evangelización española, el surgimiento de movimientos terroristas indigenistas o islamistas, la aparición de proyectos totalitarios bajo el amenazante lema que reza: "vamos por todo", la proliferación de ocupación de campos y propiedades ajeno que, conjuntamente con la imposición de impuestos confiscatorios suponen la conculcación del derecho ala propiedad privada. Todo lo cual, por cierto, no deja de tener su correlato en el seno de la misma Iglesia Católica. El surgimiento de la Ostpolitik, en los tiempos de Casaroli, que supuso el abandono de los cardenales Mindzenty y Slipij, o, en la actualidad, de los obispos chinos fieles a Roma, y substitución por otros obispos funcionales a los intereses del sistema de gobierno comunista chino, la irrupción en el campo teológico de la Teología de la liberación, o de nueva versión bajo la denominación de Teología del Pueblo, con el consiguiente abandono de la teología tradicional, el surgimiento de la "ética de situación", y como lo puede ser también la nueva tendencia a la "sinodalidad", que, de modo progresivo, sólo parece poner en tela de juicio, cuestiones cada vez más caras al patrimonio cultural de la Iglesia, cuando no a importantes bases doctrinales de la fe católica, lo que explicá el increible derrotero moral en que cayeron algunos de los miembros del clero de la Iglesia, como el ejercicio de la homosexualidad y la pederastía, la fraudulenta administración de los recursos de la Iglesia, o lo que es todavía mucho más grave por el daño al ministerio sacerdotal, al misterio eucarístico y a la salud moral del receptor del sacramento de la eucaristía, cuando se promueve la administración del Cuerpo de Cristo a quienes conviven en no arrepentido estado de adulterio, lo que se completa con el inapelable pedido de renuncia a algún obispo de sello no progresista o tradicional o al cierre de seminarios de formación tradicional. De donde surge el preocupante interrogante acerca de la naturaleza y de la fe que se vive y se predica, y de su debida fidelidad al Depósito de la Fe. ¡Dios asista a la Iglesia por Él fundada! ¡Alabado sea Jesucristo!
ResponderEliminarHace rato vengo diciendo a muchos en ir haciendonos a la idea del martirio por la fe.
ResponderEliminarEspero antes mandar a varios al infierno.
El Ignoto
Agrego a lo anterior. El papa Benedicto XVI, no obstante, siempre fue optimista, y sigue siéndolo, respecto de la permanencia y victoria final de la Iglesia sobre su enemigo de fondo, que no es otro que Satanás. Para lograrlo, decía, había que apelar a cuatro armas de incalculable poder espiritual: la humildad, la oración, el sufrimiento y la devoción a la Santísima Virgen. Nuevamente mi saludo. ¡Alabado sea Jesucristo!
ResponderEliminar¡Muy de acuerdo con la publicación don Wanderer!
ResponderEliminarSólo agrego unas ocurrencias
Bueno, me trae el post dos recuerdos. El primero no de interés para el blog pero lo cuento: vino a mi memoria que una década antes de la conferencia que cita, participaba de las reuniones de formación con su grupo “El Angélico” que el doctor Palumbo organizaba todos los meses en su casa.
Pero el otro recuerdo es este texto de Paulo VI (Octogesima adveniens,14/05/71, n.º 29) que había utilizado como punto de partida para unas reflexiones para un trabajo en la facultad, allá por 1984. Dice así: “29. Si hoy día se ha podido hablar de un retroceso de las ideologías, esto puede constituir un momento favorable para la apertura a la trascendencia y solidez del cristianismo. Puede ser también un deslizamiento más acentuado hacia un nuevo positivismo: la técnica universalizada como forma dominante del dinamismo humano, como modo invasor de existir, como lenguaje mismo, sin que la cuestión de su sentido se plantee realmente.”
La primera oración, la de la oportunidad, hoy es una vía muerta porque los hombres de Iglesia provocaron la pérdida de la guerra cultural (por desidia, por impericia, porque nunca les importó, etc).
Pero la segunda es la boda, el contubernio, o como se lo quiera denominar. Y esto no creo haya empezado con la caída del muro.
El marxismo es es una de las tantas religiones inmanentistas. Pero nefasta y peligrosa en sus pseudorealizaciones políticas.
