sábado, 31 de julio de 2021

¿Constructor de paz o pacificador? En torno a Traditiones custodes y el Papa Francisco

 






por Rubén Peretó Rivas


La teoría política en el ámbito anglosajón hace una distinción interesante entre los conceptos de peacebuilding y pacification. El primero, construcción de la paz, hace referencia a un proceso en el que se busca la paz a través del diálogo interno entre los actores de un conflicto. En el segundo, en cambio, la paz se alcanza por una acción militar coercitiva que obliga a los actores a silenciar los reclamos bajo pena de represalias violentas.

Se trata de un esquema que puede ser aplicado también a una lectura de lo ocurrido en la Iglesia en los últimos años con respecto a la misa tradicional. El conflicto que se venía arrastrando desde el momento mismo de la promulgación del nuevo misal por el Papa Pablo VI, se había ya casi resuelto con el motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI, quien se había convertido de ese modo en un “constructor de paz”. Con la aparición sorpresiva hace pocas semanas de Traditiones custodes, el Papa Francisco no solamente ha dinamitado el diálogo y la paz alcanzada en materia litúrgica, sino que se ha constituido en un pacificador, en el sentido anglosajón del término: aquél que impone la paz por la fuerza, amenazando con castigos a quienes no se avengan a sus designios.

Es esta la lectura que han hecho la mayoría de los analistas de la situación eclesiástica y litúrgica, como el cardenal Müller, el cardenal Burke, Mons. Rob Mutsaerts o el P. Guillaume de Tanoüarn, y que lleva a la conclusión de que Traditiones custodes (TC) es, fundamentalmente, un documento profundamente antipastoral, que genera división y reabre un doloroso conflicto, provocando un daño enorme a muchos fieles. Indudablemente, es esta la característica más importante del último motu proprio aunque quizás no sea la más grave puesto que, desde el punto de vista teológico, desarma la construcción que había realizado Benedicto XVI y genera un problema espinoso que se  torna irresoluble.

El Papa Francisco apoya parte de la escasa argumentación que provee para justificar sus medidas draconianas con respecto a la misa tradicional, en la aserción de que ésta fue permitida por el Papa Juan Pablo II y posteriormente regulada por el Papa Benedicto XVI con “el deseo de favorecer la sanación del cisma con el movimiento de Mons. Lefebvre”. Si bien es verdad que ambos pontífices deseaban resolver el problema planteado por la FSSPX, como deberían hacerlo todos los buenos católicos, también deseaban mantener la continuidad de la liturgia tradicional. En el libro The Last Testament. In his own words, el Papa Benedicto XVI respondió a la afirmación de que la reautorización de la Misa Tridentina fue una concesión a la Sociedad San Pío X, con estas claras y contundentes palabras: “¡Esto es absolutamente falso! Para mí es importante la unidad de la Iglesia con ella misma, en su interior, con su propio pasado; que lo que antes era santo para ella no sea de alguna manera malo ahora” (Pope Benedict XVI with Peter Seewald, London: Bloomsbury, 216, pp. 201-202). 

Y son muchos los testimonios que pueden citarse en este sentido. El cardenal Antonio Cañizares, siendo Prefecto de la Congregación del Culto Divino y privilegiado conocedor del pensamiento y de las intención del Papa Benedicto en Summorum Pontificum, escribía: “La voluntad del Papa no ha sido únicamente satisfacer a los seguidores de Mons. Lefebvre, ni limitarse a responder a los justos deseos de los fieles que se siente ligados, por diversos motivos, a la herencia litúrgica representada por el rito romano, sino también y de manera especial, abrir la riqueza litúrgica de la Iglesia a todos los fieles, haciendo posible así el descubrimiento de los tesoros del patrimonio litúrgico de la Iglesia a quienes aún lo ignoran” (prólogo al libro de Nicola Bux, La reforma de Benedicto XVI, Madrid: Ciudadela, 2009, p. 13).

El sitio web de la extinta Pontificia Comisión Ecclesia Dei, que aún puede visitarse, y que según dice la carta de presentación del cardenal Darío Castrillón Hoyos, entonces Presidente de la Comisión, no se trata de un sitio de opinión, sino que incluye “informaciones y material en absoluta fidelidad al pensamiento del Santo Padre” afirma que “la legitimidad de la liturgia de la Iglesia reside en la continuidad de su tradición”. Por tanto, el usus antiquior tiene bien asegurada su legitimidad: tiene cientos de años de historia detrás, y a sus costados a los demás ritos de Oriente y de Occidente que la Iglesia ha reconocido; tiene a la Tradición que lo defiende. La idea que condujo al Papa Benedicto a sostener esta posición es que un rito que fue camino seguro de santidad durante siglos no puede convertirse repentinamente en una amenaza “si la fe que en él se expresa sigue siendo considerada válida”, dice uno de los documentos del sitio mencionado. Plantear una oposición de misales, —uno bueno y uno malo y, por tanto, prohibido—, como hace el Papa Francisco en TC, si bien en el plano práctico va en detrimento del antiguo, en el plano de los principios deja al descubierto un débil fundamento del nuevo.

