La primera es muy reciente. El Santo Padre nombró ayer nuevo prefecto del Dicterio para las iglesias orientales --y futuro cardenal--, a Mons. Claudio Gugerotti. Como una imagen vale más que mil palabras, en el video pueden ver una misa celebrada hace pocos meses por el nuevo prefecto.
La segunda es conocida en término generales y tiene que ver con la elección de la nueva cúpula de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, en la que todos los candidatos francisquistas perdieron, y perdieron mal. Pero una especial mención debe hacerse a quien fue elegido Secretario: Mons. Paul Coakley, arzobispo de Oklahoma City, que reemplazará al cardenal Tobin, uno de los sostenedores más rabiosos de cuanta herejía anda suelta y que se postulaba para un nuevo mandato.
Para los lectores de este blog será especialmente significativo saber que Mons. Coakley fue discípulo de John Senior y parte de los cientos de estudiantes que, en los '70, se convirtieron a la fe gracias a sus clases sobre los clásicos. Tiene un historial de apoyo a la doctrina de la Iglesia sobre la vida y la sexualidad y ha dicho que a los políticos que apoyan el aborto y el "matrimonio" entre personas del mismo sexo se les debería negar la Eucaristía. Fue uno de los pocos obispos que apoyó públicamente la prohibición de la comunión del arzobispo (Salvatore) Cordileone a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a principios de este año, y ha calificado de 'demoníaca' la motivación del movimiento transgénero.
Como fiel oriental, y por el bien de mis hijos, espero que el setentrional Gugerotti mueva mejor las cosas que su predecesor ítalo argento Sandri. Colpo basso para el siciliano que venía haciendo carrera para ascender de secretario a prefecto... Peeeero, de todos modos, no me cierra que habiendo tantos vientos de reforma en las liturgias orientales para "evitar las repeticiones inútiles" (y vaya que sí repetimos mucho) este hombre vaya a frenar mucho. Las reformas canónicas las viene haciendo ya desde hace rato el oráculo de las siete colinas, limitando el gobierno de los eparcas para erigir monasterios o seminarios sin autorización de la santa sede, entre otras cosas. Las reformas "buenas", como apurar a los obispos diocesanos a atender las necesidades de los fieles orientales en territorio latino será positiva en el papel, pero en la práctica es inexistente y casi imposible de llevar a cabo. Los obispos latinos ya tienen serios problemas para cubrir las misas de las innumerables parroquias vacías que tienen, y la perspectiva no es buena, con los seminarios vacíos. Luego, como podemos los fieles orientales cumplir con la obligación de conservar el propio rito sin la asistencia de sacerdotes? En la casa, ciertamente, donde el padre de familia oficia las oraciones domésticas, que es casi como una liturgia en la iglesia. Pero, claro, hay que asistir a las iglesias latinas para comulgar, etc. Y la vida al ritmo litúrgico? Cómo compaginar calendarios? los textos, etc. Ni qué decir de la incomprensión de parte de los latinos. Dar la comunión a niños pequeñitos? De ninguna manera! Entonces? O nos hacemos latinos, o nos pasamos a alguna iglesia ortodoxa. Es mas dificil de lo que parece el asunto, al menos en Argentina.
ResponderEliminarMire, me van a decir de todo aca. Pero yo siendo occidental, latino, descendiente de italianos del norte y de madre española y de mucha fe, hace rato que evaluo ir a la Ortodoxia Oriental.
EliminarLa Iglesia Romana esta podrida por completo y las diferencias, no me parecen graves o insalvables.
Veo, otra fe, mucho mas real, tangible y cierta, y otros valores.
Creen en Dios.
Todos se van a enojar conmigo, pero mire, no falta mucho para que se ordenen sacerdotisas, se casen mujeres con mujeres y hombres con hombres, por iglesia, la Iglesia catolica propicia el feminismo, el aborto, se la pasa apoyando al marxismo, las teorias de genero, la transexualidad y todo tipo de barbaridades. La liturgia ya se perdio, la fe tambien.
