lunes, 18 de julio de 2022

Una eclesiología del poder

 


Hace algún tiempo, remedando a los encuestadores, hice el siguiente ejercicio. En conversaciones informales, pregunté a tres sacerdotes de institutos tradicionalistas —de los más antiguos y serios—, lo siguiente: “Si el papa Pablo VI hubiese promulgado una reforma radical de la misa como la que hizo, pero en sentido católico y no protestantizante ¿la hubiesen aceptado?”. Los tres me respondieron sin dudar afirmativamente, y la razón fue que el papa tiene autoridad para cambiar la liturgia, aún cuando se trate de cambios profundos, siempre que se hagan de acuerdo al espíritu católico. Y la misma pregunta la hice a tres sacerdotes claramente modernistas, que vivían felices con los cambios conciliares. Ellos también, y sin dudar, aceptarían cualquier tipo de reforma de la liturgia, y aún de la doctrina, porque el papa tiene autoridad suficiente para hacerla. Curiosamente, ambos extremos se tocan en un punto en común: la autoridad omnímoda del pontífice romano, la coincidentia oppositorum que diría Nicolás de Cusa. 

Sobre este tema, la primacía del magisterio sobre la tradición, traté en este blog hace un tiempo en un artículo titulado justamente “La Tradición devorada por el magisterio”, que fue reproducido en varios sitios y lenguas. Y ahora vuelvo sobre el tema pero mirándolo desde otra perspectiva. 

La enseñanza católica expresada en los Padres y en los grandes doctores medievales, afirma que la Iglesia ejerce un doble ministerio, aunque profundamente uno: el de enseñar la verdad divina y el de proponer su misterio vivificante en la celebración sacramental; una Iglesia que enseña y que santifica; una Iglesia docente y sacerdotal. No aparecía en este binomio la tercera función de la que habla la teología moderna: la Iglesia regens, es decir, la Iglesia como autoridad, y no porque se le negara tal ejercicio, sino porque estaba unificado con el de enseñar. Explica Santo Tomás, que tanto en el ámbito natural como sobrenatural, no hay ley digna de este nombre que sea distinta de una aplicación concreta a las circunstancias de la ley eterna que está incluida en la naturaleza de Dios y de sus obras. Por consiguiente, hacer leyes justas y velar por su aplicación no es sino una consecuencia de la capacidad de enseñar la verdad. En el ámbito civil y con mucha más razón en el eclesiástico, quienes legislan y quienes aplican la ley deben ser sabios, como ya lo enseñaban los filósofos griegos. En la Iglesia, la función de regir al pueblo de Dios no es, pues, más que un apéndice de la función de instruirlo en las cosas divinas.

Pero hacia fines de la Edad Media las cosas comenzaron a cambiar. Así como a Cristo se le atribuyen tres funciones —regia, doctoral y sacerdotal—, se le atribuirán también a la Iglesia. En principio, no habría problema en esta translatio. La cuestión se complicó, sin embargo, muy pronto con el escotismo y el posterior nominalismo. Esta corriente filosófica, inaugurada hacia fines del siglo XIII, atribuye a Dios la potentia absoluta, según la cual podría, con sólo quererlo, hacer que el mal fuera bien y el bien, mal. Este principio, más o menos rechazado irá, sin embargo, cociéndose lentamente en las facultades de teología, no sin cierto beneplácito pontificio. ¿Por qué no atribuir esa potentia absoluta también a la Iglesia la que, en concreto, sería al mismo papa? Si el poder de Dios es absoluto aún para hacer que el mal sea bien, es decir, no está “atado” a la naturaleza de las cosas, el poder del Romano Pontífice, análogamente, no debe estar atado a la naturaleza docente y santificante de su munus. En otras palabras, la función de gobierno tiene preeminencia sobre las otras dos. Se trata de una nueva eclesiología, que añade este elemento que es el más típico del catolicismo postridentino: ha nacido una eclesiología del “poder”. San Roberto Belarmino, jesuita, decía: “La Iglesia católica es visible como es visible la república de Venecia”. La Iglesia, sin duda, tiene un aspecto visible, aunque no todo sea en ella visible; el problema está en concebir esta visibilidad como la de un poder político, y precisamente de un poder que es la primera especie de dictadura política, como fue la Venecia del siglo XVII. Este fue el espíritu que fue impregnando a la Iglesia de la Contrarreforma.