Es que, en esta perspectiva teológica, el que queda debilitado es el misal de Pablo VI, en tanto que es una clara construcción de laboratorio realizada a las apuradas por un grupo de especialistas, como dan testimonio los mismos protagonistas en sus memorias (cf. por ejemplo, las de Louis Bouyer, Bernard Botte o Annibale Bugnini). Joseph Ratzinger, siendo aún sacerdote, escribía en 1976 al Prof. Wolfgang Waldstein: “El problema del nuevo misal está en su abandono de un proceso histórico siempre continuado, antes y después de S. Pio V, y en la creación de un volumen del todo nuevo, por más que haya sido compilado con material antiguo, cuya publicación fue acompañada de un tipo de prohibición de todo lo anterior, prohibición, que por otra parte, es inédita en la historia jurídica y litúrgica. Y puedo decir con seguridad, basado en mi conocimiento de los debates conciliares y en la reiterada lectura de los discursos hechos por los Padres Conciliares, que esto no corresponde a las intenciones del Concilio Vaticano II” (Wolfgang Waldstein, “Zum motuproprio Summorum Pontificum”, in Una Voce Korrespondenz 38/3 (2008), 201-214). Se  trata de una preocupación que ha acompañado al Papa Benedicto a lo largo de toda su vida: cómo salvar teológicamente el misal de Pablo VI, que carece de la continuidad con la tradición que siempre existió en la liturgia de la Iglesia. Ya que era imposible la demostración histórica de este hecho, el único modo de hacerlo era, y es, a través de un acto voluntario; declarando sin mas pruebas que esa continuidad existió. Y es eso lo que precisamente hizo en Summorum Pontificum. El Papa Francisco acaba de dinamitar este armado teológico que salvaba a los dos misales y restablecía la pax liturgica, reavivando no solamente los conflictos propios de los ’70 y los ’80, sino también y más importante aún, abortando la solución que se había encontrado en sede teológica para justificar la reforma litúrgica de fines de los ’60.

Por cierto, la teología que se esconde detrás de TC no es una originalidad del Papa Francisco. No es más que un subproducto de la postura rupturista elaborada por la Escuela de Bolonia y, curiosamente, coincide con las teorías que uno de los representantes menores de esa escuela, Andrea Grillo, ha publicado en los últimos años. 

TC, además, muestra los conceptos de autoridad y obediencia que pretende el Papa Francisco, más cercanos al perinde ac cadaver que a la tradición y a la teología de la Iglesia. Sus reflejos autoritarios y absolutistas, me traen a la memoria un pasaje de Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll:

— Cuando yo uso una palabra— dijo Humpty Dumpty con cierto desdén— significa exactamente lo que yo quiero, ni más ni menos.

— La cuestión— dijo Alicia— es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas distintas.

— La cuestión—dijo Humpty Dumpty— es saber quién va a mandar. Eso es todo.


Con TC, el Papa Francisco pretende imponer a la Iglesia la mentalidad de Humpty Dumpty y gobernarla de un modo despótico: de lo que se trata es de saber quién manda

Un acierto sí debemos reconocer al motu proprio: su título, pues Traditiones custodes, la expresión inicial que da nombre al documento, es perfectamente cierta, ya que los obispos son los custodios de la tradición”, es decir, ellos están obligados a conocerla, contemplarla y protegerla. Y por eso, es la tradición como algo objetivo lo que debería determinar su accionar episcopal. Sin embargo, se impone señalar un matiz: el motu proprio parece entender la expresión en el sentido de que tradición es lo que los obispos —en especial el obispo de Roma— así deciden que sea: La tradition, cest moi.

37 comentarios:

  1. Para Bergoglio es vital aparentar que tiene poder porque, como dijo Napoleón, "el poder radica en la apariencia del poder". Si los obispos alemanes le demuestran que no manda, y los obispos norteamericanos le demuestran que no manda, y su propio cuerpo le dice maraca su debilidad, tiene que salir a pegarle a alguien para salvar las apariencias y el ego. Lo que tendría que hacer el mundillo tradi, es demostrarle con los hechos lo mismo, que no tiene poder de prohibir el misal de Pío V. Una vez desmontada la apariencia queda expuesta la impotencia.

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  2. este papel de pacificador implacable que proscribe de facto el usus antiquior o misa tradicional no le va a funcionar a bergoglio, ya que no le va a resolver la rebelion doctrinal y cismatica de la iglesia alemana, tampoco resuelve los gravisimos problemas de la iglesia actual, y por ultimo, no le va a servir para salvar su fallido pontificado.

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  3. El problema que tiene Francisco I, tan político y amante del poder, es que nunca ha comprendido un concepto conocido de antiguo: la heterogeneidad de los fines. Es decir, que muchas veces se consigue lo contrario a lo que se pretende. Los antiguos, muy sabios ellos, siempre afirmaron que la principal cualidad para el gobierno es la Prudencia que sopesa pros y contras, ve los medios e imagina las posible consecuencias de los actos.
    Con este tipo de medidas lo que se demuestra es que Pancho I es un "imprudens" un imprudente de marca mayor. Ha tenido la mayor desgracia que puede tener un hombre de pura acción, llegar al poder decisorio, porque para sus actos no tiene la guía de otros, un fin fuera de ellos mismos. Sin guía exterior ni luz intelectual su únicas guías en sus actos son sus pasiones, sus apetitos y sus prejuicios. Es decir ciegos que guían a otros ciegos al hoyo.
    La TC, baldón que tendrá siempre su pontificado y vergüenza de Prima Sedes, muestra su imprudencia. Sin saberlo, ha sido el niño que grita que la Iglesia está desnuda mientras todos aparentan verña con magníficos trajes vaticanosecundistas:
    -Que el misal de Pablo VI, válido sacramentalmente, es una falsificación artificial y que se hizo para reemplazar a la verdadera tradición litúrgica de la Iglesia romana. Como Caín y como Rómulo debe matar a su hermano inocente para reinar.
    -Que el Vaticano II ha sido un fracaso mayúsculo y cuya verdadera cara y personificación es Francisco I. Se nos olvida que es el primer Papa educado y formado por este Concilio y su espiritu. J.Pablo II y Benedicto XVI eran anteriores a él.
    -Que la función del Papado debe volver a sus elementos originales porque la hiperpapolatría y la concepción de la Iglesia como un Soviet donde hay que seguir la linea del secretaria perinde ac cadaver traiciona su esencia más profunda y los fundamentos de Cristo, que es la Verdad, el Bien y la Juaticia. Se debe volver al "Veritas, non potestas, facit Legem".
    Otros muchos cánceres están dando la cara ahora, hecho del que debemos dar las gracias porque los principales daños se dan cuando son latentes. Providencia de Dios ha sido que se no muestre de manera tan pura en Francisco I, sin mezclas, y sus imprudencias porque él lo único que hace es sacar las consecuencias sin más al no tener visión intelectual.

