Estimado Wanderer, no me voy a poner pesado comparando las universidades yanquis con las nuestras (es, en todos los sentidos una –otra-, batalla perdida). Pero ellos tienen la tradición de los Commencement Address que son los discursos que un invitado (generalmente alguien que cuenta con alguna fama, por lo menos en esa universidad) es invitado a pronunciar en ocasión de la ceremonia de graduación.
En mi página, subtitulé uno de esos discursos que me pareció ejemplar, pero los hay incontables. ¡Y qué diferencias entre nuestras universidades y tantas otras (no sólo las anglosajonas)! Pienso en las estudiantinas de Salamanca, las tunas de Valladolid, las rondas de Málaga y de tantas más) o los festivos mambos que Pérez Prado le dedicó a las universidades mexicanas. ¡Y la Universidad de Buenos Aires! ¡Qué tristeza, cuánta solemnidad (la alegría de los imbéciles), cuánta ignorancia, mentira, falsificación! Lo que Castellani llamaba paródico.
Pero dejemos eso y volvamos a nuestro Commencement Speech, en este caso, el de Jordan Peterson, el famoso canadiense que se alzó contra el discurso inclusivo en su Universidad de Toronto, perdió su cátedra y fue objeto de toda clase de persecuciones por parte de las autoridades académicas, los liberales de siempre y la nueva juventud “rebelde-woke” que es como una plaga en el mundo anglosajón. Peterson parecía completamente derrotado (sin trabajo y objeto de burlas del mundo entero) pero combatió con coraje y lucidez (talking truth to power), publicó sus clases en Youtube, armó un blog, recuperó su cátedra, escribió un best-seller (“12 reglas para la vida”, que se tradujo a una veintena de lenguas), ganó mucho dinero, se hizo famoso en el mundo entero y es invitado permanentemente a toda clase de talk-shows, entrevistas radiales, podcasteras, televisivas, gráficas y no sé yo qué más (en muchos casos, quien lo siga a fondo verá que se repite a menudo, que en el fondo maneja sólo media docena de ideas con las que encara casi todo… pero, luego, ¿quién no?).
En el fondo (y detrás de una cháchara con semblanza de erudición) casi siempre expone ideas más bien pueriles, cosa que también se justifica si se tiene en cuenta que se dirige casi siempre a jóvenes, generalmente varones, de entre 20 y 30 años de edad. Me parece admirable su comprensión de la psiquis, de la forma mentis de los jóvenes de este tiempo, un mundo que, con los años, se me hace más y más impenetrable. Pero Peterson tiene más o menos mi edad y parece comprender a los millenials como yo no podría—ni en un millón de años.
Lo vengo siguiendo desde la primera hora, interesado en sus originales perspectivas sobre la modernidad, sus antecedentes familiares (su madre es ortodoxa rusa), su formación Jüngiana, su profunda inteligencia de Dostoievsky, Solzhenitzyn y Nietzsche. Hay que incluir en su conformación intelectual los principios evolucionistas que fundamentan su trabajo de psiquiatra (es casi, casi, un darwiniano hecho y derecho), su escrupulosa defensa del judeo-cristianismo, su atenta lectura de la Escrituras y los delicados malabarismos con que intenta evitar que lo identifiquen con alguna de las iglesias ortodoxas o protestantes.
Pero más que nada, es políticamente incorrecto. Resulta brillante debatiendo con toda la mersa del lenguaje inclusivo, de la “diversidad”, de la “cultura de la cancelación”, las feministas, trans, abortistas, fanáticos de las vacunas compulsivas y toda esa porquería (había que ver cómo alentó a los camioneros canadienses en su hora más oscura).
En 2019 se hizo famoso en toda Inglaterra porque la Universidad de Cambridge le confirió un “fellowship” y lo invitó a disertar… para luego revocar esa distinción y proceder a “des-invitarlo”. Fue genial cuando debatió con Cathy Newman, la estrella de “Channel 4” sobre los pronombres inclusivos dejándola completamente muda (Peterson celebró ese momento con un Gotcha! (¡te agarré!) que corrió por el mundo entero).
Del catolicismo se lo ve alejado, bien que eso sólo se nota por la ausencia de referencias puesto muy raramente cita a un autor católico (a veces a Pascal, a veces a San Agustín, a veces a Santo Tomás). Habla como si la Iglesia Católica no existiera y hay cosas que desconoce por completo, como la liturgia, la patrística o los desarrollos teológicos escolásticos que le son por completo ajenos. También se le detecta muy poco conocimiento de la historia de la Iglesia y poco y nada demuestra saber sobre la lucha contra las herejías, los diferentes concilios, etc. En cambio, es un gran conocedor de la iconografía rusa y vale la pena oírlo cuando de eso habla.