Es una religión inmanente: su fin de la historia es un final feliz intramundano en el cual habría una sola clase. Y el inmanentismo es su propio aborto, porque la inmanencia no es estar anclado en la eternidad. Es una pura ficción. La inmanencia no es quietud sino cambio. La dialéctica “sería” su elemento eterno, pero puesta en la inmanencia no puede sino detenerse luego de la revolución. Y de allí su final.
De allí también el fracaso de sus realizaciones: los burgueses hicieron las revoluciones y luego de instalados en el poder, se olvidaron de la revolución y se dedicaron a ser más burgueses.
Y volviendo a la dialéctica, en la historia del marxismo se ve su desaparición. Ya Eduard Bernstein la llamó “el elemento malévolo de la teoría marxista”. Y con Bernstein nace la socialdemocracia.
No hay mucha diferencia entre capitalismo y socialdemocracia: en el fondo son positivismo (las peleas y diferencias son para entretener a la tribuna). Y en este positivismo la planificación técnica puede estar tranquilamente instalada.
La obra técnica como tal es buena en cuanto cumple su fin. El problema de la técnica está en su dependencia o no de un orden moral. Y ese orden moral será tal en cuanto sea correlativo con una verdad objetiva.
Hoy vivimos una atmósfera de inmanentismo. Luego no hay una naturaleza, tampoco una moral objetiva. Así la técnica puesta en manos de estas mentes es puro control, manipulación o lo que quiera hacerse. Es en el fondo el ideal iluminista: todo es absolutamente racionalizable, o sea, todo es a la medida de la razón humana. Y todo lo que hay no es sino materia para las construcciones de la razón. Y esto se aplica a todo. Porque no hay naturaleza, Roberto se hace llamar Florencia; porque no hay naturaleza, puede haber más de cien “géneros”; porque no hay naturaleza, puede uno casarse con un tren o consigo mismo; como no hay naturaleza, todos pueden ser clasificados en la planilla de cálculo, (como citaba Ludovicus). Clasificados, encerrados y controlados.
Pero del otro lado del mostrador, también se han convencido de que no hay naturaleza: y así se festeja a Florencia, es muy aceptable (hasta por el papa) que dos personas del mismo sexo “tengan derecho a una familia”, y que hay que quedarse encerrado porque porque “aunque no tengo síntomas puedo contagiar”.
No lo ve quien no quiere. Está dispuesto a cada paso, desde que uno se levanta y lee las noticias. O mira la tv o escucha la radio.
ResponderEliminarSe enseña en escuelas, colegios y universidades.
Y hasta se encuentra presente en los símbolos y signos de las principales marcas y productos.
Y la cárcel mental del réprobo es el campo de concentración sin alambres de púas, ni perros ni guardias.
Hasta tiene la religión mundial del hombre endiosado.
Con la sexualidad invertida y prostituida mas el consumo de drogas en las formas más variadas. De las materiales y de las otras.
Hay que resistir. O Viene pronto o nos premiará por las cicatrices.
"Los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" y "estaré con Ustedes hasta el fin del mundo y las puertas del infierno, no prevalecerán"
A propósito de Palumbo, paso este interesantísimo artículo de Juan Andrés Levermann "La diseminación del marxismo y el relativismo actual", sumamente explicativo de lo que estamos padeciendo (pero "limitado" a la perspectiva filosófica). Disponible en https://www.fundacionemiliokomar.com/jornas-2017-sobre-la-sociedad-opule
ResponderEliminarEs todo muy confuso. Los "democráticos" y "liberales" -o "liberals"- parecen carceleros soviéticos. Y los "fascistas" y "autoritarios" hoy en día parecemos Foucault.
