"La naturaleza decae, el sol deja de brillar, la luna palidece, las estrellas se caen del cielo, y los fundamentos del redondo mundo se agitan. Pero la lamparilla del altar arde cada vez más brillante. Hay panoramas enteros ahí que los hombres son incapaces de ver. Por encima de los tumultos de la tierra se oye el mandato de proclamar la muerte del Señor y la promesa de que el Señor viene".
S. John Henry Newman, Paroquial and Plain Sermons VII, 11.
27 de febrero de 1831.
Hoy los diarios publican en tapa la foto de un Bergoglio picarón luciendo una gorra de jean mientras los turistas a su alrededor aplauden y festejan la humorada de este curioso Papa cocoliche de la pachamama y la armonía ecológica.
ResponderEliminarSeguramente el sol que deja de brillar, la luna que palidece y las estrellas que caen del cielo que Newman no deja de recordarnos como anticipo de la Segunda Venida de Nuestro Señor, es el triste espectáculo que hoy se desarrolla ante nuestros ojos.
La Iglesia nunca fue más grande que cuando fue perseguida. En aquellos días, igual que ahora, la lamparilla del altar arde junto al Santísimo más brillante que nunca porque esta generación será testigo de lo mejor que está por venir. Dios quiera que también podamos ser protagonistas.
La lamparilla del Santísimo, que no del "altar", indica la presencia real de Cristo en las formas consagradas que se custodian en la tienda del arca de la alianza, el "tabernaculo" (tabernaculo = tienda pequeña), que hasta la reforma protestantizante estaba situada, obedeciendo el mandato del Concilio de Trento, en...el altar.
ResponderEliminarSí, la lamparilla del Santísimo indica que Dios está con nosotros; en medio de Su Pueblo Elegido. Para protegernos y ayudarnos llegar sanos y salvos al mundo que ha de venir.
en el esfuerzo de borrar la presencia católica de las iglesias y convertirlas en salas de oración protestante (esto es, lugar no sagrado, porque los protestantes no tienen templos sagrados, ni realizan ceremonias sagradas ni tienen sacerdotes sagrados) para favorecer el ecumenismo y la unión de las iglesias católicas nacionales con sus connacionales protestantes, los sagrarios han sido relegados a una capilla lateral.
la lamparilla encendida indica pues la presencia de Dios en medio de su pueblo elegido, como antes lo fue el arca en medio del Pueblo de Israel.
lamentablemente hoy muchos sacerdotes catolicos no creen en la presencia real, por eso no ven ningún impedimento que los protestantes y los divorciados puedan comulgar (si no está Cristo presente, como deben creer los católicos, sigue siendo un trozo de pan sin levadura y no incurre en pecado si se tira al suelo, se pisotea, lo come un hereje o un pecador público y contumaz)
por cierto, hay blogs católicos estadounidenses que dicen que el Papa s.j. no se arrodilla ante la eucaristía. Yo no lo he visto, pero tiene sentido.
la realidad es que lo que sale del Concilio es otra religión, que nos la imponen a todos como si fuésemos idiotas perdidos y no supiesemos lo que nos conviene.
Muy encomiable su comentario. Pero me permito hacerle una pequeña aclaración. El uso de la lámpara en el santuario (el altar, al fin y al cabo), es común a Oriente y Occidente, y recuerde que Oriente (por lo general) no tiene reserva del Santísimo Sacramento, y la lámpara se mantiene encendida igual...
EliminarAtte. U' Sceccu.
En las Iglesias anglocatolicas la lamparilla señala la eucaristía.
EliminarCuriosamente no es raro que usen lámparas antiguas italianas o españolas de plata cuando pueden.
Respecto a la Ortodoxia, las lámparas se usan para honrar los iconos.
Se prenden velas frente a los íconos como signo de oración. Pero no algo como la luz permanente por la presencia eucarística occidental. Lo puse en otro comentario. A veces parece que para ustedes el mundo son Italia, Francia Alemania e Inglaterra. Una península y una pequeña isla en un archipiélago en el Mar del Norte.
