El papa Francisco
podrá gustarnos más o menos, pero no cabe duda alguna de que su figura es
sorprendente, con toda la amplitud semántica que posee ese adjetivo. Y lo que
“sorprende” exige a los sorprendidos la búsqueda de algún tipo de explicación o
racionalización del hecho sorpresivo. Es así que quiero proponer algunas
hipótesis acerca del Romano Pontífice que intentan, cada una a su modo, una
explicación de su figura.
Ellas son:
1) Hipótesis Elisabetta Piqué
2) Hipótesis crítica (esta nos llevará más
tiempo)
3) Hipótesis del libreto la que, a su vez, se
divide en cuatro subhipótesis:
3.1 Hipótesis de cambio de imagen y,
3.2 Las hipótesis guionadas o narrativas, que también presenta tres
posibilidades:
3.2.1 Hipótesis Chance Gardiner
3.2.2 Hipótesis Leonard Zelig
3.2.3 Hipótesis Kiril Lakota.
Comienzo con la
más obvia y universalmente aceptada. La denomino la “Hipótesis Elisabetta
Piqué”. Para quienes no la conocen, la Piqué es una periodista italiana
acreditada ante la Santa Sede, que oficia de corresponsal del diario argentino
“La Nación”. Como periodista es bastante holgazana: suele copiar sus notas de
otros medios gráficos italianos, como “Il Corriere della Sera” o “Inside the
Vatican”, a los que siempre adiciona algún condimento propio. Durante el
pontificado de Benedicto XVI eran palos; y durante lo que va del papa de
Francisco, flores.
Para esta señora
–aunque por su cara, parece más bien señorita- el papa Bergoglio es el gran
mago que se encontraba escondido en el fin del mundo y que, de un modo
inesperado, irrumpió en la vida de la Iglesia para cambiarla y mejorarla,
modernizándola. Esta afirmación se ha establecido como un postulado sólido e
inamovible, que no admite ningún tipo de discusión y, a partir del cual, se
generan diariamente las noticias, las que, en consecuencia, siempre serán
positivas y laudatorias hacia la figura del Pontífice.
Se trata, claro,
de una postura totalmente acrítica. Y es muy fácil probarlo. La Piqué anunció
con fanfarrias que la primera medida del Papa sería la reforma de la maldita
Curia Romana. Por cierto, luego de un año y medio, lo único que ha reformado
han sido los nombres de algunas comisiones. Es decir, no ha hecho nada. Sin
embargo, la periodista disimula su desconcierto. Por ejemplo, cuando el Papa
nombró al cardenal Parolín –un curial hecho y derecho, sin el más leve olor a
oveja- como Secretario de Estado, Elisabetta aclaró que el prelado era hijo de un
obrero. Los perfumes del agrado de Bergoglio le venían, entonces, de los
sudores de su padre, más allá de que toda su vida sacerdotal se había pasado en
los dicasterios vaticanos o en los palacios de las nunciaturas papales.
Otra de las
grandes reformas iba a hacer Francisco era la del Banco Vaticano. Y la reforma
se hizo. El director, que era un financista alemán, le dejó el lugar a un
oscuro financista francés, y en la Comisión de Vigilancia, nombró a la señorita
Chuoqui, dedicada al lobby internacional en el mundo de las finanzas. La Piqué
no supo cómo salir del atolladero, como tampoco supo hacerlo cuando, al
festejar la franqueza pontificia al hablar en contra del lobby gay instalado en
la Curia, nombró en un altísimo cargo del IOR, a Mons. Ricca, seguramente, uno de
los usuarios y beneficiarios más importante de ese lobby.