ResponderEliminarEl Confundido
Me preguntaba, ¿qué razón habría movido al papa Benedicto XVI a señalar a un alto dignatario de la Iglesia española, que momentos antes le había suplicado que rezase a Dios por España -a la que, por entonces, como también ahora, le afligían grandes males-, que los males de España no debían buscarse en una causa humana, como podía ser la imposición, por parte de un determinado régimen político, de una cultura que negase los valores propios de la cultura católica, sino propiamente por Satanás, y que, por tanto, debía ser combatido con las armas de la fe? En realidad era una duda que siempre tuve respecto de la condena que hacían algunos papas respecto de algún sistema político. Tuve que enfrentarme personalmente con algunos de sus perniciosos efectos para hallar respuesta a tan difícil pregunta. Porque, si, como reza la máxima, el efecto debe ser proporcionado a su causa, entonces tan brutal negación del orden natural, como la que hoy se realiza por parte de algunos grupos de poder, sólo podría explicarse por la malsana inspiración de un poder sobrehumano, que no busca otra cosa que negar a Dios. "Por sus frutos los conoceréis", decía Cristo. Los saludo nuevamente. ¡Alabado sea Jesucristo!
ResponderEliminarMe parece que hay un equivalente cinematográfico al ilustrativo libro de Viktor Krauchenko. Es la película "Das Leben der Anderen" de Florian Henckel von Donnersmarck, estrenada en 2006, y conocida como "La vida de los otros". Es un retrato del "defecto sentimental" que podía tener eventualmente el cruel espionaje stalinista. Hoy, ese "defecto" ha sido subsanado por internet.El "hombre heterodirigido" de Riesman, ya ni siquiera necesita un "hetero" policíaco que lo vigile. Él es su propia "afueridad". Él es todo "afueridad".Lo más profundo que le queda es la epidermis, según Bloy. Lo único que necesita el Nuevo Orden es una buena computadora. Un abrazo. Antonio Caponnetto
ResponderEliminarMuy buen articulo Don W. En San Juan se hacian en Casa España auspiciadas por la Univerdidad Catolica. Todo paso. Ahora esperamos a que Dondo traiga a Vicky Donda a darnos charlas. Saludos.
ResponderEliminarP
Para Chapado a la antigua (24-nov 08:45):
ResponderEliminarSí recuerdo que BXVI se lo dijo en junio de 2015 al que fuera ministro de interior de España:
Benedicto XVI a Jorge Fernández Díaz: «El diablo quiere destruir España»
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=36812
Respecto a la cuestión de España y el diablo. Tengamos presente que el demonio se ocupa especialmente de tentar y combatir lo que se hace de cristiano. De destruir lo cristiano. Ciertamente que él actúa orgánicamente, igual que lo hace la Gracia. Es decir, va atrayendo las mentes y las voluntades, de manera que se gestan cambios en las personas y movimientos de opinión y cursos de acción que se van afianzando y consolidando en las estructuras sociales. Es el Príncipe de este mundo, que combate donde se instaló el Reinado de Cristo. Va entrando por las grietas que esta instalación tiene, por los resquicios de Ciudad de los hombres que siempre hay en la Ciudad de Dios.
ResponderEliminardon Héctor
Muchos análisis me extrañan que sean de argentinos. Yo entiendo que los europeos y los USA no logren categorizar el pensamiento de JB. Pero los argentinos, de acuerdo o no con él, no podemos enjuiciarlo con las categorías eurocéntricas. Les podrá parecer un mamarracho esta suerte de nacionalismo-peronismo-católico-populista, pero no se puede decir que es mundialista ni todo lo que se dice. Vean lo que le dijo al Presidente de Gobierno de España (socialista él) . Le habló de la Patria y le recitó de memoria dos poesías: una de Juan Luis Bernárdez y otra de Jorge Dragone (posiblemente sin saber o sabiendo -a JB le da lo mismo- que este último terminó lefevbroso o por ahí cerca).
ResponderEliminarAl que le interese ahí están los textos
https://www.vidanuevadigital.com/2020/10/25/los-dos-poemas-que-el-papa-francisco-le-ha-dedicado-a-pedro-sanchez/
Bueno, lo de "mundial" del nuevo orden está por verse; que va camino a ser "occidental" es otra cosa. Los chinos van por la suya y sacan de este desaguisado occidental toda la ventaja que van pudiendo; los musulmanes -en todas su variantes- y los turcos hacen la suya y también van sacando su tajada pero no se suben ni por asomo a ese tren; en la India también se manejan a su modo, al igual que Japón. Algunos países de Europa oriental van resistiendo y se verá como termina la cosa por esos lares. La infección por ahora es occidental, con los EEUU al frente y la sumisa Europa rendida. El resto de América ya está colonizado y no creo que Bolsonaro aguante mucho y caiga Brasil. En fin, el caos es generalizado en Occidente pero no se ve todavía un nuevo orden occidental marchando viento en popa. Lo grave es que la Iglesia institucional aparece también rendida. En fin, probablemente la mayoría de los lectores de este blog supere los 50 años por lo que no veremos el final de este derrotero al abismo, sea el que fuere, incluso con la venida del Rey.
