lunes, 20 de mayo de 2024

Los obispos argentinos a la luz del P. Castellani, y de sus propios sacerdotes

 


El último post, dedicado a los obispos argentinos, tuvo muchas más lecturas que lo que podría esperarse de unas pocas líneas escritas a vuelapluma, al calor de unas cuantas fotos. Y también tuvo una buena cantidad de comentarios y sugerencias de sacerdotes que me hicieron llegar privadamente. Rescato y engarzo algunos de ellos entonces para este artículo. 

La constatación del estado de postración en el que se encuentra la Iglesia argentina, liderada por Mons. Jorge García Cuerva, incita a la relectura de las cartas provinciales del P. Leonardo Castellani en las que trata sobre la obediencia, pobreza, castidad y gobierno. Es verdad que esas cartas tratan sobre la vida religiosa, pero es un buen desafío leer algunos párrafos y ver si no reflejan también el perfil de muchos obispos actuales.

Cabe recordar que dichas cartas fueron redactadas años antes del Concilio Vaticano II, cuando la Iglesia era regida por obispos preconciliares, sobre los que nos hemos extendido en otro post. Las cosa viene de lejos. Y lo cierto es que el Concilio y sus posteriores reformas, con esa episcopitis que lo caracterizó, profundizó estos problemas y los acontecimientos posteriores nos han traído al momento grotesco que hoy vivimos.

Los obispos argentinos renunciaron a ser príncipes, pero no renunciaron al poder. Se visten de villeros y tienen olor a oveja, pero cada vez se aferran más al mando. Pasaron de una nobleza que tomaban prestada de la investidura eclesiástica, a ser meros punteros políticos; son los detentores del poder en los barrios precarios que llenan el país, y se gozan en esa concupiscencia: el placer de saber que el intendente de la ciudad o, incluso, el gobernador de la provincia tendrá que hablar con ellos para apaciguar alguna situación o lograr un acuerdo.

Pero veamos algunos párrafos de las cartas de Castellani:


1. Hay religiosos a quienes el voto de pobreza ha frutado el ciento por uno en esta vida, haciéndolos granjeros, gerentes o financistas, cuando su capacidad real los hubiera hecho en el mundo horteras o empleados públicos.

2. Así que el gastar mal el dinero común es falta de pobreza, y no pequeña; y una presunción de esa falta existe dondequiera que el dinero común se maneja con demasiado "ocultismo". El que no maneja el dinero como suyo sino como de todos, no tiene dificultad en consultar con todos, al contrario, se siente como obligado a ello; y muchos ojos viendo más que dos, muchos errores se evitarán, que ahora se han hecho, y son irreparables.

3. Hay pobreza efectiva y hay pobreza afectiva; y se puede pecar contra la pobreza cerca de los bienes particulares y también cerca de los bienes comunes. En monasterios de monjas he visto cosas enormes en materia de apropiarse una Superiora la casa y hacerse la dueña, convirtiendo a sus hermanas en sirvientas: cosa que en las mujeres resalta más, por ser ellas más espontáneamente mandonas; y lo curioso es que parece esta tentación atacar principalmente a las de más humilde extracción y baja cuna. El hecho de mantener a los Superiores perpetuamente o largo tiempo en sus cargos contra el espíritu y la letra del Derecho, contribuye grandemente a esta tentación en hombres de poco espíritu. ¿Y qué diremos de los que una vez nombrados Superiores, careciendo de otra superioridad que la titular, se aferran de tal manera a sus cargos que no dudan en mistificar a Roma acerca de sus gobiernos, con el fin de mantenerse en ellos, deformando la verdad, produciendo informaciones parciales, tomando ojeriza a los súbditos en quienes temen vista clara o lengua ingenua y aun por ventura calumniándolos y desprestigiándolos a tiempo para que no lleguen a hacerles sombra o a descubrirlos? Este estado de cosas arruina de tal modo la pobreza-virtud, que a veces la vuelve imposible a los mismos súbditos, tentándolos el ejemplo del Superior propietario; y aun quizá forzándolos la misma necesidad a tener peculios o reservas precaucionales para proveer a sus necesidades, que el Superior egoísta ni remedia ni conoce ni le interesa conocer. Tampoco incita mucho a nuestros Operarios a traer limosnas a nuestras casas el ver de qué manera ellas son empleadas; y la idea amarga de que el trabajo de uno está siendo explotado por otros que no trabajan efectivamente ni producen nada útil, sino que solamente se agitan y consumen, no puede por menos de producir en los religiosos el mismo efecto que el Capitalismo actual produce en las masas proletarias. Se disuelve el vínculo social, perece la concordia y hace su aparición la llamada lucha de clases.