De modo que tengo de justificar por qué me tomé el trabajo (¡y qué trabajo, Dios mío!) de subtitular este discurso. En rigor, podría haber elegido cualquier otro, sino que este me conmovió un poco más, no estoy seguro de por qué, tal vez porque me cautiva su aproximación existencialista (¿kierkegaardiana?) a las cosas y la claridad con que expone su axiología; aquí eso se destaca.
Baste con señalar los dos o tres pasajes donde claramente se le quiebra la voz (y recuerdo lo de Lacordaire, “la elocuencia es el sonido que emite un alma conmovida”).
Un amigo me señaló que Peterson nunca “cierra” las ideas, jamás las lleva hasta sus últimas consecuencias, sino que se conforma con abrir una puerta, por así decir, hablar (un poco) de lo que hay en esta o en esta otra habitación… y nada más (claro, la imagen se la robé al “Mero Cristianismo” de C.S. Lewis, ya saben ustedes). Me parece que su juego consiste en quedarse allí, en la preambula fidei, quizás porque él no avanzó más que eso, quizás porque le parece que eso es lo que tiene que hacer. Quizás las dos cosas. Y luego, está también el aparente desorden con que expone, que también tengo por deliberado, como si dijéramos, apostando más a las connotaciones de lo que dice… que a lo que dice.
Pero, bueno, no importa, yo me entiendo.
No diré que es ortodoxo y encuentro aquí y acullá rastros de cierta heterodoxia (un tufillo de pelagianismo por aquí, un algo de darwinismo por allá) que no alcanzan, me parece, a enervar enteramente el vigor ni la originalidad de sus expresiones. Los zurdos, los progres y toda la canalla mundial lo detestan, claro está, y se comprende, me parece, sobre todo por la cantidad de gente que le presta atención.
En fin, aquí el resultado de mis trabajos, para quién le interese, qué sé yo.
Abrazo,
Jack Tollers
Sensacional, gracias Tollers.
ResponderEliminarEfectivamente Tollers. El profesor no cierra ideas pero, como buen profesor, abre puertas hacia lugares interesantes para profundizar. Vale la pena escucharlo. Gracias por el trabajo.
ResponderEliminarEl padre de mi hermana (medio-hermana) se escapó a Uruguay en los años 70 porque tenía miedo de que lo desaparezcan por su actividad sindical, abandonándola.
ResponderEliminarPor eso mi hermana, de chica, terminó "adoptando" al Michael Landon de La Familia Ingalls como padre sustituto/figura paterna sustituta. Nadie osaba cambiarle de canal o interrumpirla cuando ella estaba viendo La Familia Ingalls.
Tengo la impresión de que Peterson es algo así, como ese Michael Landon, pero para decenas de millones de jóvenes de la actualidad vía internet.
¡Qué interesante! Un Michael Landon a escala global... Y, qué sé yo, tampoco soy psiquiatra, pero pasan cosas muy raras con los jóvenes de hoy y seguramente habrá que acudir a remedios novedosos. Quizás Peterson no esté lejos de lo que hace falta: todas las virtudes "duras", como disciplina, orden, responsabilidad, puntualidad, palabra empeñada, etc. Pero aquí estamos en terreno desconocido (yo, por lo menos, que con mis hijos más chicos, ni hablar puedo).
EliminarEfectivamente Peterson "llega" a los Jóvenes, pero me pregunto, ¿en qué se diferenciará del Falso Profeta?
EliminarCita y analiza respetuosamente la Biblia... como obra humana. Explica un supuesto "Dios" con toda clase de "delicados malabarismos" para no afirmar que sea un ser personal ni dotado de voluntad. Sus "connotaciones" y su "desorden" lo francisquizan, en que puede interpretarse a la vez la manera ortodoxa y la contraria. Oh Peterson! Sus frutos parecen buenos, muchos consejos lo son; y para muchos jóvenes ha sido el camino para llegar a la vida de la gracia.
Ahora bien, tiene un tufillo semejante a "militante provida" que se avergüenza de ser católico: oculta algo. El "sistema petersoniano" no alcanza para alimentar del todo a nadie. Ocasionalmente hace apología de los psicodélicos y él mismo tuvo un misterioso problema de sobredosis farmacológica. Bendice la mesa, pero no reza. Qué misterio este Peterson. Si es un santo, es más complicado que multiplicar Kirkegor por Castellani.
