lunes, 14 de agosto de 2023

Eadem est scientia oppositorum

 


Creo que el debate suscitado a raíz del post de Eck sobre los papas revolucionarios es uno de los más interesantes que hemos sostenido en los últimos años, y me parece también que es de los más urgentes. Agradezco sinceramente a quienes ocuparon su tiempo en leer, pensar y escribir en el blog, más allá de las opiniones y simpatías personales.

Se trata de dos ideas. La primera afirma que los papas del último siglo y medio, a partir de Pío IX, fueron revolucionarios porque adoptaron “los esquemas del estado moderno revolucionario a la gobernación de la Iglesia y la concepción del poder papal como absoluto, soberano, irrestricto y fundante de la Iglesia misma”. Para profundizar en esta postura los invito a leer el texto mismo de Eck y sus comentarios, como así también este post que publiqué hace hoy exactamente dos años: “La Tradición devorada por el magisterio”.

La otra idea  considera que los papas verdaderamente revolucionarios fueron Pablo VI y los siguientes hasta Francisco, mientras que los papas anteriores no lo eran porque nunca cometieron “errores revolucionarios en lo que hace a su función magisterial. Por más faltas que hayan cometido en el plano de gobierno o prudencial -aún siendo algunas muy graves-, ninguno dejó de ejercer su función docente de forma fiel a la Revelación. En ninguno de los Papas acusados se encuentra una doctrina que vaya en contra de la fe o la moral católica”. Esta postura podría sintetizarse diciendo que los papas ultramontanos, y utilizo este término para simplificar y sin ninguna intención calificativa, no fueron revolucionarios porque enseñaron la fe católica en su integridad en el ejercicio de su munus docendi y consecuentemente, no enseñaron doctrinas revolucionarias aunque ocasionalmente hayan tenido decisiones de gobierno de orden prudencial que sí pueden ser consideradas revolucionarias.

Me da la impresión que las dos posturas no coinciden exactamente en el mismo objeto de discusión o, en todo caso, lo hacen a diferentes profundidades. Mientras la segunda concentra su argumentación en la dimensión magisterial del pontificado romano, la primera considera a esta institución desde un punto de vista más amplio y profundo. Pero más allá de la coincidencia más o menos exacta en el objeto, lo que está en juego es un elemento realmente importante en la vida de la Iglesia actual y, sobre todo, en perspectiva de futuro. ¿Cómo debería ser una Iglesia restaurada? ¿Qué papel debería desempeñar el Romano Pontífice?

Veamos rápidamente un par de casos para entender la cuestión. Cuando Pío IX proclama dos dogmas durante su pontificado —la Inmaculada Concepción y la infalibilidad pontificia—, algo que nunca antes había ocurrido, lo hace por un motivo revolucionario, pues no había necesidad teológica alguna de tales proclamaciones. En todo caso, la necesidad era afirmar la autoridad pontificia en momentos en que ésta era amenazada por naciones contrarias a la Iglesia y por una potente masonería. Y cuando el mismo pontífice redacta el Syllabus desciende a la discusión concreta de las cuestiones planteadas por los liberales, y con los término utilizados por los liberales. Cuando San Pío X decide redactar un código de derecho canónico, rompe con lo que las sociedades tradicionales habían hecho hasta la Revolución Francesa y se integra a los moldes legislativos revolucionarios de la codificación napoleónica, frente a un derecho tradicional ya muy probado de compilación de canones, rescriptas y fórmulas. Todo el derecho de la Iglesia aparece como un acto de voluntad de un solo papa mientras que en el modo tradicional, había participado toda la Iglesia con el Papa como arbitro máximo. Y lo previsible era que sesenta años después, con Juan Pablo II, se promulgara un nuevo código, y que Francisco lo haya modificado ya varias veces, la última hace pocos días. El derecho eclesiástico, gracias a San Pío X, se terminó convirtiendo en un instrumento de los caprichos o gustos pontificios, algo absolutamente impensable en una sociedad tradicional. Es a esto a lo que Eck llama “revolución”. La otra opinión, en cambio, lo considera actos propios e indiscutibles del magisterio pontificio en tanto que ninguno de estos hechos enseña una doctrina revolucionaria. 

Si por motivos de su jubileo resucitara Santo Tomás de Aquino y le preguntáramos su opinión, creo que no dudaría en decirnos que está de acuerdo con Eck. Y probablemente lo haría con una frase que tomó prestada de Aristóteles y repite en varias partes de su obra: Eadem est scientia oppositorum (por ej., S.Th, I, 75, 6c) y que puede ser traducida como: “El conocimiento de los contrarios es el mismo”, o bien: “El conocimiento de los opuestos es el mismo conocimiento”. En otras palabras, cada contradicción revela un punto en común anterior. Porque para contradecirse, las partes rivales tienen que estar de acuerdo sobre qué es aquello en lo que discrepan. Lo que afirma una debe ser precisamente lo mismo que niega la otra, o de lo contrario no existe contradicción alguna. La “A” de Juan y la “no A” de Pedro deben basarse en la misma “A”. Por lo tanto, todo conflicto tendrá lugar necesariamente en un contexto compartido. Pongámoslo de este modo: Para librar una batalla, los contendientes tendrán que tener algún terreno común en el que apoyarse y por el que luchar. Todo desacuerdo, consecuentemente, se construye sobre un acuerdo previo más profundo. Eadem est scientia oppositorum.

Los papas ultramontanos decidieron oponerse a la revolución y defender la verdad católica descendiendo al campo de batalla elegido por la revolución y utilizando las mismas armas de la revolución. Si los liberales o marxistas decían “A” y ellos les respondían “No A”, en realidad, ambos estaban acordando en la existencia, importancia y necesidad de “A”. La Iglesia docente se convirtió en Iglesia apologética. Dedicó todas sus fuerzas a defenderse del enemigo en el terreno del enemigo y con las armas del enemigo. Indudablemente, iba a ser derrotada. Porque el desacuerdo es como un espejo. Cuando dejamos que el enemigo pelee con nosotros en sus términos, dejamos que nos convierta simplemente en su imagen inversa, que va a estar tan distorsionada como la original. Eadem est scientia oppositorum

Por eso mismo es tan riesgosa la tentación de la apologética, o sea, de convertir la fe y la “militancia” cristiana en pura apologética. Nadie duda que en ocasiones la apologética es necesaria, sobre todo cuando se trata de sacar de sus errores a los que están más alejados de la verdad, pero la vida y la formación del cristiano no deben reducirse meramente a ella puesto que caeríamos en una trampa muy bien disimulada. No podemos sentarnos a discutir si el árbol está creciendo más o menos torcido; el problema está en que el árbol está plantado en el lugar equivocado. No podemos discutir, por ejemplo, con los abortistas hablando de los "derechos" de la mujer y de los "derechos" del niño por nacer. Hablar de "derechos" es entrar ya en el campo de batalla fijado por la revolución y utilizar sus mismas armas. La postura realista y tradicional hablará sencilla de una madre y un hijo; y las madres siempre protegen y alimentan a sus hijos; no los matan. El árbol está plantado en el sitio equivocado. No podemos oponernos a los "derechos" de los homosexuales porque categorizar a los hombres en heterosexuales y homosexuales es un invento de la revolución. El concepto “homosexual” aparece en recién en 1869, acuñado por Karl-Maria Kertbeny, un precursor del movimiento gay. Anteriormente no existía; es decir, no existía el sustantivo “homosexual” que sustantivara a una persona. Existían hombres y mujeres, algunos de los cuales tenían tentaciones —y caían en ellas como cualquier hijo de Eva—, de lujuria con personas de su mismo sexo. Pero no eran una “categoría” distinta a la de los “heterosexuales”; no eran un “colectivo”; no eran una “sustancia” homosexual distinta de la “sustancia” heterosexual. Si se aceptan y se discute con las categorías “heterosexual” y “homosexual”, en primer lugar, nos quedamos sin argumentos para impedir que se sigan sumando más categorías: trans, no-binarios y todos los + que quieran añadirle al acrónimo LGBT+. Ciertamente, la sodomía era un pecado “que clama al cielo” por su especial gravedad, como enseña el catecismo, y como lo son también el asesinato, la opresión a los pobres y el pagar salarios injustos. Sin embargo, a nadie se le ocurrió, excepto a algún marxista quizás, sustantivar y clasificar a los hombres en “mansos” y “asesinos”, o en “generosos” y “explotadores”. En todo caso, el asesino y el explotador son pecadores, que comenten pecados tan graves como la sodomía, pero no son un “colectivo” con el cual discutir acerca de sus derechos más o menos amplios.  Discutir entonces con respecto al lugar de los homosexuales dentro de la Iglesia, por ejemplo, es entrar ya en terreno del enemigo y enredarnos con categorías modelada por ellos para alcanzar sus fines. El árbol está plantado en el sitio equivocado.

Los “papas revolucionarios” de Eck quisieron vencer al mundo que se les venía encima entrando en una discusión que ya había sido amañada a favor del mundo, y este el el único tipo de discusión que se puede tener cuando empleamos acríticamente los mismos conceptos y categorías distorsionados del mundo.

Los católicos no compartimos lo suficiente la visión del mundo que poseen nuestros semejantes como para dar por sentadas sus resoluciones, por lo que no podemos limitarnos a adoptar una postura a favor o en contra. En lugar de ello, debemos elevarnos por encima de los conflictos que vemos a nuestro alrededor, para poder ver por encima de ellos la verdad que ocultan.

Por eso mismo, reivindico el carácter tradicional en el ejercicio del papado de Benedicto XVI, aunque haya tenido decisiones prudenciales que no lo fueran. Él, mucho antes de ser elegido al solio de Pedro, nos habló de esa Iglesia que alejada y fuera del mundo lanzado a la barbarie, “se refugia con espíritu de penitencia y religión en la inhumana soledad de un inalcanzable escondite; allí se hace montaraz, diminuta, se nutre de hierba y de tierra, y se convierte en una heredad orgánica donde habita el hombre”.

91 comentarios:

  1. Cómo dice el refrán: " para pelear hacen falta dos" ...Para mí Eck iba por un camino y el que le oponía, por otro. Por un lado la madurez y por otro la adolescencia. Es a veces el problema de las redes o de los comentarios en los blogs.
    Viene alguien con tremenda formación y escribe algo enorme y nos desubicamos pretendiendo pasar de la opinión a la corrección.