De este modo, entonces, la autoridad, la Ecclesia regens, se erige por sobre las otras dos funciones. La autoridad ya no está sometida a la tradición sino que es su guardiana, y el paso siguiente será, naturalmente, la exaltación de tal autoridad a punto tal que, de hecho, reemplaza a la tradición. La autoridad pontificia no tiene ya más norma que sí misma, puesto que se ha hecho de ella algo absoluto, y por eso cualquier papa podrá decir: Stat pro ratione voluntas, Baste mi voluntad como razón. Como dijo Pío IX al cardenal Guidi: “Io sono la tradizione” (Cf. K. Schatz, Vaticanum I, vol. III, Paderborn, 1992, p. 312-322). Curiosamente, este es el punto de coincidencia de tradicionalistas y progresistas: la autoridad del papa es suficiente para cambiar aquello que fue recibido por la tradición. Las diferencias —cambios más o menos católicos, o más o menos protestantes—, terminan siendo detalles.

Esta eclesiología del poder, que ha ido creciendo poco a poco, ha permitido no solamente los cambios litúrgicos hechos en nombre del concilio Vaticano II, sino también un derrame de autoritarismo absolutamente impensado en los primeros quince siglos de la Iglesia. El papa los es todo para los obispos, y vemos cómo Francisco expulsa obispos de sus diócesis pro ratione voluntas (y no nos engañemos pensado que esto responde a la maldad de Bergoglio: san Pío X expulsó con los mismos métodos a un tercio del episcopado italiano) o, como en el caso de Mons. Rey, les prohibe ordenar sacerdotes. El obispo lo es todo para sus sacerdotes, y tenemos casos recientes como el de Mons. Taussig en San Rafael, o como el de tantos obispos del mundo que persiguen a sus sacerdotes  por el solo hecho de, por ejemplo, dar la comunión en la boca. El párroco lo es todo para los vicarios, y mejor no entremos en estos lodazales. Y los sacerdotes lo son todo para los fieles, que no tienen derecho ni siquiera a opinar; su papel se reduce simplemente a obedecer, a llenar la canasta semanalmente y a ayudar a mover los bancos del templo y sacar las telarañas. 

De servidora de la verdad y de los miembros de la Iglesia, la autoridad se ha convertido en su dueña. El papa ya no es el intérprete fiel de la tradición; ha sido sustituido por el oráculo que decide su carácter.


33 comentarios:

  1. Por eso es ridículo que algunos se llamen "tradicionalistas" no siendo más que "viejoconservadores", es decir, que lo que quieren no es la tradición genuina, sino el estado de cosas antes del Concilio Vaticano II, romantizado como estado ideal de auge del Catolicismo, con sus funciones públicas y su Papa Angélico... y con su moral puritana y voluntarista también.
    Esto es patente en, aunque no exclusivo de, la FSSPX, y estimo que es una de las razones por las cuales hasta ahora no han restaurado la Liturgia más allá del Misal del '62, habiendo ya tantos estudios que señalan los defectos "novusordianos" de la reforma (destrucción) de la Semana Santa por Pío XII. Curiosamente los sedevacantistas también reproducen esto.
    Y por todo esto yo me alegro que la estructura temporal actual de la Iglesia esté cayendo bajo su propio peso (muerto).

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    1. Hace un tiempo escuché en el podcast de la FSSPX en lengua inglesa (dependiente del distrito de Estados Unidos) la respuesta de un sacerdote de esta fraternidad a la legítima pregunta de por qué no celebran la Semana Santa anterior a 1962. Vale la pena escucharlo, es muy fácil de encontrar. Personalmente sólo puedo decir que la respuesta me pareció absolutamente ridícula : "el problema es el concilio", como si Anibale Bugnini hubiera sido "bueno" antes del concilio y "malo" después. Una especie de pensamiento mágico que no es sino la otra cara de una misma moneda, en oposición a quienes consideran aún al concilio, pese a la realidad evidente, la panacea de todos los males.

