A don Gabino se
le había dado por poner un poco de orden en su inmensa biblioteca. Los
anaqueles estaban llenos no solamente con libros alineados uno al lado del
otro, sino también por otros superpuestos o, lo que sucede con frecuencia, con
pequeños y delgados volúmenes que se filtraban detrás de los libros mayores y
quedaban allí escondidos durante años.
Sacando el polvo
acumulado en los lomos de las obras de Plinio el Viejo, vio detrás de ellos
algunos tomitos de una viejísima colección de historia y literatura griega que
había comprado hacía décadas en un librería de viejos de Barcelona. El primero
que tomó era: Historia de los Filósofos
Griegos más Humildes y Sabios, de Tuchónides de Ucaloca, editado por
Gnocchi y Palmaro en 1917. El segundo, Elegía
al gran e incomparable patathás de Illiria, de Tausígenes el Fiel, por la
misma editorial y año. Comenzó a hojear el primero y le pareció que el librito
era lo suficientemente interesante como para convocar a una pequeña reunión de
amigos, más allá de que fuera un día de semana. Hizo correr la voz de que serviría
el “Benedictine” que tenía guardado para ocasiones especiales, y para las 20:30
hs. ya estaban en su casa los amigos más fieles e instruidos.
- Esta vez,
mientras ustedes toman el licorcito, yo les leeré algunas de las semblanzas que
Tuchónides escribe en este librito que acabo de encontrar. Se trata de
filósofos griegos poco conocidos pero de una gran humildad y sabias enseñanzas.
- Empiece nomás,
don Gabino-, dijo Bulgarovich mientras servía el famoso licor monacal.
Y empezó el
viejo a leer:
Césquides de
Hipómene tenía la fama de ser el
filósofo más humilde y pacífico de la
Hélade , pero había quienes disentían con sus doctrinas o su
ejemplo de vida. Sus secuaces, exacerbados, invadían los templos y las ágoras
para demostrar con argumentos y si hacía falta, a la fuerza, la humildad y
mansedumbre extremas de su maestro. Llegaron a obligar a beber la cicuta a un
sabio que las puso en leve cuestionamiento.
La duda de
este sabio respecto de Césquides era la siguiente: "Si es tan humilde, ¿por
qué permite que sus seguidores y amigos lo proclamen, lo alaben y consideren a
quienes se atreven a cuestionar alguno de sus postulados como los más
peligrosos enemigos de la humanidad?" y "Si es tan manso, ¿por qué permite
que repriman a los que lo critican, primero con dicterios sobre castigos
divinos y luego incluso con los ostracismos, las prohibiciones para participar
en las 'teorías' y las censuras?”. Se sabe, en efecto, que varios de sus
críticos habían perdido sus bienes y habían sido expulsados de las ágoras e
incluso de las ciudades.
Epiménides el
Seautón odiaba la mera referencia a sí mismo, y fundó la Escuela de la No-Seautonomía ,
donde enseñaba a los seguidores, día tras día, a olvidarse de sí mismos y salir
en busca del Otro. Tal búsqueda no se concretaba, debido a que los complejos
ejercicios de destrucción del yo impedían a los secuaces salir de sí mismos,
ocupando todos sus esfuerzos y tiempo. El Otro, a la postre, se cansaba de
esperar. Esto tampoco fue advertido por Epiménides, concentrado en destruir su
propia referencialidad. La
Escuela feneció por falta de novicios.
- Les leo
también la interesante nota que añade a pie de página el editor del libro- dijo
don Gabino. Y continuó: “Si es por oxímoros de la historia del pensamiento,
legendario es el caso del filósofo alemán del siglo XVII Hans Keinenwort, un
gran propulsor de la vida silenciosa, vindicador de un mundo que se entienda
por los gestos y no por las palabras, que matan como insiste el Apóstol. Su
fatigoso y minucioso tratado Silente
iniciación a la Logoclasia
consta de catorce volúmenes de 745 páginas cada uno”. Pero sigamos con lo
griegos:
Eros de Megara proclamaba
que nadie debía considerarse superior a nadie, y que quien hacía lo propio
merecía nada menos que la muerte. En una de sus diatribas, dijo que quienes se
sentían superiores y perfectos eran seres inferiores, indignos de vivir con los
Puros como él que no se consideraba superior a nadie. Cuando uno de los oyentes
le señaló la contradicción, corrió hacia el acantilado cercano a la ciudad y se
arrojó al mar. Es este uno de los casos más trágicos de entre los filósofos
griegos.