[…]

Ningún Superior tiene derecho en la Compañía a retener los instrumentos de trabajo fuera del alcance de los hombres de trabajo, porque eso ofende la ley natural. Pongamos por ejemplo que en una casa hubiese un Nuevo Testamento en etiópico y un profesor de Escritura que supiese etiópico; y el Provincial retuviese el libro en un aposento sin querer prestarlo a nadie porque el libro está lujosamente encuadernado, con bordes de oro miniados al buril, y hace una linda vista sobre su mesa. Ese Provincial faltaría (según Santo Tomás) a la justicia conmutativa, cuyo es dar a cada cual lo suyo, en tal forma que, en caso de grave necesidad, el Profesor estaría autorizado incluso a robárselo.

Este ejemplo grotesco ilumina muchos casos reales de retención de los instrumentos de trabajo en manos de ineptos, los cuales no son ya grotescos sino trágicos. Dado que nadie tiene derecho a condenar a un hombre de trabajo a la inacción, después de haberlo formado, el caso real que se plantearía, en la emergencia de que le quitaran los utensilios para dárselos a un idiota que se divierta, sería el siguiente: “Mi Madre la Compañía no me da instrumentos de trabajo, Dios quiere que los busque.” Y una vez buscados y hallados, si un Superior bizco quisiera quitárselos de nuevo, la respuesta debería ser: “No debo entregarlos: no son míos.”

Éstas son las consecuencias, mis amados hermanos, de la brecha abierta en el muro de la Santa Pobreza por hombres que estuviesen tocados del tizne del apego; y ojalá que nosotros las conociéramos solamente por haberlas leído en las historias.

Leonardo Castellani, “Cartas a los religiosos”, en Cristo y los fariseos, Mendoza: Jauja, 1999; 183-230.


El punto 1 tiene más actualidad que nunca. El Papa Francisco, con su obsesión por repudiar la excelencia, de lo cual ya hablamos hace poco, y por elegir obispos entre los curas rasos que apenas saben leer y escribir, ha generado una legión de prelados cuyas capacidades, en el mundo seglar, los haría ineptos aún para manejar las finanzas de un quiosco de barrio, y ahora terminan administrando sus diócesis de acuerdo a sus incapacidades. El único límite —reciente— es que no pueden disponer de los fondos de la diócesis en sumas superiores a los 200.000 dólares sin autorización del Dicasterio para el Clero. Convengamos que con esa cifra, sin control y en manos de un inservible con mitra, se pueden hacer desastres, y se hacen.

En cuanto al punto 2. Todos sabemos de obispos que usaban su sueldo para sostener parroquias y sacerdotes; hoy, en cambio, son muchos más los que no rinden cuentas de las colectas recibidas de las parroquias y de los aportes de los colegios, ni tampoco de los bienes que posee la diócesis, a los cuales administran como propios. Y así, estos dineros terminan financiando sus lujos y los de sus adláteres. Y como son punteros políticos, utilizan sus mismos métodos; no quieren rendir cuentas y distribuir justamente los dineros de la diócesis, sino más bien ganar el favor de los sacerdotes usando arbitrariamente de esos beneficios, sean el dinero, o sea la nominación en capellanías o parroquias. En muchas diócesis, los sacerdotes saben que ciertas parroquias y ciertas capellanías rentadas están “reservadas” a los devotos del obispo.