EliminarFocio
Gracias, don Wanderer
ResponderEliminarSublime.
ResponderEliminarNo es por ofender a nadie, pero... ¿De veras creen que Bergoglio y sus secuaces son el sol, la luna y las estrellas del Apocalipsis? Creo que a lo sumo serán los bigotes u otro órgano inferior de alguna de las bestias que menciona.
ResponderEliminarApocalipto
Apocalipto, lo único que falta es que lo diga por Newman, no puedo creer que haya entendido eso. Una curiosidad..., ¿vio comprensión de textos en el colegio?
EliminarEstimado, seguí su texto y por lo que entiendo:
Eliminar"...Hoy los diarios publican en tapa la foto de un Bergoglio picarón luciendo una gorra de jean mientras los turistas a su alrededor aplauden y festejan la humorada de este curioso Papa cocoliche de la pachamama y la armonía ecológica..."
Acá define de quién habla
"...Seguramente el sol que deja de brillar, la luna que palidece y las estrellas que caen del cielo que Newman no deja de recordarnos como anticipo de la Segunda Venida de Nuestro Señor, es el triste espectáculo que hoy se desarrolla ante nuestros ojos..."
Y acá lo cita a Newman citando el Apocalipsis, puntualmente sobre el sol, la luna y las estrellas.
Quizá utilice otra lógica, válida como la "notación polaca inversa", válida pero que no comprendo.
Como le decía, si lo entendí, creo que estamos dando demasiada entidad a un personaje oscuro y perverso... pero que no llega a ser ni el anticristo ni el falso profeta (no parece Cristo ni dice cosas tan brillantes que engañen a toda la humanidad).
Apocalipto
Apocalipto
EliminarNi Bergoglio ni ningún otro papa serán el Anticristo, una cosa es la bestia que se levanta del mar y otra cosa la bestia que se levanta de la tierra.
Como si fuera un modisto de alta costura francesa, todos los días Bergoglio va cosiendo el traje de Falso Profeta que por ahora le calza perfecto, pero no lo será a menos que el Anticristo aparezca mañana.
Cuando Newman dice que "hay panoramas enteros ahí que los hombres son incapaces de ver", está diciendo que aunque el Anticristo se presente mañana siempre abundarán los que no verán señales por ningún lado. Aún así, la luz de Cristo que nunca dejó de brillar en esos días brillará con más fuerza que nunca.
Eso es lo que quiero decir. En vez de arrancar lágrimas de alegría, Bergoglio arranca risotadas y aplausos por sus ocurrencias de porteño entrador que busca ganarse el apoyo de las masas.
Nadie sabe cuánto falta, pero hay señales por todas partes de que el fin tan temido y tan deseado está próximo. Cuando ese día llegue unos reirán a carcajadas y otros llorarán de alegría. Ojalá que no nos equivoquemos en la elección.
¿Seguro? Me sorprende su certeza. Supongo que tuvo alguna aparición o sabe algo parecido.
EliminarApocalipto
Claro que estoy seguro, no tuve ninguna visión, lo leí en el Apocalipsis. Mientras los que acepten la Marca de la Bestia disfrutarán día y noche convencidos de que por fin la bonanza durará para siempre, los que no acepten la Marca serán perseguidos cruelmente. No obstante, si éstos superan la prueba, cuando vean volver a Cristo en toda su gloria para acabar con sus enemigos llorarán de alegría. Anímese, usted también lo puede comprobar, es gratis.
EliminarDon Ovejuna, ¿usted cree que la Marca de la Bestia es el carnet de vacunación y que los que se vacunan son los traidores que creen que la bonanza durará para siempre? ¿Qué dice el Apocalipsis?