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    2. Claro que es absurdo.
      No sé cuántos sepan dentro de la FSSPX que Mons. Lefebvre empezó con el Misal "híbrido" de 1965, para luego "retroceder" hasta el del '62. Para decirlo todo, Mons. Lefebvre es encomiable por su celo pastoral y todo eso, pero no era liturgista y no encaró una restauración completa, algunos dicen que porque "no era tiempo para tanto"...

      Como nota de color, cuando Pablo VI celebró por primera vez con el Misal del '65, lo hizo en una parroquia romana. Los parroquianos se escandalizaron tanto que destruyeron la placa conmemorativa del evento, que luego el Vaticano colocó más elevada.

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  2. Excelente artículo Wanderer! Agregaría que en muchas parroquias de una Arquidiócesis de la privincia de Santa Fe, Argentina, la Ecclesia regens con su pro ratione voluntas la ostenta no el Párroco, sino el Concejo Pastoral de la Parroquia (al mejor estilo protestante). La "figura" de Párroco es meramente nominal, su función es administrativa. El Obispo solo presta atención a la voluntad del Consejo, el Párroco es siempre sospechoso de todo (es verdad que muchos hacen méritos, más que suficientes, para tal sospecha). La enseñanza es una mera nota adjetiva de una institución que es "católica" (al modo de las escuelas "católicas"), y los sacramentos, suponiendo que el Obispo tiene intención de hacer lo que la Iglesia quiere hacer en las ordenaciónes presbiterales, están asegurados por el ex opere operato, suponiendo el ex opere operantis del que busca y recibe el sacramento.
    Un sacerdote formado en un seminario progresista, en estos contextos parroquiales, no le que más que dos posibilidades: ser un pastor con muchísimo olor a oveja, o hacer de la parroquia su propia "iglesia", donde él mismo es Papa, Obispo y Párroco.
    Perdón por la catarsis. Nuevamente, gracias Wanderer por este artículo.
    Oremus ad invicem.

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  3. Estimado Wanderer, si esto es así, y no digo que no lo sea, si Tradicionalistas y Progresistas coinciden en reconocer que el Papa tiene un poder absoluto en la Iglesia, ¿cómo explica la actitud de Monseñor Lefebvre frente a varios Papas? ¿y cómo explica la de aquellos progresistas que viven como sedevacantistas prácticos? ¿será que ambos admiten de derecho que el Papa tiene un poder absoluto, pero de hecho, hacen lo que quieren? Le agradeceré me lo aclare. Saludos cordiales.
    Hilbert

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    1. Estimado Hilbert, su pregunta es muy interesante y complicada de responder.
      La posición de la FSSPX al respecto dice, en muy pocas y seguramente insuficientes palabras, que los papas, a partir de Pablo VI, abandonaron su intención de enseñar, de ser maestros de la fe. Por tanto, no es necesario obedecerles. Es un tesis interesante y creo que tiene buena parte de razón. Pero nos encontramos con hechos que no sé cómo se pueden resolver. Por ejemplo, el papa Francisco cuando, luego de Amoris laetitia, explicó su interpretación a los obispos argentinos, varios sacerdotes y obispos del mundo, de recta doctrina, comentaron que ese interpretación no podía ser considerada magisterial. ¿Qué hizo Bergoglio? Pues mandó publicar la carta en Acta Apostolicae Sedis, el órgano vaticano donde se recogen oficialmente todos los documentos magisteriales. ¿De qué manera afirmar que Francisco ha abandonado su munus docendi?
      En cuanto a los sedevacantistas, algunos de ellos sostiene la tesis de Cassisiacum, elaborada por el P. Guérard de Loriers. En este casos, los papas actuales lo serían materialiter pero no formaliter. No me convence en absoluto. ¿Es que materia y forma, acaso, son parte de la Revelación, y no un modo filosófico de explicar la realidad? ¿Por qué puede extenderse esta distinción aristotélica a la Iglesia? Con ese criterio, cualquiera podría aplicarle también distinciones neoplatónicas o de cualquier otra escuela. Y, más importante aún, no hay que yo conozca ningún antecedente en la tradición de tamaña distinción aplicada a la cuestión eclesial. Es decir, invención del dominico.