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    1. Eck: se pone difícil la cosa. Si uno ve a los “lideres católicos” oficiosos del continente, el discurso mainstream es que el Papa, sea quien sea y diga lo que diga, es un oráculo de la Divinidad, el que es asistido permanentemente por el Espíritu Santo, y se insiste en la necesidad de “dejarse educar por el Papa”, un pensamiento que no recuerdo haya tenido cristiano alguno durante más de 1000 años en la Iglesia. Nótese que incluso los arrebatos más brutales de supremacía, como la Bula Unam Sanctam o el apócrifo Dictatus Papae siempre fueron entendidos en el plano jurisdiccional. Lo que tenemos ahora, pero con precedentes desde el ultramontanismo, es una doctrina del Primado casi similar a la del Presidente mormón, cuyos discursos y artículos tienen el carácter de revelación.

      Y así, mientras los restos del aparato eclesiástico convierte al Papado vigente en un profeta inerrante -aunque contradiga a los anteriores- el tradicionalismo sufre la contradicción de profesar el mismo principio, pero al no compartir sus decisiones actuales, se evade de la realidad profesando lealtad a un Papado teórico de encíclicas contingentes y acotadas a las que se les da un valor de eterno y omnicomprensivo.

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    2. Vaya, Palamita.
      Ha puesto usted en breves palabras un tema muy duro pero no menos cierto.
      Hace tiempo vengo pensando que hay muchos que son simplemente "papólatras de Papas muertos", y pasan por tradicionalistas (aunque la mayoría engrosan las filas del mero conservadurismo "neocón").

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    3. Yo lo he llamado muchas veces "mormonismo católico" y más duro fue ese profeta llamado Castellani: un fetiche africano. Estoy de acuerdo con usted y con Andreas en todo lo que dicen e, incluso, papas como Juan Pablo II y Benedicto XVI dijeron cosas similares y hasta asustó a pontifices como Pio IX como muestra el apoyo al libro del obispo Dupanloup en contra de los ultramontanos.
      Lo que veo es muchos dizque tradicionales es que se llaman andana con los papa posteriores a Pio XII pero que si volviera un Pio X o un Pio IX se volverían ultramontanos de la estricta observancia, un fermento farisaico venenoso de suma gravedad que parece que el Señor está empeñado en erradicar mediante las disparatadas decisiones de Pancho I el misericordioso, entre ellas el TC.
      En definitiva no son ultramontanos y papolatras porque el S. Pontífice no es de su cuerda... y de aquí tantas tentaciones sedevacantistas y contorsiones multiples, como si en la Santa Iglesia no se hubiera visto Papas como los de la Pornocracia (asesinatos y sacrificios a ídolos incluidos, que lo de la Pachamama no es invento de actual aunque si el mal gusto), varios renacentistas y Honorios, Vigilios y demás.
      Lo que hay que exigir es que el Papado vuelva a ser lo que le mandó Cristo a S. Pedro: Un mayordomo con unas tareas muy precisas y concretas sin tanta papilla misticoide barata de origen profano (si supieran algunos cuanto liberalismo hay en el fondo en Pio IX les da un parraque), no en balde estos procesos se producen a la vez que en el ámbito político.
      Para madre tenemos a la Iglesia, para Oraculo ya tenemos las S. Escrituras y la Tradición, para santificación los sacramentos y para ejemplo los santos.

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    4. Lo que dice usted Palamita es la pura verdad. El desarrollo teológico siempre se dió en la Tradición interpretando la Sagrada Escritura, mientras que el Papado solo tenía la función subordinada de escoger entre tradiciones en competencia, cuando la competencia anunciaba desorden grave dentro de la Iglesia. Y solía hacerse en un Concilio.

      Y su visión sobre el Tradicionalismo no puede ser más acertada. Es que lo ha clavado.

      Recuerdo cuando leí un texto romano que clasificaba los diferentes tipos de magisterio papales según el aparato eclesiástico hace ya muchos años. Me quedé petrificado viendo que lo ven como un profeta inerrante.

      En el Tradicionalismo ocurre otro tanto cuando se habla de Santo Tomás de Aquino. Prácticamente -algunos también teóricamente- lo tienen como inerrante y como pináculo de la Fe, que jamás podrá ser superado.

      Da igual que antes se cayera en un agustinismo exagerado. Apareció Santo Tomás, y los latinos cambiaron una exageración por otra. Cierto que mejor, pero exageración no por Santo Tomás, sino por sus seguidores.

      Para mí que esto es insoluble hasta que la Ortodoxia se integre en la Iglesia Católica y se contrapongan los excesos de una y de otra. Aquel cisma ha tenido consecuencias funestísimas.


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    5. "(si supieran algunos cuanto liberalismo hay en el fondo en Pio IX les da un parraque)"

      ¿Cuánto? Ejemplos por favor, porqué esa acusación contra Pío IX se lanza con mucha frequencia, pero si proveer evidencias.

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  4. Si realmente Francisco piensa eso, entonces está en la onda de Pío IX y su famoso "yo, yo soy la Tradición".

    "El cardenal Antonio Cañizares, siendo Prefecto de la Congregación del Culto Divino y privilegiado conocedor del pensamiento y de las intención del Papa Benedicto en Summorum Pontificum, escribía: “La voluntad del Papa no ha sido únicamente satisfacer a los seguidores de Mons. Lefebvre, ni limitarse a responder a los justos deseos de los fieles que se siente ligados, por diversos motivos, a la herencia litúrgica representada por el rito romano, sino también y de manera especial, abrir la riqueza litúrgica de la Iglesia a todos los fieles, haciendo posible así el descubrimiento de los tesoros del patrimonio litúrgico de la Iglesia a quienes aún lo ignoran” (prólogo al libro de Nicola Bux, La reforma de Benedicto XVI, Madrid: Ciudadela, 2009, p. 13)."