Sobre el punto 3, los obispos persiguen a los sacerdotes que lícitamente tienen algún bien para pasar tranquilos su vejez, como pueden ser ahorros o alguna herencia familiar, todo lo cual les es completamente lícito pues no tienen voto de pobreza. Los acusan de egoísmo y de falta de confianza en la Providencia por poseerlos; en realidad, a estos curas no les falta confianza en ellos; les falta confianza en los obispos.

Con una avidez sin límites —literalmente— los obispos se desesperan por los testamentos de los sacerdotes. Les exigen contra toda ley que cada sacerdote deposite su testamento en la Curia. Arguyen que es para ayudar a que se cumpla su última voluntad. Se sabe de sacerdotes que han confeccionado un testamento diciendo que dejan todos sus bienes a la diócesis o al obispo, pero tomando la precaución de hacer un testamento posterior anulando el testamento precedente. Y esto ocurre, aunque parezca increíble, porque algunos obispos abren con vapor los sobres en los que está el documento para poder leerlo. El temor a las represalias episcopales provoca que los sacerdotes tengan que hacer uso este “recurso”.

Los sacerdotes más ancianos recuerdan que Mons. Justo Laguna, hijo de un almacenero de Once, pasó su vida episcopal viajando a Europa hasta seis veces por año y a todo lujo. El costo de sus excursiones era cubierto por los fondos de la diócesis o por donaciones conseguidas por ser obispo. Por ese motivo, cuando pasó de ser obispo auxiliar de San Isidro a ser obispo de Morón, decían que no debía entristecerse por esta diminutio capitis [aunque era auxiliar, lo era de una diócesis rica y, sobre todo, muy elegante; ser obispo de Morón lo condenaba a trabajar en los suburbios del conurbano bonaerense] porque la patrona de la diócesis es la Virgen del Buen Viaje!

[Viene al caso el relato de una anécdota personal: a mediados de los años ’90 era yo un joven estudiante en Roma, y ocasionalmente iba los sábados por la mañana a la librería española La Sorgente, que estaba en piazza Navona y era atendida por las laicas consagradas de Vita et Pax. Allí, curioseaba en las estanterías aunque rara vez compraba algo. En una de estas ocasiones, estaba allí comprando también Mons. Justo Laguna, y hablaba con la monja-cajera; se veía que era un habitué del negocio. El obispo le pedía que le mandara por correo el par de libros que acababa de comprar. La pseudo-monja le decía que le iba a salir muy caro el envío; que le convenía llevarlo él mismo. Mons Laguna respondió que no le gustaba viajar con peso y por eso sólo llevaba una pequeña maleta en la cabina del avión. Sorprendida, la mujer le preguntó cómo hacía con la ropa, siendo que se pasaba un mes recorriendo Europa todos los años (“Siempre viajo el 6 de enero”, le había dicho antes). El prelado respondió que compraba ropa y luego la tiraba, a fin de no engrosar su equipaje y viajar más cómodo. Yo, que estaba ya curtido de ver la vida que llevaban curas y obispos en la Roma juanpablista, me escandalicé].

En cambio otros obispos que pasan por más austeros y con menos plumas que Laguna, hacen lo mismo de otro modo. Por ejemplo, hace pocos días fue canonizada Santa María Antonia de Paz y Figueroa (Mama Antula) por voluntad del Papa Francisco. Pues bien, ya explicamos en este blog el modo en que la congregación fundada por la nueva santa fue saqueada por voluntad del entonces Arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, apropiándose de enormes propiedades que poseían en la Ciudad de Buenos Aires y de la codiciada alcancía del Santuario San Cayetano de Liniers.