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    2. Wanderer, supongo que el "abandonar la intención de enseñar" la FSSPX lo entiende en el sentido de "enseñar dogmáticamente", puede estar vinculado a lo que el CV2 dijo de sí mismo, que era meramente pastoral.
      En cuanto a la "tesis" de Mons. Guérard des Lauriers (fue un dominico ordenado Obispo por el excéntrico Obispo Thuc, que ordenó sin mucho criterio a varios, algunos de los cuales terminaron fundando sectas que hasta el día de hoy persisten), él mismo reconoce que se resuelve en sedevacantismo (aunque los sedeprivacionistas protestan que no son sedevacantistas). En teoría, los sedeprivacionistas volverán a reconocer a un Papa cuando éste anule el CV2, ya que la "tesis" dice que Pablo VI perdió la forma del Papado al firmar los documentos del CV2 (aunque algunos dicen que están "estudiando" si Juan XXIII no la había perdido antes ya). En su autor parece haber una distinción entre "formal" y "formaliter", "material" y "materialiter", pero es confusa y así, sus seguidores mezclan todo y no distinguen. El problema en todo caso no es aplicar la explicación "materia-forma", sino en que no entienden que si algo perdió la forma, ha dejado de existir, porque la forma da el ser a la materia.
      El tecnicismo "formaliter/materialiter", o sea "desde un punto de vista formal/material", al fin y al cabo se resuelve en sedevacantismo, como ya he dicho que reconoce el mismo autor. Tanto lío para decir lo mismo.

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    3. Wanderer, no sé si esa sea la posición oficial de la FSSPX. Creo que es mas bien la tesis del P. Álvaro Calderón, solamente.

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  4. "¿Será que ambos admiten de derecho que el Papa tiene un poder absoluto, pero de hecho, hacen lo que quieren?". No se me ocurre otra explicación...

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  5. GASTÓN: No puedo citar ahora la frase textual pero Mons. Lefebvre dijo que el golpe maestro de Satán había sido destruir a la Iglesia por medio de la obediencia.

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  6. Para los lectores de lengua española fuera de la Argentina esta página es un recurso imprescindible. Por buenos contactos que tengo en Roma, sé que en el ambiente eclesiástico y de Curia se lee con avidez y se comenta sotto voce. Si bien nos ayuda mucho a captar el clima argentino de donde proceden tantos desaguisados, sin embargo a veces nos hace falta una clarificación de lo que puede ser ad intra muy obvio, pero no así aquende los mares. Por ejemplo, hace poco se comentaba la figura del Magister Osculatoriorum, vulgariter dictum Tucho, y se ilustraba con dos fotografía, una de la persona en calvicie notable, mirada torva y rostro macilento, otra de la persona con buena cabellera, mirada inquieta y rostro limpio pero carente de sol. El resto de la anatomía parecía igual. Lo que no dice esa entrada del 20 de junio es cuál de las dos figuras responde al ilustre biografado (qDtcE). don Bruno

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    1. Que don Bruno lleva razón !! He vuelto a leer el artículo de esa fecha y no queda claro el asunto de las fotografías. ¿ Cuál es el arzobispo y cuál no es ? ¿O es la misma persona en distintas presentaciones ? Estos argentinos !!! Parecéis el Retablo de las Maravillas, podéis aparecer con lo más desconcertante !!! Vaya, parientes que nos hemos echado !!!! don Marcial P. C.