    Lo más dolorosamente irónico es que el cardenal Antonio María Cañizares Llovera es uno de los pocos obispos españoles que ha suspendido inmediatamente la celebración de la única misa tradicional en su diócesis valenciana: varios millones de habitantes, cientos de miles de católicos, poco más de medio centenar de fieles del Vetus que no hacían daño a nadie ni causaban problema alguno en la diócesis, y a los que deja confundidos y desconsolados.

    Este cumple aquel dicho del mal gobernante: débil con los fuertes, fuerte con los débiles.

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    1. No hay nada irónico. Su menudencia, como le llamaban en una Roma que le cogió la medida desde el principio, es un bergoglio en miniatura pero sin la viveza y picaresca de éste. Un trepa de manual pero tan bobo que se le ve a la legua, como Osoro el de Madrid por otra parte.
      Para ver al personaje es conocido por parte del clero que durante muchos años estuvo recomprando un libro suyo de juventud con el pecado de ser progre y aparecer una foto del autor sin clergyman. Eran los tiempos de JP.II y Benedicto XVI En vez de hacer una retractación como S. Agustín, decidió ser un Victor Manual cualquiera (Dedicó una canción encomiástica a Franco y durante años estuvo rebuscando en tiendas de de discos para destruirla y que no se empañase su imagen de antifranquista).
      Viendo el percal actual quizás reedite el libro para congraciarse con el Porteño.
      Por no hablar de su intención de vender y ceder propiedades de la diócesis para la inmigración y la pobreza tirando con pólvora del rey para ver si su Sanchidad le da unos añitos más en Valencia.
      A mi no me sorprende su reacción de nadar y guardar la ropa tan evidente.

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  5. Lamentablemente, en muchos católicos sucede como cuenta J. M. de Prada en "Fondo y forma":
    https://www.abc.es/xlsemanal/firmas/juan-manuel-de-prada-fondo-y-forma.html

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  6. La oportunidad de derogar el misal de Pablo VI que Benedicto XVI no quiso aprovechar porque prefirió el diálogo sobre la fuerza, la aprovechó Bergoglio derogando el Summorum de Benedicto porque está visto que prefiere la fuerza sobre el diálogo.
    En Derecho Civil es bien sabido que la fuerza, o sea la guerra, es una fuente del Derecho tan válida como la economía, las costumbres o la tradición.
    Todos los años las Naciones Unidas pide inútilmente al Reino Unido que se siente a dialogar con argentinos y españoles por la soberanía de Malvinas y el Peñón de Gibraltar, y sin embargo los ingleses hacen oídos sordos y siguen allí hace siglos como si nada pasara.
    En su libro "De la Guerra", el gran Carl von Clausewitz dice con realismo que la guerra es la continuación de la diplomacia por otros medios. Según parece, además de discípulo de Machiavelo y Perón, Bergoglio habrá oído hablar del alemán porque como buen zorro siempre supo que el que pega primero pega dos veces.
    Nadie puede sentarse a dialogar con quien no quiere dialogar, tal vez un Papa futuro lo entienda así y siguiendo los consejos de Clausewitz le aplique al TC de Bergoglio la misma receta que Bergoglio le aplicó al Summorum de Benedicto. El que a hierro mata a hierro muere.

    Fuenteovejuna


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    1. Considero un grave error derogar el Misal de Pablo VI, es repetir el error de 1970 pero inverso. El volver en 50 años a destrozar la continuidad y sacralidad del rito por un diktat pontificio aunque sea de restauración litúrgica. Debemos caer en la cuenta de que ya hay varias generaciones cuyo rito es ese sin haber conocido otro, es con el que han vivido, crecido y orado a pesar de sus graves carencias y su histórica artificiosidad. Es crear otro gran trauma porque para ellos el V.O sería tan impuesto, tan ideológico y tan extraño si se impusiese por decreto como fue el N.O. en 1970.
      En mi opinión acertó Benedicto XVI con el S. Pontificum al establecer la libertad de rito y no imponer nada a nadie. Lo que le faltó fue valentía de proclamar la verdad: que el Misal de Pablo VI es un nuevo rito inventado y la de no poner medidas coactivas a obispos y conferencias para garantizar la plena libertad de uso.
      Yo soy de los que creo que con plena libertad el venerable Misal de Pio V se hubiere impuesto a lo largo del tiempo y creo que es la mejor solución a la larga es que caiga en desuso el de Pablo VI porque así se reafirmaría la liturgia como algo dado de Arriba, como Don y como participación en el Cielo.
      También estos sucesos nos tienen que mover a reflexión sobre la actitud que ha tenido la Iglesia Romana sobre las iglesias orientales, sus ritos, su espiritualidad y los desprecios que han soportado por parte de los latinos. También nos muestran otros males que hemos propagado hasta el molmento en que han caído sobre nosotros como el exceso de juriscismo, la hiperpapolatría, la devotio moderna, la escolástica decadente.
      Yo lo siento pero NO quiero volver como la perra al vomito a los tiempos pasados y sus maneras despóticas aunque gobiernen los nuestros porque supone que la única verdadera queja es que gobiernen ellos y no nosotros, que se impongan ellos y no nosotros. Lo que quiero es que la Iglesia sea Casa de oración para todas las gentes, columna y fundamento de la Verdad, Sede de la Sabiduría, Nación sancta y pueblo Real.

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    2. Bien dicho, Eck.
      Yo añadiría a lo que usted dice sobre Benedicto, que además de no haber tenido la valentía de proclamar que el Misal de Pablo VI es un rito inventado (cosa que sí hizo de una manera u otra siendo sólo Joseph Ratzinger), se sacó de la galera la aberración teológica de "las dos formas del rito latino", que trajo muchísima confusión, y cuyo acabamiento considero de los pocos frutos buenos de Traditionis Custodes.