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  2. En esta interesante discusión se aplica, como todo en la vida, aquel adagio del magisterio de Emilio Komar que rezaba así: "demasiada oposición, es subordinación".

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  3. ¿En qué obra de Ratzinger está el texto que cita al final?

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  4. De lo cual se desprende la importancia de la formación para el católico. Pasar de la infancia a la adultez espiritual implica la Gracia que nos viene dada de arriba y también nuestro granito de arena para levantarnos del suelo. Digo esto porque es desoladora la conversación con el católico medio, aún siendo éste de misa diaria. Saludos.

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  5. La República –a la moderna me refiero y no a la platónica- es completamente distinta del Reino. La primera está conformada por Presidente, ministros, parlamentarios y ciudadanos con derecho a voto, y que se rigen por una Constitución. El reino está conformado por el rey, los nobles, y los súbditos que se rigen por normas no elegidas por ellos sino directamente impuestas por el rey, no teniendo el súbdito ni la mínima opción de modificación de las mismas.

    La Iglesia Católica, desde su fundación en san Pedro –y san Pablo-, nunca ha sido república sino reino y solo reino. ¿Qué aconteció en la Iglesia tras la pérdida de los Estados Pontificios? Que tanto un papa como el que le sucedió caminaron en el mismo sentido: dotar a la Iglesia Católica de un Código de Derecho Canónico que la hiciera asemejarse a una República dejando atrás lo que fue durante todos los siglos desde su fundación: Iglesia-reino. ¿A esto le llamamos revolución? Sí, lo fue y en profundidad radical.

    Que san Pío décimo con toda su santidad quisiera dotar a la Iglesia de un Código de Derecho Canónico no fue un mal menor, sino un mal mayor, el cual arrastramos hasta nuestros días. Sí la Iglesia Católica en su conjunto ya puede estar contenta porque al igual que los otros Estados que pueblan el planeta, Ella ya es uno más con su Constitución, su Presidente y sus ministros.

    Y un detalle más. Desde el CIC de 1917 –y reforzado en el de 1982- ya no somos fieles, sino laicos, o sea, ya no somos súbditos, sino ciudadanos: podemos opinar y tenemos sinodalidad. Y así nos va.

    P.S.1 Completamente de acuerdo tanto con este post como con el anterior. Clarividentes los dos.
    P.S.2 Decirle al sr. Bernardo, que lo ha peleado bien –con ganas y con garra- pero que le falta profundidad en su análisis. Desde el beato Pío nono, todos los papas son y han sido “modernos” si no en el cuerpo de la Iglesia, sí en el vestido con el que han querido cubrirla. ¿Y qué han conseguido como fin último? Un papa francisco.

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    1. "El reino está conformado por el rey, los nobles, y los súbditos que se rigen por normas no elegidas por ellos sino directamente impuestas por el rey, no teniendo el súbdito ni la mínima opción de modificación de las mismas."

      No estoy seguro de que esa afirmación sea correcta.
      Para empezar, lo nobles también son súbditos.
      Además, lo de las "normas" "directamente impuestas por el rey" puede que sea cierto así dicho, de las monarquías absolutistas que dieron al traste con la Cristiandad, pero no de las grandes monarquías cristianas. Lo mismo vale con "no teniendo el súbdito ni la mínima opción de modificación de las mismas"... en la Cristiandad había una larga tradición de cuerpos intermedios, entiendo.

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    2. Estimado Jorge, yo haría algún ajuste a su comentario. No diría que la Iglesia es un reino; en todo caso, ya sabemos lo que dijo Nuestro Señor: "Mi reino no es de este mundo". Me parece más apropiado decir que la Iglesia, en su gobierno, es una monarquía, y monarquía electiva, puesto que el Papa es elegido por los cardenales.
      Lo que sí era un reino y el Papa era un rey era en los siglos en que existieron los Estados Pontificios, y allí ciertamente, un florentino o un boloñés eran católicos súbditos del Papa; los católicos franceses, en cambio, eran súbditos del rey de Francia y los españoles del de España.
      Con lo cual, los católicos no somos súbditos. En todo caso, como usted muy bien dice, somos "fieles", porque compartimos la misma fe de la Iglesia.

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    3. Mateo 20:25-26 Entonces Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos
      potestad. Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor.
      Lucas 22:25-26 Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores: Mas vosotros, no así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más mozo; y el que es príncipe, como el que sirve.

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    4. Mi estimado Wanderer. Darle las gracias por tu atención, su esfuerzo casi sin límites y su total dedicación a esta causa académica con estos medios “modernos” que nos permiten una “disputatio” 2.0.

      Sí, es cierto que el estudiante universitario, ya desde el XIII y en tiempos de Lutero, tenía que defender sus tesis ante los demás, para lo que hoy llamaríamos, pasar de curso o aprobar la materia. Aquí en este blog pasa algo similar.

      ¿Qué noto? Que en esta ocasión mi estimado Andreas no se me ha lanzado directamente sobre la yugular conformándose con dar tan solo un pellizquito de monja para hacerse notar. ¿Tiene ideas propias? ¿Las muestra en sus comentarios? No, lo suyo es vampirizar, tanto a los muertos como a los vivos por ver si saca algo, no sé con qué finalidad.

      Paso al tema: en mi breve comentario he querido dejar meridianamente claro que el eje sobre el que pivota el modernismo –la herejía moderna- es el Codex Iuris Canonici que, como bien saben los leyentes, san Pío X lo promueve y Benedicto XIV lo promulga. Y ahí es donde me quiero seguir centrando.

      Después del 28 de mayo de 1917 todo parece igual en la Iglesia –al papa lo siguen eligiendo los cardenales- pero la Iglesia ya había cambiado en su esencia porque externamente –muy especialmente en lo percibido por sus enemigos- ya se mostraba como república y no como reino. Y en una República se puede legislar y mil cosas más.

      Con el CIC de 1917 se produjo una revolución en la Iglesia Católica, se produjo un cambio violento y radical en su forma de gobierno. A eso y solo eso -para apuntalar las tesis de Eck y Wanderer-, en mi comentario me refiero.

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    5. Innecesaria animosidad del amigo Jorge.
      ¿Con qué propósito?
      Todos aquí respondemos a otro comentario, o al post.
      ¿Estamos todos "vampirizando"?
      Tal vez dice esas cosas para hacer como que no leyó las correcciones que le puso Wanderer, o mi "reflexión en voz alta" sobre su comentario primero.
      No se puede defender una buena causa sobre la falsedad, hombre. Si usted dice que la Iglesia es un reino y se le muestra que no, rectifique y no se vaya por las ramas. O pruebe, si puede, que sí es un reino "desde su fundación" y tal y como usted entiende "reino".

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    6. Los primeros códigos en el sentido moderno de colección de sentencias breves del derecho, o sea leyes sobre la materia civil, son de los romanos, especialmente de Justiniano con el Digesto, no de la Revolución. Ciertamente, el código de Napoleón le dió una nueva fisonomía -en el sentido de esquematizar aún más los textos legales- a la codificación, pero esta costumbre existía y era milenaria.
      San Pío X no hizo nada revolucionario, por que al modo en que lo hacían los antiguos reyes, no inventaba las normas que se insertaban en los códigos, sino que éstos eran una colección ordenada, agrupada por temas y bien compilada síntesis de todas las leyes antiguas y tradicionales ya vigentes. La gran diferencia entre los códigos antiguos y los nuevos no es la codificación en sí, sino el despotismo legisla tivo enfrentado a la inveterada tradición (monárquica y republicana) iusnaturalista y que encuentra su oportunidad en la preparación de los códigos.
      Por desconocimiento de la historia del derecho es que, pienso, se yerra en este renglón y se asigna a la modesta costumbre de codificar, un monumentalismo revolucionario que en sí, no posee.
      No me quiero sumar a los comentarios sobre la substancia del artículo, que como también sucede con el de Eck, son excelentes, sino tan solo aportar esta sencilla aclaración.

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    7. Estimado anónimo,
      Se confunde en comparar las antiguas recopilaciónes de cánones, leyes, rescriptas y demás, en gran parte anónimas, con la codificación, que implica un poder centralizado, soberano, racionalista y basado en la estalidad moderna. Implica el paso del Derecho a la Ley como principio nuclear de la justicia. No lo digo yo, lo dicen la mayoría de las historias del derecho, que otorgan al movimiento codificador una importancia suma.
      Esto se ve en que las recopilaciones se recogen las leyes tal y como fueron promulgadas o se refieren a ellas para su comprensión mientras que en el código sólo el articulado. El sistema moderno es tan artificial que se ha tenido que recrear el modo antiguo mediante la jurisprudencia de los T. Supremos
      Ahora pasemos al Derecho Canónico. Se nos olvida que la primera gran recopilación (dejo al margen la Hispana y la Pseudo-Isidoriana) se llamaba originalmente "Concordantia discordantium canonum" (Concordancia de los cánones discordantes) al cual se fueron añadiendo la Gregorianas (la de Peñafort), las Sixtinas (lib. VI), las Clementinas (L. VII) y las Extravagantes de Juan XXII y las Comunes hasta 1917. Que era un engorro su uso porque implicaba una búsqueda de antecedentes y su armonización pero otorgaba una flexibilidad notable, protegía del centralismo y la autocracia papal, salvaguardaba la jurisprudencia de larga data con toda la experiencia de grandes jurisconsultos. Hoy, en cambio, todo está al albur del pontífice reinante. Toda la jurisprudencia creada desde 1917 se tiró a la basura en 1983.
      La gran diferencia no está donde usted dice sino en que los Códigos modernos son creados como una obra de cero con un plan ya establecido racionalmente y con un fin seleccionado aunque usen ladrillos antiguos. No son agregar nuevas alas a un edificio antiguo, completar y restaurar salas sino edificar de cero una construcción. Es como comparar las viejas catedrales con las modernas, en las segundas es casi imposible añadir nada.

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    8. La compilación ordenada de una norma jurídica, siempre deja atrás algo sin compilar. En el caso de la compilación del CIC de 1917, lo que dejó atrás sin compilar fue muchísimo. Diría que por cada sentencia incorporada al código, se dejaron al menos noventa y nueve, fuera. No fue una compilación, fue una mutilación: fue una verdadera tragedia para la Iglesia.