ResponderEliminarPampeano
Tengo un tío muy mayor con coronavirus en estado crítico. Hay forma de conseguirle extrma unción o indulgencia? no creo que pueda visitarlo nadie, el piso de clínica en el que está está infestado de coronavirus, sólo permite que lo visite una persona, pero no lo recomiendan, especialmente en el caso de gente de su misma edad (como su esposa) y dicen que mejor videollamada.
ResponderEliminarMi padre falleció en septiembre. Llamé a terapia, donde estaba recién ingresado mi padre, y les dije que el sacerdote que iba a ir tenía equipo de protección personal EPP3 (lo que era cierto, no lo dije por decirlo). Con esa condición seguro lo autorizan a ingresar. Espero le sirva el dato.
EliminarDejan entrar a los sacerdotes. He visto a varios asistiendo a moribundos. Solo es cuestión de conseguirlo
EliminarEstimado anónimo 20:04,
ResponderEliminarTodo lo que Ud. quiera, pero si vio la "Economía de Francesco" no se puede dudar que Bergoglio está metido hasta el cuello en el globalismo, la Agenda 2030 y el Gran Reseteo.
Esas poesías son lo mismo que hacía acá como arzobispo, el famoso "¿qué te hicieron?". Postureo. Lo que siempre hizo.
Anónimo del tío internado: dónde está internadi su tío?
ResponderEliminarNo muchachos, atribuirle a JB un pensamiento globalista es no leer lo que escribe ni oir lo que dice. Él sostiene una globalidad poliédrica, con identidades nacionales conservadas vivas. Es un nacionalista católico populista peronista. Para entenderlo hay que sacarse la piel gorila y el mundialismo anglófilo de tantos argentinos. Que JB coquetee con los poderes es su método, pero al mismo tiempo los trata de agentes del demonio. Es el Papa que más habla del demonio en la historia de la Iglesia. Su idea al respecto es la de Benson (El Señor del mundo) . Que es confuso, que juega a tocar las puntas y volver, que le fallan las estrategias (como con los alemanes), que le gusta "eppater les bourgois" es cierto. Pero no hay que ser giles. Primero porque es faltar a la verdad. Segundo porque es regalarle al enemigo una victoria que no tiene.
ResponderEliminarEl anónimo de las 20:04
Lo más extraño de todo lo que sucedió es la migración de imperios.
ResponderEliminarCon todo lo que se puede objetar la Rusia de Putin es la última potencia donde reina un orden social de lógica cristiana, sin opositores fuertes. Y, paradójicamente, es su enemiga de antaño, USA, es la que se convirtió en el territorio de combate entre los cristianos y los anti-cristianos o liberales marxistas.
El comentario mas centrado y mas cargado de sentido común que leí en mucho tiempo en este blog: "El anónimo de las 20:04" Gracias!
ResponderEliminarQue Panchampla sea "nacionalista" "populista" "peronista"... creo que se puede conceder. En todo caso, yo no lo discutiré.
ResponderEliminarPero absolutamente no es católico. A esta altura del partido, no creo que sea necesario pedir pruebas ni confeccionar teorías para demostrar que Francisco no tiene la mens catholica.
Más allá de la cuestión de si es Papa verdadero, falso, antipapa, formaliter o materialiter o la mar en coche de cuestiones disputadas. Lo claro es que no es católico.
Difícilmente, pues, tenga del demonio la misma idea que Benson, un converso sincero al catolicismo.
A esta altura del partido, no creo que sea necesario pedir pruebas ni confeccionar teorías para demostrar que Francisco no tiene la mens catholica.
ResponderEliminarMás allá de la cuestión de si es Papa verdadero, falso, antipapa, formaliter o materialiter o la mar en coche de cuestiones disputadas. Lo claro es que no es católico.
Esta es la cuestión. Todo lo demás, sobra.