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    3. Estimado Eck, dice usted "yo soy de los que creo que con plena libertad el venerable Misal de San Pío V se hubiese impuesto a lo largo del tiempo..."
      Sin duda tiene usted razón, la Historia ha demostrado con creces que las grandes tragedias de la Humanidad, ya sean políticas o religiosas, siempre han tenido solución sólo de dos maneras: con sangre o con tiempo. Con sangre se solucionan rápido y con tiempo tardan mucho más, pero el tiempo ahorra mucha sangre.
      Hubiera sido ideal que la aceptación cada vez mayor de la misa tradicional a la larga terminara por imponerse al misal de Pablo VI, pero está a la vista que eso ya no puede ser porque el TC de Bergoglio le cortó las alas.
      De modo que, si tal como muchos opinan hoy la crisis de la Iglesia es terminal, tal vez deberíamos concluir reconociendo que el drama ha llegado a un punto del que ya no hay vuelta atrás.
      Siguiendo con ese razonamiento y si es cierto que no hay lugar para un constructor de paz porque es imposible dialogar con Bergoglio o los alemanes que están al borde de otro terrible cisma, lo más probable es que esto termine de la peor manera.
      Aún si Bergoglio muriese antes de acabar tan siniestra faena, mucho me temo que todo seguirá igual o peor.
      Si usted ve una salida menos traumática, con gusto me gustaría conocerla.

      Fuenteovejuna

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    4. «Hubiera sido ideal que la aceptación cada vez mayor de la misa tradicional a la larga terminara por imponerse al misal de Pablo VI»;

      demasiado optimista y algo irreal esta consideracion, para que eso ocurriese deberian pasar decadas para que muchos de catolicos acostumbrados al novus ordo entiendan y asimilen el vetus ordo (ya que aquellos que crecieron con el vetus ordo antes del concilio ya son muy ancianos o ya han muerto), y aun asi, muy probablemente muchos catolicos, por razones personales, seguiran prefiriendo el novus ordo.

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    5. Estimado Fuenteovejuna:
      Comparto muchas de sus observaciones yo lo único que quería hacer ver que no podemos comportarnos como los modernistas e imponer mediante Diktat un Ordo desconocido para gran parte de la Iglesia por muy maravilloso y piadoso que sea. La razón es tan sencilla como es la de convertirlo en ideología, lo que nunca tuvo el Vetus, obligando a la mayoría a tragar. Yo no amo el Misal de S. Pío V por antiguo, aunque me entusiasme rezar lo mismo que mis padres, ni siquiera porque esté lleno de teología, que también, sino participar en aquello que hizo exclamar a los embajadores de S. Vladimir cuando vieron una liturgia en St. Sofía: el Cielo en la tierra.
      Por esto creo que se impondrá solo, con la sola ayuda de Dios. Pecamos de impacientes desconociendo los tiempos de Dios e intentando forzarle la mano. Como si la Fe, la Caridad y la Piedad se pudieran imponer mediante códigos y leyes en vez de con santidad, belleza y ejemplo. ¿No estamos cayendo en el mismo error que nuestros enemigos? ¿No está todavía pagando la iglesia de España y sus hijas la broma de S. Gregorio con la supresión taimada, digna de Montini y Berg, del venerable rito hispano?
      Cada vez veo más providencial al TC no solo por demostrar toda la mierda de la Iglesia postconciliar sino también como una medicina de lo Alto para evitar que vuelvan a nacer males antiguos en un tradicionalismo todavía muy vinculado a mentalidades y espiritualidades periclitados y que nos condujeron al desastre actual. Creo que Dios no levantará su vara hasta que no purguemos de nosotros mismos esa levadura farisaica que tenemos tan denunciada por Castellani y los mejores entre nosotros. Una etapa de purgación y purificación, crisol para que el oro salga más refulgente y brille más. Es dura, muy dura.
      No sé que salida tendrá prevista Dios, lo que si sé es que estamos DEMASIADO atados a las últimas bobadas y opiniones de sacerdotes, obispos y papas. S. Antonio, Benito, Francisco, Juana de Arco, Calasanz, Bosco, P. Pío y muchos no pidieron permisos ni sellos para comenzar su labor evangélica, estos vinieron después. De hecho, usted y yo estamos en ello como el propio blog de Wanderer al discutir estas cosas con libertad cristiana. No sólo es defender la Fuente, la Misa, sino todo lo que le rodea, restaurando la inteligencia con un culto puro a la verdad, creando belleza como nuestros padres y mostrando caridad como Cristo. Nuestro lema debe ser el de Instaurare omnia in Christo. No sé si le he respondido, si no es así le ruego que me disculpe.
      Andreas: Tiene razón, entiendo la buena voluntad de Benedicto XVI, al cual no hay manera de agradecerle suficientemente, pero su falta de verdad y sus malabarismo para salvar la posición imposible a la que usted se refiere era insostenible en el tiempo y tenía que caer. Sólo en la verdad se puede edificar y no con una fictio legis. Quizás nos haya hecho un favor Su Lunfardidad al hacerlo como lo ha hecho, con un acto despótico, contra toda piedad y soberbio contra un Papa que era todo bondad y humanidad, a veces más de la adecuada.

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    6. Eck, todo bien a lo que dices

      Pero ¿Crees que a B16 le faltó valentía? Yo más bien creo que conocía bien el percal, y que sabe que tal como está la Iglesia, no era prudente anticipar lo que comentas.

      Debió sopesarlo mucho. Consiguió que la Iglesia posconciliar a penas rechazara el motu proprio. Es más, con su dimisión, Francisco no se atrevió a golpear desde un primer momento con B16 vivo.

      Ahora lo ha hecho tarde y mal. Pocos obispos se van a significar, pues está al final de un pontificado con innumerables problemas.

      Si B16 hubiera obligado a los obispos con medidas activas habría habido problemas. Difícilmente se hubiera podido apartar y habría muerto bien pronto por agotamiento. La contrarréplica habría sido formidable.

      Sinceramente creo que es mejor así. Es tan grave el error de Francisco en fondo y forma,que hasta la hiperpapolatría romana se está fisurando.