      Asimilando la parábola del buen pastor y las cien ovejas, diría que san Pío X, con espíritu de enciclopedista, se quedó solo con la oveja perdida enviando al degüello a los otras noventa y nueve ovejas jurídicas, que estaban a salvo en el redil de la Iglesia.

      La Iglesia, Cuerpo de Cristo, quedó seriamente dañada en su Cuerpo Jurídico, por la compilación las sentencias recogidas durante diecinueve siglos de vida de la Iglesia, en miles de documentos dispersos. De haber puesto todo el Corpus Jurídico junto sin dejar nada fuera no habrían sido menos de cien los volúmenes de la edición.

      Por otra parte nos encontramos con la sentencia que nos da Jesús por san Juan Evangelista, al final de su Evangelio: «Sunt autem et alia multa quæ fecit Jesus : quæ si scribantur per singula, nec ipsum arbitror mundum capere posse eos, qui scribendi sunt, libros.»

      Lanzo una pregunta a los lectores: Según esta sentencia anterior, ¿es lícito hacer un compendio –mutilador- del Corpus jurídico de la Iglesia? Si no es lícito, san Pío décimo fue un papa revolucionario en grado sumo, fiel discípulo de san Pío quinto con su promulgación del Catecismo-compendio para los Párrocos, allá por 1566.

      P.S. Mi estimado anónimo de las 21.21 le pido que antes de romper en “modo pueril” un concepto nuevo, se tome el “esfuerzo viril” de comprenderlo. Antes de romperlo, comprenderlo.

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    9. Este anónimo de las 21.21 responde a los señores Eck y Jorge Martín.
      Al primero: Dice Ud. lo mismo que yo, que la desnaturalización de la función del estado al sancionar las leyes, convirtiéndose en un ente despótico, agrió el camino de la codificación. Menciona Ud. con toda razón el Decreto de Graciano que fue, precisamente, aquello mismo que he declarado en mi comentario: un intento de sistematizar y compilar textos abstrusos cuando no discordantes, como dice el título del Decreto. Eso mismo es la moderna codificación. Cuando en ocasión de formar un código -vamos: un simple manual que simplifica, en teoría, la búsqueda de las normas tradicionales- el estado moderno, creación protestante de Bodin, animal feroz y voraz que fagocita todas las fuerzas nutritivas de la sociedad, al contrario del buen gobierno, del Príncipe cristiano, descabezado por la Revolución... cuando esta entidad, digo, entra a legislar, ciertamente lo corrompe todo con sus tiranías. Ahora bien, eso mismo es lo que yo afirmo en mi entrada: que no son los códigos sino el "estatalismo" (bien valdría equivocarse y poner "estalinismo") moderno y revolucionario el que corrompe el derecho y sus instrumentos, mediante el más atroz positivismo -que siempre es atroz. Si Ud. se fija en la Carta Apostólica de Pío X, santo, donde convoca a la Comisión que redactara más tarde el Código Canónico, verá que solamente se intenta coleccionar texto legales, no crearlos de nuevo. Eso es todo cuanto he dicho y afirmado.
      Que el código es algo instrumental y, bien hecho, es bueno; mal hecho, es malo. Ya decía el Gran Tomás que el mal, en última instancia, es causado por algún bien que se fué de farra la noche anterior y al llegar el momento de la verdad hace todo... mal. El mal es causa defectiva o sea, no es causa. Solo el bien lo es. Así que el mal está causado por algún bien, de ésos que le dije recién.
      Por lo tanto, no son los códigos ni la codificación los malvados, sino Napoleón o Silvela y, mucho menor medida, Vélez Sársfield (con todo, el mejor código de su tiempo) y esto es todo lo que quisimos demostrar con modestia de recursos y argumentos. Por lo demás, coincidencia completa, si dejamos a salvo las codificaciones civiles de la antigüedad, que bien buenazas fueron.
      a Don Jorge Martín: Empezando por su frase final, le diré con sencillez que no la comprendo, ni pretendo romper nada. Sostiene Ud. como pivote de toda su argumentación, que las codificaciones son "mutiladoras". Pues tal cosa debería demostrarla, antes de ser acepta como razón de su argumento. O al menos dar algún ejemplo tonante, que no lo da. La cita de San Juan, bienvenida sea, pero no tiene nada que ver con el asunto principal.
      Mis respetos

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    10. Analicemos muy brevemente este texto: «“Pero conviene advertir que la recopilación y la codificación como formas o sistemas legislativos no se diferencian esencialmente como contenido; tanto la una como la otra pueden formar un Código universal en la Iglesia, o una serie de Códigos especiales de cada una de las ramas de su Derecho; la diferencia principal entre la recopilación y la codificación está en el procedimiento; la diferencia entre ambas formas legislativas está en que la recopilación forma el derecho y la codificación crea el derecho, en que la recopilación construye con materiales ya labrados y la codificación va labrando al paso que extrae los materiales de la cantera jurídica, en que la recopilación estudia el derecho vigente en sus orígenes, en sus fuentes pasivas, para recogerlo, abreviarlo, compilarlo, en una palabra, y la codificación, teniendo en cuenta los principios generales y supremos del derecho, las necesidades jurídicas de la sociedad, en vista de ellas, dicta la ley que ha de satisfacerlas”. Cf. torralba y garcía de Soria, f., La Codificación del Derecho canónico, Sevilla, 1906, p. 69.»

      ¿Qué conclusión podemos sacar? Evidentemente en Derecho Civil es válido codificar, pero en derecho eclesiástico solo es válido recopilar, porque en Derecho Eclesiástico “nada nuevo se puede crear”.

      Respecto al último pasaje del Evangelio de Juan, decirle que si algo se puede hacer en la Iglesia, es recopilar, ampliar, amplificar porque el Derecho Eclesiástico recoge los “hechos, dichos y obras” de Jesús, que no para de “hacer, decir y obrar” en el tiempo presente. Todo cuanto Jesús actúa, hace que el Derecho Eclesiástico se engrandezca, y que nunca se reduzca.

      ¿Qué Jesús actualmente no está actuando en su Iglesia? Esa sería una afirmación atea, deísta, una afirmación del siglo XVIII, la afirmación del Relojero, ese que da cuerda y se marcha a sus cosas, una afirmación netamente masónica.

      Por último, esforzarse en romper es comentar al primer golpe de vista, sin intentar ni mínimamente profundizar en los argumentos que se presentan, sin el mínimo esfuerzo de variar el propio punto de vista. Es lo que llamaríamos un “comentario a vuela pluma”.

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    11. Un código jurídico no es otra cosa que un conjunto racionalmente ordenado de normas que tiene el doble objetivo de:

      1) facilitar el conocimiento de la Ley (especialmente a los ciudadanos; esto es un objetivo de los revolucionarios para limitar el poder del político) y

      2) de que es una obra que debe contenerse en si misma, esto es, que no necesite acudir a leyes o colecciones legislativas fuera del mismo código para interpretarlo.

      (naturalmente no se cumple ni se puede cumplir)

      Es decir es un problema de seguridad jurídica y de hermenéutica.

      En este sentido es un avance y en si no es nada censurable.

      Sin embargo el Código Civil de los Franceses de 1804, o Código de Napoleón por quién lo promulgó arranca de trabajos hechos durante el reinado de Luis XIV y que gracias a la Revolución, que quiso modernizarlo todo y al interés personal de Napoleón fue promulgado. Influyó enormemente en los códigos de Europa continental (nada en los paises anglosajones porque utilizan otro sistema )

      Hay que recordar que en el antiguo regimen, el sistema jurídico era muy complicado, con numerosas costumbres, diferentes según qué parte del pais, innumerables decretos de todas épocas desde la edad media etc y que no estaban vigentes en toda Francia...que dificultaban al ciudadano saber de antemano en qué se obliga y qué derechos tiene.

      Además esto no se enseñaba en las universidades, donde sólo se estudiaba el derecho romano y el canónico. Se aprendía en la práctica.

      El Código de D.C. de 1917 sin duda obedece a la misma moda y a los mismos principios.

      Lo que pasa es que si las Decretales o las Extravagantes, por mencionar algo, tienen el prestigio del tiempo, el Código de D.C. se redacta por la autoridad del pontífice y por su sola autoridad se promulga, lo que significa que pone y quita lo que quiere y que si hoy lo aprueba, mañana, por su sola voluntad, puede cambiarlo o simplemente sustituirlo. Y esto es lo que pasa con Juan Pablo II en 1983 (aprobando un texto que se empezó a revisar en 1964 por una comisión nombrada por Pablo VI)

      Es decir, que sirve para aumentar enormemente la autoridad papal de una manera que históricamente nunca ha tenido y que no tiene justificación.

      Y en este sentido también es un paralelo de lo que ha pasado con los Estados del Antiguo Régimen tras la influencia de la revolución y las guerras napoleónicas:

      Una concentración del poder político en nombre de la Nación los unos y en nombre de la Iglesia el otro.

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    12. Jorge Martín:

      ¿Usted intenta hacernos creer que usted vota las normas que le obligan?

      Por ejemplo la Ley que fija el impuesto que debe pagar y las sanciones en que incurre si no paga...

      Parece que usted vive el Jauja, el pais en que se ata a los perros con longaniza.

      Pues sepa que para el común de los mortales esa no es nuestra triste experiencia

      (será que somos súbditos y no como usted, ciudadanos)

      O tal vez que usted se ha tragado de comienzo a fin la propaganda masónica (la moderna, no la platónica ) y no sabe en qué pais vive.

      Pues, nada; disfrute en su feliz inocencia y procure no despertar a la realidad, que da terror.

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    13. A veces es difícil entender qué cabida tienen este tipo de comentarios en el blog, pero si Nuestro Señor dejó la orden de no cortar la cizaña hasta el momento de la siega, ¿por qué va Don Wanderer a cancelar este modo y forma de comentar?

      “¿Usted intenta hacernos creer que usted vota las normas que le obligan?”
      Totalmente fuera del tiempo y del momento. En ningún momento he hablado de mí mismo y ni de mi condición de súbdito o ciudadano.