Aunque el fracaso
más resonante del mago sudamericano haya sido la presentación que se hizo de él
como el “hacedor de la paz” y el constructor de un “nuevo orden mundial” basado
en la equidad y amistad entre las naciones, todo esto a partir del viaje de
Francisco a Tierra Santa. Con esos títulos y expectativas fue presentado por la
Piqué y por insignes periodistas argentinos como Nelson Castro, que mostraban
la foto de Francisco abrazado frente el Muro de los Lamentos con un rabino y un
clérigo musulmán como el abrazo de las tres religiones monoteístas que dejaba
atrás siglos de incomprensión. Se les olvidada decir que los tres personajes eran
argentinos, y para peor, porteños, poseedores de todos los vicios posibles que
acarrean ambos gentilicios, y que no son pocos. La cosa es que, un mes después
de la revolucionaria visita, israelíes y palestinos se están matando peor que
antes. Concretamente, las últimas noticias nos advierten que el conflicto ha
recrudecido con una fuerza, violencia y crueldad inusitadas. La Piqué y el
Doctor Castro, en silencio.
La hipótesis
Piqué se revela débil y puede ser muy fácilmente rebatida, mal que le pese a la
periodista y a los bobalicones que la siguen.
No puede, por ese
mismo motivo, ser validada.
La señora Piqueta según me parece es argentina, egresada de la UCA y de estrecha relación con el entonces Jorge Mario Cardenal Bergoglio, por lo cual tiene los mismos vicios de origen que el rabino, el musulmán y el entonces cardenal: argentina, porteña, liberal, periodista de La Nación corresponsal en Roma (medio "católico" si los hay) y enemiga de todo lo que huela, pinte o suene a tradicional. Es como otro Rubin, la pata "multimedia" del cardenal y hoy papa.
ResponderEliminarUn alto clérigo, muy del riñon de Bergoglio, me comentó que no sería extraño que las indisposiciones que le vienen a Francisco obedezcan, además del cansancio por la actividad ingente, a otra razón: el impacto anímico por las desilusiones. Al principio él tuvo la sensación de que entraba en un flujo donde las cosas se resolverían en la línea de sus acciones. Pero todo se muestra muy difícil y abundan las desilusiones respecto a personas y a posibilidades de obtener resultados. Por más que racionalmente supiera que todo es complicado, emotivamente tenía un fuerte optimismo, que está siendo duramente golpeado por la realidad (que incluye sus propios errores).
ResponderEliminarEstá entrando en el tiempo suplementario demasiado rápido, con los jugadores agotados, Messi distraído y los alemanes fresquitos. En general, los partidos no se ganan con zapallazos.
ResponderEliminarElisabetta Piqué es solo una vulgar servil del actual papa cuya función -como la de otros serviles bergoglianos entre ellos andrea tornelli o andres beltramo- es hacer propaganda mediática -positiva claro esta- al actual papa por medio de interminables alabanzas y omitiendo intencionalmente sus meteduras de pata -o de boca-. definitivamente esta señorita o señora con esta actitud antiprofesional esta perjudicando muy seriamente el oficio del periodismo.
ResponderEliminarElisabetta Piqué es graduada en Ciencias Políticas de la UCA.
ResponderEliminarSiempre se dijo: elegir a Bergoglio fue como poner GNC a una coupé Lamborghini.
ResponderEliminarY se acaba el alargue y vamos al Sínodo...
ResponderEliminarVladimir
Wolf Yautja, hace bien en nombrar usted a Beltramo, que es el vaticanista de Infocatólica
ResponderEliminarBeltramo escribió un libro sobre el Papa y le pidió al periodista abortero y rosa, Luis Novaresio, que le escribiera el prólogo.
A mí no me sorprende que los masones de La Nación pongan a esta chica a analizar las cosas de nuestra religión, pero que Infocatólica ponga a Beltramo, sí. O más o menos, a esta altura.
De todas maneras, no coincido.
ResponderEliminarElisabetta está a favor del lobby gay y del "quién soy yo para juzgar"
Elisabetta apoya por completo a Bergoglio en todo, salvo en que le parece que va muy lento. Lo que a ella la decepcionó fue la negativa del "sacerdocio" para mujeres.
Pero ella es soldado bergoglista en la lucha contra los italianos (lo que ella llama "la Curia") y a favor de los modernistas alemanes, los obamistas norteamericanos y los tercermundistas latinoamericanos.
Que es la verdadera lucha que está ocurriendo.