Su problema con los opioides (o por su repentina abstención) es un caso de escopeta. Me resultó muy interesante la relación de todo eso que hace su hija, y, sobre todo, la dieta terapéutica más rara que vi en mi vida: ¡sólo carne! (Para argentinos, diría yo, si no fuera por los gobiernos que nos tocan).
EliminarLa mejor presentación que leí sobre J. Peterson. ¡Gracias!
ResponderEliminar¡El video es sensacional! Muchas gracias por ponerlo al alcance del público en lengua española.
ResponderEliminarGracias a Jack Tollers por su gran trabajo para traducir las cosas importantes de la vida que nos recuerda Peterson. ¡Cuántas verdades encierran sus palabras!
ResponderEliminarQué hermosa metáfora sobre el pecado por su relación con la arquería y la destreza de saber utilizar el arco y la flecha para dar en el blanco.
A su vez esa metáfora le sirve a Peterson para llevarnos a otra, la del cruce de caminos que tarde o temprano se nos presenta a todos en la vida.
¿Qué camino debemos tomar para no errar en ese momento?
Es el viejo dilema entre el pecado y la virtud que bien puede presentarse como un drama familiar, la pérdida de un buen trabajo, una enfermedad grave o mil cosas más, pero de cuya elección correcta depende nuestra salvación o condena.
Hoy abundan los que por no afinar bien la puntería eligen el mal camino de la diversión y los placeres fáciles, un camino que siempre termina en el abismo.
Pero como el dolor es inevitable, otros que no tienen fe, aterrados por lo que para ellos no tiene solución, buscando escapar de la vida la única puerta de salida que encuentran es la del suicidio.
Por suerte, en esa bifurcación crucial nunca faltan aquellos que comprenden a tiempo que el dolor puede ser también una prueba. Esos que la aceptan y la superan no sólo dieron en el blanco, a veces también tienen la dicha de encontrar a Dios, si no tenían fe, y si la tenían, de poder aumentarla todavía más.
Sea como sea, en estos días difíciles que se avecinan para la Iglesia y el mundo se hace cada vez más necesario afinar bien la puntería.
Así como el Llanero Solitario tenía una bala de plata, nosotros tenemos una flecha, sólo una. Roguemos a Dios saber utilizarla bien para dar en el blanco, porque de ello depende nuestro destino y la vida eterna.
Que yo sepa Peterson no es católico, por lo que no se le puede reprochar que es "poco católico".
ResponderEliminarQuienes sí que son catolicos son su esposa y su hija.
Peterson abandonó el cristianismo de adolescente porque llegó a la conclusión de que "la religión es para el ignorante, el débil y el supersticioso" (por lo que parece que no era ni un ignorante, un débil o un supersticioso)
Últimamente sin embargo parece que se ha hecho cristiano y hace una especie de apologismo. Pero ha llegado desde su experiencia como psicólogo clínico, su interés en los arquetipos jungianos y porque se ha dado cuenta de los estragos que la falta de religión hace en la sociedad y en la civilización.
De todos modos tiene videos que recomienda que lo mejor que puedes hacer es "tomar tu cruz y cargar con ella". (también ha dicho que "la vida es sufrimiento", aunque todavía no que es un "valle de lágrimas")
En relación a aquello de que nunca lleva las ideas hasta las últimas consecuencias, recuerdo hace cosa de un año, una entrevista que le realizaron a Peterson (ahora ignoro quien se la hizo) en la que mencionaba un acercamiento a una conversión (influido por Lewis) pero que le daba miedo o pánico (no recuerdo el término que utilizó). La idea era que si se convertía, debía de ir con sus ideas hasta las últimas consecuencias, y eso lo aterraba.
ResponderEliminarDolina con Chesterton
EliminarAlgunos piensan que nos falta mentalidad , filosofía o conocer nuestro lugar en el mundo etc. O bien nos falta reconocer, aceptar, la razonabilidad del pesimismo.
ResponderEliminarSi Peterson es un individuo tal como podría describirlo un Kierkeaargd: “si nuestra época carece de verdaderos extraordinarios, entonces nuestra época carece asimismo de esos personajes serios, esas individualidades disciplinadas en el más alto sentido ( ad majorum disciplinam non and hujus seculi levitatem instituti [criados según la disciplina de los padres, no según la frivolidad de la formación de su época], que en virtud de la auto disciplina saben controlar a los otros –y, en ese sentido, también educar a los verdaderos extraordinarios;” puede ser quizás un educador, aunque algun comentarista afinó la puntería en su contra, porque carece aparentemente del sentido teológico. Por supuesto, aquí le exigen al pobre hombre ser un Santo Tomas o un San Agustín, y quizás no sea nada de eso ni deba serlo, ni sea realmente lo que la época necesita. Quizás se equivoque Peterson al hablar de apuntar muy alto, y por tanto se equivoquen los críticos de Peterson al apuntar tan alto sobre él, pues de lo que se trata es de afinar la puntería…
En una aproximación Kierkegordiana, si un individuo es presionado (por Dios mismo) por debajo de lo general por condiciones externas, como una suerte de Job, entonces lo religioso sale al paso inmediatamente: la victoria es la relación con Dios. Aunque así lo religioso puede ser la tentación de creerse especial uno mismo y estar por encima de lo general etc. La cuestión se complica con eso de “estar dispuesto a realizar un sacrificio”… Bueno, haz tu el sacrificio, yo después veo, no sea me confundas con alguien especial.