      “Parece que usted vive el Jauja, el pais en que se ata a los perros con longaniza”. Ya sabe mi estimado anónimo en qué consiste la “teoría del espejo”. Le dejo el cuentecillo del beduino para su provecho:

      «Estaba un beduino sentado en un cruce de caminos a la entrada de un poblado, cuando se acerca a él un forastero, y le dice:
      —Oiga, en este poblado ¿cómo es la gente?
      El beduino le responde con otra pregunta:
      —De donde viene usted, ¿cómo era la gente?
      El forastero le dice:
      —Muy mala gente.
      Así que el beduino le dice finalmente:
      —Pues aquí son iguales, mejor pase de largo y no se moleste en entrar en el poblado.
      Al cabo de un rato llega otro forastero, este en un camello, y le pregunta lo mismo:
      —Oiga, en este poblado ¿cómo es la gente?.
      El beduino contesta de nuevo con una pregunta:
      —De donde viene usted, ¿cómo era la gente?
      Esta vez el forastero responde:
      —Muy buena gente. Me han tratado muy bien, muy amables y simpáticos.
      La respuesta del beduino fue:
      —Pues, aquí le van a tratar igual de bien. Entre al pueblo y disfrute de su hospitalidad.»

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  6. Los que dicen que los "Papas ultramontanos" no eran revolucionarios porque "no enseñaron nada contrario a la Fe", se equivocan.
    Puede que no haya escrito nada heterodoxo, ni hayan pronunciado oralmente ninguna herejía material, pero las obras también son magisterio, sobre todo en la Sede de Pedro.
    Si no admitimos esto, estamos haciendo tonto a San Pablo, que reprendió a San Pedro no por nada que hubiera escrito ni dicho, sino por cómo obró en una ocasión concreta.

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    1. Y eso sin tener en cuenta que alguien de la patrística, no recuerdo en este momento quién, pero sé que lo leí, dice de San Pedro que fue hereje porque negó la Verdad (Encarnada) tres veces.

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    2. En el momento de esas negaciones no era papa todavía. No lo es hasta después de la resurrección al recibir el encargo de aparentar las ovejas

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    3. Anónimo, ¿y qué hacemos con el momento del cambio de nombre, de Simón a Pedro, y todo lo demás?
      ¿Fue un amague?

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  7. Bueno, hay mucho de cierto en todo esto. A muchos consagrados, obispos especialmente, no se les caen de la boca términos -y defensas consecuentes- como democracia, justicia social, derechos humanos, dignididad humana, humanismo, etc., etc. salpimentado con algo de "católico" para diferenciarse, a lo que se agrega lo que está de moda (a modo de parafraseo al líder) de fraternidad universal, ecologismo y cambio climático, género, etc. Si se rinden al lenguaje del enemigo, aunque traten de "cristianizarlo", entran en el círculo de su ideología.

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  8. Tiendo a coincidir, matizando algunos juicios, con los últimos dos post. No recuerdo si alguien lo trajo a colación, pero Castellani dice algo similar a propósito de la Contrarreforma, que produjo en no pocos católicos un "agere contra" desordenado e imprudente, haciendo que terminaran dependiendo del enemigo, quien en definitiva terminó "marcando la agenda". Está en su artículo "Un pasito adelante". Es muy recomendable.

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    1. Algo parecido hacen los sedicentes católicos que pretenden "combatir desde adentro" el sistema democrático... tal vez una cosa tiene que ver con la otra.

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    2. Pretender cambiar el sistema democrático moderno desde adentro o pensar que con él se puede restaurar la Patria o la Cristiandad, es propio de ignorantes, ingenuos o cómplices. Distinto es hacer algo más modesto y lícito: frenar ciertos males parciales y alcanzar algunos bienes también parciales, pequeños "katejones". Siempre que sean objetos honestos conseguidos con medios moralmente honestos. Lo que supone honradez personal, subordinación de la acción a la contemplación, frecuentar los Sacramentos, tener el Santo Sacrificio de la Misa como centro y raíz de la vida interior, y conocer bien los principios morales católicos de uso más frecuente (elementos del acto bueno, actos intrínsecamente malos, voluntario indirecto, distinción entre cooperación formal y material con el mal, etc). Ni maniqueísmo ni puritanismo políticos. Además de básicos conocimientos en teologia, filosofía, humanidades clasicas, historia, etc. Y en esto coinciden León XIII y San Pío X, Aparisi y Guijarro y Vazquez de Mella, G.K. Chesterton e Hilaire Belloc, Meinvielle y Castellani, Sacheri y Hernández, Blas Piñar y Jean Ousset. Las excepciones son Giordano Bruno el Católico, Alonso Quijano y Michael Ayuso (a) "Virrey del Río de la Plata" con sede en Pichi. Pero son buenos muchachos. Y uno de ellos, mártir.

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  9. Estimado Wanderer:
    ¿Podría explicar en qué consiste ese ejercicio "tradicional" del papado que llevó a cabo Benedicto XVI?

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  10. La argumentación de Eck es interesante, pero demasiado simple: pareciera estar opinando sobre la gerencia de una multinacional. No se puede analizar un papado sin tomar en cuenta el elemento sobrenatural: es como pretender explicar la fotosíntesis omitiendo el tema de la luz.

    En efecto, respecto de las consecuencias de estos papados, no podemos dejar de mencionar, por ejemplo, que si los casos en que el papa es infalible no hubiesen sido definidos tan exactamente y tan a tiempo, hoy nos las veríamos en figurillas. Ni que el dogma de la Inmaculada Concepción fue ratificado por Ella misma poco tiempo después, en Lourdes, “Yo soy la Inmaculada Concepción”, señal inequívoca de que el Cielo deseaba que esta verdad fuese proclamada de modo fuerte y claro precisamente en esa época.

    Es verdad que el reino de Nuestro Señor no es de este mundo, pero porque lo engloba y lo supera, y la Iglesia, al igual que Cristo, tiene todo que ver con el gobierno de este mundo, y en particular con el de Francia (y el Cielo así lo ha demostrado incontables veces: el óleo de Clodoveo, la coronación de Carlomagno como emperador, etc., etc.).

    Y si vamos a hablar de culto carismático a la persona del papa, Benedicto XVI es el ejemplo más flagrante: sus admiradores neotradis pasan por alto una larga serie de horrores, perdón, errores, salidos de su boca y de su pluma, de los cuales jamás se retractó. Renunciar al papado “por razones de salud” (que sin embargo no impidieron largos años de vida, publicación de libros, extensas entrevistas, etc.), eso sí que fue revolucionario e innecesario. Y de las consecuencias de ese acto, mejor ni hablemos.


    Por otra parte, no deja de sorprender la cantidad de “doctores” que han surgido por doquier desde la elección de Francisco para denunciar los infinitos males de la Iglesia. ¿Son todos niños de pecho?, o si no, ¿dónde estaban durante estas últimas décadas que nunca levantaron la voz? ¿Serían acaso de estos que se rasgaban las vestiduras porque hubo quien resistió y libró el buen combate a fin de transmitir lo que había recibido? Los monstruos y las quimeras no sólo están a la vista sino que nos aplastan desde hace años, ¿recién ahora vienen a percatarse de ello?

    Estimados Eck y Caminante, permítanme recomendarles la lectura de un libro que debiera ser el de cabecera de cualquiera que pretenda meterse a analizar la historia (porque hay una sola historia, no una de la Iglesia por un lado y otra de las naciones por el otro): “Jésus-Christ, Roi de l’histoire”, de Dom Guéranger. Saludos cordiales. Jaime.

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    1. Estimado Jaime, el problema de su argumentación es que pone buena parte de sus fundamentos en apariciones, revelaciones privadas y leyendas. Y eso no solamente no sirve en el mundo académico sino que no sirve en la misma Iglesia. Dígame alguna ocasión en la que la Iglesia haya tomado una resolución de envergadura a partir de estos hechos.
      En cuanto a Benedicto XVI, el año pasado hice una larga reseña de la biografía escrita por Seebald en la que señalaba justamente los horrores o errores, en mi opinión, del Papa Ratizinger. Su carácter tradicional consistió, como quedo que queda claro en el post, en su concepto de Iglesia, alejado de la idea moderna a la que adhirió el ultramontanismo.

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    2. Renunciar al Papado porque no le daba el físico para ir a las Jornadas de la Juventud es bastante moderno en mi opinión

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    3. Jaime, la calidad y cantidad de los años de vida de Benedicto XVI post-renuncia fueron consecuencia precisamente de esa renuncia. Resumiendo al máximo, la renuncia permitió que pudiese volver a dormir bien.

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    4. Es razonable leer la auto-presentación de la Virgen en Lourdes no solo como confirmación de la oportunidad de la proclamación del dogma de su Inmaculada Concepción, como bien dice Jaime, sino tambien como pie para la proclamación del dogma de la infalibilidad pontificia.

      En esa linea, sobre la oportunidad de esta última proclamación yo leo una indicación de lo alto en otro acontecimiento: el timing de la suspensión del Concilio Vaticano I por la entrada en Roma de las tropas italianas el 20 de septiembre. A mi juicio, si Dios pensase que la proclamación de ese dogma era inconveniente, habria dispuesto los acontecimientos para que las tropas entrasen en Roma antes del 18 de julio, dia en que se aprobó Pastor Aeternus. Y esta lectura funciona también en el sentido opuesto, dando lugar a sospechar que entre lo que los obispos planeaban definir en las sesiones que fueron abortadas podia haber un punto erroneo o por lo menos inconveniente.

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    5. Anónimo, no, no es razonable. Es disparatado. Con ese criterios, Dios quiso que Bergoglio fuera elegido Papa porque en caso contrario hubiera desatado una tormenta sobre el Atlántico cuando él iba al cónclave, su avión se habría estrellado y no tendríamos la calamidad que tenemos ahora.
      Pensamiento mágico....

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    6. El pensamiento mágico está muy instalado en los ambientes tradis. El otro día escuchaba a un grupete hablar sobre los "milagros" que habían ocurrido en la guerra de las Malvinas. Esos hechos sobrenaturales eran prueba suficiente y segura de que la ocupación de Malvinas fue un acto querido por Dios. Y de ahí se sigue todo el cuento...

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    7. Buenas tardes (o días o noches):

      Siento tener que comentar por primera vez en este gran blog diciendo esto; pero, si lo he entendido bien, el comentario tan inmatizado que ha hecho nuestro anfitrión Don Wanderer es escandaloso.

      Yo veo la mano de la Providencia a menudo en mi vida, señales que desafían una explicación racional y me reafirman en que Dios actúa constantemente en mi vida (y en la de los demás) y en la Historia y las gobierna; y esas señales también incluyen pequeños y grandes milagros (aunque yo grandes prodigios no sea consciente ahora de haber experimentado).