Bergoglio asumió con un plan preestablecido para él, y el pacto se selló cuando recibió a Perez Esquivel. A cambio recibió el silencio total de las críticas, y la invención de un pasado corajudo de rescate de pobres curas en peligro en los 70s. Que es una total.
El problema que tiene Bergoglio y que lo enferma es ver que hay mucha más resistencia de la que él creía para la agenda que prometió.
Eso es producto de su provincianismo y su falta de conocimiento de idiomas. El pensó que con una patada iba a derribar todo, y mucho más contando con el apoyo alemán y norteamericano. Por eso el repentino interés por temas como la inmigración, el fracking, etc.
Del Sínodo va a salir seguramente una colección de ambigüedades tremenda (muchos "peros" y "sin embargos") y alguna definición/recomendación horrible (quizás sobre el celibato).
Pero no. Elisabetta conoce bien esta agenda y la apoya a fondo. Tanto como La Nación apoya a Obama.
La Betta está amancebada con un clérigo défroqué.
ResponderEliminarAl final Bilardo tenia razón.
ResponderEliminarNo alcanza con gambetear y florearse ante la tribuna, hay que meter y poner huevos.
Así se llega a la la final, después Dios decide.
PD ¿Bergoglio es menottista'
Digo por el revival setentista...
Gerry O'Connell, un vaticanista irlandés que escribe en La Stampa, es el marido de la Piqué.
ResponderEliminarSupuesto que el objetivo de Elisabetta fuera una Iglesia amigada con el mundo, no entiendo bien para qué perseguiría este objetivo. Supongamos que lo logre. Supongamos que la Iglesia Católica se convierte en una Iglesia que copia y bendice toda la moral que circunstancialmente adopte la Europa posmoderna. Mujeres obispas, obispos gay, matrimonio gay, eutanasia bendecida, aborto bendecido, curas transexuales, y el largo etc. que vaya surgiendo. Es decir, no hay moral objetiva, sino la que se les ocurra puntualmente a los alemanes. Es evidente que esa Iglesia no le sirve a nadie, ni a los modernistas, como ha quedado en evidencia con los Episcopalians de EE.UU., que tienen todo eso que piden los modernos, pero se están extinguiendo por falta de fieles. Sabiendo esto, ¿para qué persigue Elisabetta ese objetivo que termina en la nada?.
ResponderEliminarJavier: una modesta reflexión personal: tal vez la Elisabetta es una sencilla obrera de la demolición de la Iglesia. Que esta última se quede sin fieles (como le ocurre ala secta Episcopalians de EEUU)sería una uva grata al paladar de Lucifer, como muchas otras atrocidades que se anuncian y se quieren impulsar.
ResponderEliminarRichard,
ResponderEliminarentiendo su punto, pero tengo dos objeciones:
1) el modernismo es un parásito: necesita una iglesia ortodoxa a la cual parasitar para poder vivir. Las iglesias completamente modernistas se extinguen en pocas generaciones. Con lo cual Elisabetta trabajaría para su propia muerte (aunque diabólicamente tal vez tenga sentido).
2) un colapso doctrinal y moral absoluto de Roma, solo lograría que la parte sana de fieles vaya a parar al lefebvrismo o zonas similares, con lo cual quedarían mucho más lejos del ataque modernista.
Javier no se olvide de lo principal: el misterio de iniquidad. Desde allí podrá encontrar la funcionalidad de, por ejemplo, la Piquetta esta y si me apura del mismo papa. Abominación del lugar santo que dice por allí la Escritura.
ResponderEliminarJavier no se olvide de lo principal: el misterio de iniquidad. Desde allí podrá encontrar la funcionalidad de, por ejemplo, la Piquetta esta y si me apura del mismo papa. Abominación del lugar santo que dice por allí la Escritura.
ResponderEliminarJavier, yo diría que cualquiera que obra el mal apunta a la autodestrucción. Ya sea por error, negligencia o dolo.
ResponderEliminarY los parásitos mueren una vez que se comieron el cadáver, ése es su ciclo natural de parásitos.
El que piensa mal obra mal. Es fatal, en eso Sócrates tenía plena razón.
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