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    7. G_Lino
      A Benedicto lo que le faltó realmente, fue rechazar sus ideas modernistas juveniles.
      Ratzinger siempre anduvo en la cuerda floja, y si no cayó él, sí dio lugar a que cayeran otros.
      La inoperancia como Papa es difícilmente justificable, y no sólo en este caso, sino también en las sanciones a herejes, por ejemplo.
      Usted dice que "habría muerto bien pronto por agotamiento"... pues parece una buena muerte para un Papa, ¿no?

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    8. Estimado Lino: en mi opinión a Benedicto XVI no le faltó valentía sino que sencillamente no estaba capacitado para el cargo. No debió ser nunca Papa ni Prefecto de la Fe. No tiene ni aptitudes ni carácter para mandar y ser obedecido, para corregir y censurar aunque viera muy claro la necesidad de hacerlo. No sabía usar la vara, el rigor y el látigo con tino. Las pocas veces que lo hizo cometió errores gravísimos como con Lefevre. Esto demuestra su humildad y su autoconocimiento porque no cayó en la gran tentación de los débiles con poder: convertirse en sargentones. Sin embargo esto no quita para que sus mayores faltas sean por omisión. Quizás por esto renunciara al Pontificado e hizo bien desde un punto de vista objetivo.
      El único mando decente para él es el de autoridad, el más elevado, y que tiene. Sólo hay que ver su actuación con el tema del celibato y ni me imagino la que puede armar si celebrase una misa VO ahora. Pero en el día a día se necesita el mando práctico y a él este le repugnaba hasta el fondo porque es coactivo, se quiera o no.
      Andreas, yo veo un intinerio intelectual en Ratzinger de abandono de sus ideas modernistas juveniles y rectificación tácita. No le pidamos más que a S. Agustín, su modelo intelectual, que todavía tenía resabios maniqueos y neoplatónicos antes de morir. Si es cierto que esa vana esperanza de la hermeneútica de la continuidad (ya denuncia su falsedad en su formulación porque es lo que se había hecho siempre de manera natural sin teorías ni proclamas) le hizo errar pero es muy amargo renunciar y confesar los fracasos en las ilusiones juveniles. Mire el caso citado, a pesar de Francisco I, el mas evidente mentís a la papolatría que pueda haber, todavía hay muchos que se niegan a abandonar el muñequito ultramontano.

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    9. Gracias Eck, sí, respondió usted bien.
      Creo que tiene razón cuando dice que "Dios no levantará su vara hasta que no purguemos de nosotros mismos esa levadura farisaica que tenemos..." porque será "una etapa de purgación y purificación, crisol para que el oro salga más refulgente y brille más..."
      Creo que es así porque leyendo la profecía de Jesús sobre la destrucción de Jerusalén, hace algunos años me pareció descubrir que se había cumplido lo que dice en Lucas 21, 24: "Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Y Jerusalén será hollada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de las naciones".
      Está claro que Jesús se refiere a la destrucción de Jerusalén que llegó en el año 70 a manos del General Tito, luego emperador, profetizando también que la ciudad sería hollada por los gentiles (no judíos) hasta que se cumplan los tiempos de las naciones.
      Si bien en 1948 los judíos recuperaron la mitad de Jerusalén cuando la ONU votó la creación de dos estados, uno judío y otro palestino, yo he visto cumplida esa profecía con la Guerra de los Seis Días de 1967 cuando Israel se apoderó de Jerusalén oriental (Cisjordania) la otra mitad que estaba en manos de Jordania. A partir de entonces y después de casi 2000 años la ciudad dejó de ser hollada por los gentiles y volvió plenamente a manos de los judíos.
      Vale recordar que esa guerra que significó la recuperación de Jerusalén, se libró cuando recién comenzaban a verse los amargos frutos del Vaticano II y un año antes del funesto Mayo Francés de 1968 con su bandera anarquista de "Prohibido Prohibir", un lema que veo como el antecedente remoto del "pluralismo y la diversidad", bandera que hoy agita la ideología de género y que ha logrado poner de rodillas al mundo y a buena parte de la Iglesia.
      Tengo para mi que la Guerra de los Seis Días y el regreso de Jerusalén a manos de los judíos que dio por cumplida la profecía de Jesús, significa también el fin de la Historia tal como la conocemos porque "se cumplió el tiempo de las naciones".
      Es como si en 1967 el pitazo del Arbitro hubiera dado por terminado los 90 minutos de juego y a partir de entonces empezamos a jugar el tiempo de descuento que fue adicionado por el Juez.
      Ya llevamos 54 años de tiempo de descuento y hay que estar atentos porque el Juez puede dar por terminado el partido en cualquier momento.
      Es así porque mirando a la Iglesia y al mundo es indiscutible que la crisis que hoy viven ambos es infinitamente peor que en 1967.
      La fruta ya está madura y al caer, no puede tardar mucho para que se pudra. Tengo la sensación de que se terminará de pudrir cuando se haga presente el Anticristo, quien ya parece estar haciendo precalentamiento en los vestuarios y en cualquier momento lo veremos salir del túnel a la cancha.
      Y si en la cancha se ven los pingos ahí veremos cuántos católicos quedan.
      Que Dios tenga piedad de nosotros.

      Fuenteovejuna

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    10. Estimado Eck, yo también quisiera ver ese itinerario en Ratzinger, y en cierto modo entiendo lo que usted dice. El problema es que una rectificación tácita no sirve, y hace poco él mismo editó su Opera Omnia y no corrigió nada de sus afirmaciones juveniles (que yo sepa, al menos). Siendo una figura tan pública, si realmente se retractó de algo debería haberlo dicho públicamente.
      Muchos de los problemas vienen porque en Benedicto/Ratzinger se puede encontrar una postura y la otra, según dónde se busque. De modo que todas las posturas pueden encontrar una cita de Ratzinger/Benedicto para apoyarse.
      Por lo demás estoy de acuerdo con usted en que Ratzinger no debió haber aceptado el Papado ni antes el cargo como Prefecto... tal vez ni siquiera el Episcopado, al menos hasta no ponerse de acuerdo consigo mismo sobre su posición intelectual, de lo cual creo que le viene, en parte, su falta de ánimo para gobernar.
      Claro que es muy fácil decir todo esto, y puede parecer que soy un pedante que cree estar en la cima de la vida intelectual... no trato de hacer de Ratzinger un demonio, ni mucho menos ponerlo como equivalente de Bergoglio.