EliminarHola Preguntón
EliminarDe ninguna manera creo que la Marca de la Bestia sea el carnet de vacunación ni que los que se vacunan sean los malos de la película. Lejos de eso, el Apocalipsis dice que la Marca será en la mano o en la frente, del hombro no dice nada, jaja!
Aún así, le hago esta profecía, vaya a buscar papel y lápiz y anote: si los contagios y muertes por Covid no ceden ni con la tercera o cuarta dosis, llegará un día en que la desesperación del mundo será tan grande que los que no se vacunen no podrán ni siquiera ir al baño sin ese famoso carnet de vacunación que será lo único que abrirá todas las puertas. Si eso no es persecución, ¿cómo se llama?
En resumen, considerando que los que se resistan a recibir la Marca de la Bestia no podrán comprar ni vender ni un paquete de galletitas y tal vez por eso mueran de inanición, reconozco que habría que ser muy audaz para afirmar que la vacuna es la Marca de la Bestia, pero que se le parece mucho, creo que no cabe duda. ¿Usted qué opina?
Opino que es un disparate. Y por varios motivos. Recibir la Marca de la Bestia que habilite para una vida normal, implicará necesariamente un acto de apostasía, y yo no veo el motivo que enlace la vacunación con el rechazo a la Redención de Nuestro Señor.
EliminarY si la cuestión radica en poseer un papelito para hacer vida normal, le recuerdo que en Argentina, desde hace ya mucho tiempo, usted necesita su dni hasta para ir a comprar al supermercado, donde le escanean el código QR y lo habilitan para comprar el pan o el arroz. Por qué, entonces, el carnet o el QR de vacunación es la Marca y no lo es el dni?
Amigo Preguntón
EliminarComparto que "recibir la Marca de la Bestia que habilite para una vida normal implicará necesariamente un acto de apostasía", aunque no entiendo mucho qué es eso de "una vida normal" en tiempos del Anticristo.
Pero superada esa cuestión, no sé si yo hablo en esperanto o qué, porque tampoco entiendo de dónde sacó que para mi "la vacunación es el rechazo a la Redención de Nuestro Señor". Yo nunca dije eso.
Siguiendo con su relato, también comparto que cuando vamos al supermercado enseguida nos tienen fichados si pagamos con la tarjeta de crédito.
¿Pero cuándo dije yo que el Carnet de vacunación es la Marca de la Bestia? Por favor, haga un esfuerzo y léame bien.
El Apocalipsis dice que los que no acepten la Marca de la Bestia serán perseguidos hasta abajo de la cama porque no podrán comprar ni vender nada.
Y yo le hice una profecía: si el Covid no se erradica ni con la tercera o cuarta dosis de la vacuna la desesperación del mundo será tan grande que llegará un momento en que los que rechacen vacunarse no podrán ir ni al baño porque carecerán de ese precioso Carnet de vacunación que será lo único que abrirá todas las puertas.
Llegados a ese punto, también le dije que para mi eso será muy parecido a la Marca de la Bestia, aunque no necesariamente lo mismo.
Así que si la confusión fue porque todavía no tuvo tiempo de ir a buscar papel y lápiz para anotar, hágalo ahora, yo lo espero, no hay apuro.
¿Ya está...? Bueno, si estamos claros hasta ahí, dígame ahora qué es lo que no entiende de lo que digo, aquí estoy para despejar sus dudas.
Newman no habla de la lamparilla "del Santísimo" acaso por que las palabras que cita don W., provienen de un sermón muy anterior a su conversión al catolicismo, cuando todo, en especial los ritos y la liturgia semejantes a los católicos y conservados por los anglicanos, eran todavía la sombra de la fe que abrazaría 14 años más tarde. Es decir, antes de su paso de las sombras y las imágenes a la Verdad.
ResponderEliminarLos sagrarios de las iglesias anglocatolicas son (eran) un pequeño armario empotrado en el muro, con una puerta de madera. Exactamente igual que en los sagrarios medievales ingleses que salen en los cuadros, de donde habrán tomado la idea.