      Si estamos llamando a eso disparate o pensamiento mágico (sin ser yo experto en los ejemplos concretos mencionados por uno y otro) ¿en qué queda nuestra Fe? ¿Vamos a llamar tan a la ligera superstición a la fe en la Providencia de la gente? ¿No estamos cayendo en la soberbia o en una especie de deísmo con excepciones históricas, o en el racionalismo? Me recuerda a varios episodios en que Jesús criticaba a los fariseos, sacerdotes, etc..

      Perdón por mi dureza y por si algo no lo he entendido razonablemente bien.

      Un cordial saludo.

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    8. https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1610240420-pero-ial-papa-lo-elige-el-esp

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  11. Opino, que todos los Papas de la historia de la Iglesia fueron modernos, empezando por San Pedro (ahí está San Pablo para atestiguarlo) Es como que el carisma de Pedro con sus luces y sus sombras se trasmite a sus sucesores a través de la historia. A mi me gusta mas el carisma de San Juan.

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  12. "Por eso mismo, reivindico el carácter tradicional en el ejercicio del papado de Benedicto XVI, aunque haya tenido decisiones prudenciales que no lo fueran."

    Le hago una pregunta: la convocatoria de las principales falsas religiones del orbe para que rezaran a "Dios" por la paz del mundo en Asís, es una de esas "decisiones prudenciales" a las que alude?

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    1. Creo que con Benedicto se podría decir que fue lo contrario a los Papas preconciliares mencionados.
      Es decir, heterodoxo en doctrina, en la línea de Rahner y la nouvelle theologie más ilustrada o "docta", y tradicional en el ejercicio del poder papal.
      Más o menos eso, aunque obviamente hace agua por todos lados.

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    2. Coincido con usted respecto a su heterodoxia. La pregunta que hice obedece a la siguiente lógica. Si Asís fue tan solo una falta de índole prudencial, se seguiría que sería algo lícito para un cristiano fomentar los actos religiosos de los idólatras, herejes y cismáticos. Si, en cambio, fuese una actitud inapropiada por estar en contradicción con la revelación divina y con el magisterio de la Iglesia, la situación revestiría una gravedad inaudita y las consecuencias teológicas y canónicas serían tremendas. Me gustaría saber lo que piensa el autor del post al respecto...

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    3. No se puede agrupar idolatras con herejes y cismaticos, y agrego al segundo grupo a monoteistas no cristianos.En el primer caso es verdad que es malo fomentar sus actos religiosos, porque al dirigirse a entes contingentes reales o imaginarios y no al Ser Subsistente son intrinsecamente malos, o sea los idolatras estarian mejor siendo ateos y no adorando a nadie. En el segundo caso no, si presuponemos que son no cristianos o cristianos no catolicos en buena conciencia. En otros terminos, Ud les diria a los Ortodoxos "hasta que no se den cuenta de que la Iglesia Catolica es la unica Iglesia de Cristo y entren a ella, les conviene dejar de celebrar la Divina Liturgia y de rezar"?

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    4. El problema es que quien "agrupó" esas tres categorías no soy yo, sino que fueron tres "papas" sucesivos quienes lo hicieron, lo que me parece, cuando menos, problemático. Con respecto a su pregunta, respondo por la negativa, obviamente. Lo que no implica que se los deba estimular positivamente a perseverar en la penosa situación en que se hallan, ni incitarlos a celebrar sus ritos -objetivamente pecaminosos por ser cismáticos- ni, mucho menos, que se los pueda legítimamente "invitar" a manifestarlos públicamente -en compañía de herejes e idólatras, para colmo-, en el marco de un encuentro "ecuménico-interreligioso" que supone necesariamente -aunque de modo implícito-, que todas las religiones -cualquiera sea su contenido dogmático y sus prácticas rituales-, son canales válidos para dirigirse a Dios. Tal actitud es muestra inequívoca de indiferentismo religioso y presupone la doctrina de la inmanencia vital propia del gnosticismo modernista, condenados por San Pío X en su encíclica Pascendi y por Pío XI en Mortalium Animos.

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  13. Lo que más ha contribuido a extender el fenómeno de la papolatría es la invención de la televisión, que ha llevado la imagen y las palabras del Papa a todos los hogares.

    Y, en fin, ¿cómo deberían entonces es los Papas preconciliares haber afrontado la revolución? ¿Actuando cómo si siguiera existiendo el Antiguo Régimen? Creo que es muy fácil hablar a toro pasado.

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    1. A mí también me gustaría que nos contaran cómo deberían haber actuado, de una forma tradicional, los "papas revolucionarios".

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    2. Estimado anónimo, no sé cómo deberían haber actuado y ningún hombre de este mundo y de esta época lo sabe porque no podemos conocer la totalidad de las circunstancias en que se tomaron esas decisiones. Pero lo que sí podemos hacer, pues para eso tenemos inteligencia, es juzgar o discernir -palabra más de moda- desde la perspectiva que da el tiempo, lo que se hizo.

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  14. Mon niveau d’expression en castillan laissant quelque peu à désirer, j’écrirai en français.
    Je vous remercie tout d’abord pour les réflexions que vous initiez, qui me paraissent importantes pour essayer de comprendre les origines du désastre actuel. Toutefois, s’il existe une saine provocation qui stimule l’intelligence en ouvrant des perspectives neuves, il faut éviter de tomber d’un excès dans un autre.
    Avec le type d’arguments utilisés dans l’article d’Eck, on pourrait, si l’on n’y prend pas garde, remonter à l’infini. Après tout, saint Pie X en réformant le bréviaire n’a fait que reprendre un projet de Benoît XIV, qui aurait sensiblement rapproché la liturgie romaine des liturgies néo-gallicanes. Que dire également, en matière de gouvernement de l’Église, de certains procédés discutables utilisés dans la lutte contre le jansénisme au XVIIe siècle ?
    Mais surtout, il faut tenir compte, quand on parle de l’histoire de l’Église, des nécessités imposées par l’époque. On peut déplorer autant qu’on veut les excès de l’ultramontanisme, pour lesquels je n’ai pas beaucoup de sympathie. Mais il me semble difficile de nier que les assauts de la modernité, depuis le juridictionnalisme, le fébronianisme, le schisme constitutionnel français, les entreprises de Napoléon sur la juridiction spirituelle à partir de 1808, et plus généralement les problèmes posés par la sécularisation et la ruine des anciennes monarchies catholiques rendaient nécessaire une clarification de l’enseignement catholique sur la visibilité de l’Église et sa constitution hiérarchique : c’est précisément l’œuvre de Vatican I. L’effort de centralisation romaine du XIXe siècle, quelque excessif qu’il ait pu être, était avant tout une lutte pour l’indépendance de la puissance spirituelle, et de ce point de vue il était certainement inévitable. C’est aussi à cette aune qu’il faut juger l’œuvre de ce que vous appelez les « papes ultramontains », à commencer par Pie IX (qui me paraît effectivement le premier pape moderne).
    Par ailleurs, la révolution ultramontaine du XIXe siècle s’est à tort ou à raison vécue elle-même, notamment en France, comme une lutte pour le droit contre le pouvoir arbitraire des évêques. Faire à saint Pie X le reproche d’avoir codifié le droit canon me semble donc un contresens. Il ne s’agissait pas de faire du droit le fruit du caprice du pontife romain, mais de l’harmoniser afin de veiller à son respect et d’éviter les abus de pouvoir, ce qui me paraît précisément l’une des grandes missions du chef visible de l’Église. C’était, en un mot, le contraire du fameux « Qui suis-je pour juger ».
    C’est pourquoi je pense qu’une appréciation plus mesurée de l’action de ces papes s’impose : je parlerais plutôt de potentialités révolutionnaires accumulées depuis le pontificat de Pie IX et brutalement déchaînées par l’authentique révolution conciliaire.

    François Hou (docteur en histoire contemporaine)

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  15. De modo que las apariciones y revelaciones privadas no sirven para el mundo académico, ¡y ni siquiera para la Iglesia (porque el mundo académico es superior a la Iglesia, desde luego…)! Entonces, cuando Cristo mismo o Nuestra Señora o alguno de sus santos se digna apersonarse en nuestro valle de lágrimas es por simple deporte, para ver cómo reacciona el hormiguero cuando se mete un palito en el hoyo, ¿no? Me extraña, Caminante, que responda como un descreído. La historia está repleta de intervenciones sobrenaturales y hacer caso omiso de ellas es condenarse a no entender nada. Sin remontarnos al Antiguo ni al Nuevo Testamento, que bullen de ejemplos en que Dios se manifiesta sensiblemente hasta a los mismos reyes paganos, podemos citar infinidad de intervenciones directas que modificaron el rumbo de la historia. Toda la labor de las grandes órdenes que edificaron Occidente está signada por apariciones y revelaciones privadas. ¿Se acuerda de santo Domingo, el rosario y los cátaros, por ejemplo? ¿O Domingo de Guzmán no es suficiente para su círculo académico?

    Pero ya que estamos hablando del papado, y para que vea que las revelaciones privadas “sirven”, (¡incluso en la misma Iglesia!) le citaré una ocasión en que un papa tomó una resolución de envergadura en base a estos hechos: Gregorio XI abandonó Aviñón y llevó el papado nuevamente a Roma gracias a santa Catalina de Siena quien, para convencerlo, le reveló un voto secreto que él había hecho y las circunstancias del mismo. Cosa que, evidentemente, ella supo por revelación privada.

    Lo que nos pierde a nosotros, los pequeños ridículos hombres, al igual que al Revolucionario por antonomasia, es la soberbia. Ni Cristo mismo bajando del cielo es suficiente. Si Luis XIV hubiera accedido al deseo manifestado por el Sagrado Corazón a santa Margarita María de Alacoque, ¡qué diferente habría sido la historia! Pero no. Si un papa y todos los obispos del mundo hubieran consagrado Rusia al Corazón Inmaculado, ¡qué diferente sería nuestro presente! Pero no. No es académico. Nosotros somos grandes. Nosotros podemos solos. Nosotros analizamos los papados dejando de lado lo sobrenatural… (!!!)

    ¡Ay, Señor, qué paciencia nos tienes!

    Saludos cordiales.