Clezómenes
de Palmira era amante de la sencillez, sostenía el culto de la diosa Epojé, que
tradujo en cincuenta mil hexámetros en jerga palmiriana y chabacana, que sus
pedisecuos debían memorizar para mostrar su desinterés de todo, salvo de sus
versos. De allí se origina el refrán, popular en Jonia, "Los despojados
nunca sueltan los despojos".
Biófanes de
Bizancio tomó por objetivo vital sembrar la paz entre sus conciudadanos,
presentándose como prenda de unión y basileus
en la Asamblea
de la Polis y
proclamando la doctrina de la
Vida Recta u Ortopraxis, con prescindencia de
esquemas doctrinarios rígidos y arcaicos. Inmediatamente se unieron a él miles
de seguidores, pero otros tantos se opusieron con pertinacia a su persona y
otros no menos odiosos permanecieron indiferentes. Él insistió en acabar con la
murmuración y la psicofantía, aludiendo a los perpetradores de división e
instando a separarlos de la comunidad, pero sin precisar claramente quiénes
eran los vitandos y quiénes los que marchaban por la Vida
Recta , quiénes los doctrinarios rígidos y quiénes los
flexibles. De este modo, la división se hizo más profunda aún y llevó a una
discordia permanente, en medio de una confusión generalizada. En Bizancio
subsistió hasta la caída de la
Ciudad el dicho "Con B de Babel, Biófanes".
Ponócrates de
Sínope, discípulo de Diógenes, llevó al ápice el desprecio a las convenciones y
el protocolo de las Stoas, al punto
que mandó a todos los cínicos cambiar sus pobres atavíos por ropas aún más
andrajosas. Como no las había en la polis, contrataron a varios diseñadores y sastres,
y compraron centenares de metros de género, el cual debidamente rasgado y
sucio, se convirtió en el emblema de pobreza de la Escuela. La operación
fue costosísima y casi arruinó a la comunidad.
Para mostrar su
desprecio al saber y a los estudios, Ponócrates escribió un largo Tratado plagado de peticiones
de principios, anacolutos y falacias. Cuando se las señalaron, respondió que su
misión era dar de comer al demos de
Sínope y del Ática, no argumentar, y que la comida saldría de los desperdicios
que los ricos intemper
No obstante su demofilia llegó al extremo de pedir la hospitalidad para persas, sirios y caldeos que querían entrar a la polis, lo que le valió la inquina de sus conciudadanos y del mismo Alejandro Magno, que le pidió que no fomentara las mezclas de pueblos. Denunció entonces a Alejandro, y para demostrar que no se subordinaba a los poderes, envió una embajada a Darío, que tuvo poca fortuna.
Todo el grupo se
quedó pensando en silencio un largo raro, mientras bebían despacito los restos
de Benedictine. Como al día siguiente
había que trabajar, se despidieron y cada uno regresó a su casa.
Los debidos créditos a Ludovicus y otro colaborador del blog.
Según algunos autores dignos de fe, Tuchónides de Ucaloca fue favorecido con altas dignidades académicas e incluso religiosas. Esto provocaba el desconcierto pues no solo carecía de méritos objetivos, sino que sus propias enseñanzas y decisiones tenían un rumbo ruinoso en sus destinatarios. Hasta el presente no se pudo saber con certeza cuá fu su final. La tradición oral sostiene que una vez que cayó en desgracia su favorecedor, entró en una profunda depresión y sus desatinos se acumularon al infinito. Para mayor información cfr. Niel Fussballweltmeister, Untersuchungen über Tuchonides de Ucaloca. Verlag Allescwhangen. Hamburg 1898
ResponderEliminarAmigo y colaborador de Tuchónides fue el famoso Diademo de Puerto Xylon, aquél que solemnemente afirmara que tenía la profunda certeza de que las certezas no sirven para vivir. Esto lo dijo luego de que fuese designado al frente de la escuela dedicada a Aquinate de Neápolis, a quien Diademo se aseguró de dejar en el olvido.