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  7. no sé si pudieron leer la entrevista al Padre Claude Barthe, porque pone el acento en un tema que se ha pasado por alto en este foro: "la cuestión doctrinal".

    Así señala:

    "Entonces, ¿la razón principal es doctrinal?

    Sí, y es muy importante decirlo y ser consciente de ello porque, paradójicamente, todo esto es muy providencial. Por supuesto, es muy doloroso. Obstaculizará la difusión de la Misa tradicional. Iniciará nuevas persecuciones. Pero, por otro lado, señala lo que duele, es decir, el estatus doctrinal del Vaticano II, que nunca se ha resuelto".

    "Entonces, para ellos, ¿el bien de las almas tiene poca importancia?

    De hecho, sí. Para ellos, el bien de las almas es el Vaticano II. Prefieren no tener sacerdotes que tener a los que creen que son malos sacerdotes. Es espantoso, incluso diabólico. Hay que decirlo: este pontificado ataca todos los lugares donde hay renovación sacerdotal. Los Franciscanos de la Inmaculada fueron un ejemplo, pero hay muchos otros".

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  8. A propósito del post “¿Constructor de paz o pacificador? En torno a Traditiones custodes y el Papa Francisco”.

    Don Wander:
    “La legitimidad de la liturgia de la Iglesia reside en la continuidad de su tradición”.
    (Rubén Peretó Rivas)

    Puesto el principio, surge la conclusión lógica: “La idea que condujo al Papa Benedicto a sostener esta posición es que un rito que fue camino seguro de santidad durante siglos no puede convertirse repentinamente en una amenaza “si la fe que en él se expresa sigue siendo considerada válida”.
    Por tanto, si la misa que fue autorizada por la determinación del Papa San Pío ya cuenta con el seguro respaldo constituido por cuatro siglos de tradición de la Iglesia, entonces no hay razón para que, de pronto, deje de ser enteramente válida en el presente.

    No obstante, Peretó, no conforme con poner en evidencia la legitimidad de la misa de Pio V, apelando al mismo principio supra mencionado, hace ver que la disposición del motu proprio Custodes traditiones del Papa Francisco, no sólo se alza en detrimento de la misa tradicional, sino que también, rompiendo con la prudencial determinación del motu propio Summorum pontificum de Benedicto XVI, busca imponer exclusivamente una misa que “carece de la continuidad con la tradición que siempre existió en la liturgia de la Iglesia”.
    De donde se sigue que el motu proprio del Papa Francisco, lejos de ayudar a solucionar el problema provocado por algunos excesos de las reformas del CVII, al echar en saco roto la vía de solución propuesta por el Papa Benedicto XVI con respecto a la misa Tridentina, lo termina por reactivar.
    ¡Dios salve a la Iglesia! ¡Alabado sea Jesucristo!

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  9. Hablando del P. Barthe, en dicha entrevista él afirma que el M.P. fue preparado por los obispos italianos. No sé si Wanderer o el autor de esta nota, podrían compartir su opinión sobre las razones que éstos tendrían para hacer lo que hicieron. Por algún lado leí que esto se debe al carácter bastante "raro" del tradicionalismo italiano (muy distinto al anglosajón, francés o alemán), donde abundan "evolianos", "sedevacantistas", "aparicionistas", etc. No sé si podría ser esto. ¿Qué les parece?

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  10. Magnifico artículo. El profesor Peretó —no diré escindiéndose, sino duplicándose— nos ofrece dos etiologías alternativas para la crisis litúrgica iniciada en el posconcilio y que ya se ha puesto de manifiesto en su gravedad extrema. Para distinguirlas, se me ocurre llamarlas la tesis de Peretó y la del Wanderer.

    Un lector superficial captará en seguida la tesis de Peretó, que consiste en una contraposición simple: Benedicto el «constructor de paz», confrontado por Francisco el «pacificador». Con la salvedad de que este, en realidad, por carecer de fuerza para imponerse, no pacifica nada: solo destruye la Pax Benedictina.

    Pero leyendo más en profundidad, emerge la tesis del Wanderer, a saber: que la Pax Benedictina era ficticia y no podía durar. Si bien su final se ha precipitado abruptamente por un acto tiránico de Bergoglio, se basaba en un equilibrio imposible, o peor aún: en una ficción voluntarista. Las graves contradicciones latentes, necesariamente habían de conducir a la discordia. Los dos ritos, antiguo y nuevo, no pueden convivir como emanaciones legítimas de una misma lex credendi: en esto, «Francisco tiene razón», como han señalado algunos analistas. O incluso, como en el fondo sabe el Wanderer, Francisco no ha actuado como un autócrata, imponiendo su arbitrio sin oír el consejo de nadie, sino que —muy al contrario— ha atendido la petición de un importante sector del episcopado mundial que pedía la derogación del Summorum Pontificum.

    La paz no era posible.

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    1. Excelente comentario. Suscribo al 100%,

      A.G.