    Jaime

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    1. Me parece don Jaime, que se está hablando en distintos planos, Ud. con Eck y don Wander, o mutando el objeto analizado como expresa el artículo. Es evidente que la Iglesia es más que la "institución" a la que se hace referencia. Es una realidad sobrenatural, la "esposa del Cordero" en la importante analogía esponsal, o el "cuerpo místico de Cristo", en sus tres niveles triunfante, purgante, militante. También es cierto que "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" -don gratuito que se otorga dónde, cuándo y a quién Dios quiere- y que "caminos a Damasco" han proliferado a lo largo de los siglos. Pero ello no es contradictorio con sostener que en el plano institucional se hayan producido "revoluciones" (no opino sobre el tema en particular por exceder mi parco saber y para no caer en el "panelismo" o "hablemos sin saber") cuyo final sólo Dios sabe y porqué lo permite, como ha permitido tantas cosas en la historia de la Iglesia. En la esperanza está la respuesta a lo que pueda ocurrir para que, en definitiva, "las fuerzas del mal no prevalezcan sobre ella", la Iglesia in totum considerada, no sólo la institucional, que puede sucumbir aunque quizás nunca del todo. Lo que ocurre en estos pagos terrestres tiene que servir para alzar la cabeza en caso de poder tener algún auspicio del momento de la salvación. Es bastante simple, me parece aunque pueda parecer cándido, sujetarse al contenido estricto del artículo y al anterior sin traspolarlo al todo eclesial, y obtener alguna idea sobre el estado de cosas actual, que de ninguna manera podría entenderse como que Dios se ha desentendido del curso de la historia, en cierto modo pelagiano o similar. Saludos

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    2. Jaime, hay muchos motivos, pero muchos motivos, para pensar que la carta de la que habla de santa Margarita María es probablemente apócrifa y una maniobra del nefasto confesor de Luis XIV el p. La chaise. Es muy curioso que en la colección de cartas traducidas al italiano de la santa para el proceso no se encuentra. Le ruego que lea la obra de Recalde, Le message du Sacre Coeur a Louis XIV et le P. De La Chaise (la puede descargar en gallica.fr). Lo menos que se puede decir del confesor, que aparece enaltecido en la supuesta revelación, es que era un corrupto en el campo económico, y presentar a Luis XIV como el que tenía que someter a los soberbios de la tierra, cuando el mayor soberbio era él, resulta de chiste. Encima, en el año de la supuesta visión y carta estaban en su punto álgido los enfrentamientos de Luis XIV contra el papa por cuestiones galicanas, atizados, además, por el intrigante confesor y algunos sj que apoyaron al rey contra el papa. En esa misma obra de Recalde podrá leer la opinión del docto jesuita, purgado por Pío XI, L. Billot acerca de lo que opinaba de la presencia del Corazón de Jesús en la bandera de Francia y el curioso hecho de prometer triunfos armados en vez de gloria eterna.

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    3. Completamente de acuerdo! También S. Juan XXIII, de feliz memoria, recibió una inspiración del Espíritu Santo para convocar el sacrosanto Concilio Vaticano II. Sólo los rígidos no aceptarían ese tipo de evidentes mociones espirituales que han traído la primavera a nuestra Iglesia.

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    4. Estimado Pampeano, yo no he dicho Eck tenga razón ni que esté equivocado, simplemente sostengo que su análisis es demasiado simple porque deja de lado algo que es esencial en el papado y su única razón de ser: su trascendencia sobrenatural. Eck no tiene (al menos en este artículo) la visión sobrenatural de la historia que debe tener todo católico. Y yo he cometido el terrible desatino de citar nada menos que a Nuestra Señora, quien sólo cuatro años después de la definición del dogma de su Inmaculada Concepción vino a ratificarlo en persona “Yo soy la Inmaculada Concepción”. El papa, cuando define un dogma, está asistido infaliblemente por el Espíritu santo, por lo que sólo nos queda aceptar que el Espíritu Santo hace la revolución contra sí mismo.

      Pero coincido plenamente con Sombras de la Cristiandad: Eck y Caminante utilizan el término “revolucionario” de manera ambigua, ya como algo malo, ya como algo nuevo. Es necesario aclarar este punto. En todo caso, lamentable el grado de penetración del racionalismo/naturalismo hasta en los mismos ambientes católicos. ¡Y eso que son académicos!

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    5. Estimado Euro, para empezar por lo último, en numerosas ocasiones Dios ha prometido y concedido el triunfo de las armas a quien le honra. El “Con este signo vencerás” de Constantino, el “Dios de Clotilde, si me das el triunfo, creeré” de Clodoveo, el mandato a Santa Juana de Arco y la liberación de Orleans, etc. No tiene nada de extraño que una vez más lo hiciera.

      En cuanto a introducir la imagen en sus armas, era precisamente un acto de humildad para este rey soberbio y, aunque no sabemos los motivos a ciencia cierta, es muy probable que el orgullo fuera parte de su rechazo.

      En cuanto a lo más importante, le agradezco el libro que me recomienda, pero no necesito leerlo para saber que sí fue verdad el pedido al rey de Francia: Nuestra Señora misma lo confirmó a Sor Lucía. “Pasará como con el rey de Francia. La harán (la consagración a su Inmaculado Corazón) pero será demasiado tarde.” No es la cita textual, pero sí la idea fiel. En Fátima está la clave para nuestro tiempo. Pero claro, es una aparición, y encima a tres pastorcitos que no tenían nada de académicos… Ay, la soberbia, la soberbia. Saludos cordiales. Jaime

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    6. Estimado Anónimo de las 16:36, justamente, no. Los papas conciliares no quisieron hacer uso de su infalibilidad al no querer que el concilio fuese dogmático. La asistencia infalible del Espíritu Santo sólo se da en determinadas condiciones. No es que se me escape la ironía de sus palabras, pero nunca viene mal recordar los dogmas (aunque algunos estimen que su definición sea “revolucionaria”). Saludos cordiales. Jaime.

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    7. Estimado Jaime, también empezando por el final, la mayor soberbia en el plano intelectual es pretender imponer los propios argumentos sin molestarse siquiera en examinar los del contrario. Usted está tomando unas afirmaciones de Sor Lucía, posteriores a las apariciones, como si fueran Revelación pública de la Iglesia. Ninguna revelación privada es obligatoria, y aun en las aprobadas (que no es obligatorio aceptar, y si se aceptan no es por fe divina, sino por piadosa fe humana) deben estar sometidas a la enseñanza de la Revelación pública. En el caso que le argumento, cuando el supuesto "Hijo primogénito del Corazón de Jesús" (Luis XIV) y su incalificable confesor La Chaise sj estaban recibiendo los supuestos elogios del Corazón de Jesús, de acuerdo con la supuesta fecha de la carta de santa Margarita María, se estaban oponiendo a una verdad de fe: la jurisdicción suprema del papa y su infalibilidad; lea los artículos galicanos (si se lo permite su humildad intelectual) y se dará cuenta de las burradas que contenían. Y esto sin entrar en la muerte y devastación que causó el Rey Sol, también contra España, sólo por su soberbia, y esto sin entrar en el puticlub de alto nivel que era Versailles; qué curioso que eso debían ser detalles sin importancia para el Sagrado Corazón. También, si se lo permite su humildad intelectual, puede leer lo que dicen santo Tomás y san Juan de la Cruz sobre lo fácil que es para alguien que ha recibido una revelación o porfecía confundir pensamientos posteriores con esa revelación. Reconozco la importancia de todo lo referente a Fátima, pero interpretarlo literalmente y como si fuera palabra de Dios no es compatible con la fe, porque no es palabra de Dios. Y respecto a los otros relatos volvemos a lo mismo; no dejan de ser tradiciones piadosas que ante todo hay que situar históricamente y verificar si se dieron o no. En el caso de santa Juana de Arco una cosa es lo que realmente sucedió y otra la mitología que se construyó en torno a ella por obra y gracia del legitimismo francés entre finales del XIX y principios del XX. No sé si su humildad le permitirá indagar estas cosas. Ya se sabe que la soberbia más refinada es la que se viste de humildad.

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    8. El problema no está en que su definición sea "revolucionaria" sino en sus motivos. Antiguamente, las definiciones dogmáticas siempre se hacían para defender la Fe cuando era negada en ese punto. Siendo la Fe sobrenatural y, sobre todo, suprarracional no conviene cargar a la razón y a la conciencia con más dogmas de los estrictamente necesarios que deban ser aceptados por obediencia a la Iglesia.
      En cambio, desde el de la Inmaculada Concepción casi se ha convertido en un "instrumentum regni" de la omnipotencia papal o como broche de un año jubilar como fue el de la Asunción y hoy en pelota de las distintas devociones (Corredentora y Mediadora) estando muy alejada la defensa de la Fe.

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    9. Pasan los días y no dejo de pensar en esta frase, por eso me atrevo a comentar: «Estimado Jaime, el problema de su argumentación es que pone buena parte de sus fundamentos en apariciones, revelaciones privadas y leyendas. Y eso no solamente no sirve en el mundo académico sino que no sirve en la misma Iglesia.»

      Con esta afirmación, don Wanderer, ¿no estamos plantando el árbol de la Revelación en el lugar equivocado? Hagamos un poco de historia, de historia eclesiástica, remontándonos hasta el comienzo de nuestra Iglesia.

      ¿Fueron privadas o públicas las apariciones de Jesús resucitado a muy diversas personas antes de ascender a los cielos? ¿Tuvo san Pablo, camino de Damasco, una revelación pública o privada? ¿Fueron públicas o privadas las revelaciones que le llevaron a san Juan a escribir el último libro de la Biblia?

      ¿Cómo comenzó la Iglesia? ¿Plantando el árbol en el lugar de la “razón”, o en la buena tierra de la “visión”? ¿Es para la Iglesia, el mundo académico su “lugar correcto”? ¿Fue el Aquinate simplemente un académico como pudiera ser un filósofo o un matemático o algo radicalmente distinto? ¿Fue santo Tomás un místico?

      Para nosotros, los lectores –bajando ya a la vida real-, hay una fuerza interior que nos guía e indica el camino correcto: nos hace discernir la mentira de la verdad. ¿Es esa una habilidad del espíritu o de la mente, es académica o mística?

      Plantar el árbol de la fe en el campo de la razón, solo le lleva a dar frutos racionales, como los de este blog. “Mi casa es Casa de Oración”, dijo el Señor “y no de libre cambistas y mercaderes”.