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  7. Me gustaría hacerle unos comentarios, estimado W., si no le molesta.
    1. Según el Decreto de Graciano, capitulo De Consecratione, la Santa Misa fué redactada, enseñada, por Santiago Apóstol y el Obispo Basilio (dist. I can.47: «Santiago, hermano del Señor según la carne, y Basilio, obispo de Cesárea, redactaron la celebración de la misa»; en Tomás de Aquino, S. Th. IIIª par. q. 83, a. 4, sc.); por cuanto lo que ella contiene es de tradición divina e invariable, porque no es posible sostener que el Apóstol Santiago pusiera, agregara o quitara cosas a la Santa Misa que no le fueran enseñadas por el Señor. Y si no pudo Santiago, no podrán más los sucesores de los Apóstoles.
    2. Ni por Pedro siquiera, como bien afirma el § 1125 del Catecismo de Juan Pablo II, que “ningún rito sacramental puede ser modificado o manipulado a voluntad del ministro o de la comunidad. Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio”, después de afirmar en el número anterior que “Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la fe recibida de los apóstoles”, porque “La ley de la oración es la ley de la fe. La Iglesia cree como ora. La liturgia es un elemento constitutivo de la Tradición santa y viva”. Luego la Liturgia es inmodificable, pues como elemento constitutivo de la Tradición y regla próxima de la fe, que es invariable, participa de sus mismas características. Esta es la ley de la Iglesia, como se dice en los lugares citados.
    3. Es evidente que los sacerdotes consultados no sabían derecho canónico, y su Teología era flojísima, pues la Iglesia no es del Papa ni de los Obispos, sino de Cristo; y tiene Papa y Obispos que son miembros custodios de la Revelación, no los dueños. Son los jardineros, ha dicho Benedicto XVI, no los dueños del jardín. Personalmente, no conozco casi ningún tradicionalista que piense que el Papa tiene potestad omnímoda en materia litúrgica, ni que defienda dicha tesis. Y conozco muchísimos. Ni tampoco de los otros conozco.... Pero eso sí, los que yo frecuento no son curas y, los pocos que lo son, no son bien vistos por sus colegas.
    Sin duda tiene Ud. razón al criticar la inflación y gigantomaquia de la “autoridad” de los Papas y prelados; pero como se verá, es un toqueteo ilícito de cosas sagradas que se ha vuelto costumbre, mala costumbre, en estos últimos tiempos en la Iglesia.

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  8. Y me dejé un asunto en el tintero que, hasta donde sé, no ha sido comentado por aquí y es de pareja idea: La obra de Rosmini "Las cinco llagas de la Iglesia", que tanto impresionó a Castellani aunque advirtiera sobre algunas excentricidades y exageraciones contenidas allí, va más o menos por el mismo camino del artículo. No sería mala idea darle algún sitio en estos estudios sobre el fin de la estructura mundanal de la Iglesia.

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  9. Hace un tiempo, planteándole a un capellán progresista los excesos de Francisco que hace y deshace a su antojo, me dijo tratando de justificarlo que él acepta lo que disponga el Papa porque Francisco es Pedro, por aquello de que "lo que ates en la tierra será atado en el Cielo y lo que desates en la tierra será desatado en el Cielo".
    Sin dejar de reconocer el peligro para la sana doctrina de los que piensan de esa manera -sean progresistas o no- me parece que no se puede comparar a San Pío X con Francisco porque ambos hayan expulsado a obispos de sus diócesis. En todo caso, lo de San Pío X puede haber sido un error, pero lo de Francisco no es un error, es parte de un plan, un plan perfectamente orquestado con toda premeditación y alevosía para vaciar a la Iglesia de contenido a fin de reemplazarla por otra que nada tiene que ver con la Iglesia que Cristo fundó sobre la piedra de Simón Pedro.
    Ana Catalina Emmerick vio en éxtasis dos Iglesias, la de los que construían la Iglesia de Cristo y la de los que la destruían para levantar otra nueva.
    No sé si Ana Catalina estaba viendo el drama desatado en nuestros días, pero que se le parece muchísimo es innegable porque esta iglesia de Francisco no es la Iglesia de Cristo. Algo está por pasar entonces, y no será nada bueno.

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  10. Que las personas con inclinaciones homosexuales (que padezcan ese tipo de tentaciones) no pueden ser sacerdotes, es algo que la Iglesia determinó por primera vez en el año 2005. Después de 2000 años en los que probablemente hubo muchas personas de esa condición en el clero (por ser una profesión ideal para gente que no se va a casar con una mujer).
    https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_doc_20051104_istruzione_en.html

    La Iglesia puede decidir hacer lo que nunca hizo antes, si existe una buena razón para eso. Por lo menos lo entiendo así.