ResponderEliminarA Tuchónides, como a su antecesor, Alópex de Ucaloca (posteriormente de Tucmania), se opuso la pequeña secta de los prometeicos. Éstos acusaban a Tuchonides, Diademo y Alopex de haber traicionado la memoria del fundador de Ucaloca, el legendario Derisio de Pérgamo.
No será hasta que el Oráculo Mayor lanzara desde la Magna Grecia una condena a los prometeicos que no terminaría el conflicto de Ucaloca. Aunque dicen algunas crónicas que algunos de los prometeicos sobrevivientes dispersados se reunieron en torno a la bitácora de Odiseo.
Del libro "Historia de los Filósofos Griegos más Humildes y Sabios", de Tuchónides de Ucaloca, hay traducción al español de Nicolasio Fundario, en papel de diario y tapas de cartón corrugado, editado por ñoqui y palmado, un imprint de la editorial Exuca, Buenos Aires 2012. El mismo tomo incluye "Dejémonos de Joder", alta obra de la metafísica occidental injustamente olvidada.
ResponderEliminarExuca es la misma casa editorial del bestseller "Franquito el Pequeño: Una ficción biográfica" de Doña Piqueta. Están preparando las obras completas del rabino Giorgio Bar-Hochmut, que incluye éxitos como "Dejate misericordiar".
Uno de los problemas capitales es la multitud, el grueso de los hombres vivos. Los desorientados, los perdidos, los confundidos, los acarreados, los aplastados, los ignorantes, los tontos, los torpes, los fatuos, los desesperados. Todos esos miserables, esa masa, esa gilada sin nombre que le da un contexto indeseable a nuestras vidas, como diría cualquier bastardo con ínfula. Quien piensa así, quien siente así (por más que pronuncie lo contrario), sabrá mucho, sabrá de todo, pero no es más que él mismo un miserable. Es lo que acusa.
ResponderEliminarLUPUS
http://caminante-wanderer.blogspot.com.ar/2007/12/el-aullido-del-lobo-contra-tollers.html
PD: Espero ansioso la vuelta de ese tipo de post.
Como se ve una vez más, Wanderer, el mito es más eficaz que un desarrollo teórico sistemático -homenaje al Athonita. Por eso Nuestro Señor habló en parábolas y no escribió un manual de teología.
ResponderEliminarEn su galería de próceres falta alguna Silvana Polluelo, la teóloga que aparece en el Sancho de Castellani.
Aparte y con verdadero aprecio: amigo Kerim, deje Ud. esa pose de Pepe Grillo. Todas esas obvias y atinadas reflexiones suyas... ya las sabemos. Sí, pero no las viven!!! se dirá Ud. Hay un alguillo de presunción por allí, quizá?
Aquí hay uno que no es muy filósofo que digamos pero (la vida te da sorpresas, que lo parió..) te la dice derechito y sin anestesia. Para la banda de filósofos mega humildes, aprendan.: "El presidente del Ecuador, que amenazó con renunciar si se despenalizaba el aborto en su país, dijo que sostener que no existen hombres y mujeres y que "todo es construcción cultural, no resiste el menor análisis".
ResponderEliminarFilosofía cruda y dura, algo parecido al si, si , no, no evangélico anterior al panchismo.
Kerim, Lupus no lo acusa a Tollers de nada. Relea el post al que usted mismo remite, y sobre todo a los comentarios.
ResponderEliminarEs más, Lupus y Tollers son viejos amigos y lo de ellos no es más que una amigable conversación, en donde uno enfatiza un aspecto, y otro, otro.
Y quiera Dios que entienda esto de la amistad, esto de conversar como amigos. Va mucho más allá de cualquier bando, de cualquier bandería.
Y no necesariamente quiere decir que desprecien a los que no participan (porque no pueden o porque no quieren) de la conversación.