      ¿Por qué escribimos en este blog los que andamos “a ciegas”? ¿Por qué Jaime ha salido vapuleado por Euro? ¿Por qué Euro lo ha machacado con las palabra humildad y soberbia, ambas plantadas en terreno equivocado? ¿Por qué yo mismo dejo en mal lugar a Andreas llamándole vampiro?

      ¿Por qué cuando un asiduo lector de este blog se atreve a comentar casi siempre sale mal parado por los comentarios secundarios en su contra, siempre correctos, siempre académicos?

      ¿En manos de quién está -al día de hoy-, la Iglesia católica? ¿En manos de místicos o en manos de académicos? ¿Qué es el papa francisco, un académico o un místico? ¿Un hombre racional o un hacedor del bien y beligerante del mal? ¿Es este un blog académico, como el mismo papa francisco, o es místico, como santo Tomás de Aquino?

      Quizás plantar este blog en el campo académico sea el lugar equivocado. ¿Por qué es Jaime y no Euro quien sale “mal parado”?

      P.S. Si tiene a bien don Wanderer no publicar este comentario lo entenderé porque se sale bastante del tema del post. Mil gracias por leer y un millón por comprender.

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    10. Disculpe, pero todas las apariciones que usted menciona son públicas, en el sentido de que pertenece a la Revelación, ya que figuran en las Sagradas Escrituras, más allá de que Nuestro Señor se haya aparecido a una persona. Me parece que su confusión viene de ahí. Todas lo que está en la Biblia pertenece al contenido de la Revelación y debe ser creído. Todas las apariciones que se han dado después en la historia, y que no aparecen en las Sagradas Escrituras, son privadas, aunque hayan sido recibidas o vistas por múltiples destinatarios al mismo tiempo, como pudiera ser el caso del "milagro del sol" de Fátima.
      En cuanto a lo académico, no sé qué le hace afirmar que Francisco es académico, porque ciertamente no tiene ni un solo título académico, al menos que yo sepa. Cuando fue a Alemania a estudiar diz que un doctorado, no lo terminó.
      Un blog nunca va a ser místico. Habría que ver, además, qué se entiende, o qué entiende usted por místico.
      Tampoco entiendo por qué opone hombre racional (cosa redundante, si nos atenemos a la definición del hombre como animal racional) a hacedor del bien y beligerante contra el mal. Supongo que quiso decir eso, porque beligerante del mal no se entiende muy bien.
      No veo que los comentadores salgan siempre mal parados. No creo tampoco que los comentarios que sean una respuesta a otra, sean todos académicos ni correctos, ni que tengan la pretensión de serlo.
      Comentarista no académica

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    11. "¿Fueron privadas o públicas las apariciones de Jesús resucitado a muy diversas personas antes de ascender a los cielos? ¿Tuvo san Pablo, camino de Damasco, una revelación pública o privada? ¿Fueron públicas o privadas las revelaciones que le llevaron a san Juan a escribir el último libro de la Biblia?"

      Jorge, ¿en serio plantea eso como argumento?
      Podría haber preguntado directamente, pedido que alguien le explicara los conceptos de "Revelación pública" y "revelación privada", pero no.
      Era más fácil intentar un retruécano del todo absurdo.

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    12. Para comentarista no académica:
      “Disculpe, pero todas las apariciones que usted menciona son públicas”. Desde el punto de vista del hombre, quizás lo sean, pero Dios, el único punto de vista realmente válido, lo ve en modo distinto.

      “Me parece que su confusión viene de ahí”. En nada estoy confundido. Tan solo es un método socrático -la mayéutica-, que intenta orientar al pupilo hacia la verdad a través de preguntas sin respuesta.

      “Todas lo que está en la Biblia pertenece al contenido de la Revelación y debe ser creído”. El hombre en sí mismo, y abandonado a sus solas fuerzas, no tiene capacidad de creer nada de lo revelado, en ningún modo y en ningún sentido.

      “En cuanto a lo académico, no sé qué le hace afirmar que Francisco es académico”. En las cosas de Dios no hay términos medios, o se está contra Dios –académico- o se lucha en Su favor –místico-. En este caso no uso el término académico en el sentido de doctorado o de título superior universitario.

      “Un blog nunca va a ser místico”. «Mi casa es Casa de Oración, dice el Señor…» Luego si un templo –lugar de encuentro- puede serlo, ¿por qué no un blog?

      “Habría que ver, además, qué se entiende, o qué entiende usted por místico”. El místico es un académico con el alma en estado de purificación, bien a nivel purgativo, iluminativo o unitivo. El académico “a secas” -el académico que no es místico- es un alma en estado de corrupción, sin ninguna acción ni tipo de purificación.

      “Tampoco entiendo por qué opone hombre racional (cosa redundante, si nos atenemos a la definición del hombre como animal racional) a hacedor del bien y beligerante contra el mal”.
      La respuesta anterior vale para este caso. El hombre racional es ese hombre cuya alma no está en estado de purificación, a ningún nivel –hombre en estado de pecado-. El místico es un ente “supra racional” –un alma en gracia de Dios- practicante del Bien, y beligerante del mal.

      “Supongo que quiso decir eso, porque beligerante del mal no se entiende muy bien”. El mal no tiene sustancia, ni esencia ni existencia, por eso no tiene sentido luchar “contra” el mal, pero sí que tiene sentido purificar, la única defensa del alma ante el mal.

      “No veo que los comentadores salgan siempre mal parados”. Andreas, sin ir más lejos, no deja títere con cabeza y se aferra a la palabra más nimia para criticar sin nada aportar. Y critica y critica, de forma despiadada, a diestro y siniestro.

      P.S. Para don Wanderer: Sé que este comentario se sale un poco del tema, pero me duele dejar a alguien en la total ignorancia.

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    13. A los ojos de Dios, solo hay dos tipos de hombres: blancos o negros, en estado de “aclaración”, o netamente “oscureciendo”; “en gracia” o “en pecado”, “caído” o “levantado”. A los ojos del hombre, todo esto queda reducido a un simple malo o bueno; a los ojos del hombre, el hombre mismo “nunca” está en estado “de progreso” o “de regreso”. ¿Por qué digo esto? Porque como mi anterior comentario no ha sido publicado, intento ahora decir lo mismo pero con “un lenguaje distinto”, adaptado a este ambiente académico.

      El hombre creyente, el hombre de fe ha de ser netamente piadoso, ya sea académico con título de doctor, o simplemente labriego con ningún concepto abstracto en su interior.

      “La fe sin obras es muerta”, y las obras de la fe no son otras que la práctica de la Caridad con mi prójimo, como la parábola del buen samaritano. Tener fe sin obras, es plantar el Árbol de la Iglesia, en terreno equivocado.

      La Iglesia luterana –esa iglesia dentro de nuestra propia Iglesia- es falsa, porque sustentada en una fe “sin obras”, se asemeja a esos dos individuos que vieron al caído y pasaron de largo dando un rodeo para no tocarlo. Castelllani lo explica muy bien en su amabilísimo relato, que no enlazo: que cada cual se esfuerce, y lo busque si le agrada y le apetece.

      Desde mil kilómetros de distancia se nota que comentarista no académica es nueva en el ramo, por su frescura, por su inocencia, por sus argumentos sencillos, claros y directos. La animo a seguir indagando. He dicho.

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  16. Me resulta un artículo interesante, profundizando en el planteamiento habitual del blog, pero me parece un poco pasado de rosca. Qué tiene que ver la Inmaculada Concepción con el tema? Una dogma que se pronuncia contra el naturalismo imperante, que confundía a muchísima gente de su época, en qué puede suponer que se acepta algo indebido como base del contrario?
    Por su parte, Ratzinger creo que es modelo más bien del anti papado, no sólo por haber renunciado por causas sumamente dudosas, debilitando y burocratizando la institución, sino por su invención, sin ningún fundamento en la tradición y sólo con su teología moderna por base, del denominado "papado emérito".

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  17. Thomas Pink, profesor del King's College de Londres, dijo a Gloria.tv en el Foro Romano celebrado en Gardone (Italia) que los Papas tienen la autoridad para cambiar la liturgia, incluso significativamente, como ya lo hicieron en la Iglesia primitiva Gelasio o Gregorio el Grande.

    Para Pink, el problema de la reforma litúrgica de Pablo VI es que fue “incompetente”, porque el Novus Ordo tuvo “malos efectos en términos de piedad”. Esto fue desastroso, porque la liturgia trata de promover la piedad y adorar a Dios de una manera que le agrade.

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    1. Efectivamente no hay nada que impida a un Papa cambiar la liturgia. La liturgia no es la Palabra revelada ni la Historia confirmada (esto es, la verdad)

      Pero hay ciertos límites, digamos que morales o si se quiere de legitimidad, porque por una parte la liturgia que está cambiando tiene casi 2000 años (con ligeros ajustes) y ha sido la liturgia de todos los santos.

      Por otra parte la liturgia de Pablo VI, inventada por Bugnini, no ha funcionado nada y ha vaciado iglesias, monasterios y seminarios.

      Hay por tanto una doble obligación moral, que es la salvación de las almas y la continuación en el tiempo de la Iglesia Universal, de ser responsable de lo que se hace, de corregir los errores y de no ir a más hasta que este asunto esté resuelto, porque es un auténtico suicidio.

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  18. Hay que definir los términos. Si por revolucionario entendemos contrario al orden divino, o sublevado contra este, no puede aplicarse este término a Pio IX o San Pio X, y si, a declaraciones y reformas de los Papas conciliares o al Papa actual. Porque es contrario al orden divino la aprobación de que adúlteros comulguen, por ejemplo. Ahora bien, si por revolucionario entendemos: quien realiza un hecho inaudito o no conforme a costumbres eclesiásticas, entonces si se pudiera aplicar, aunque no hubiera nada malo en ello de suyo. El problema, a mi entender, está en utilizar un término que está vinculado a la sublevación del hombre moderno contra Dios. Y debería dejarse este uso sólo para eso. Por eso yerran muchos cuando dicen que Cristo fue revolucionario, que podría ser hasta blasfemo si fuera en el sentido dicho, aunque entendible si lo dijeran en el sentido de que hizo algo inaudito, pero estaría expresandose imperfectamente, porque es una palabra asociada a otra cosa.