EliminarComo efectivamente acaban copiando de los católicos de la época, seguramente habrán terminando copiando los sagrarios católicos, con su velo del color del día.
Me hizo acordar a la escena que describe Waugh en Brideshead cuando cierran la capilla u oratorio familiar.
ResponderEliminar¿Me recomiendas ese libro?
EliminarMe suena interesante!
Trate de ver también la serie de la BBC con J.Irons y gran elenco.
EliminarEl libro es muy interesante por el trasfondo filosófico (católico ) y social que tiene.
EliminarSi usted leyese inglés le diría que se considera como el mejor libro inglés, desde el punto de vista del estilo literario, de su época.
A parte de eso, la sociedad inglesa, gracias a esa serie de Granada Televisión de 1981 (Jeremy Irons como Charles Ryder y Anthony Andrews como Lord Sebastián Flyte), tiene cierta fascinación por el libro, porque retrata los grandes palacios de la nobleza en el campo y la despreocupada juventud dorada de Oxbridge (solo es un tercio del libro )
Waugh se convirtió al catolicismo de adulto.
Muy interesante su aportación.
EliminarPorque efectivamente ese cierre de la capilla y ese apagado de la lámpara son símbolos de un nuevo mundo; mundo al que la Iglesia, con su afán de adaptarse y mundanizarse, ha perdido para siempre.
"Cuando cierran la capilla u oratorio familiar"
EliminarEs un hecho histórico: El obispo manda cerrar la capilla familiar porque se ha restablecido la administración diocesana canónica en Inglaterra y ya no hay necesidad de utilizar estas estructuras que, además, implica un privilegio de clase y una dependencia secular.
Con la separación de Roma y la asunción de la jefatura de la Iglesia de Inglaterra por el Rey de Inglaterra, todas las misas están prohibidas; se castiga con una multa al que no asista al culto anglicano (el padre de Shakespeare fue multado 2 veces y su hermana una) y los sacerdotes católicos son reos de alta traición (pero no de herejía) y como tales son ahorcados y antes de morir, bajados, emasculados, abiertos en canal, sacados sus intestinos -en vivo- y descuartizados. Sus miembros son expuestos en lugares señalados para aviso de curiosos y escarmiento de reticentes.
Solo se podía asistir a misa en las capillas de las embajadas de paises católicos (España, Portugal, Francia, Baviera...) porque las embajadas, como hoy, tenían el privilegio de la extraterritorialidad.
Más tarde se hizo la vista gorda con los nobles católicos que aún quedaban, que construyeron capillas personales en sus residencias campestres (normalmente eran ahí donde vivían, no en Londres) y esas capillas servían de iglesia a los católicos de la zona.
A esta época de persecución se le llama en Inglaterra "tiempo de Penitencia"
En el libro, la católica es Lady Marchmain, que se casa con el dueño de Brideshead y, éste, le construye una capilla como regalo (de bodas, creo)
Waugh se inspiró en varios amigos para dar vida a sus personajes.
Uno de ellos es el hijo segundo de los Lygon, duques de Beauchamp.
La mansión de éstos era y sigue siendo Madresfield Court (Worcestershire) y su capilla (anglocatolica, no católica) -otro regalo de bodas- es la que Waugh, que estuvo en la casa, describe en su libro.
De modo que si quiere ver esa capilla "art deco", teclee Madresfield chapel en imágenes.
Naturalmente no es exactamente que se cierre la capilla: Cada uno puede tener en su casa lo que quiera. Lo que le quitan es poder tener reservado el santísimo en la capilla y el que ésta sirva de iglesia regular.
Lady Marchmain es una "old Catholic", esto es perteneciente a la minoría que había conservado la fe durante los siglos de persecución anglicana. De ahí su disgusto a que le retiren el privilegio.
El cierre de estas capillas señoriales es otro signo de que las cosas ya no pueden ser igual.