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    2. Tal vez tenga usted razón, y tal vez sea yo demasiado pragmático, pero el summorum pontificum estaba permitiendo un lento pero constante crecimiento del Vetus, y sobre todo la teología implícita en el en todo el mundo. A nivel modesto estaba sirviendo para que muchos católicos reencontraran con la fe de sus mayores y se alejaran de la iglesia de la publicidad sin la tragedia de un cisma. Este motu propio acaba con esa esperanza (humana, claro está). O al menos lo intenta. Yo confío en que fracase.
      Su tesis es la que circula en ambientes sedevacantistas y lefebvrianos, que parecen fascinados por la posibilidad de un conflicto abierto en el que no sé qué esperanzas ponen. Y su alegría indisimulada porque creen que su capilla particular de elegidos crecerá con esto. A las inmensas masas engañadas que podían beneficiarse del summorum por lo visto les pueden dar aire con un abanico para estos círculos. Para ellos a veces parece que su única estrategia es que cuanto peor, mejor.
      La posibilidad de reformar la Iglesia desde dentro pierde uno de sus puntales más relevantes.
      A mi me parece el razonamiento de la zorra y las uvas y una excusa perfecta para que algunos sigan en su actividad favorita: no hacer nada.
      Tal vez Dios esté disponiendo los últimos días de pasión y gloria para sus fieles, pero eso no es asunto mío: a mí el Apocalipsis me tiene pillar trabajando en la santificación propia y ajena, no en el comentarismo católico de butaca y mesa de café.

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    3. nachet
      El punto es que se podía conseguir todo lo bueno de Summorum Pontificum sin necesidad de montar una ficción teológica como "las dos formas del rito".
      Benedicto sólo tenía que decir que el Rito Romano nunca fue abrogado, que no puede serlo y que no es lícita ninguna acción contra él por parte de cualesquiera autoridad en la Iglesia, y ya estaba hecho.
      La buena intención de Benedicto se vio empañada por su apego a la nouvelle theologie y las categorías modernistas de las que fue propulsor desde su juventud.

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    4. Nachet, no he visto ni alegría ni fascinación en los ambientes lefebvristas o sedevacantistas, donde tengo muchísimo amigos y conocidos. No sé de donde saca semejante extravagancia. Este atentado lo viven, me parece, como una tragedia de la Iglesia a la aman, no al marketing oportunista.
      Creo que para intentar no terminar siendo un comentarista de butaca y mesa de café, el teclado se le fue un poco de más.

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    5. Anonimo. Lo cierto es que si hay algunos fieles de la FSSPX -constatado en persona- felices con lo que pasó, en parte por esa riña histórica que han sostenido con los por ellos llamados “birritualistas”, “línea media”, etc., y a quienes le imputan el no “rechazar el error” sumándose a la condena en bloque y sin matices del Concilio y los Papas posteriores. Entiendo a aquellas familias que estuvieron desde el comienzo con Lefebvre y se comieron con ello un ostracismo social y eclesial que otros pudieron eludir, pero también es fácil ver una especie de ánimo vengativo, cuando no una creencia implícita de que la Fraternidad, y solo ella, es la guardiana de la Fe católica.

      Se que no es la posición oficial de la FSSPX, pero esa “posición oficial” es una montaña de distinciones y reservas mentales acumuladas con los años y que nunca se llevan a sus últimas consecuencias, porque eventualmente conducen a posturas tales como un sedevacantismo práctico y la invalidez de los sacramentos. Salir de esa gimnasia mental exige, como decía Eck, superar la mentalidad legalista, racionalista y Papolatra, pero se ve muy difícil.

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  11. GASTÓN: Pienso que puede ser una prueba de la inconsistencia de la solución de Benedicto XVI el hecho de que él mismo JAMÁS celebró la Tradicional siendo Papa cuando sí que lo había hecho siendo cardenal. Algo parecido puede decirse de D.Antonio Cañizares que celebraba con toda pompa la Tradicional en Florencia (Gricigliano) y JAMÁS lo hizo en España.

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  12. Excelente artículo.

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  13. En Canon Law Made Easy se hace un análisis canónico de Traditoris Custodes... y es demoledor: un texto incongruente escrito por un/os analfabeto/s litúrgico/s y jurídico/s (singularizo y pluralizo porque tiene la pinta de haber sido pergeñado por muy pocas manos). Es tan chapucero que tiene un agujero legal ENORME del que se podría aprovechar mucha gente, o denunciar a los obispos cuando vengan vientos más favorables:

    The Enormous Loophole in Traditionis Custodes
    https://canonlawmadeeasy.com/2021/07/29/the-enormous-loophole-in-traditionis-custodes/

    Punto fundamental del análisis: todos los artículos en que aparece «el misal anterior al de 1970» en la práctica son inaplicables porque éste es de Pablo VI de 1965 (que nadie conoce ni ha celebrado) y no el de 1962 de Juan XXIII.

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    1. El análisis que hace Canon Law Made Easy es magnífico (como todos los que hace, dicho sea de paso), pero como el propio TC dice, y es en general norma en nuestra Iglesia, al final todo depende de la buena voluntad del obispo del lugar. Eso quiere decir que si un cura sigue diciendo la misa tradicional sin pedir permiso, y cuando el obispo le llama la atención le sale con que el misal por el que debería pedir permiso es el de 1965 y que él usa el de 1962, ese cura acaba de párroco en el pueblo más perdido de las montañas más altas de la diócesis. Buenos son los obispos para que les anden con esas triquiñuelas.
      Reconozcamos también que esa libertad episcopal para aplicar el motu prorpio permite que en muchas diócesis ya hayan dicho los mitrados, con buenas palabras, que en su diócesis los grupos del Vetus ordo están tranquilos y en paz, y que el motu proprio francisquista lo van a aplicar cuando las ranas críen pelo.
      Ese análisis de Canon Law made easy sirve fundamentalmente para descubrir qué clase de mediocres tiene como asesores y ayudantes este papa.

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    2. Eso mismo dijo Müller con tono más alemán "Esta dicotomía entre la buena intención y la mala ejecución surge siempre que las objeciones de los empleados competentes se perciben como una obstrucción a las intenciones de sus superiores, y que, por tanto, ni siquiera se ofrecen", al comentar el desastroso documento que prepararon los funcionarios "menos competentes"... los competentes hubieren planteado las objeciones naturales que el jefe entendería como obstrucción

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