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    1. Aunque Juan XXIII murió antes que se apruebe el Concilio, por tanto, tampoco entraría en la definición de revolucionario.
      Pablo VI, por parte sí, por parte no; pues, Sacerdotalis Caelibatus y Humanae Vitae son de doctrina Católica

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  19. Enteramente de acuerdo con usted. Que Eck defina qué quiere significar con "revolucionario". Eso de querer hacer "disputatio" y no definir primero los términos es propio de ambientes pseudo-académicos.

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    1. Revolucionario es la adopción de la estatalidad moderna por la cual el poder político se declara soberano, autodeterminado, omnipotente y puede disponer de la comunidad y de sus miembros como crea conveniente mediante un cuerpo jurídico totalitario ( pues todos los individuos e instituciones sociales se deben someter íntegramente a él) y el uso instrumental de la burocracia, artificio que sustituye a las relaciones naturales. Como dice Hobbes el poder político se convierte en un "deus in Terra". Su nacimiento aunque con antecedentes data de 1533 en Inglaterra.
      Su forma actual es la democracia por la cual se oculta su despotismo pues nadie puede estar sometido así mismo aunque de verdad gobierna son unas oligarquías de partido y de dinero.
      Estas ideas necesitan afinación y más profundización pero en dos folios y medio son casi imposible.

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    2. Supongo que "nadie puede estar sometido a sí mismo..." y o "así mismo" como figura en su texto don Eck.

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    3. Este último comentario, por sí solo constituye todo un ensayo.

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    4. Estimo, aunque pueda ser objeto de corrección, que, a partir de lo que dice don Eck sobre revolucionario, estas expresiones resumen el nudo de la cuestión: Dice Eck: "La médula fue tradicional pero las formas fueron plenamente revolucionarias y establecieron el habitus de que el Papa podía hacer lo que quisiera, antecedente que tras el Concilio se aprovecharían hasta el fondo los progresistas. Sólo tenían que llegar al solio papal porque ya habían caído todas las defensas contra el despotismo pontificio que la historia había erigido". Y añade don Wander: "los papas del último siglo y medio, a partir de Pío IX, fueron revolucionarios porque adoptaron “los esquemas del estado moderno revolucionario a la gobernación de la Iglesia y la concepción del poder papal como absoluto, soberano, irrestricto y fundante de la Iglesia misma”. La pregunta podría ser entonces: ¿hubiera ocurrido lo que a la postre ocurrió sin estos antecedentes? o ¿estos hechos "revolucionarios" sobre las "formas" o "esquemas" son causas o condiciones; son el "qué" -o parte de un qué más complejo- o simplemente un "cómo" facilitador?. Si uno recurre a ciertos "clásicos" como "Cien años de modernismo", "La Iglesia ocupada", "Iota Unun", los ensayos de Tower y muchos más, no recuerdo que citaran estos hechos como "causa" del estado de cosas actual. Personalmente no veo la relación causal directa y tampoco puedo afirmar que sin este camino no habría existido margen de acción para el progesismo. No advierto que haya sido tan determinante para el desenlace, que podría haber ocurrido mediante otro "cómo", pero es pura conjetura. Y la Providencia, por supuesto, es la que tiene el mando, por permisión o acción directa, pero la respuesta no la encontraremos en este mundo. Saludos.

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    5. Estoy de acuerdo con Eck en lo revolucionario de la estatalidad moderna. El advenimiento del Leviatán terminó con las formas de garantismo hacia los súbditos que tuvo el gobierno desde la alta Edad Media, los cuales, hasta mediados del siglo XVIII podían apelar las decisiones de las autoridades porque éstas gobernaban en forma de juicio. Era un gobierno de jueces, siendo el rey el máximo juez. Luego vino la separación de justicia y administración, y ésta se convirtió en una instancia inapelable.Por su parte, el código elaborado por legisladores, representantes de la voluntad del pueblo, debió ser acatado sí o sí por los jueces al administrar justicia; éstos ya no interpretan las leyes del reino conformadas por un cúmulo de normativas provenientes del derecho común, el derecho canónico, los derechos locales de los pueblos, la costumbre, etc. Desapareció el casuismo, ahora tienen que obedecer al código uniformador. Es, como dice Eck, un cuerpo jurídico totalitario. Ahora bien, me pregunto si la adopción de la forma de códigos para organizar el derecho canónico -algo propio de la mentalidad racionalista de la que no escapamos los hombres desde fines del siglo XVIII en adelante- y la fortificación de la autoridad papal frente a los peligros ideológicos que amenazaron desde entonces a la Iglesia bastan para calificar de revolucionarios a esos papas. Es decir si el instrumento utilizado para defender la pureza doctrinal hace que por ese sólo motivo -no insignificante por cierto, dado que hoy podemos ver cómo se lo puede utilizar para el mal- esos papas defensores de las enseñanzas de Cristo puedan ser considerados revolucionarios ¿No continúa existiendo, por ejemplo, el casuismo en la resolución de los problemas morales? ¿No defendieron esos papas anteriores al Concilio VII la doctrina de siempre?

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  20. Confirmar en la fe es el munus papal. Todo lo demás es añadido a lo que estableció Cristo.

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  21. Bergoglio crea el Instituto para la investigación y promoción de los Derechos Sociales Fray Bartolomé de las Casas y nombra al exjuez Zaffaroni en la junta fundadora de ese esperpento...

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    1. Bergoglio es un ignoramus con muy mala baba, con una memoria jesuítica para los presuntos desaires y con un narcisismo morboso como la como la de un pino:

      De alguna manera cree que los demás tenemos que obedecerle perinde ac cadaver.

      Me pregunto qué le obligó a seguir terapia psicoanalítica a manos de esa "hermana mayor".

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  22. Un off topic wanderer, en este gran posteo. Alguien puede explicar o si Usted sabe, cual es el cargo que Bergoglio, le acaba de asignar al confeso sodomita y delincuente proxeneta, dueños de prostibulos, Zaffaroni?
    Pues no salgo de mi asombro y quiero saber si lo que acabo de leer en el diario es verdad o mentira.

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    1. Todavía peor, a una agrupación de jueces zurdos encabezados por Roberto Gallardo les da el carácter de asociación de fieles con carácter internacional.

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    2. Está en su comentario, estimado.
      Zaffaroni va a Roma porque debe estar haciendo falta una madama para ordenar un poco las cosas, ¿me entiende?

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    3. No sólo. Abogado del criminal comunista Pedro Castillo. Están infestando la Iglesia

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  23. Zaffaroni y Grabois son funcionarios del Vaticano. Resulta innegable que el Papa es un peronista de izquierda.

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  24. Sé que el post y el blog va de otra cosa. No le pido una reflexión sobre Milei, que está claro el tipo de engendro inmoral que es. Pero me da mucho qué pensar con sobre esa masa electoral, proveniente de cierto catolicismo, o que se dice católica, que defiende y promueve enérgicamente a este personaje.

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  25. Cuando piensas que no se puede caer más bajo, Bergoglio saca una nueva carta de la manga.
    Qué sigue? Un transexual a cargo de Pastoral de la Mujer?

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  26. Si Euro considera que “ En el caso de Santa Juana de Arco una cosa es lo que realmente sucedió y otra la mitología ..”
    como algo mitológico , no hay razones para que la mayoría de los hombres no consideran los hechos bíblicos , evangélicos , la historia
    como mitológicos .

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    1. Para un intercambio fructífero de ideas lo primero que hace falta es rigor en las referencias. "En el caso de santa Juana de Arco una cosa es lo que realmente sucedió y otra la mitología QUE SE CONSTRUYÓ EN TORNO A ELLA POR OBRA Y GRACIA DEL LEGITIMISMO FRANCÉS ENTRE FINALES DEL XIX Y PRINCIPIOS DEL XX". No creo que se pueda poner en duda que el legitimismo francés hizo una lectura de santa Juana de Arco, cuya historia conocemos bien al menos por el proceso inquisitorial que se ha conservado, para presentarla como heroína anti-revolucionaria, lo cual ni estaba en las fuentes que conservamos de ella, ni tiene el más mínimo sentido. El combatir a los ingleses para liberar Francia era una causa justa, pero tan alejados o tan cercanos de la revolución estaban ingleses como franceses. Esta relectura hizo proliferar la devoción y consiguió su canonización con casi cinco siglos de retraso respecto a su muerte. La salida más divertida de todo eso es que las supuestas "reliquias", "milagrosamente" aparecidas, oh casualidad, en la segunda mitad del XIX, en realidad eran una falsificación usando restos de una momia egipcia. Puede ver el estudio en www.nature.com/articles/446593a. Parece que se unieron la afición a lo egipcio que triunfaba en Francia desde Napoleón y el renovado interés por Juana de Arco. Desde luego era un poco difícil conservar restos de alguien a quien habían quemado...A eso es a lo que me refería. Toda esa situación no tiene nada que ver con los relatos evangélicos, cuyo soporte documental es con diferencia el más cercano a los Hechos, pues hay manuscritos de los siglo II y III, hay confirmaciones arqueológicas de la situación histórica en que se sitúan, e incluso de algunos de los milagros narrados hay repeticiones en la historia, como el caso de algunas multiplicaciones de alimentos; en el caso de los exorcismos todavía se puede comprobar mejor. Todavía más importante, la fe cristiana no es una "relectura" de los Evangelios, sino la expresión de la misma verdad atestiguada en ellos: que Jesús de Nazaret es Hijo de Dios, al nivel del Padre, y que de su muerte y Resurrección viene la renovación de quien cree en Él por el Espíritu Santo. Como puede ver, esto es completamente distinto de una relectura de acontecimientos medievales en el siglo XIX-XX.

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    3. A lo que dice Euro habría que agregar que, oh casualidad, Juana de Arco fue canonizada por Pío XI. Se dice que buscaron rápido alguien canonizable a fin de consolar a los franceses que habían quedado dolidos por la condena de la Acción Francesa.

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  27. Es que en algún momento hemos perdido los papeles y nos hemos metido en una ratonera.

    A este respecto hay que recordar las palabras de Carlos V, sacro emperador de Romanos, que decía:

    "Al Papa hay que besarle los pies y atarle las manos".

    Parece ser que la pérdida de los Estados Pontificios se compensó con la idolización del incumbente.

    Es decir, que la desaparición del Papa-rey fue compensada con el nacimiento del
    Papa-dios.

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