La ética, en cambio, no apunta hacia arriba, sino adelante. La tentación de creerse especial corre también para el hombre común. ¿Quién eres tú para no ser fiel al orden establecido o criticar a la Iglesia?
En un cuento de Fontanarrosa un personaje le decía a su amigo en el bar: yo tengo algo, algo especial, no sé qué es…, pero es algo especial… Creo que era el cuento donde luego salen a cazar brujas. Bueno, quiero decir, parece graciosamente humano.
La dialéctica correcta en realidad es la unidad de ambas: El hombre de fe no posee una "superioridad directa sobre lo general, sino una doliente superioridad". Está por debajo de lo general y, sólo entonces, paradójicamente por encima. La conocida sentencia “locura para los griegos, escándalo para los judíos”, expresa lo mismo.
La mayor parte del tiempo el hombre de fe, me parece, se encuentra como el caballero de la triste figura…y raramente, cuando lee algún cristiano piensa: pero si este hombre tiene fe, yo también, ¡porque pensamos igual!
"Los zurdos, los progres y toda la canalla mundial lo detestan, claro está, y se comprende, me parece, sobre todo por la cantidad de gente que le presta atención."
ResponderEliminarY eso que es un heterodoxillo neodarwiniano no católico que nunca va al fondo de la cuestión...
A qué nivel intelectual tan bajo están, los hunos y otros, pero más los hunos progres, en los EEUU...
Frecuentemente, a mi juicio, Peterson "va al fondo de la cuestión". Sino que no siempre avisa, no siempre lo afirma, no siempre lo subraya, no siempre lo formula claramente. Pero ahí está todo lo que intenté decir en mi presentación (en grata compañía de varios comentadores). Quizás la suya sea una suerte de "Gramática del Asentimiento" como quería Newman. Quizás sea algo totalmente original. No importa, me parece, si funciona. Y eso parece.
EliminarAsí como hace poco Twitter borró de su plataforma a Donald Trump, ahora hizo lo mismo con Jordan Peterson por ser crítico de la ideología de género.
ResponderEliminarEl pecado de Peterson consistió en escribir un twit sobre la actriz trans Ellen Page que luego de pasar por el cirujano ahora decidió llamarse Elliot.
Peterson escribió "¿Recuerdas cuando el orgullo era un pecado? A Ellen Page le acaba de extirpar los senos un médico forense". Eso bastó para que Twitter lo prohibiera acusándolo de "conducta de odio".
Peterson es en lo religioso completamente modernista, reduciéndolo principalmente a un elemento antropológico en que prima la experiencia religiosa así como sin considerar importancia para ello de la dogmática (y sosteniendo un agnosticismo respecto a la existencia de Dios). Se queda mucho en lo fenomenológico.
ResponderEliminarTiene, sin embargo, de bueno, que esa es su postura desde la inferència, sabiendo que si hay conversión no puede sostener esa visión, lo cual en cierta medida le honra.
Recuerdo especialmente de él romper a llorar planteándose la posibilidad de que Jesús sea simultáneamente lo histórico y lo que él llama lo mítico (digámosle "Jesús de la fe" en un vídeo con Jonathan Pageau (ortodoxos). Emocionandole la posibilidad de que Jesús rompiese su aproximación modernista y la religión fuera verdadera.
Aunque también me han dicho que de un tiempo a esta aparte está siendo de lágrima fácil.
Muy adecuado e interesante comparar a Jordan P. con Michael Landon. La clave con Petersen es que representa la figura de un padre, varón y sincero, con cierto sentido común y buen consejo. Estamos ante tal falta de paternidad en este mundo moderno, que los Landons y Petersens de este mundo se convierten en figuras putativas del padre de millones de jóvenes que sólo tienen relaciones “online”. Calculo que ese es el secreto de Joe Rogan también: ser un hombre que dice las cosas como las ve. Punto. No apologies.
ResponderEliminar