En fin, que las Cartas provinciales de Castellani no han perdido actualidad, y ya no solamente se aplican a la vida de los religiosos sino del clero secular también. Y si viviera el pobre cura en estos años, ya no escribiría solamente tres cartas, sino tres tomos.

45 comentarios:

  1. Si hiciera un artículo como este sobre la castidad, no queda uno en pie

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    1. Ay,Jesús clavado en la cruz!
      Don Pelayo que Dios te perdone por difamar!
      Porque reparar en esta vida un comentario como el tuyo no es posible!
      Dios te perdone!

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    2. Y tampoco está bien dejar en evidencia a un hermano.

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    3. No doy nombres porque eso sí sería difamar... pero son incontables. Y no solo los que se hicieron públicos tipo Bargalló o peor aún Maccarone. Conozco párrocos que hicieron abortar a sus novias; y el obispo supo, pero no hizo nada y persiguió a lo laicos que lo denunciaron. Y había grabaciones del cura en cuestión entrando repetidas veces a la casa de su novia. Y la novia confesó todo.
      Y no me hagan seguir....

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    5. Don Pelayo: ¿conoce más de un párroco que hizo abortar a su novia? Porque lo pone en plural. No dudo de que ese hecho pueda haber ocurrido en más de una ocasión, sino el hecho de que conozca a más de un párroco que lo haya hecho.

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    6. Don Pelayo, denuncie.
      No por aquí, ciertamente, porque no es lugar.
      Pero a esos malditos hay que exponerlos, porque igual es lo único que les importa, ya que no tienen temor de Dios.

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    7. Anónimo de las 7:41; yo soy el segundo que usted nombra, mi comentario no era para don Pelayo sino para su crítico.
      De todos modos usted mismo podría aplicarse lo que a mí me achaca: no tiene derecho a juzgar si busco o no la Verdad y la Santidad.
      Parece que es usted quien tiene códigos de la calle al fin y al cabo.

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  2. Convencido desde siempre que por más que las quieran separar la política y la religión están indisolublemente unidas, mirando la foto de los Gordos enriquecidos de la iglesia argentina que sin disimulo la conducen a una catástrofe anunciada, no pude evitar relacionarla con otra de los Gordos enriquecidos de CGT, responsables de la tragedia argentina especialmente en los últimos cuarenta años.
    Otra prueba de esa íntima relación entre la política y la religión la veo entre Francisco y Pedro Sánchez, el presidente de España.
    Mientras Francisco llora por los rincones avergonzado del pasado glorioso de la Iglesia que durante siglos fue el vigilante del mundo denunciando sus errores, Sánchez se siente avergonzado del glorioso pasado de la España católica, de sus santos, de sus héroes y sus mártires que cumpliendo el mandato divino, se lanzaron a la mar llevando la Cruz de la Salvación a millones de paganos y salvajes.
    El resultado está a la vista, tanto la Iglesia como el mundo ya tomaron la última curva de la historia y nos conducen sin frenos hacia la catástrofe inevitable.
    El castigo ya está en marcha, que la Santa Ira Dios tenga piedad de nosotros porque no quedará enemigo en pie.

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    1. ¡Qué me lo van a acusar de gordofóbico, Fuenteviejuna!

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    2. No me imagino a Jesus gordo como estos transfugas. El cuerpo tambien habla y muestra como vive una persona, por otro lado, gordos de la CGT es como le llaman todos, includo rn los medios.

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    3. Ojo, Anónimo, que Santo Tomás de Aquino no era flacucho, precisamente, no por nada le decían "el Buey mudo".
      No vayamos a acabar vetando de la Santidad o de la Sabiduría a todos los gordos por el sólo hecho de ser gordos...

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  3. Feligres de las catacumbas20 de mayo de 2024, 15:18

    Dicen que el testamento es para poder cumplirle la ultima voluntad al parroco.
    Quisiera poder ver que sucedería cuando el parroco ponga que quiere los funerales segun el ritual antiguo o con ornamentos negros...