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    1. Definir cosas viene apoyado por La Tradición, no significa que por no estar escritas no se hicieran etc. Todo lo que se define, aunque sea después de 2000 años, viene apoyado por La Tradición que lo avala, si no, es una novedad y La Iglesia no tiene potestad para poner novedades

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  11. Es que triunfaron, hace mucho, los güelfos sobre los gibelinos. Pues que ya no hay imperio al que obedecer, el papa es rey y emperador de todos los católicos, al menos. Todo muy triste...
    Las Del Viginique Matri.

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  12. Yo lo veo como la evolución natural de un organismo vivo. Mas o menos algo así: Primero la infancia (Iglesia primitiva) donde se procesa el significado de la predicación de Jesús, luego la adolescencia con sus rebeldías gnósticas y arrianas, luego la madurez donde se hace la producción intelectual y material, que sería la Edad Media, luego con los medios económicos que acumulamos viajamos un poco (la predicación a todo el mundo, américa, oriente etc). Luego venimos a la vejez y nos quedamos en casa, nos volvemos conservadores, temerosos del mundo exterior, ya no le pegamos a nadie, (edad moderna) seguimos hacia la senectud donde se aprecia una declinación intelectual importante, la andropausia y la sarcopenia, el cuerpo y la mente se ponen cada vez mas rígidos, artrosis, reconocemos que se nos viene la noche. Finalmente estaríamos en la etapa de la demencia senil y las células cancerosas que mutan y se apoderan de algunas partes, hasta que el corazón o los pulmones dicen basta. Sus palabras no pasarán, pero el resto...

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  13. Creo que el canon 752 del derecho canónico va en esa línea de un magisterio del poder, cuando lo leí me quedé pasmado. Ma gustaría que comentaras ese canon.

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    1. Estimado, no es el único cánon que dice disparates; lea cuidadosamente los anteriores y se sorprenderá aún más. El CIC es un acto legislativo, de la potestad de régimen de la Iglesia, de modo que ni es definitivo, ni muy "auténtico" -salvo en sentido estricto-, ni por cierto infalible, pues no versa sobre ningún punto de la Revelación Santa sino sobre la constitución jurídica de la Iglesia y las relaciones entre sus miembros.
      Se obedece con las limitaciones del caso, fíjese el c. 87 y demás "dispensas" posibles; le dará un panorama más o menos acertado sobre el valor de las leyes generales en la Iglesia.
      O sea:
      No le dé demasiada importancia; no caiga en los errores que el artículo critica.

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  14. El lunes, el New Liturgical Movement (Novus Motus Liturgicus) publicó un artículo muy esclarecedor sobre Bugnini de lo que está pasando:

    título:
    "Bugnini, Roche, Grillo and Inculturation Overdrive"

    Parece ser que en la sobremesa de un almuerzo en Roma, poco antes de caer en desgracia, dijo lo siguiente:

    "What you need to see is that the new liturgy involves three stages. First, we had to eliminate the old way of doing things. This was mainly the work of the 1960s, and in thirty years’ time, everyone will have forgotten what came before. Second, we had to create something new for the time being: this is what people are calling the ‘Novus Ordo’. But even this must disappear, giving way to… complete inculturation: every liturgy should be made by the community, for its own immediate needs. No liturgical books, just like it was in the ancient church! Even my Mass will disappear, by the year 2000".

    Como se ve todo ha sido un complot urdido entre Montini y Bugnini para llevarnos a este estadio y aún peor, a pesar de lo votado en el Concilio por los Padres Conciliares.

    ¡Dios les dé mal galardón!

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    1. Efectivamente esto ha pasado y no puede ser considerado una casualidad.

      Pero si se ha continuado en el tiempo, mucho después de la muerte de Pablo VI, es que debe haber una oficina o institución que se encarga de transmitir la reforma y continuar con el plan hasta la destrucción final, Una oficina muy poderosa y que se autorrenueva para que cumpla los precisos objetivos.