Yo creo que Dios ve en nuestros corazones y sabe bien porque hacemos lo que hacemos, no se trata de escapar, sino de encontrar una comunidad que realmente este abierta al Don de Dios.
Estimado anónimo, no me atrevería jamas a juzgarlo, pues el dolor moral, de conciencia que trae aparejado todo esto, es más que comprensible. Sí me permito darle un consejo, aunque no me lo pida. Los fieles orientales, al menos los que no tenemos jerarquía constituida en este país, estamos a la buena de Dios. Y me refiero a los orientales católicos, y a una pequeña fracción que jamás abandonó la comunión con la sede de Pedro.. o para ser más precisos, Pedro no pudo con nuestros antepasados, y dijo: "bueno, quedénse como están". Por eso es que nunca cambió mucho nada, tal vez porque somos insignificantes en número. Los ortodoxos nos odian por ello, porque somos casi dos gotas de agua, pero no "ortodoxos". Nuestra situación es como la de los niños cuando los padres se separan. Nos parecemos a la madre, pero nos tocó vivir con el padre, y ese padre no siempre nos ha tratado bien. A pesar de ello, y no me detendré a enumar el sinfín de causas que creo que nos mantienen "tranquilos" en la tempestad, es que hemos hecho siempre de nuestras casas nuestros templos. Tenemos plena conciencia de esa realidad litúrgica del hogar. De las liturgias domésticas. La providencia no nos ha hecho faltar el pan supersustancial y los demás sacramentos (por gracia de Dios, siempre en nuestro rito). Pasarnos en familia a una iglesia ortodoxa? A cuál? En nuestro caso debiera ser la griega. Nos aceptarían tan fácil? no lo creo. De todos modos, a ver qué hace el bergoglio de Constantinopla con su Tucho yanqui... Quien sabe, tal vez este desastre que nos toca a todos, latinos, orientales, ortodoxos, termine por unirnos de una vez por toda, para hacerle frente a estos demonios, tengan el nombre y la sede que quieran....
EliminarLe agradezco su comentario, me deja pensando y en profundidad. Ruego a Dios que me ilumine, no quiero perder la fe.
EliminarGracias Wanderer por las buenas nuevas...
ResponderEliminarImagen piadosa muchas veces mentada, pero no menos verdadera: aunque la barca se agita y parece que se hunde, el Maestro no la abandona, y en un santiamén puede calmar la tempestad.
Y no hay que desesperar ni darse manija con las macanas que se ven en Roma. Justo hoy repasaba el blog Info-Caotica, tan mesurado, tan sobrio, contra toda exaltacion u ofuscamiento del juicio, agitado por las pasiones.
Creo que Usted tambien algo publico al respecto tambien.
Juancho.
Claudio Gugerotti fue uno de los personajes más señalados del libro Via col vento in Vaticano, profético en muchos sentidos aunque con aspectos discutibles. El neo-prefecto era un protegé del cardenal Silvestrini y era conocido en la curia romana como "Stambecco", el cabra montés, por su afición a subir cada vez más alto. No se le niega la conversión a nadie, pero en atención al anterior post, tendría cuidado en dar hurras por el nombramiento.
ResponderEliminarTercera buena noticia. Traten de conseguir el artículo que publicó el New York Times el pasado 15 de noviembre escrito por un tal Ruth Graham: "Old Latin Mass Finds New American Audience, Despite Pope’s Disapproval". Dios está escribiendo derecho en renglones torcidos.
ResponderEliminarAl anónimo del primer comentario: Mis respetos, comparto la misma preocupación y anhelos, como fiel oriental y padre de familia. Me permito ser ave de mal aguero al respecto de las reformas litúrgicas. El siciliano Gallaro es especialista en derecho canónico, un siciliano que pasó gran parte de su vida en Yanquilandia. No es material para reformas litúrgicas. En cambio, este Gugerotti ha publicado mucho sobre temas litúrgicos, es decir, es un "sabio de la materia", y todas las reformas litúrgicas han venido de la mano de los sabiondos de la liturgia. Esa es mi preocupación...
ResponderEliminarU' Seccu.
Iglesia del Corpus Christi (RC), Covent Garden. Londres.
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