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    1. Conocí un caso de terror. Un sacerdote que tenía una hija reconocida murió. El obispo de su diócesis lo sabía y sabía perfectamente que todos los bienes que el padre tenía eran de su hija.
      El padre, como muchos, tenía un coche a nombre de la diócesis, porque con eso pagaba menos patente y tenían un seguro corporativo. Y obviamente el obispo se lo quedó sin decir palabra. Jamás dijo que sabía que el auto le correspondía a la hija. Lo único que dijo cínicamente fue que si el coche estaba a nombre de la diócesis era de la diócesis. Otra que buen pastor, un ladrón y salteador.

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    2. Y antes que nada una persona sin fe, ni moral.

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    3. "ille fur est, et latro", sale en el evangelio que se lee hoy

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    4. Si el coche estaba a nombre de la diócesis era de la diócesis...

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    5. Claro, eso fue lo que dijo el obispo. Como los pungas dicen que la plata que robaron en el subte es de ellos y el verdadero dueño no puede probar que ese dinero era suyo.
      Fur et latro.

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  4. Pregunta: ¿A qué se refiere con la frase "Yo, que estaba ya curtido de ver la vida que llevaban curas y obispos en la Roma juanpablista, me escandalicé"?

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  5. Muy actual. Pero si el padre Castellani levantara la cabeza...

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  6. Esos 4 facinerosos de la foto meten miedo

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  7. En San Isidro es imposible olvidar los viajes de Laguna acompañado por sus elegidos. Eran tiempos en los que un viaje a Europa era algo extraordinario, aún en la vida de una persona de clase alta. Todo a costa de la Iglesia. Bueno, todo no. En muchos casos los pasajes los pagaba el estado nacional, especialmente los años del Proceso. Bastaba decir que se trataba de una misión eclesiástica. Hablamos de la década de 1970.
    Pero luego de que se fue Laguna de San Isidro vino Casaretto. Parecía más austero. Y, seguramente, lo era. Sin embargo despilfarró cientos miles de dólares (recordemos que en la década de 1980, con 15 mil dólares se podía comprar un departamento y que un contador o un abogado algunos meses ganaba 80 dólares); todo en manos del presidente de la Acción Católica, hermano de un sacerdote. Este hombre sabía que la bicicleta financiera en la que había puesto la plata de la curia explotaba, no fue capaz de aconsejarles que la retiraran. La película Plata dulce en la Iglesia.

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  8. Qué paradoja! El P. Buela y los suyos se llenaron siempre la boca de Castellani y terminaron haciendo lo que Castellani critica. Hacían sus reuniones de la cúpula en playas lujosas tomando blue label, para decidir los destinos de una congregación pobre y misionera.

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    1. La vida misma de Castellani.
      Siempre tuvo falsos amigos, y después de muerto no es la excepción.

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    2. Un blue label no se le niega a nadie.

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    3. Cuándo? Dónde? Fuentes? De lo contrario, disculpas publicas. Y nada de "un conocido me lo contó". que fácil es hablar desde la impunidad de un teclado....