      Yo sé que desde poco antes del Concilio hubo y sigue habiendo en el Vaticano una oficina anglicana para colaborar con los anglicanos (me imagino que doctrinalmente)

      Entonces la pregunta es:

      ¿qué organismo, con tanto poder e influencia, está forzando a miles de millones de católicos a cambiar su fe a escondidas?

      ¡y eso después de 5 pontificados!

      La siguiente pregunta es entonces:

      ¿Eso es legítimo?

      ¿Moral?

      ¿Nos creen idiotas?

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  15. GASTÓN: Perdone Anónimo del 19 de julio, ya de puestos ¿por qué no traduce el texto?

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    1. Lo siento, pero prefiero que cada uno lea lo que he leído yo (traduttore, traditore"), porque como ve es muy grave. En todo caso, si usted lo prefiere, ahí va:

      "Lo que necesitan ver es que la nueva liturgia implica tres etapas.

      Primero, tuvimos que eliminar la vieja forma de hacer las cosas. Este fue principalmente el trabajo de la década de 1960; y dentro de treinta años, todos habrán olvidado lo que había antes.

      En segundo lugar, teníamos que crear algo nuevo por el momento: esto es lo que la gente llama el 'Novus Ordo'.

      Pero también esto debe desaparecer, dando paso a... la inculturación total: toda liturgia debe ser hecha por la comunidad, para sus propias necesidades inmediatas. No hay libros litúrgicos, ¡como en la iglesia antigua! Hasta mi Misa desaparecerá, hacia el año 2000".

      Es decir, cada parroquia o cada sacerdote tendrá su propio rito personal, lo que equivale a dividir la Iglesia de Cristo en tantas liturgias como haya.

      Estaba totalmente planeado desde el principio; y por eso Montini desobedece la decisión del Concilio respecto a la Santa Misa.

      Tal vez Bugnini tenga razón y ese sea el camino; pero, a parte de evaluar las posibles consecuencias de esta decisión, ¿por qué el resto de los miles de millones de fieles no pueden opinar si quieren "volver" a lo que este individuo cree que era la reunión de los "primeros" cristianos?

      ¿Dónde vamos a sacrificar palomas ahora, como hacían los "primeros cristianos", si el Templo está destruido y los sacerdotes judíos ya no sacrifican?

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    2. https://nuevomovimientoliturgico.blogspot.com/2022/07/bugnini-roche-grillo-y-el-uso-excesivo.html
      Acá lo puse yo, está hecho con algo de prisa, con lo que todavía haré correcciones a lo largo de los próximos días.