El presidente ecuatoriano Correa tuvo formación católica clásica, era boy scout, con doctrina tipo Acción Católica de los 50'. De ahí le viene sus sensibilidad por la justicia y los pobres. Es político y baila algunos compases del contexto sudamericano, pero no come vidrio. El problema es que la derecha tilingo-capitalista-filo-yanqui de su país a veces lo empuja a recostarse más de lo que él quisiera en algunos vecinos. Pero es buen tipo y amigo de cosas básicamente buenas.
ResponderEliminarEl mismo Fussballweltmeister en sus investigaciones críticas sobre las obras de Tuchónides von Verrücktepäpstlicheuniversitát estableció que la mayor parte de la producción que figura bajo su autoría son pequeños opúsculos. Los mismos pertenecen al género de la epimeleia heautou o cuidado de sí mismo, pero en una versión banalizada tipo autoayuda. El mismo especialista admite que muchos de esos opúsculos son resúmenes libres de obras de otros autores no mencionados.
ResponderEliminarCorrea habrá escuchado el testimonio de Amparo Medina (http://youtu.be/jRdzU6KjNRw) coterránea de el y reaccionó para el lado correcto.
ResponderEliminarNiel Fussballweltmeister, Untersuchungen über Tuchonides de Ucaloca. Verlag Allescwhangen. Hamburg 1898
ResponderEliminar2 de enero de 2014 19:08
jajajajaja
¿es chiste no???
Dall'ombra del Cuppolone les puedo contar algo sobre el llamado efecto carambola. Los que pusieron su empeño y diligencia en escribir a la Santa Sede contra Tucho para que no sea Rector, son los que impulsaron (sin quererlo) su elevación al episcopado. Apenas Francisco asumió pidió ver la carpeta de su protegido. La cólera le corrió por el cuerpo y el alma a medida que pasaba las hojas. Todos conocemos el resultado-reacción. Obviamente que nadie esperaba este cambio de escenario, mas bien calculaban el contrario. Pero así salieron las cosas y hay que aprender: cuanto más se critique peor será .......
ResponderEliminarAnche all'ombra del Cuppolone fa un freddo cane. Aprovecho que estoy despierto, por vieja maña nomás, para contarles algo mas. En la Curia hay mucha intriga por la figura del Tucho. El hecho de que el Papa lo haya citado en la Evangelii Gaudium, siendo un tipo joven, vivo y sin una obra de envergadura, genera mucha curiosidad y especulaciones. A cuanto argentino encuentran le preguntan de modo indirecto y elegante. Por aquí giran muchas caras del clero porteño. Se notan las vacaciones y los ahorros de las benefactoras. Algunos argentinos arromanados piensan que Francisco lo mantendrá a Tucho en la Argentina para que oficie de correo de doble vía (oreja y vocero). Pero también que más adelante lo traería para algún dicasterio como Educacion o de la Fe. El sainete argentino alimenta todos los días la comidilla. Pero todos dicen "com'é bravo il papa argentino". CRONISTA AD HONOREM
ResponderEliminarComo Dios no les da hijos, el diablo les da nepotes, ¿no? Creo que Castellani lo recuerda en Juan XXIII (XXIV)
ResponderEliminarUn rasgo central de Tuchónides era el hacerse la víctima y así tapar sus agresiones a los demás. Le encantaba hacerse el persehuido, gimnpotear un poco y asestar sus dardos sobre el otro como si fuera Totalmente Otro sociológicamente hablando( nunca un prójimo si piensa distinto).
ResponderEliminarLos recolectores de aforismos populares dicen que la expresión más frecuente que el accionar de Tuchónides suscitaba en sus perjudicados era "y ahora ... que joraca hacemos?" También: "no nos dejemos garcar ad infinitum". Algunas investigaciones incluso consideran ue en esos ambientes se gestó la disquisición que después el P. Mariana sj escribió acerca del tiranicidio. Con lo cual es jesuita español no sería ningún original.
Falleció el Padre Jorge Oscar Schoeffer. Vale la pena conocer su vida.
ResponderEliminarPancho I tiene 77 años y no creo que le quede cuerda para tantísmo.
ResponderEliminarEl daño que hizo y hace es gravísimo pero no hay proyección para llevar dentro de algunos años a nadie.
Por otra parte nunca llevó a nadie a ningún lado.
setentisiete destructores años..... por más que le quede poco va a hacer todo el daño que pueda el muy desgraciado.
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