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  9. No comenté nada en el artículo del jueves xq no podía agregar nada. Tanto el post como muchos de los comentarios eran suficientes y contundentes.
    Esta nueva entrada me sugiere un "amontonar brasas sobre su cabeza", que desde hace ya muchos años, obispos y sacerdotes vienen haciendo.
    Varios amigos de mi juventud abrazaron el sacerdocio; luego conocí a muchos seminaristas y asistí a innumerables ordenaciones. Y con los años (a veces, a los pocos días) vi la defección de muchos. No procedían de seminarios progre, sino de los más tradicionales que había en los 70-80-90.
    Dos fueron, en todos los casos, la causa próxima de la deserción: faltascontra la castidad o faltas contra la pobreza. Esto último, no apropiándose del dinero de la parroquia (alguno hubo), sino engolosinándose con el poder.
    Lo más triste de todo es que, devueltos a la vida laical, en un 90% de los casos, los que se creían grandes mentes y poderosos señores, se ven obligados a realizar tareas de ordenanza o a poner un kiosko. Algunos, que dejan cuando ya han engendrado 2 o 3 hijos, vueltos al ruedo, no saben qué hacer para dar de comer a sus niños.
    Es un espectáculo tristísimo.
    De todos los conocí en sus años de formación y que luego colgaron, me atrevo a afirmar que no les faltó formación intelectual (ni filosófica ni teológica). Les faltó ascetismo y comprensión del Misterio Salvífico. Es lo mismo que adolecen los obispos argentinos, con menos teología y peor filosofía.
    Ni el pecado contra l castidad podrá abrirles los ojos y salvarlos de la soberbia. No porque no caigan, de forma natural o contranatura, sino que eso "no es pecado si es por amor". Como dice el slogan presidencial argentino: "No la ven".
    Dios se apiadd de ellos y de nosotros.

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  10. Es curioso que por ejemplo Mons Pedro Daniel Martinez, no recomendaba a sus seminaristas leer a Castellani…

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  11. Deje de calumniar que Buela no puede defenderse

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  12. Interesante nota sobre Mujica (más alláde lo que se diga de Menem) https://www.laprensa.com.ar/Menem-o-Mugica-544831.note.aspx
    Nuestros obispos proponen el modelo de sacerdote a uno de los responsables de llevar a tantos jóvenes católicos a la lucha armada fratricida.

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  13. Hay dos cosas que no tienen los obispos argentinos, fe y hambre.
    Wooster

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    1. Genial!!! El comentario más acertado!!!!

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  14. A mí el único obispo de su país que me parece digno, y me puedo equivocar porque soy español, es el emérito Baseotto. Y, por desgracia, ya no está muy bien de salud.

    Decían que no era malo tampoco el auxiliar de Zarate-Campana, Justo Rodríguez Gallego, pro tampoco tengo tantas referencias como para estar seguro.

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  15. Se llenan la boca de la palabra Pastores. Hasta editan una revista con ese nombre que obligan a los sacerdotes para que la compren y viven haciendo negocios inmobiliarios o despilfarros.

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  16. Un cura amigo me dijo el otro día que su obispo jamás le pregunta cómo está, porque tiene miedo que le pida plata.

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  17. Yo le rindo solamente cuentas a Dios, dijo un obispo en plena reunión de clero a los sacerdotes que le preguntaron por el uso del dinero recaudado en el fondo de ayuda sacerdotal.
    Los montos de ese fondo en la actualidad debería superar los 400.000.000 pesos. Probablemente no haya todo eso, porque el obispo usó ese dinero para sus gastos personales y los de su secretario durante 7 años.
    El fondo había sido constituido para ayuda a los sacerdotes con necesidades. Se nota que el obispo considera que él y su secretario son necesitados aunque cada uno tiene su cuantioso sueldo.

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    1. Se refiere a un ordinario que llegó trasladado de una diócesis del interior de una provincia mediterránea a un ordinariato militar? Discípulo dilecto de un sanisidrense de triste memoria mencionado más arriba.

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    2. Exactamente. Uno que en este preciso momento está en Roma de viaje, para variar.

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    3. Anónimo de las 12:50 Si es ése, ahora mismo está en Roma por enésima vez. Qualis pater, talis filius.

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  18. Santiago dónde está mí autoooo...

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  19. Así que Laguna era hijo de un almacenero.... eso explica las ansias de ascenso que tenía y ese amaneramiento que él creía refinado.

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  20. Pues si bien es un poco off topic, se nota que Castellani tenía algún problema con la obediencia. Eso de autorizar en un caso a robar un libro a un religioso, es otra de las locuras castellinianas.

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    1. Vamos a suponer todos, que usted se ha leído todos los escritos de Castellani, con particular atención a los pasajes donde trata sobre la obediencia...

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