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  16. Don Wander:
    Usted dijo: “De este modo, entonces, la autoridad, la Ecclesia regens, se erige por sobre las otras dos funciones. La autoridad ya no está sometida a la tradición sino que es su guardiana, el paso siguiente, será, naturalmente, la exaltación de tal autoridad a punto tal que, de hecho, reemplaza a la tradición.
    De servidora de la verdad y de los miembros de la Iglesia, la autoridad se ha convertido en su dueña. El papa ya no es el intérprete fiel de la tradición; ha sido sustituido por el oráculo que decide su carácter. (The Wanderer).
    Con un apostólico criterio docente, Don Wander ha señalado que la Iglesia, hasta fines de la Edad Media tenía una doble misión: la de enseñar y santificar: esto es, “enseñar la verdad divina, y proponer su misterio vivificante en la celebración sacramental”, pero a partir de un determinado momento, a esta doble funcíón se agrega una tercera, cual es la de regir, lo cual supone afirmar la autoridad del Papa. Pero el hecho es que, con el paso del tiempo, lo que se entendía como una simple aplicación concreta de lo que se enseñaba, terminó por transformarse en medida de lo que se enseñaba. Y, de ese modo, en su opinión, lo que siempre se entendió como algo enteramente sujeto a la tradición de la Iglesia, de un tiempo a esta parte, terminó por constituirse en “dueña” o “devoradora” de la tradición.
    Y así, hasta tal punto suenan verosímiles las expresiones de The Wanderer, que hoy, expresiones tales como “Iglesia en salida” o en actitud de “escucha del otro”, ya no suenan tanto a interés por responder al mandato de Jesús “id y enseñad”, cuanto al mandato de Francisco “id y sed enseñados” por quienes sólo parecen estar fuera de la Iglesia. Así, lo que antes era inequívocamente reconocido como expresión fiel del Depósito de la Fe, hoy suena más bien a algo que es reconocido como contenido de una obscura Teología del Pueblo. Y, así, mientras, entre los dos modos, el primero, sólo por ser antiguo, es públicamente vilipendiado y despreciado, por su parte, el segundo, que cuenta con el inicuo respaldo de lo meramente novedoso, será indebidamente ensalzado. Y donde el criterio de verdad, a la postre, ya no estará constituido, propiamente, por la Palabra de Dios como tal, sino por la palabra del otro que Dios, o sea, por la medida de su distancia o inadecuación con la Verdad revelada.
    Pido a Dios equivocarme. Como quiera que sea, como siempre lo he hecho, suplico a Dios todos los días que S. S. sea eficazmente asistido por la providencial luz del Espíritu Santo.
    ¡Señor protege a tu Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  17. He descubierto en este sitio y en esta página lo que yo mismo he tratado de difundir entre los amigos aquí en Italia desde hace algunos años. Lo que observamos hoy, en el catolicismo, es el fruto maduro de un camino de siglos en el que se ha producido una inversión: la tradición ha sido superada por la autoridad o el magisterio. Esto significa que el magisterio es capaz de hacer nacer una nueva tradición; es la fuente de la tradición, como dijo Juan XXIII a un obispo perplejo: "¡La novedad de hoy será la tradición de mañana como la novedad de ayer se ha convertido en la tradición de hoy!
    Todo esto, sin embargo, conduce a un sistema en el que la autoridad acaba siendo un fin en sí mismo, autorreferencial, y la Iglesia, de ser la Esposa del Verbo, pasa a ser un lugar de puro poder intramundano. Esto explica lo que está ocurriendo hoy. Sin embargo, la tradición existía ANTES de la autoridad: de hecho, los apóstoles, cuando aún no estaban constituidos como tales, recibieron la tradición que luego difundirían en palabras, obras y escritos.

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  18. Una pregunta: ¿se podría haber hecho una "reforma radical" de la misa "en sentido católico"? ¿ No son ambos términos contradictorios entre sí? Una reforma en sentido verdaderamente católico jamás podría haber sido en contra de la tradición y de las verdades de fe que la Iglesia custodia y enseña. Por tal motivo, el error que usted, Wanderer, atribuye a los tres tradicionalistas que consultó no es tal. El planteo adolece de falsedad.

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    1. Estoy de acuerdo con este comentario. Supongo que los tradicionalistas consultados habrían imaginado una reforma católica sin apartarse de la tradición, a la que nadie se opondría, no tanto por quien hace la reforma, sino por la reforma misma. Sr. Wanderer, muchas gracias por sus publicaciones. Lo leo con mucho interés.

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    2. Estimado, con reforma "radical" me refiero a una reforma del tipo que Pío XII hizo de la Semana Santa, que despanzurró el ordo tradicional que se había seguido hasta entonces, y los verdugos fueron los mismos que pocos años después se encargarían de la misa. Y como usted sabe, el tradicionalismo se traga esta reforma porque, a pesar de su radicalidad, es "católica".

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  19. Muchas gracias por su respuesta. ¿Alguna web o documento donde pueda conocer la reforma de la semana santa? De antemano, quedo agradecido

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    1. En este blog publicamos una serie de entras al respecto:
      https://caminante-wanderer.blogspot.com/2018/04/la-reforma-de-la-semana-santa-i.html
      https://caminante-wanderer.blogspot.com/2018/04/la-reforma-de-la-semana-santa-el.html
      https://caminante-wanderer.blogspot.com/2018/04/novus-ordo-de-semana-santa-del-lunes-al.html
      https://caminante-wanderer.blogspot.com/2018/04/el-novus-ordo-de-semana-santa-viernes.html
      https://www.blogger.com/blog/post/edit/3867065999767864372/7870691449650849338

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