En parte por los cambios económicos y en parte por las consecuencias sociales de la Primera Guerra Mundial.
Muchas gracias por el comentario. Excelente.
Eliminar"Llegará el día en que el mundo negará a su Dios, en que la Iglesia dudará, como dudó Pedro. En las iglesias, los cristianos buscarán inútilmente la lamparilla roja en el Sagrario donde Dios los espera. Como la Magdalena llorando se preguntarán: ¿Adónde Lo han llevado?”. Pío XII
ResponderEliminarA propósito del post “La lamparilla del altar”
ResponderEliminar“Pero la lamparilla del altar arde cada vez más”.
Don Wander:
¡Qué finos detalles tiene Dios con nosotros! Sin duda la lamparilla del tabernáculo es uno de ellos.
Cobré conciencia de ello, cuando chico. Y no puedo menos que recordar con emoción el modo en que lo aprendí. Tenía por entonces, diez años. Formaba parte de esa bandada de niños de toda laya que, como moscas al dulce, se acercaban al Oratorio de Don Bosco, situado en el costado sur de la manzana que los Padres salesianos ocupaban en el centro de la ciudad de Mendoza. Nuestro objetivo, como no podía ser de otra manera era el de participar de los juegos que allí habían. Las actividades, que se realizaban en el Oratorio eran de dos tipos: una parte de piedad, a cargo del padre Vilosio, en la que, reunidos en la capilla, este serio sacerdote nos contaba alguna piadosa anécdota de la vida de Don Bosco. La segunda parte, estaba constituida por los juegos mismos, los cuales estaban a cargo del padre Galopo. Y si acaso, el primero nos extasiaba con sus edificantes relatos sobre la vida de un santo tan ejemplar, el segundo, nos regalaba con su bondadosa presencia en medio del griterío de los niños en el patio del Oratorio.
Y ocurrió, que, en un momento en que, separado de los demás, me hallaba esperando mi turno en uno de los juegos de metegol, el padre Galopo, se acerca a mi pequeña persona, y luego, de hacerme algunas ocurrentes observaciones con respecto a los juegos, con mucha discreción me hace la pregunta que marcó mi vida para siempre: -¿Cuánto hace que no limpias la chimenea?
Al momento supe de lo que se trataba. Buscaba que yo cobrara conciencia del estado de mi alma. Y, por supuesto, éste estado no podía ser más deplorable, y abandonándome a su misericordia, lleno de vergüenza, apenas con un hilo de voz, le contesté: -Me parece que no menos de seis meses, padre.
Y, para mi enorme consuelo, dicho bondadoso sacerdote, muy lejos de recriminarme por mi manifiesto estado de abandono espiritual, haciendo gala de su enorme dulzura, con una suave sonrisa me contestó: -El Señor te espera en el tabernáculo.
Tonto de mí, que no aproveché, la oportunidad que me brindaba ese providencial sacerdote para confesarme de inmediato con él. Pero sentía que ya me había dado demasiado, y no me animé a pedir más. Desde luego, durante esa semana busqué un sacerdote en la parroquia del barrio, regenteada por los padres dominicos, y me confesé como Dios manda. De tal suerte, al domingo siguiente, estaba entre los niños que se arrodillaban para recibir al Señor frente al altar de la pequeña Capilla del Oratorio. ¿Puede haber alegría más grande que ésa?
Y, desde ese día, por la gracia de Dios, durante el resto de mis días, nunca más me dejé estar respecto del sacramento de la penitencia.
Con el tiempo, supe que Dios, además de estar misteriosamente presente en el precioso Tabernáculo de cada templo católico, lo estaba de modo especial, en la consagración de cada misa que se celebraba en el mundo, y, desde luego, como lo enseña San Juan, no dejaba de hacerse especialmente presente en lo más íntimo de quienes lo buscaban con su mayor empeño: “Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a Él y haremos morada en él” (Jn 14, 23).
¡Alabado sea Jesucristo!